26 de marzo de 2024.- (Camino Católico) Es Martes Santo, y el obispo auxiliar de Madrid, Mons. Jesús Vidal, nos propone en la meditación de hoy, emitida por 13 TV, continuar esta Semana Santa como discípulo de Jesús, tomando como referencia el segundo anuncio de la pasión que hace el Señor en el evangelio según San Marcos y dice que “es Tiempo para aprender del Señor”.
En estos momentos, Jesús y sus discípulos atraviesan Galilea de manera discreta mientras el Señor les instruía. Un silencio que, asegura Mons. Jesús Vidal, es necesario en Semana Santa: “Necesitamos unos días de descanso, pero no se trata de descansar de cualquier manera. Son días para estar con la familia y los amigos, pero sobre todo es un tiempo para aprender del Señor. Y eso requiere que bajemos un poco el ruido que nos rodea habitualmente”, ha señalado.
En este segundo anuncio, continúa explicando el obispo auxiliar de Madrid, encontramos una síntesis de lo que se vive estos días: Jesús fue entregado en manos de los hombres, lo mataron y, después de muerto, resucitó. Un acontecimiento, apunta Vidal, que no quedó en el pasado, sino que nos afecta a todos en el presente: “Murió por nosotros y, así, también podremos participar de su resurrección. Resucitó para que nosotros un día resucitemos también con él”, ha subrayado.
A diferencia del primer anuncio, en el que Pedro se llevó a parte a Jesús para contradecirle, en esta ocasión todos callan pese a que no entienden nada: “No sólo no entienden qué quiere decir Jesús, sino que no pueden acogerlo en el corazón porque están centrados en ellos mismos. Y Jesús se da cuenta de esto porque ve que andan discutiendo por el camino”.
En este ambiente tenso llegan a Cafarnaúm, a la orilla del lago de Galilea en la que Jesús había iniciado su misión. En ese momento, el Señor no duda en preguntar a sus discípulos sobre qué discutían en el trayecto. Las discusiones eran sobre quién era el más importante, del predominio de unos sobre otros. En realidad, apunta el obispo auxiliar de Madrid en su meditación del Martes Santo, la mayoría de nuestras discusiones tratan de esto mismo, de ser más que otros.
“¿Cuándo es la última vez que he discutido con alguien? ¿Con mi marido, con mi mujer, con mis padres, con mis hijos… con un compañero de trabajo o con uno que me ha hecho una jugada con el coche por la calle, con cualquiera? ¿Por qué he discutido? Seguro que en el fondo se trata de ver quién es más importante. Esto muchas veces no aparece a las claras, sino que se esconde en pensamientos del tipo: “qué injusticia…” “no me han tratado bien, como me merezco…” “no me dan importancia…” Cuando nos llevan la contraria nos enfadamos porque nos sentimos minusvalorados, y entonces estalla la ira, alzamos la voz y aparecen los malos modos”, ha alertado.
Ante tales discusiones de los apóstoles, Jesús pone un niño en medio y dice: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todo” para, a continuación, abrazar al chico.
“Quien acoge a un niño, quien acoge a uno porque es pobre o débil o necesitado, acoge a Jesús y acoge al Padre que le ha enviado. En el fondo, en nuestros enfados y peleas, nos reconocemos nosotros mismos necesitados de ser acogidos. Todos necesitamos ser acogidos. A eso ha venido el Señor, a traernos el abrazo del Padre”, ha puntualizado Mons. Jesús Vidal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario