Debemos partir del presupuesto que un apostolado o actividad apostólica por parte de los laicos se concibe como resultado de un solo fin: propagar el Reino de Cristo en toda la tierra. “La Iglesia ha nacido con el fin de que, por la propagación del Reino de Cristo en toda la tierra, para gloria de Dios Padre, todos los hombres sean partícipes de la redención salvadora, y por su medio se ordene realmente todo el mundo hacia Cristo. Toda la actividad del Cuerpo Místico, dirigida a este fin, se llama apostolado, que ejerce la Iglesia por todos sus miembros y de diversas maneras; porque la vocación cristiana, por su misma naturaleza, es también vocación al apostolado. Como en la complexión de un cuerpo vivo ningún miembro se comporta de una forma meramente pasiva, sino que participa también en la actividad y en la vida del cuerpo, así en el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, "todo el cuerpo crece según la operación propia, de cada uno de sus miembros"1
Esta extensión del Reino de Cristo empeña distintos medios y se materializa en distintas formas. El Reino de Cristo 2 al materializarse ya en este mundo requiere de hombres y mujeres que dediquen sus fuerzas para que las realidades temporales queden también impregnadas del reino de Cristo: “Por tanto, la misión de la Iglesia no es sólo anunciar el mensaje de Cristo y su gracia a los hombres, sino también el impregnar y perfeccionar todo el orden temporal con el espíritu evangélico.” 3
Apostolado es por tanto toda acción que tienda a hacer que llegue el Reino de Cristo, de forma que todas las actividades temporales estén vivificadas por el evangelio. Las realidades temporales abarcan una gama inmensa y por lo tanto las actividades para impregnar de espíritu evangélico dichas realidades, son bastísimas.
Pero, ante la diversidad de actividades que pueden darse para lograr este advenimiento del Reino de Cristo, puede suceder que el esfuerzo sólo quede a medio camino, es decir, que el laico se quede solamente en el saneamiento de las realidades temporales, sin pasar a la evangelización de las mismas.
En los últimos años, por una lectura incompleta o parcial del Concilio Vaticano II, se ha querido reducir la labor de la Iglesia en ciertos sectores a una labor meramente social. Parte de este problema se ha dado por no entender lo que el Concilio Vaticano II deseaba y en parte también por desdeñar la eficacia del evangelio en la solución integral a los problemas del hombre. Se ha hecho una división neta entre bienestar humano y espiritualidad, siendo que ambas realidades son únicas y complementarias.
Benedicto XVI lo ha hecho notar al clarificar la diferencia entre la caridad en la Iglesia y la mera acción social. “Cuantos trabajan en las instituciones caritativas de la Iglesia deben distinguirse por no limitarse a realizar con destreza lo más conveniente en cada momento, sino por su dedicación al otro con una atención que sale del corazón, para que el otro experimente su riqueza de humanidad. Por eso, dichos agentes, además de la preparación profesional, necesitan también y sobre todo una « formación del corazón »: se les ha de guiar hacia ese encuentro con Dios en Cristo, que suscite en ellos el amor y abra su espíritu al otro, de modo que, para ellos, el amor al prójimo ya no sea un mandamiento por así decir impuesto desde fuera, sino una consecuencia que se desprende de su fe, la cual actúa por la caridad.4
Apostolado no es voluntariado, en dónde la acción viene centrada únicamente en el hombre. Quien hace voluntariado realiza el bien, pero sólo a nivel humano, es una acción que beneficia a los individuos, a la sociedad. Beneficia a quien la realiza pues su conciencia queda tranquila y contenta. Beneficia a quien recibe la acción, pues logra un mayor bienestar en cualquier nivel. Beneficia a la sociedad por el bien material que se realiza con aquella obra, aliviando alguna necesidad específica. Pero no se hace apostolado. El apostolado parte del hombre, llega a Dios y vuelve a los hombres. Porque el apostolado es un acto de amor que sale del corazón de un hombre y se dirige, en primer lugar a Dios, para luego llegar a los hombres. Se hace el bien, no a los hombres, sino a Dios que se encarna en las necesidades de los hombres. Y la necesidad primordial de un hombre es la de ser evangelizado, es decir, la de ser llevado al encuentro con Cristo, conocer el evangelio y salvar su vida.
No cabe duda que a través de la acción social, del voluntariado se puede encontrar a Dios. “La doctrina de la Iglesia, en efecto, pone de relieve siempre con mayor evidencia los lazos profundos existentes entre las exigencias evangélicas de su misión y el empeño generalizado de los pueblos en favor de la promoción de la persona y de una sociedad digna del hombre. Evangelizar, para la Iglesia, es llevar la Buena Nueva a todos los estratos de la humanidad y, gracias a su influjo, transformar desde dentro a la humanidad misma: criterios de juicio, valores determinantes, modos de vida, abriéndolos a una visión integral del hombre.”5
Pero es necesario discernir para no quedarse simplemente en una labor de voluntariado, sino ejercer un verdadero apostolado, de forma que las almas puedan encontrar a Dios. Ya sea las almas que hacen el apostolado y las almas que se benefician del apostolado.
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Citas Bibliográficas
1 Concilio Vaticano II, Decreto Apostolicam actuositatem, 18.11.1965,n.2.
2 Para una mayor profundización en este tema, recomendamos la lectura del libro del Papa Benedicto XVI, Joseph Ratzinger, Gesù di Nazareth, Ed. Rizzoli, 2007.
3 Concilio Vaticano II, Decreto Apostolicam actuositatem, 18.11.1965, n.5.
4 Benedicto XVI, Carta Encíclica Deus caritas est, 25.12.2005, n.31a.
5 Sagrada congregación para los religiosos e institutos seculares, Religiosos y promoción humana, 25 -28.4.1978, introducción.
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Fuente: Catholic.net
martes, 13 de noviembre de 2007
lunes, 12 de noviembre de 2007
Somos de Dios / Autora: Catalina de Jesús
Queridos amigos:
Hoy sólo quiero contaros cómo he descubierto que todos los conocimientos del mundo son nada comparado con la Grandeza de Dios, con Su Inmensidad, con Su Belleza, con Su Infinitud....Nuestros intentos de saber, de conocer, se queda en nada, porque Él lo desborda todo.Nuestra mente es tan pequeña...
Pero, en cambio, nuestra alma está hecha por Él con "truco",como en un molde,para poder unirse con Dios.Sólo en ese molde "encaja" totalmente...
Esta es GRAN VERDAD de nuestra vida:
Estamos hechos para Él.
Le pertenecemos a Él.
Él es nuestro único Dueño.
Esta es la verdad que vamos a descubrir en plenitud cuando lleguemos a la otra vida.Y lejos de entristecernos, nos va a llenar de alegría, al comprender cuán grande es su Amor por nosotros, y que felicidad tan inmensa tendremos con Él.
Pero cuánto nos cuesta aquí aún, en este mundo, comprender esta verdad...
Creemos que somos de las personas que amamos, y que ellas nos pertenecen también a nosotros.Aún no podemos entender del todo ,que todos somos sólo de Dios y que nuestro amor por ellos se tiene que ir purificando, hasta que comprendamos que ellos son también de Dios,y lleguemos a quererles tanto...que sólo deseemos su felicidad en Dios.
Si fuesemos capaces de ver cómo Él va a colmar todas nuestras ansias de dicha en esa unión, no podríamos ya poner los ojos más que en Él.Y todo nuestro corazón y nuestro amor por los demás estaría en llevarles hacia Él, en dejar que Él les ame a través nuestro.
Y ya no necesitaríamos llenar nuestra cabeza de ideas y pensamientos sobre Dios...porque Él ya se habría hecho para siempre fuerte en nuestro corazón, llenándolo de una dicha mucho más grande que todo el saber de este mundo...
Hoy sólo quiero contaros cómo he descubierto que todos los conocimientos del mundo son nada comparado con la Grandeza de Dios, con Su Inmensidad, con Su Belleza, con Su Infinitud....Nuestros intentos de saber, de conocer, se queda en nada, porque Él lo desborda todo.Nuestra mente es tan pequeña...
Pero, en cambio, nuestra alma está hecha por Él con "truco",como en un molde,para poder unirse con Dios.Sólo en ese molde "encaja" totalmente...
Esta es GRAN VERDAD de nuestra vida:
Estamos hechos para Él.
Le pertenecemos a Él.
Él es nuestro único Dueño.
Esta es la verdad que vamos a descubrir en plenitud cuando lleguemos a la otra vida.Y lejos de entristecernos, nos va a llenar de alegría, al comprender cuán grande es su Amor por nosotros, y que felicidad tan inmensa tendremos con Él.
Pero cuánto nos cuesta aquí aún, en este mundo, comprender esta verdad...
Creemos que somos de las personas que amamos, y que ellas nos pertenecen también a nosotros.Aún no podemos entender del todo ,que todos somos sólo de Dios y que nuestro amor por ellos se tiene que ir purificando, hasta que comprendamos que ellos son también de Dios,y lleguemos a quererles tanto...que sólo deseemos su felicidad en Dios.
Si fuesemos capaces de ver cómo Él va a colmar todas nuestras ansias de dicha en esa unión, no podríamos ya poner los ojos más que en Él.Y todo nuestro corazón y nuestro amor por los demás estaría en llevarles hacia Él, en dejar que Él les ame a través nuestro.
Y ya no necesitaríamos llenar nuestra cabeza de ideas y pensamientos sobre Dios...porque Él ya se habría hecho para siempre fuerte en nuestro corazón, llenándolo de una dicha mucho más grande que todo el saber de este mundo...
