2 de julio de 2021.- (Camino Católico) Homilía del Cardenal Arzobispo de Barcelona y Presidente de la Conferencia Episcopal Española, monseñor Juan José Omella en la Misa de clausura del Congreso Internacional Avilista, emitida por 13 TV desde la Basílica de San Juan de Ávila en Montilla, en el 75 aniversario de la declaración por parte del Papa Pío XII de San Juan de Ávila como patrono del clero secular español.
El Cardenal Omella ha recordado que como San Juan de Ávila quien su espiritualidad y sus escritos “son una luz que iluminan nuestra vida” y ha querido resaltar en su homilía cinco facetas del Santo Doctor. Por un lado, que fue una persona tocada por el amor de Dios, “se sentía profundamente amado por Dios y vivió su vida entregado a un encuentro gozoso con Él”. “San Juan de Ávila nos encomendó que orásemos todo el día y que tuviéramos una relación con Dios como la amigos de siempre”, ha explicado.
Por otro lado, ha puesto de manifiesto que fue un modelo de caridad pastoral, un hombre de oración y un pobre que sirvió a los pobres. “Durante toda su vida trató de tener los mismos sentimientos que Cristo Buen Pastor, su vida fue un reflejo del Amor del Padre, una persona que amaba a los demás y que se preocupaba por las necesidades de todas las personas que Dios había puesto en su camino, hasta tal punto, que ya no era suyo, sino de los que lo necesitaban”, ha recordado. Asimismo, ha instado a los presbíteros a seguir la enseñanza del Maestro y continuar dando testimonio de Jesucristo con la verdad, “pese a las acusaciones o momentos de dificultad que viva la Iglesia”.
Al igual que hacía el Doctor de la Iglesia Universal, el Cardenal ha animado a los fieles a sustentarse en la oración: “nuestro Santo cree que nuestra tarea solo dará fruto si potenciamos la oración y dejamos que nos transforme”. Asimismo, ha pedido a todos “vivir una caridad permanente como San Juan de Ávila, quien en su predicación y en su vida, atendía a todos como un ‘mendigo ante Dios’, con corazón humilde y sintiendo a los pobres como hermanos”.
Finalmente, ha definido al Maestro como “un sacerdote enamorado de la eucaristía” y ha pedido a Dios que, por intercesión de Juan de Ávila, se fortalezca nuestra fe y nos anime a ser testigos de la buena nueva del Evangelio. “Que el Señor nos conceda vocaciones al ministerio, pero que sean santos como San Juan de Ávila”.