* «Recuerdo despertar de esta horrible pesadilla y salir a mi jardín e intentar orar y sentir como si esa parte de mí que creía en Dios hubiera desaparecido por completo. Como si me estuviera acercando a una puerta cerrada Durante esas noches sin dormir, me encontraba, por alguna razón, empezando a meditar sobre la historia de San Maximiliano Kolbe, que cambió su vida por salvar a otro… Cuando no podía realmente creer en Dios o en los milagros, podía creer en el ejemplo de amor que podía entrar en la oscuridad solo para estar conmigo. Creo que eso es lo que necesitan las personas que dudan y que están sufriendo»