Philippe Madre, psiquiatra: «Una paralítica se curó gracias a la oración de sanación»
Publicamos la entrevista realizada el 3 de diciembre de 2003 por Mónica Vazques en el Diario La Razón al Dr. Philippe Madre, psiquiatra.
El psiquiatra ateo que se convirtió al presenciar un milagro, Philippe Madre, sanó por medio de la oración de intercesión a una paralítica.
Ante una audiencia de 50.000 personas, la mujer salió a dar testimonio y al escucharla, doce paralíticos comenzaron a caminar.
¬ En Francia muchos periodistas le han preguntado por qué no todos se sanan al acudir a la oración de intercesión ¿qué ha respondido?
¬ No todos se sanan porque Dios no es un mago, el poder de Dios es un poder de amor. Dios sana a unas cuantas personas del total de los enfermos y esas personas son para manifestar su amor a los hombres. Lo que importa en la sanación es el testimonio. Dios no habla sólo a la persona que está sanando sino a todas las que ven el signo. Un testimonio de sanación fortifica la fe de quien lo ve o quien lo oye.
¬ ¿Cómo fue el milagro de la mujer paralítica?
¬ Antes de la misa, el sacerdote y yo habíamos rezado. Recibí una convicción interior de que Dios quería curar a una de las personas paralíticas.
Milagros de la misericordia
Así que cuando llegué al sitio, comencé a observar a los paralíticos y tuve la percepción de que esa persona no estaba presente. Durante la homilía llegó una muchacha en silla de ruedas y Dios puso en mi corazón la certeza de que era ella, así que terminé rápido la homilía y me fui al encuentro de esa mujer. Le pregunté si pensaba que Dios podía hacer algo por ella y me dijo «yo querría pero tengo mucho miedo, no es posible para mí».
¬ ¿Por qué estaba paralítica?
¬ Porque hacía dos años se había caído en un pozo y se había fracturado la columna vertebral. Estuvo más de un día en el fondo del pozo sin que nadie la encontrara y las hormigas comenzaron a comerse sus piernas. Médicamente estaba definitivamente paralítica. Como yo estaba seguro, aunque no puedo explicar esta certeza, le dije «vamos a orar para que seas liberada de tu temor». Recé con ella durante unos minutos y ella temblaba de miedo y empezó a sentir fuerzas en sus piernas y en diez minutos estaba andando normalmente.
¬ ¿Qué ocurrió después?
¬ Todo el mundo estaba sorprendido y le pedí que diera su testimonio. Mientras ella lo daba doce personas paralíticas fueron también curadas.
¬ ¿Para qué Dios da el don de sanación?
¬ La sanación es el signo de la compasión de Dios pero sólo un signo porque la compasión es más importante que la sanación. La compasión consiste en que Dios visita la pobreza del hombre, para reavivarle, para volverle a la vida. Dios viene a darle un sentido a la vida y al sufrimiento. Aquel que encuentra un sentido a su sufrimiento es mucho más feliz que aquel que simplemente es sanado.
¬ ¿Es posible consolar el corazón de Dios?
¬ Consolar quiere decir unirnos a alguien en su soledad. El corazón de Dios está lleno de compasión por los hombres que sufren. Pero uno de los sufrimientos de Dios es que está muy solo para tener compasión por los que sufren. Como nos ama, Él invita a algunos a que nos unamos para tener compasión por aquellos que sufren. Lo grande del cristianismo es la compasión por aquel que sufre porque nos ha sido dado ver a esa persona con toda su dignidad.
Amor por los que sufren
¬ ¿Cómo podemos ser compasivos con los demás?
¬ La base de la compasión es una relación de amor con Dios mismo. Él nos da a compartir los sentimientos de su corazón, así que permite que seamos movidos a la compasión como Él lo fue cuando le traían a los enfermos, a los moribundos.
¬ ¿Por qué no todos los hombre se adhieren a la fe?
¬ El hombre está siendo atraído por falsas imágenes de felicidad. Todos los hombres están hechos para la felicidad, la verdadera felicidad es Dios. El hombre tiene la libertad de reformularse la libertad de otra manera; por ejemplo, en esta sociedad europea una de las grandes imágenes de felicidad es el placer inmediato sin importar lo que venga después. Con esa imagen de felicidad cuesta mucho oír la voz de Dios.
¬ ¿Qué diferencia hay entre la virtud de la fe y el carisma de la fe?
¬ La virtud de la fe es la fe de los creyentes. El carisma de fe es una gracia transitoria, una exactitud interior que se siente de repente, se orienta hacia una persona que nosotros no conocemos, con la exactitud de que Dios quiere hacer una cosa por ella. Con este carisma, Dios viene también a liberar a la persona de ese miedo. La Razón – España. DIC. 2003.
Carta a Pinocho: Cuando te enamores.... / Autor: Albino Luciani
Querido Pinocho,
Tenía siete años cuando leí por primera vez tus Aventuras. No podría decirte cuánto me gustaron ni cuántas veces he vuelto a leerlas desde entonces. La verdad es que en ti, niño, me reconocía a mí mismo; en tu ambiente, mi ambiente.
¡Cuántas veces corrías por el bosque, a través de los campos, por la playa, por las calles! Y contigo corrían la Zorra y el Gato, el perro Medoro, los niños de la batalla de los libros. Parecían mis carreras, mis compañeros, las calles y los campos de mi aldea.
Corrías a ver los carromatos que llegaban a la plaza; también yo. Te quejabas, retorcías la boca, metías la cabeza bajo las sábanas antes de beber la amarga medicina; también yo. La rebanada de pan con mantequilla por los dos lados, el pastel de canela, el terrón de azúcar y, en algunos casos, hasta un huevo, una pera, o incluso sus mondaduras, representaban un manjar delicioso para ti, glotón y hambriento como estabas; lo mismo me pasaba a mí.
También yo, al ir y venir de la escuela, me veía enzarzado en "batallas": con bolas de nieve en invierno; a puñetazos y patadas en todas las estaciones del año; unas veces "encajaba"; otras, daba, tratando siempre de equilibrar el "haber" con el "debe" y de no lloriquear en casa, donde, si me hubiera quejado, me habrían quizá dado "el resto".
Y ahora has vuelto. Ya no hablas desde las páginas del libro, sino desde la pantalla de TV. Pero sigues siendo el mismo niño de otro tiempo.
Yo, en cambio, he envejecido. Me encuentro ya, si se puede hablar así, al otro lado de la barricada. Ya no me reconozco en ti, sino en tus consejeros: el maestro Gepeto, Pepe Grillo, el Mirlo, el Papagayo, la Luciérnaga, el Cangrejo, la Marmota.
Ellos intentaron - ¡ay!, sin éxito, excepto en el caso del Atún - darte consejos para tu vida de niño.
Yo intento dártelos para tu futuro de muchacho y de joven. ¡Mucho cuidado! ¡Ni se te ocurra tirarme a mí también el martillo, porque no estoy dispuesto a acabar como el pobre Pepe Grillo!
***
¿Te has dado cuenta de que no he nombrado al Hada entre tus "consejeros"? No me gusta su sistema. Cuando te persiguen los asesinos, llamas desesperado a su puerta; ella se asoma a la ventana con su rostro blanco, como una figura de cera, se niega a abrirte y deja que te cuelguen de un árbol.
Te libra, sí, más tarde, de la encina, pero luego te gasta la pesada broma de meter en tu cuarto de enfermo a aquellos cuatro conejos, negros como el betún, con un pequeño ataúd a sus espaldas.
Aún más. Escapado por milagro de la sartén del Pescador verde, vuelves a casa aterido de frío cuando la noche está ya entrada y el agua cae a cántaros sobre tus espaldas. El Hada hace que te encuentres con la puerta cerrada y, tras muchas llamadas desesperadas, te envía al Caracol, que tarda nueve horas en bajar desde el cuarto piso y en llevarte - medio muerto como estás de hambre - un pan de yeso, un pollo de cartón y cuatro melocotones de alabastro pintados al natural.
Bueno, no se trata así a los niños que se equivocan, sobre todo si están entrando, o han entrado ya, en la edad llamada preciosa o, también, difícil, que va de los 13 a los 16 años, y que de ahora en adelante será la tuya, Pinocho.
La probarás: edad difícil, tanto para ti como para tus educadores. Ya no eres un niño, y rechazarás la compañía, las lecturas, los juegos de los pequeños; pero tampoco eres un hombre, y te sentirás incomprendido y casi rechazado por los adultos.
Y mientras pasas por la extraña experiencia de un rápido crecimiento físico, tendrás la impresión de encontrarte de improviso con unas piernas kilométricas, unos brazos de Briareo y una voz extrañamente cambiada, insólita, irreconocible.
Sentirás una fuerte necesidad de afirmar tu yo: por una parte, entrarás en conflicto con el ambiente de la familia y del colegio; por otra, entrarás a velas desplegadas en la solidaridad de las "pandillas". Por un lado, exiges independencia de la familia; por otro, tienes hambre y sed de ser aceptado por tus compañeros y de depender de ellos.
¡Cuánto miedo a ser distinto de los demás! Adonde va la pandilla, allí quieres ir también tú. Los chistes, el lenguaje y los pasatiempos de los demás los haces tuyos. Vistes como ellos visten: un mes, todos en sweater y vaqueros; al siguiente, todos con cazadoras de cuero, pantalones de color, cordones blancos sobre botas negras. En unas cosas, anticonformistas; en otras, sin daros siquiera cuenta, conformistas al cien por ciento.
