* «En ese momento, como una voz en el corazón, llena de autoridad, sentí: Confiésate. Me quedé helada, sabía que eso no venía de mí, porque era lo último que quería hacer en ese momento. Entonces empecé a pensar que no estaría mal, al menos intentarlo, era mucho tiempo sin confesar, sería largo, pero no tenía nada que perder y el cuerpo me pedía confesar, no podía pensar en otra cosa durante todo el día. El 5 de agosto de 2010 me confesé, durante una hora, hacía más de un año y medio de mi última confesión. Tras la confesión seguía sintiéndome la peor persona del mundo, yo me sabía perdonada, pero yo a mí misma no podía perdonarme todo lo que había hecho, me daba vergüenza mirar al sacerdote, entonces él me miró con ternura y me dijo: “Anda vete, y después de comulgar, dile a la Virgen Inmaculada que abrace a su Inmaculada, Ella que es todo pureza, te va a devolver tu dignidad, si él ya te ha perdonado, ¿cómo tú todavía no? ¿Eres tú más que él?”…»
* «Medjugorje para mí es todo. Mi vida, mi vocación… y si consigo entrar en el cielo será gracias a esto. En Medjugorje conocí a mi marido, en Medjugorje estoy criando a mis hijos, en Medjugorje formé mi familia, en Medjugorje me convertí. Medjugorje lo es todo para mí. Fue como el hospital para mi alma»
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