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jueves, 26 de diciembre de 2024

Papa Francisco en el Ángelus, 26-12-2024: «¿Sé querer el bien como Jesús y San Esteban incluso para quienes me hacen sufrir?»

* «Aunque a primera vista Esteban parece sufrir impotente la violencia, en realidad, como hombre verdaderamente libre, sigue amando incluso a sus asesinos y ofrece su vida por ellos, como Jesús que ofrece la vida para que se arrepientan y, perdonados, puedan tener el don de la vida eterna»

    

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «Una de las acciones que caracterizan los Jubileos es la remisión de las deudas. Por tanto, animo a todos a sostener la campaña de Caritas Internationalis llamada “Transformar la deuda en esperanza”, para aliviar los países agobiados por deudas insostenibles y promover el desarrollo. La cuestión de la deuda está ligada a la de la paz y la del mercado negro de armamentos. ¡Basta de colonizar a los pueblos con las armas! Trabajemos por el desarme, trabajemos contra el hambre, contra las enfermedades, contra el trabajo infantil. ¡Y recemos, por favor, por la paz en el mundo entero! Paz en la atormentada Ucrania, en Gaza, Israel, Myanmar, Kivu del Norte y muchos otros países en guerra» 


 26 de diciembre de 2024.- (Camino Católico)  En la memoria de San Esteban, el primer mártir de la historia, antes de rezar el Ángelus, Francisco recuerda a los cristianos perseguidos y asesinados, hoy, a causa de su fe, invita a rezar por ellos e imitar a los mártires en su voluntad de hacer conocer el don de la salvación y del perdón a todos. Y reflexiona preguntando: “¿Sé querer el bien como Jesús y San Esteban incluso para quienes me hacen sufrir?”

El Papa, en su saludo después del Ángelus, el día en que se celebra la memoria de San Esteban, pide trabajar por "el desarme, contra el hambre, las enfermedades y el trabajo infantil". Su oración por la paz en el mundo, el saludo a los judíos que celebran Hanukkah y a los peregrinos que cruzan la Puerta Santa: "Un hermoso signo que expresa ir hacia Jesús que nos permite entrar en su Reino de amor, alegría y paz". En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

FIESTA DE SAN ESTEBAN PROTOMARTÍR

PAPA FRANCISCO

ÁNGELUS

Plaza de San Pedro
Jueves, 26 de diciembre de 2024

Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz fiesta! ¡Feliz fiesta a todos!

Hoy, inmediatamente después de Navidad, la liturgia celebra a San Esteban, el primer mártir. El relato de su lapidación se encuentra en los Hechos de los Apóstoles (cfr. 6,8-12; 7,54-60), y nos lo presenta mientras, al morir, reza por sus asesinos. Y esto nos hace reflexionar: en efecto, aunque a primera vista Esteban parece sufrir impotente la violencia, en realidad, como hombre verdaderamente libre, sigue amando incluso a sus asesinos y ofrece su vida por ellos, como Jesús (cfr. Jn 10,17-18; Lc 23,34); ofrece la vida para que se arrepientan y, perdonados, puedan tener el don de la vida eterna.

De este modo, el diácono Esteban se nos presenta como testigo de ese Dios que tiene un solo gran deseo: «que todos se salven» (1Tm 2,4) -este es el deseo del corazón de Dios-, que nadie se pierda (cfr. Jn 6,39; 17,1-26). Esteban es testigo de este Padre -nuestro Padre- que quiere el bien y sólo el bien para cada uno de sus hijos, siempre; el Padre que no excluye a ninguno, el Padre que nunca se cansa de buscarlos (cfr. Lc 15,3-7) y de acogerlos cuando, después de haberse alejado, regresan arrepentidos a Él (cfr. Lc 15,11-32), y el Padre que no se cansa de perdonar. Recuerden esto: Dios perdona siempre y Dios perdona todo.