¡Y de humor mudable! Hoy, tranquilo y dócil, como cuando tenías 10 años; mañana, arisco como un ulceroso de 70. Hoy quieres ser aviador, mañana estás decidido a ser actor de teatro. Hoy, audaz y despreocupado; mañana, tímido y casi ansioso. ¡Cuánta paciencia, cuánta indulgencia, cuánto amor y comprensión deberá tener contigo el maestro Gepeto!
Hay más: te volverás introspectivo, es decir, comenzarás a mirar dentro de ti y descubrirás cosas nuevas. Aflorará en ti la melancolía, la necesidad de soñar con los ojos abiertos, el sentimiento e incluso el sentimentalismo. Y hasta podrá ocurrir que, en séptimo u octavo de EGB, te "enamores", como el joven David Copperfield, que decía: "Adoro a miss Shepherd. Es una chica de chaquetilla corta, cara redonda y cabellos rizados. Cuando estoy en la iglesia, no puedo leer el misal porque tengo que mirar a miss Shepherd. Pongo a miss Shepherd entre los miembros de la familia real..., en mi cuarto a veces me siento impulsado a exclamar: '¡Oh, miss Shepherd!'... Me gustaría saber por qué he regalado secretamente a miss Shepherd doce nueces. No son un símbolo de afecto... y, sin embargo, siento que es un regalo que le va bien. También doy a miss Shepherd insípidas galletas e innumerables naranjas... Miss Shepherd es la única visión que invade mi alma".
"¿Cómo es posible que, en el espacio de unas pocas semanas, rompa con ella? Se dice por ahí que prefiere al señorito Jones... Un día miss Shepherd hace un gesto al pasar a mi lado y se ríe con su amiga. Todo ha terminado. La devoción de toda una vida ha desaparecido. Miss Shepherd sale de la función religiosa de la mañana dominical, y la familia real ya no la reconoce".
Le pasó a Copperfield. Les pasa a todos. ¡Te pasará también a ti, Pinocho!
***
Pero ¿cómo te ayudarán tus "consejeros"?
Durante el "fenómeno de crecimiento", tu nuevo Pepe Grillo debería ser el viejo Vittorino de Feltre, un pedagogo que quiso mucho a los niños de tu edad y que dio una gran importancia en la educación a los ejercicios al aire libre.
La equitación, el salto, la natación, la esgrima, la caza, la pesca, el tiro al arco, el canto. Pretendía, con estos medios, crear un ambiente sereno en su "Casa alegre" y dar una salida útil a la exuberancia física de sus jóvenes alumnos. De muy buen grado habría hecho suyo lo que más tarde diría Parini:
"¿Qué no podrá hacer un alma audaz
si tiene vida en miembros fuertes?"
Luego, tu amigo Atún, que te llevó sano y salvo a la orilla cuando saliste del vientre del tiburón podrá ayudarte, con su calma y fuerza persuasiva, en la próxima crisis de la autoafirmación de que te he hablado.
Hoy, el sueño de vosotros jóvenes no es sólo el automóvil. Vosotros soñáis con todo un garaje de autos morales: autoelección, autodecisión, autogobierno, autonomía. Hace muy poco, unos muchachos de Bolzano comenzaron una autoescuela dirigida por ellos mismos.
"Justo, diría con su típica calma el sabio Atún, llegar a la autodecisión. Pero poco a poco, paso a paso. No se puede pasar de repente de la total obediencia de niño a la plena autonomía de adulto". Ni se puede usar hoy, para todo, el método duro de un tiempo. A medida que vayas creciendo en edad, Pinocho, crecerá en ti el deseo de autonomía. Pues, bien, haz que crezca también - con la ayuda externa de buenos educadores - la recta conciencia de tus derechos y deberes; haz que crezca el sentido de la responsabilidad, para usar bien de la tan deseada autonomía.
Escucha cómo eran educados, hace más de un siglo, los hermanos Visconti - Venosta. Uno de ellos, Giovanni, era escritor; el otro, Emilio, un político de nuestro Risorgimento: "Uno de los métodos de educación de mi padre consistía en estar con sus hijos el mayor tiempo posible, en exigirnos una confianza ilimitada, devolviéndonos mucha por su parte, y en considerarnos como personas un poco superiores a nuestra edad. Así inculcaba en nosotros el sentido de la responsabilidad y del deber. Nos trataba como a hombres pequeños, cosa que nos halagaba bastante. Por ello nos esforzábamos también por estar a la altura".
***
En tu viaje hacia la autonomía, chocarás quizá, querido Pinocho, como casi todos los jóvenes entre los 17 y los 20 años, con un difícil escollo: el problema de la fe.
Respirarás, en efecto, objeciones antirreligiosas como se respira el aire, en el colegio, en la fábrica, en el cine, etc. Si tu fe es un montón de buen trigo, vendrá todo un ejército de ratones a tomarlo por asalto. Si es un traje, cien manos tratarán de desgarrártelo. Si es una casa, el pico querrá derribarla piedra a piedra. Tendrás que defenderte: hoy, de la fe sólo se conserva lo que se defiende.
Y ten presente dos cosas..
Primera: toda certeza merece estima, aunque no comparta la evidencia de la matemática. La existencia de Napoleón, César o Carlomagno no goza de la certeza del 2 + 2 = 4, pero no por ello deja de ser cierta con una certeza humana, histórica. Del mismo modo es también cierto que existió Cristo, que los apóstoles lo vieron muerto y luego resucitado.
Segunda cosa: al hombre le es necesario el sentido del misterio. De nada sabemos todo, decía Pascal. Sé muchas cosas de mí mismo, pero no todo. No sé exactamente qué es mi vida, mi inteligencia, el grado de mi salud, etc. ¿Cómo puedo entonces pretender comprender y saber todo de Dios?
Las objeciones más frecuentes que oirás irán dirigidas contra la Iglesia. Podrá quizá ayudarte una anécdota contada por Pitigrilli. En Londres, en Hyde Park, un predicador está hablando al aire libre. De cuando en cuando lo interrumpe un individuo despeinado y sucio. "La Iglesia existe desde hace ya dos mil años - salta de repente el individuo - y el mundo está todavía lleno de ladrones, de adúlteros, de asesinos". "Tiene usted razón - responde el predicador -. Pero hace también dos millones de siglos que existe el agua en el mundo y mire cómo tiene usted el cuello".
En otras palabras: ha habido malos Papas, malos sacerdotes, malos católicos. Pero ¿qué significa eso? ¿Que se ha aplicado el Evangelio? No, todo lo contrario. En esos casos no se ha aplicado el Evangelio.
Pinocho mío, sobre los jóvenes hay dos frases famosas. Te recomiendo la primera, de Lacordaire: "Ten una opinión y hazla valer". La segunda es de Clemenceau, y no te la recomiendo en absoluto: "No tiene ideas, pero las defiende con ardor".
***
¿Puedo volver a David Copperfield? El recuerdo de miss Shepherd se ha alejado de él, desde hace algún tiempo, y David, ahora con 17 años, se vuelve a enamorar. Esta vez adora a la señorita Larkins. Se siente feliz con tal de poder hacerle una reverencia cada día. Sólo encuentra alivio si se pone los mejores trajes y se limpia continuamente los zapatos. Sueña: «¡Ay!, si mañana viniera Larkins padre y me dijera: 'Mi hija me ha contado todo. Toma 20 mil libras esterlinas. Sed felices'». Sueña con su tía, que se emociona y bendice su matrimonio. Pero, mientras él sueña, la chica se casa con un cultivador de lúpulo.
David pasa dos semanas hundido: se quita el anillo, se pone los peores trajes, deja de darse brillantina, no se limpia ya los zapatos.
Más tarde llegó el flechazo de Dora: "Era un ser sobrehumano para mí. Era un hada, una sílfide... no sé qué era... todo lo que nadie ha visto jamás... Quedé engullido por un abismo de amor en un instante... precipitado, de cabeza, antes de haberle dicho una sola palabra".
Son citas transparentes: a través de ellas se vislumbran los problemas del amor y del noviazgo, para el que deberás también prepararte, querido Pinocho.
Sobre este punto, algunos defienden hoy una moral muy permisiva. Pero, aún admitiendo que en el pasado se ha sido un poco demasiado rígidos en este tema, los jóvenes no deben aceptar esa permisividad. Su amor debe ser con A mayúscula, hermoso como una flor, precioso como una joya, y no vulgar como un fondo de vaso.
Conviene que acepten imponerse algún sacrificio y mantenerse alejados de personas, lugares y diversiones que les sirvan de ocasión de mal. "No tenéis confianza en mí", dices, "Sí, la tenemos, pero no es desconfianza recordar que todos estamos expuestos a tentaciones. Y sí es, en cambio, amor quitar del camino, al menos, las tentaciones innecesarias".
Mira a los automovilistas: encuentran policías de tránsito, semáforos, pasos peatonales, sentidos únicos, prohibiciones de estacionamiento, cosas todas que, a primera vista, parecen fastidios y límites contra el conductor, cuando en realidad están ahí en su favor, porque lo ayudan a conducir con mayor seguridad.
Y si un día tienes novia - Shepherd o Larkins o Dora -, respétala. Defiéndela de ti mismo. ¿Quieres que se conserve intacta para ti? Muy bien, pero tú consérvate del mismo modo para ella y no hagas caso de ciertos amigos que cuentan sus "hazañas", alardeando y creyéndose "unos machotes" por sus aventuras con mujeres. El verdadero "machote", el hombre fuerte, es el que sabe conquistarse a sí mismo y toma su puesto en las filas de los jóvenes, que son la aristocracia de las almas. Mientras se es novio, el amor debe procurar no tanto el placer sensual cuanto la alegría espiritual y sensible; ha de manifestarse de manera afectuosa, sí, pero correcta y digna.
