* «Vale la pena ser sacerdote y hacer el Reino de Dios entre nosotros; esta sociedad necesita mucho la ayuda de Dios y yo quiero estar con ellos… Un cura del siglo XXI tiene que llevar el evangelio diciendo lo mismo de siempre pero de forma actual, con un mensaje que provoque a todos, jóvenes y adultos. Para ello hay que gastar tiempo y tener ganas de estar con las personas. Que el sacerdote sea una persona que les eduque de forma suave, de forma cariñosa sin hacer grandes teologías»
jueves, 16 de mayo de 2019
Pablo Dorado, 27 años, se salió del seminario, tuvo novia, intentó alistarse al ejército y «un día mi madre me puso contra la espada y la pared y decidí volver… Quiero ser cura para servir a los demás»
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