Volvamos a Esteban. Desgraciadamente, también hoy hay, en diversas partes del mundo, muchos hombres y mujeres perseguidos, a veces hasta la muerte, a causa del Evangelio. Lo que hemos dicho de Esteban también vale para ellos. No se dejan matar por debilidad, ni para defender una ideología, sino para hacer partícipes a todos del don de la salvación. Y lo hacen, en primer lugar, por el bien de sus asesinos, por sus asesinos… y rezan por ellos.

Nos ha dejado un ejemplo muy hermoso el Beato Christian de Chergé, que llamó a su asesino «amigo del último minuto».

Preguntémonos entonces, cada uno de nosotros: ¿siento el deseo de que todos conozcan a Dios y todos se salven? ¿Sé querer el bien incluso para quienes me hacen sufrir? ¿Me intereso por los muchos hermanos perseguidos a causa de la fe y rezo por ellos?

Que María, Reina de los Mártires, nos ayude a ser testigos valientes del Evangelio para la salvación del mundo.

Oración del Ángelus:                         


Angelus Dómini nuntiávit Mariæ.

Et concépit de Spíritu Sancto.

Ave Maria…


Ecce ancílla Dómini.

Fiat mihi secúndum verbum tuum.

Ave Maria…


Et Verbum caro factum est.

Et habitávit in nobis.

Ave Maria…


Ora pro nobis, sancta Dei génetrix.

Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.


Orémus.

Grátiam tuam, quǽsumus, Dómine,

méntibus nostris infunde;

ut qui, Ángelo nuntiánte, Christi Fílii tui incarnatiónem cognóvimus, per passiónem eius et crucem, ad resurrectiónis glóriam perducámur. Per eúndem Christum Dóminum nostrum.


Amen.


Gloria Patri… (ter)

Requiem aeternam…


Benedictio Apostolica seu Papalis


Dominus vobiscum.Et cum spiritu tuo.

Sit nomen Benedicat vos omnipotens Deus,

Pa ter, et Fi lius, et Spiritus Sanctus.


Amen.



Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:


Queridos hermanos y hermanas:


Les renuevo a todos ustedes mis deseos de una santa Navidad. En estos días he recibido muchos mensajes y muestras de cercanía. Deseo dar las gracias a todos de corazón: a cada persona, a cada familia, a las parroquias y a las asociaciones. ¡Gracias a todos!


Ayer por la tarde comenzó la fiesta de las luces, Hanukkah, que celebran durante ocho días nuestros hermanos y hermanas hebreos en el mundo, a quienes envío mis mejores deseos de paz y fraternidad.


Y les saludo a todos ustedes, romanos y peregrinos de Italia y de varios países. Pienso que muchos han realizado un recorrido jubilar que conduce a la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro. Es un hermoso signo, un signo que expresa el sentido de nuestra vida: ir al encuentro de Jesús, que nos ama y nos abre su Corazón para hacernos entrar en su reino de amor, de alegría y de paz.


Esta mañana he abierto una Puerta Santa, después de la de San Pedro, en la cárcel romana de Rebibbia. Ha sido como, por así decirlo, “la catedral del dolor y de la esperanza”.


Una de las acciones que caracterizan los Jubileos es la remisión de las deudas. Por tanto, animo a todos a sostener la campaña de Caritas Internationalis llamada “Transformar la deuda en esperanza”, para aliviar los países agobiados por deudas insostenibles y promover el desarrollo.


La cuestión de la deuda está ligada a la de la paz y la del mercado negro de armamentos. ¡Basta de colonizar a los pueblos con las armas! Trabajemos por el desarme, trabajemos contra el hambre, contra las enfermedades, contra el trabajo infantil. ¡Y recemos, por favor, por la paz en el mundo entero! Paz en la atormentada Ucrania, en Gaza, Israel, Myanmar, Kivu del Norte y muchos otros países en guerra.


Les deseo a todos un feliz día de fiesta. Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta la vista!


Francisco


Fotos: Vatican Media, 26-12-2024

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