Consejos parecidos han de impartirse también a la otra parte, con tal que sepa aguantar los "sermones".
"Querida Dora (o señorita Larkins o Shepherd) - le dice su madre -, déjame que te recuerde una ley biológica. La chica, por lo general, tiene mayor dominio de sí que el chico en el aspecto sexual. Si el hombre es más fuerte físicamente, la mujer lo es espiritualmente. Podría casi decirse que Dios decidió hacer depender la bondad de los hombres de la de la mujer. Mañana dependerán un poco de ti el alma de tu marido y las de tus hijos. Hoy, la de tus amigos y la de tu novio. Debes, pues, tener sentido común por dos y saber decir que no en ciertas cosas, incluso cuando todo parecería invitar a decir que sí. El novio mismo, si es bueno, te lo agradecerá en sus mejores momentos y se dirá: 'Mi Dora tiene razón. Tiene una conciencia y la obedece. Mañana me será fiel'. La novia demasiado fácil, en cambio, no ofrece las mismas garantías y corre el riesgo de sembrar desde ahora, con su condescendencia demasiado despreocupada, semillas peligrosas, de las que brotarán en un futuro celos y sospechas por parte del marido".
Aquí paro, Pinocho, pero no me salgas ahora con que no venía a cuento hablar de Dora. Cuando eras niño, tenías al Hada, primero como hermana y luego como madre. Ahora eres adolescente y joven; la única hada que puede hacerte compañía es una novia o una esposa. ¡A no ser que quieras meterte a cura!
¡Pero no te veo la vocación!
Junio 1972
Tenía siete años cuando leí por primera vez tus Aventuras. No podría decirte cuánto me gustaron ni cuántas veces he vuelto a leerlas desde entonces. La verdad es que en ti, niño, me reconocía a mí mismo; en tu ambiente, mi ambiente.
¡Cuántas veces corrías por el bosque, a través de los campos, por la playa, por las calles! Y contigo corrían la Zorra y el Gato, el perro Medoro, los niños de la batalla de los libros. Parecían mis carreras, mis compañeros, las calles y los campos de mi aldea.
Corrías a ver los carromatos que llegaban a la plaza; también yo. Te quejabas, retorcías la boca, metías la cabeza bajo las sábanas antes de beber la amarga medicina; también yo. La rebanada de pan con mantequilla por los dos lados, el pastel de canela, el terrón de azúcar y, en algunos casos, hasta un huevo, una pera, o incluso sus mondaduras, representaban un manjar delicioso para ti, glotón y hambriento como estabas; lo mismo me pasaba a mí.
También yo, al ir y venir de la escuela, me veía enzarzado en "batallas": con bolas de nieve en invierno; a puñetazos y patadas en todas las estaciones del año; unas veces "encajaba"; otras, daba, tratando siempre de equilibrar el "haber" con el "debe" y de no lloriquear en casa, donde, si me hubiera quejado, me habrían quizá dado "el resto".
Y ahora has vuelto. Ya no hablas desde las páginas del libro, sino desde la pantalla de TV. Pero sigues siendo el mismo niño de otro tiempo.
Yo, en cambio, he envejecido. Me encuentro ya, si se puede hablar así, al otro lado de la barricada. Ya no me reconozco en ti, sino en tus consejeros: el maestro Gepeto, Pepe Grillo, el Mirlo, el Papagayo, la Luciérnaga, el Cangrejo, la Marmota.
Ellos intentaron - ¡ay!, sin éxito, excepto en el caso del Atún - darte consejos para tu vida de niño.
Yo intento dártelos para tu futuro de muchacho y de joven. ¡Mucho cuidado! ¡Ni se te ocurra tirarme a mí también el martillo, porque no estoy dispuesto a acabar como el pobre Pepe Grillo!
***
¿Te has dado cuenta de que no he nombrado al Hada entre tus "consejeros"? No me gusta su sistema. Cuando te persiguen los asesinos, llamas desesperado a su puerta; ella se asoma a la ventana con su rostro blanco, como una figura de cera, se niega a abrirte y deja que te cuelguen de un árbol.
Te libra, sí, más tarde, de la encina, pero luego te gasta la pesada broma de meter en tu cuarto de enfermo a aquellos cuatro conejos, negros como el betún, con un pequeño ataúd a sus espaldas.
Aún más. Escapado por milagro de la sartén del Pescador verde, vuelves a casa aterido de frío cuando la noche está ya entrada y el agua cae a cántaros sobre tus espaldas. El Hada hace que te encuentres con la puerta cerrada y, tras muchas llamadas desesperadas, te envía al Caracol, que tarda nueve horas en bajar desde el cuarto piso y en llevarte - medio muerto como estás de hambre - un pan de yeso, un pollo de cartón y cuatro melocotones de alabastro pintados al natural.
Bueno, no se trata así a los niños que se equivocan, sobre todo si están entrando, o han entrado ya, en la edad llamada preciosa o, también, difícil, que va de los 13 a los 16 años, y que de ahora en adelante será la tuya, Pinocho.
La probarás: edad difícil, tanto para ti como para tus educadores. Ya no eres un niño, y rechazarás la compañía, las lecturas, los juegos de los pequeños; pero tampoco eres un hombre, y te sentirás incomprendido y casi rechazado por los adultos.
Y mientras pasas por la extraña experiencia de un rápido crecimiento físico, tendrás la impresión de encontrarte de improviso con unas piernas kilométricas, unos brazos de Briareo y una voz extrañamente cambiada, insólita, irreconocible.
Sentirás una fuerte necesidad de afirmar tu yo: por una parte, entrarás en conflicto con el ambiente de la familia y del colegio; por otra, entrarás a velas desplegadas en la solidaridad de las "pandillas". Por un lado, exiges independencia de la familia; por otro, tienes hambre y sed de ser aceptado por tus compañeros y de depender de ellos.
¡Cuánto miedo a ser distinto de los demás! Adonde va la pandilla, allí quieres ir también tú. Los chistes, el lenguaje y los pasatiempos de los demás los haces tuyos. Vistes como ellos visten: un mes, todos en sweater y vaqueros; al siguiente, todos con cazadoras de cuero, pantalones de color, cordones blancos sobre botas negras. En unas cosas, anticonformistas; en otras, sin daros siquiera cuenta, conformistas al cien por ciento.
¡Y de humor mudable! Hoy, tranquilo y dócil, como cuando tenías 10 años; mañana, arisco como un ulceroso de 70. Hoy quieres ser aviador, mañana estás decidido a ser actor de teatro. Hoy, audaz y despreocupado; mañana, tímido y casi ansioso. ¡Cuánta paciencia, cuánta indulgencia, cuánto amor y comprensión deberá tener contigo el maestro Gepeto!
Hay más: te volverás introspectivo, es decir, comenzarás a mirar dentro de ti y descubrirás cosas nuevas. Aflorará en ti la melancolía, la necesidad de soñar con los ojos abiertos, el sentimiento e incluso el sentimentalismo. Y hasta podrá ocurrir que, en séptimo u octavo de EGB, te "enamores", como el joven David Copperfield, que decía: "Adoro a miss Shepherd. Es una chica de chaquetilla corta, cara redonda y cabellos rizados. Cuando estoy en la iglesia, no puedo leer el misal porque tengo que mirar a miss Shepherd. Pongo a miss Shepherd entre los miembros de la familia real..., en mi cuarto a veces me siento impulsado a exclamar: '¡Oh, miss Shepherd!'... Me gustaría saber por qué he regalado secretamente a miss Shepherd doce nueces. No son un símbolo de afecto... y, sin embargo, siento que es un regalo que le va bien. También doy a miss Shepherd insípidas galletas e innumerables naranjas... Miss Shepherd es la única visión que invade mi alma".
"¿Cómo es posible que, en el espacio de unas pocas semanas, rompa con ella? Se dice por ahí que prefiere al señorito Jones... Un día miss Shepherd hace un gesto al pasar a mi lado y se ríe con su amiga. Todo ha terminado. La devoción de toda una vida ha desaparecido. Miss Shepherd sale de la función religiosa de la mañana dominical, y la familia real ya no la reconoce".
Le pasó a Copperfield. Les pasa a todos. ¡Te pasará también a ti, Pinocho!
***
Pero ¿cómo te ayudarán tus "consejeros"?
Durante el "fenómeno de crecimiento", tu nuevo Pepe Grillo debería ser el viejo Vittorino de Feltre, un pedagogo que quiso mucho a los niños de tu edad y que dio una gran importancia en la educación a los ejercicios al aire libre.
La equitación, el salto, la natación, la esgrima, la caza, la pesca, el tiro al arco, el canto. Pretendía, con estos medios, crear un ambiente sereno en su "Casa alegre" y dar una salida útil a la exuberancia física de sus jóvenes alumnos. De muy buen grado habría hecho suyo lo que más tarde diría Parini:
"¿Qué no podrá hacer un alma audaz
si tiene vida en miembros fuertes?"
Luego, tu amigo Atún, que te llevó sano y salvo a la orilla cuando saliste del vientre del tiburón podrá ayudarte, con su calma y fuerza persuasiva, en la próxima crisis de la autoafirmación de que te he hablado.
Hoy, el sueño de vosotros jóvenes no es sólo el automóvil. Vosotros soñáis con todo un garaje de autos morales: autoelección, autodecisión, autogobierno, autonomía. Hace muy poco, unos muchachos de Bolzano comenzaron una autoescuela dirigida por ellos mismos.
