* ”La enfermedad nos saca de nuestro sueño de omnipotencia, nos ayuda -si nos dejamos- a encontrarnos en nuestra fragilidad y humanidad y ahí Dios se hace evidente. Tras la etapa de rebeldía ante el dolor, puede llegar un sentido de entrega, acogida, desde la dependencia. Puede ser muy bonito. Aprendes a valorar y ser valorado por quien eres, no por lo que haces”
16 de febrero de 2012.-Tiene 39 años y lleva toda su vida misionera en Egipto o Israel. En la zona C, tierra de nadie militarizada, convive con beduinos empobrecidos. En Tel Aviv, atiende víctimas del tráfico de esclavos del Sinaí. Leer más...