"Justo, diría con su típica calma el sabio Atún, llegar a la autodecisión. Pero poco a poco, paso a paso. No se puede pasar de repente de la total obediencia de niño a la plena autonomía de adulto". Ni se puede usar hoy, para todo, el método duro de un tiempo. A medida que vayas creciendo en edad, Pinocho, crecerá en ti el deseo de autonomía. Pues, bien, haz que crezca también - con la ayuda externa de buenos educadores - la recta conciencia de tus derechos y deberes; haz que crezca el sentido de la responsabilidad, para usar bien de la tan deseada autonomía.
Escucha cómo eran educados, hace más de un siglo, los hermanos Visconti - Venosta. Uno de ellos, Giovanni, era escritor; el otro, Emilio, un político de nuestro Risorgimento: "Uno de los métodos de educación de mi padre consistía en estar con sus hijos el mayor tiempo posible, en exigirnos una confianza ilimitada, devolviéndonos mucha por su parte, y en considerarnos como personas un poco superiores a nuestra edad. Así inculcaba en nosotros el sentido de la responsabilidad y del deber. Nos trataba como a hombres pequeños, cosa que nos halagaba bastante. Por ello nos esforzábamos también por estar a la altura".
***
En tu viaje hacia la autonomía, chocarás quizá, querido Pinocho, como casi todos los jóvenes entre los 17 y los 20 años, con un difícil escollo: el problema de la fe.
Respirarás, en efecto, objeciones antirreligiosas como se respira el aire, en el colegio, en la fábrica, en el cine, etc. Si tu fe es un montón de buen trigo, vendrá todo un ejército de ratones a tomarlo por asalto. Si es un traje, cien manos tratarán de desgarrártelo. Si es una casa, el pico querrá derribarla piedra a piedra. Tendrás que defenderte: hoy, de la fe sólo se conserva lo que se defiende.
Y ten presente dos cosas..
Primera: toda certeza merece estima, aunque no comparta la evidencia de la matemática. La existencia de Napoleón, César o Carlomagno no goza de la certeza del 2 + 2 = 4, pero no por ello deja de ser cierta con una certeza humana, histórica. Del mismo modo es también cierto que existió Cristo, que los apóstoles lo vieron muerto y luego resucitado.
Segunda cosa: al hombre le es necesario el sentido del misterio. De nada sabemos todo, decía Pascal. Sé muchas cosas de mí mismo, pero no todo. No sé exactamente qué es mi vida, mi inteligencia, el grado de mi salud, etc. ¿Cómo puedo entonces pretender comprender y saber todo de Dios?
Las objeciones más frecuentes que oirás irán dirigidas contra la Iglesia. Podrá quizá ayudarte una anécdota contada por Pitigrilli. En Londres, en Hyde Park, un predicador está hablando al aire libre. De cuando en cuando lo interrumpe un individuo despeinado y sucio. "La Iglesia existe desde hace ya dos mil años - salta de repente el individuo - y el mundo está todavía lleno de ladrones, de adúlteros, de asesinos". "Tiene usted razón - responde el predicador -. Pero hace también dos millones de siglos que existe el agua en el mundo y mire cómo tiene usted el cuello".
En otras palabras: ha habido malos Papas, malos sacerdotes, malos católicos. Pero ¿qué significa eso? ¿Que se ha aplicado el Evangelio? No, todo lo contrario. En esos casos no se ha aplicado el Evangelio.
Pinocho mío, sobre los jóvenes hay dos frases famosas. Te recomiendo la primera, de Lacordaire: "Ten una opinión y hazla valer". La segunda es de Clemenceau, y no te la recomiendo en absoluto: "No tiene ideas, pero las defiende con ardor".
***
¿Puedo volver a David Copperfield? El recuerdo de miss Shepherd se ha alejado de él, desde hace algún tiempo, y David, ahora con 17 años, se vuelve a enamorar. Esta vez adora a la señorita Larkins. Se siente feliz con tal de poder hacerle una reverencia cada día. Sólo encuentra alivio si se pone los mejores trajes y se limpia continuamente los zapatos. Sueña: «¡Ay!, si mañana viniera Larkins padre y me dijera: 'Mi hija me ha contado todo. Toma 20 mil libras esterlinas. Sed felices'». Sueña con su tía, que se emociona y bendice su matrimonio. Pero, mientras él sueña, la chica se casa con un cultivador de lúpulo.
David pasa dos semanas hundido: se quita el anillo, se pone los peores trajes, deja de darse brillantina, no se limpia ya los zapatos.
Más tarde llegó el flechazo de Dora: "Era un ser sobrehumano para mí. Era un hada, una sílfide... no sé qué era... todo lo que nadie ha visto jamás... Quedé engullido por un abismo de amor en un instante... precipitado, de cabeza, antes de haberle dicho una sola palabra".
Son citas transparentes: a través de ellas se vislumbran los problemas del amor y del noviazgo, para el que deberás también prepararte, querido Pinocho.
Sobre este punto, algunos defienden hoy una moral muy permisiva. Pero, aún admitiendo que en el pasado se ha sido un poco demasiado rígidos en este tema, los jóvenes no deben aceptar esa permisividad. Su amor debe ser con A mayúscula, hermoso como una flor, precioso como una joya, y no vulgar como un fondo de vaso.
Conviene que acepten imponerse algún sacrificio y mantenerse alejados de personas, lugares y diversiones que les sirvan de ocasión de mal. "No tenéis confianza en mí", dices, "Sí, la tenemos, pero no es desconfianza recordar que todos estamos expuestos a tentaciones. Y sí es, en cambio, amor quitar del camino, al menos, las tentaciones innecesarias".
Mira a los automovilistas: encuentran policías de tránsito, semáforos, pasos peatonales, sentidos únicos, prohibiciones de estacionamiento, cosas todas que, a primera vista, parecen fastidios y límites contra el conductor, cuando en realidad están ahí en su favor, porque lo ayudan a conducir con mayor seguridad.
Y si un día tienes novia - Shepherd o Larkins o Dora -, respétala. Defiéndela de ti mismo. ¿Quieres que se conserve intacta para ti? Muy bien, pero tú consérvate del mismo modo para ella y no hagas caso de ciertos amigos que cuentan sus "hazañas", alardeando y creyéndose "unos machotes" por sus aventuras con mujeres. El verdadero "machote", el hombre fuerte, es el que sabe conquistarse a sí mismo y toma su puesto en las filas de los jóvenes, que son la aristocracia de las almas. Mientras se es novio, el amor debe procurar no tanto el placer sensual cuanto la alegría espiritual y sensible; ha de manifestarse de manera afectuosa, sí, pero correcta y digna.
Consejos parecidos han de impartirse también a la otra parte, con tal que sepa aguantar los "sermones".
"Querida Dora (o señorita Larkins o Shepherd) - le dice su madre -, déjame que te recuerde una ley biológica. La chica, por lo general, tiene mayor dominio de sí que el chico en el aspecto sexual. Si el hombre es más fuerte físicamente, la mujer lo es espiritualmente. Podría casi decirse que Dios decidió hacer depender la bondad de los hombres de la de la mujer. Mañana dependerán un poco de ti el alma de tu marido y las de tus hijos. Hoy, la de tus amigos y la de tu novio. Debes, pues, tener sentido común por dos y saber decir que no en ciertas cosas, incluso cuando todo parecería invitar a decir que sí. El novio mismo, si es bueno, te lo agradecerá en sus mejores momentos y se dirá: 'Mi Dora tiene razón. Tiene una conciencia y la obedece. Mañana me será fiel'. La novia demasiado fácil, en cambio, no ofrece las mismas garantías y corre el riesgo de sembrar desde ahora, con su condescendencia demasiado despreocupada, semillas peligrosas, de las que brotarán en un futuro celos y sospechas por parte del marido".
Aquí paro, Pinocho, pero no me salgas ahora con que no venía a cuento hablar de Dora. Cuando eras niño, tenías al Hada, primero como hermana y luego como madre. Ahora eres adolescente y joven; la única hada que puede hacerte compañía es una novia o una esposa. ¡A no ser que quieras meterte a cura!
¡Pero no te veo la vocación!
Junio 1972
¿Miedo? ¿Para qué? / Autor: Eto, Miembro de la Comunidad Canción Nueva
Tenemos que tener el coraje cristiano de ser dependientes de Dios
¿Qué es coraje? ¿Cómo debe ser la nuestra? Somos imagen y semejanza de Dios, y nuestras actitudes deben ser parecidas con las de los discípulos. En esta Palabra, Jesús nos dice que somos muy débiles y por eso Él nos orienta: “No tengáis miedo” (Mt 14,27).
A pesar de débiles, podemos descubrir, en nuestra flaqueza, que somos corajudos, pues, en la hora de la necesidad, tenemos fuerzas que no imaginábamos. Sólo descubrimos que la tenemos cuando sentimos miedo.
Tenemos que tener el coraje cristiano de ser dependientes de Dios, porque, muchas veces, Jesús nos va a dejar solos en el barco.
Los discípulos de Jesús, aún viendo las maravillas que Él realizaba, no tenían certeza de su poder.
Nosotros que creemos en Él, necesitamos tener el coraje de depender exclusivamente del Señor, y este coraje cristiano no puede confundirse con la prepotencia.
Ser fuerte con el débil es ser villano. Ser imprudente es la cosa más fácil. Cuando buscamos a alguien débil y acabamos con él, eso es imprudencia. Esa es el coraje del mundo, que necesita de la fuerza humana.
Necesitamos agarrarnos de Jesús con uñas y dientes, necesitamos actuar con voluntad divina y no mirar los obstáculos, las dificultades, los sacrificios realizados, sino enfrentarlos. Ese es el verdadero coraje cristiano.
“No hay en el mundo quien pueda destruir nuestra vida, pues ella está toda en las manos de Dios”. (San Estanislao)
Transformar a un débil en un fuerte es difícil, pero no es imposible. Abra su corazón, levante su cabeza. Todo lo puedes en Jesús.
¿Qué es coraje? ¿Cómo debe ser la nuestra? Somos imagen y semejanza de Dios, y nuestras actitudes deben ser parecidas con las de los discípulos. En esta Palabra, Jesús nos dice que somos muy débiles y por eso Él nos orienta: “No tengáis miedo” (Mt 14,27).
A pesar de débiles, podemos descubrir, en nuestra flaqueza, que somos corajudos, pues, en la hora de la necesidad, tenemos fuerzas que no imaginábamos. Sólo descubrimos que la tenemos cuando sentimos miedo.
Tenemos que tener el coraje cristiano de ser dependientes de Dios, porque, muchas veces, Jesús nos va a dejar solos en el barco.
Los discípulos de Jesús, aún viendo las maravillas que Él realizaba, no tenían certeza de su poder.
Nosotros que creemos en Él, necesitamos tener el coraje de depender exclusivamente del Señor, y este coraje cristiano no puede confundirse con la prepotencia.
Ser fuerte con el débil es ser villano. Ser imprudente es la cosa más fácil. Cuando buscamos a alguien débil y acabamos con él, eso es imprudencia. Esa es el coraje del mundo, que necesita de la fuerza humana.
Necesitamos agarrarnos de Jesús con uñas y dientes, necesitamos actuar con voluntad divina y no mirar los obstáculos, las dificultades, los sacrificios realizados, sino enfrentarlos. Ese es el verdadero coraje cristiano.
“No hay en el mundo quien pueda destruir nuestra vida, pues ella está toda en las manos de Dios”. (San Estanislao)
Transformar a un débil en un fuerte es difícil, pero no es imposible. Abra su corazón, levante su cabeza. Todo lo puedes en Jesús.
Las Misiones Populares / Autor: Hº Jaime Ruiz Castro CM
Las Misiones Populares no son un invento de San Vicente de Paúl, ni de San Antonio Maria Claret, ni de cualquier fundador de Orden religiosa o instituto misionero, a lo largo de toda la historia de la Iglesia se han realizado, como por ejemplo: San Vicente Ferrer que misionó todo el Reino de Valencia.
Tanto a San Vicente de Paúl como a San Antonio Maria Claret hay un factor exterior que les motiva en organizar una serie de Misiones Populares o Santas Misiones, ya que el Pueblo estaba desatendido en el orden temporal y en el orden espiritual y si tenía que cubrir las dos cosas, ya que la disciplina eclesiástica de estas épocas consideraba que “es necesario saber el misterio de la Santísima Trinidad y de la Encarnación para salvarse”, entonces se creía que estaban condenados al infierno por culpa de una dejadez de la Iglesia.
Las Misiones Populares, según nos recuerda el historiador vasco y sacerdote paúl Mitxel Olabuenaga , ha influido en la vida de la gente y en el desarrollo de la Sociedad. San Vicente crea en cada misión la asociación de las caridades en cada Parroquia para atender las necesidades de los pobres, durante el franquismo sirvió como canal para distribuir la ayuda de Cáritas americana y otras ayudas internacionales que recibía España con escasez o como anécdota del siglo XIX: en un pueblo de Mallorca llamaron la atención a un señor por no dejar de leer libros prohibidos en dos misiones que se distanciaba una de la otra un año.
Los predicadores carecían de creatividad, ya que se regían con un manual del misionero que contenía lo que tenía que decir y lo que tenía que hacer para llamar a todos los habitantes del pueblo a la conversión.
Con el Vaticano II, el sentir de la Iglesia cambia y a partir de 1975, las misiones dadas por los paúles cambian de dirección para potenciar más algunos puntos del plan pastoral parroquial o darle a la Parroquia una dimensión misioneras con la creación de las Comunidades Familiares de Caridad, que en otros sitios se llaman grupos de Misión o Asambleas Familiares Cristianas, siendo la Parroquia la Gran Comunidad de estas pequeñas Comunidades o la Gran Asamblea de estas pequeñas Asambleas.
Estos grupos es un puente de unión entre los alejados y la Parroquia ; la gente redescubre su parroquia y se dedican al servicio de ella. El CPT #15 pide que hagan Misiones Populares Renovadas y esto nos implica que vayamos con espíritu creativo para dar una respuesta a los nuevos retos que la sociedad nos presenta cada día y la Iglesia tiene la dolcísima obligación de dar una respuesta desde la fe a estos retos (GS1)
Tanto a San Vicente de Paúl como a San Antonio Maria Claret hay un factor exterior que les motiva en organizar una serie de Misiones Populares o Santas Misiones, ya que el Pueblo estaba desatendido en el orden temporal y en el orden espiritual y si tenía que cubrir las dos cosas, ya que la disciplina eclesiástica de estas épocas consideraba que “es necesario saber el misterio de la Santísima Trinidad y de la Encarnación para salvarse”, entonces se creía que estaban condenados al infierno por culpa de una dejadez de la Iglesia.
Las Misiones Populares, según nos recuerda el historiador vasco y sacerdote paúl Mitxel Olabuenaga , ha influido en la vida de la gente y en el desarrollo de la Sociedad. San Vicente crea en cada misión la asociación de las caridades en cada Parroquia para atender las necesidades de los pobres, durante el franquismo sirvió como canal para distribuir la ayuda de Cáritas americana y otras ayudas internacionales que recibía España con escasez o como anécdota del siglo XIX: en un pueblo de Mallorca llamaron la atención a un señor por no dejar de leer libros prohibidos en dos misiones que se distanciaba una de la otra un año.
Los predicadores carecían de creatividad, ya que se regían con un manual del misionero que contenía lo que tenía que decir y lo que tenía que hacer para llamar a todos los habitantes del pueblo a la conversión.
Con el Vaticano II, el sentir de la Iglesia cambia y a partir de 1975, las misiones dadas por los paúles cambian de dirección para potenciar más algunos puntos del plan pastoral parroquial o darle a la Parroquia una dimensión misioneras con la creación de las Comunidades Familiares de Caridad, que en otros sitios se llaman grupos de Misión o Asambleas Familiares Cristianas, siendo la Parroquia la Gran Comunidad de estas pequeñas Comunidades o la Gran Asamblea de estas pequeñas Asambleas.
Estos grupos es un puente de unión entre los alejados y la Parroquia ; la gente redescubre su parroquia y se dedican al servicio de ella. El CPT #15 pide que hagan Misiones Populares Renovadas y esto nos implica que vayamos con espíritu creativo para dar una respuesta a los nuevos retos que la sociedad nos presenta cada día y la Iglesia tiene la dolcísima obligación de dar una respuesta desde la fe a estos retos (GS1)
De la nueva era al evangelismo, del evangelismo a la Iglesia / Testimonio de Dennise C. (Bogotá, Colombia)
La ignorancia de Cristo la alejó de la Iglesia,
el conocimiento de Cristo la volvió a ella.
Aunque fui bautizada como católica, en realidad nunca lo fui realmente pues solo asistía a misa cuando alguien se casaba o se moría, no conocía el porque de los dogmas y doctrinas de la Iglesia y mis oídos nunca escucharon la voz de Dios en ninguna de las pocas misas a que asistí, viví hasta mis 32 años como cualquier otro animal: comiendo y durmiendo sin Dios ni ley, mi vida era todo un caos sin sentido, buscaba con afán el amor sin encontrarlo pues jamás se me ocurrió acudir a la fuente.
Mi hermano comenzó a leer muchos libros de la nueva era y me los prestaba para que yo también los leyera, lo creí todo, y en verdad me creía que por haber sido creada a imagen y semejanza de Dios, yo poseía poderes especiales todavía no desarrollados que podrían cambiar mi vida radicalmente, creí en la ley del karma y en la reencarnación, pero gracias a la misericordia de Dios no participe en ritos gnósticos ni me afiance en estas creencias pues por mis estudios no me quedaba mucho tiempo para hacerlo.
Como dos años después, mi hermano se convirtió al protestantismo, vino a mi para decirme que la nueva era era una mentira de Satanás para alejar a los hombres de Dios, me prestó libros, y esta vez algo en mi me dijo que esta SI era la verdad pero furiosa por haber sido engañada por la nueva era y por mi hermano, vino a mi una palabra que me ayudo:" MALDITO EL HOMBRE QUE CONFÍA EN EL HOMBRE", esta palabra hizo que yo comenzará a clamarle al Señor: "No permitas que yo vuelva a ser engañada NUNCA MÁS". El me escuchó y comencé a asistir esporádicamente la iglesia a la cual asistía mi hermano, estudiaba en la escuela dominical y llegue hasta bautizarme allí a pesar de la oposición de mi esposo, sin embargo sentía que algo me faltaba, no me sentía parte de esta iglesia y deseaba una iglesia mas activa, comenzó mi búsqueda infructuosa de esa iglesia cristiana que llenara todas mis expectativas.
Además algo dentro de mi me decía fuertemente que el odio que ellos expresaban hacia la Iglesia Católica con todos sus ataques no podían ser frutos del Espíritu Santo y "POR SUS FRUTOS LOS CONOCERÉIS". No entendía como ellos hablaban así de una Iglesia hermana y por otro lado mostraban misericordia hacia hindúes, testigos, mormones, masones y hasta satánicos, yo callaba todo esto pues no quería ser motivo de contienda en mi familia y no estaba bíblicamente lo suficientemente preparada para enfrentar a mi hermano.
Mi hermano me dijo al yo comentarle que no me sentía bien en su iglesia que orara mucho para que el Señor me mostrara cual era esa iglesia en donde yo pudiera servirle.
Por otro lado, yo vivía con mi esposo en unión libre desde mis 17 años, tenemos un hijo que ya cumplió los 18, mi hijo también asistía a esta iglesia conmigo pero en mí había un vacío porque mi esposo no quería saber nada de los protestantes, defendía con fervor a la Iglesia Católica porque antes de conocerme había pertenecido por tres años a una comunidad del Camino Neocatecumenal que le había dejado bien sembrada la semilla, pero no era practicante y eso unido a una palabra que se me repetía en mi mente "EL QUE NO VE PRIMERAMENTE POR LOS SUYOS, HA NEGADO SU FE"
Por esto comencé a rogarle a mi Señor que me llevara a una comunidad católica cristiana pues en el fondo de mi corazón yo sabía que existían pues ya había conocido a uno de "esos especimenes raros" en la persona de mi profesora de ética quien tenía un rostro radiante de amor hacia Jesús y es católica.
Por esta misma época mi Señor me llamó a arreglar mis asuntos con El, así que por "Estar sujeta a mi marido" me case por la Iglesia Católica en mayo del 2001, pues si el se negaba rotundamente a casarse en una iglesia cristiana y yo deseaba una bendición de Dios y no de un juez en mi hogar, no vi problema en casarme por lo Catolico, en mi familia fue todo un caos, ataques y discusiones, burlas y maldiciones, a pesar de todos me casé, y fue maravilloso, en verdad mi Señor ha venido a morar a nuestro hogar y ahora ya no somos dos sino tres pues EL está entre nosotros,
Mi esposo se mostraba reticente a ingresar a ninguno de los grupos católicos a los cuales asistíamos para conocerlos, el me decía que después de que alguien conoce el camino neocatecumenal ya no quiere despegarse de allí, yo me preguntaba que era eso que dejo tan gratamente impactado a mi esposo, y comencé a buscarlo, una llamada llegó una noche de julio del 2001 invitándonos a comenzar catequesis el 6 de agosto, asistimos los tres juntamente con mi papá y su esposa, casi de inmediato comencé a estudiar apologética católica y ahora después de año y medio de escudriñar las escrituras, la historia, el catecismo, los escritos de los padres de la iglesia y otros documentos puedo ASEGURARLE a cualquiera que lo dude en este momento que TODO lo que dicen los "cristianos evangélicos" sobre la Iglesia Católica es MENTIRA.
Hoy me siento infinitamente agradecida de estar en los dulces brazos de mi madre al lado de mi esposo y mi hijo, amo a mi Iglesia con todo mi corazón porque amo a JESUCRISTO quien es su Cabeza, el camino neocatecumenal es algo maravilloso no creo que haya nada más vivencialmente cristiano, estoy sirviendo como catequista en mi parroquia, y todo por la gracia y la misericordia del Amado, mi familia ya asimiló la idea aunque no volvimos a hablar de religión para evitar contiendas, pero sé que no comprenden como Dios me sacó de la iglesia evangélica para llevarme a la católica y que esto en el fondo de sus corazones los hace cuestionarse a si mismos.
Que mi Amada Santa y Virgen Maria, no me suelte nunca de su mano porque segura estoy que ella me llevará hacia mi Señor con toda seguridad y protección.
Gracias sean dadas al Padre por su misericordia, bondad y protección para la más pequeña de sus siervas, en el todopoderoso Nombre de mi amado Señor Jesucristo, a quien sea todo honor, poder y gloria por los siglos de los siglos, AMEN.
el conocimiento de Cristo la volvió a ella.
Aunque fui bautizada como católica, en realidad nunca lo fui realmente pues solo asistía a misa cuando alguien se casaba o se moría, no conocía el porque de los dogmas y doctrinas de la Iglesia y mis oídos nunca escucharon la voz de Dios en ninguna de las pocas misas a que asistí, viví hasta mis 32 años como cualquier otro animal: comiendo y durmiendo sin Dios ni ley, mi vida era todo un caos sin sentido, buscaba con afán el amor sin encontrarlo pues jamás se me ocurrió acudir a la fuente.
Mi hermano comenzó a leer muchos libros de la nueva era y me los prestaba para que yo también los leyera, lo creí todo, y en verdad me creía que por haber sido creada a imagen y semejanza de Dios, yo poseía poderes especiales todavía no desarrollados que podrían cambiar mi vida radicalmente, creí en la ley del karma y en la reencarnación, pero gracias a la misericordia de Dios no participe en ritos gnósticos ni me afiance en estas creencias pues por mis estudios no me quedaba mucho tiempo para hacerlo.
Como dos años después, mi hermano se convirtió al protestantismo, vino a mi para decirme que la nueva era era una mentira de Satanás para alejar a los hombres de Dios, me prestó libros, y esta vez algo en mi me dijo que esta SI era la verdad pero furiosa por haber sido engañada por la nueva era y por mi hermano, vino a mi una palabra que me ayudo:" MALDITO EL HOMBRE QUE CONFÍA EN EL HOMBRE", esta palabra hizo que yo comenzará a clamarle al Señor: "No permitas que yo vuelva a ser engañada NUNCA MÁS". El me escuchó y comencé a asistir esporádicamente la iglesia a la cual asistía mi hermano, estudiaba en la escuela dominical y llegue hasta bautizarme allí a pesar de la oposición de mi esposo, sin embargo sentía que algo me faltaba, no me sentía parte de esta iglesia y deseaba una iglesia mas activa, comenzó mi búsqueda infructuosa de esa iglesia cristiana que llenara todas mis expectativas.
Además algo dentro de mi me decía fuertemente que el odio que ellos expresaban hacia la Iglesia Católica con todos sus ataques no podían ser frutos del Espíritu Santo y "POR SUS FRUTOS LOS CONOCERÉIS". No entendía como ellos hablaban así de una Iglesia hermana y por otro lado mostraban misericordia hacia hindúes, testigos, mormones, masones y hasta satánicos, yo callaba todo esto pues no quería ser motivo de contienda en mi familia y no estaba bíblicamente lo suficientemente preparada para enfrentar a mi hermano.
Mi hermano me dijo al yo comentarle que no me sentía bien en su iglesia que orara mucho para que el Señor me mostrara cual era esa iglesia en donde yo pudiera servirle.
Por otro lado, yo vivía con mi esposo en unión libre desde mis 17 años, tenemos un hijo que ya cumplió los 18, mi hijo también asistía a esta iglesia conmigo pero en mí había un vacío porque mi esposo no quería saber nada de los protestantes, defendía con fervor a la Iglesia Católica porque antes de conocerme había pertenecido por tres años a una comunidad del Camino Neocatecumenal que le había dejado bien sembrada la semilla, pero no era practicante y eso unido a una palabra que se me repetía en mi mente "EL QUE NO VE PRIMERAMENTE POR LOS SUYOS, HA NEGADO SU FE"
Por esto comencé a rogarle a mi Señor que me llevara a una comunidad católica cristiana pues en el fondo de mi corazón yo sabía que existían pues ya había conocido a uno de "esos especimenes raros" en la persona de mi profesora de ética quien tenía un rostro radiante de amor hacia Jesús y es católica.
Por esta misma época mi Señor me llamó a arreglar mis asuntos con El, así que por "Estar sujeta a mi marido" me case por la Iglesia Católica en mayo del 2001, pues si el se negaba rotundamente a casarse en una iglesia cristiana y yo deseaba una bendición de Dios y no de un juez en mi hogar, no vi problema en casarme por lo Catolico, en mi familia fue todo un caos, ataques y discusiones, burlas y maldiciones, a pesar de todos me casé, y fue maravilloso, en verdad mi Señor ha venido a morar a nuestro hogar y ahora ya no somos dos sino tres pues EL está entre nosotros,
Mi esposo se mostraba reticente a ingresar a ninguno de los grupos católicos a los cuales asistíamos para conocerlos, el me decía que después de que alguien conoce el camino neocatecumenal ya no quiere despegarse de allí, yo me preguntaba que era eso que dejo tan gratamente impactado a mi esposo, y comencé a buscarlo, una llamada llegó una noche de julio del 2001 invitándonos a comenzar catequesis el 6 de agosto, asistimos los tres juntamente con mi papá y su esposa, casi de inmediato comencé a estudiar apologética católica y ahora después de año y medio de escudriñar las escrituras, la historia, el catecismo, los escritos de los padres de la iglesia y otros documentos puedo ASEGURARLE a cualquiera que lo dude en este momento que TODO lo que dicen los "cristianos evangélicos" sobre la Iglesia Católica es MENTIRA.
Hoy me siento infinitamente agradecida de estar en los dulces brazos de mi madre al lado de mi esposo y mi hijo, amo a mi Iglesia con todo mi corazón porque amo a JESUCRISTO quien es su Cabeza, el camino neocatecumenal es algo maravilloso no creo que haya nada más vivencialmente cristiano, estoy sirviendo como catequista en mi parroquia, y todo por la gracia y la misericordia del Amado, mi familia ya asimiló la idea aunque no volvimos a hablar de religión para evitar contiendas, pero sé que no comprenden como Dios me sacó de la iglesia evangélica para llevarme a la católica y que esto en el fondo de sus corazones los hace cuestionarse a si mismos.
Que mi Amada Santa y Virgen Maria, no me suelte nunca de su mano porque segura estoy que ella me llevará hacia mi Señor con toda seguridad y protección.
Gracias sean dadas al Padre por su misericordia, bondad y protección para la más pequeña de sus siervas, en el todopoderoso Nombre de mi amado Señor Jesucristo, a quien sea todo honor, poder y gloria por los siglos de los siglos, AMEN.
Tres griegos y cuatro ingleses / Autor: Juan Antonio Ruíz
Victoria estaba acostada en su cama, agotada después de un día intenso en la universidad. Apoyada boca abajo sobre sus brazos, recordaba todo el transcurso del día, mientras un mechón rizado de su pelo le caía por la cara, ocultando uno de sus claros y grandes ojos verdes. Las clases de matemáticas la habían desgastado más de lo normal. Pero la arquitectura le gustaba mucho y no podía echarse para atrás. ¡Gajes del oficio!
Para distraerse un poco, antes de empezar el estudio, sacó de su bolsa la cajita en donde guardaba sus cosas más personales e íntimas. Miró a uno y otro lado, como no queriendo que nadie la descubriese, y extrajo tres fotografías, en donde aparecía ella con un chico distinto en cada una.
Se puso sus audífonos y encendió su Ipod. Mientras, repasaba su mirada de uno a otro de los tres pretendientes. Victoria sonrió. Todos eran guapos y se divertía muchísimo con los tres; además, bailaban de maravilla, eran muy tiernos con ella y compartían carrera. Nunca había querido comprometerse con ninguno… por lo menos por el momento.
Metida en estos pensamientos, en su Ipod comenzó a sonar “All you need is love”, de los Beatles. ¡Cómo le gustaba esa canción! Reflejaba, según ella, lo que en realidad necesitamos todos: amar y ser amados. Y, de pronto, volvió la mirada a las tres fotografías y echó a andar la imaginación, tratando de proyectarse en un futuro con cada uno de ellos. All you need is…
Pedro era un chico simpático y amante de las fiestas. Estar a su lado era diversión asegurada. Victoria disfrutaba mucho su compañía. Su sonrisa amplia y su amabilidad – siempre la llamaba “mi reina” – lo hacían una persona sumamente atractiva. No podías no verlo y no ir a saludarle.
No obstante, a Victoria no le gustaban muchas cosas de Pedro. Sus bromas de mal gusto sobre las niñas; su superficialidad en afrontar las cosas, que hacía imposible poder mantener una conversación seria con él; sus continuos suspensos en la universidad; su tarjeta American Express Gold, que le permitía comprarse todo tipo de lujos, y que no tenía ninguna medida ni control de sí mismo; su fama de “Don Juan”, que, según las malas lenguas, se lo tenía ganado a pulso.
“Ay, no sé”- se dijo Victoria – “para pasar el rato, está bien, pero no puedo construir mi futuro con él. Definitivamente”.
Pasó la mirada a la siguiente foto. ¡Qué distinto era Óscar de Pedro! Casi todo lo contrario. Si Pedro era un superficial, con Óscar se podía mantener una buena charla, pero también cargada de una buena dosis de humor. Era muy sobrio en sus gastos – aunque también se las daba de despilfarrador a veces –; no aparentaba con su dinero. Era un chico aplicado. Que ella supiese, sólo había tenido alguna aventurilla con una niña, sin pasar a mayores; se sabía mantener a raya. Podía calificársele, en fin, como un chico digno de tenerlo en cuenta. Pero…
¡Ay, ese “pero” que todas las niñas suelen poner! Sí, había uno con Óscar: la órbita del sistema solar de su vida giraba en torno a sí mismo. Todas sus aspiraciones, todo su futuro tenían razón de ser únicamente cuando él se sentía bien y cuando él podía sacar partido de ello. ¿Un matrimonio así…?
“Es un buen amigo” – pensó Victoria – “y nada más. No podría pasar el resto de mis días con él; sería un continuo luchar”.
Por fin, tomó entre sus manos la última foto. Lanzó, sin querer, una carcajada. Ahí, mirándole a los ojos, estaba un Ignacio sonriendo y con el merengue de un pastel cubriéndole la cara. ¡Qué fiesta de cumpleaños aquella!
¿Quién era Ignacio? Victoria no podía negarlo: era el chico ideal para casarse. Alegre, pero serio cuando tenía que serlo. Centrado en sus obligaciones, pero cariñoso y cercano. No era muy deportista – por lo que su fama de popularidad entre las niñas decaía notablemente – pero tampoco huía del ejercicio ni de los momentos de esparcimiento. ¿Sus estudios? Salía adelante: no era el notable de la clase, pero sí se encontraba entre los diez primeros, y todo a base de luchas y muchas horas delante de los libros. Había tenido una novia, que él cortó por ser demasiado “ligth” y haberse tomado a la ligera su relación… Esto fue lo que él dijo, pero todo el mundo sabía que la muy desgraciada (con perdón) se había ido por ahí con otro.
Pero lo que más le impactaba a Victoria de Ignacio era su incondicional entrega a los demás. No había favor que le pidieras sin que te atendiera inmediatamente. Se desvivía por los demás, especialmente por sus amigos más cercanos y… por su familia.
Los ojos de Victoria se iluminaron: “¿Qué estás esperando, boba? Ya Ignacio te propuso salir a tomar un helado un día y tú le estás dando largas. No seas tonta… Éste es el chico; no hay otro. Puedes asegurar que te amará incondicionalmente y que se ocupará mejor que nadie por ti y tus hijos ¿Recuerdas cómo te miraba cuando estaban los dos en la preparatoria durante las clases de matemáticas, de geografía, de cultura griega?”.
Y de pronto, se acordó vagamente de algo que les explicó una vez el profesor sobre la palabra amor en griego: para medir la intensidad del amor, los griegos utilizaban una palabra distinta.
“¡Pero claro!” – se dijo enseguida Victoria. Incorporándose un poco en la cama, tomó las tres fotos y las fue catalogando según sus conocimientos humanistas:
- Pedro es eros, pues sólo está interesado en buscar su placer y la diversión, y nunca se responsabiliza por nada. Es el amor fácil, que huye de lo serio y del compromiso. Es el amor de los anticonceptivos, del “sexo seguro”, del besito va, besito viene… Es el naufragio del amor.
- Óscar es filia. Sí, es más responsable, pero aún busca una retribución al amor dado y, a fin de cuentas, sigue siendo egoísta. Te doy para que tú me des a cambio… Es incapaz de regalar algo desinteresadamente. Es la sobrevivencia, a duras penas, del amor.
- Ignacio, sin embargo, se identifica clarísimamente con ágape. Se da totalmente, buscando exclusivamente el interés del otro… recibiendo, de esta manera, también su retribución. Su sonrisa no es para destellarla en un espejo, sino para alegrar los ojos de los necesitados de ella. Su entrega es total, pero madura. Sabe los lugares y las circunstancias, no exento de sacrificios cuando se necesitan. Es la plenitud del amor.
Tres griegos. Tres chicos… y cuatro ingleses. Victoria estaba volviendo a escuchar All you need is love de los Beatles. Sí, efectivamente tienen razón. Pero la clase de amor que verdaderamente necesitamos es la de tipos como Ignacio, que construyen sobre roca y dándose totalmente. Una realidad hoy muy olvidada, ¿verdad, mi querido Lennon?
Guardó las tres fotografías en su cajita top secret, y sacó el celular. Con ilusión marcó un número telefónico, esperando la respuesta del otro lado.
- ¿Hola? ¡Ignacio! ¿Cómo estás? Yo muy bien, gracias a Dios. Oye, quería preguntarte… ¿en qué quedó tu promesa de invitarme a tomar un helado? ¿Te parece bien hoy por la tarde?
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Fuente: Catholic.net
Analiza y Valora / Enviado por Antonio Almagro
Si te has despertado hoy con más salud que enfermedad, tienes más suerte que el millón de personas que no va a sobrevivir esta semana.
Si nunca has conocido los peligros de la guerra, la soledad de la prisión,
la agonía de la tortura, los dolores del hambre,
estás por delante de 500 millones de personas en el mundo.
Si puedes ir a la iglesia o el templo sin ser perseguido, arrestado, torturado o asesinado... tienes más libertad que 300 millones de personas en este planeta.
Si tienes comida en tu nevera, llevas la ropa limpia, si tienes un techo encima de tu cabeza y un lugar seguro donde dormir, tu nivel de vida está por encima del de el 75% del planeta.
Si tienes dinero en el banco, en tu cartera, y unas monedas en una jarra en tu casa, eres parte del 8% de la población próspera del mundo entero.
Si tus padres están todavía vivos y casados, eres muy poco común...
Si llevas una sonrisa en tu cara, y estás agradecido por todo, estás bendito, porque la mayoría de la gente lo puede hacer pero no lo hace.
Si puedes leer este mensaje has recibido una doble bendición, ya que, >
primero alguien ha pensado en ti, y segundo, tienes más suerte que 2000 millones de personas de nuestro planeta que no saben leer.
Da gracias a Dios por todo lo que tienes.
Si nunca has conocido los peligros de la guerra, la soledad de la prisión,
la agonía de la tortura, los dolores del hambre,
estás por delante de 500 millones de personas en el mundo.
Si puedes ir a la iglesia o el templo sin ser perseguido, arrestado, torturado o asesinado... tienes más libertad que 300 millones de personas en este planeta.
Si tienes comida en tu nevera, llevas la ropa limpia, si tienes un techo encima de tu cabeza y un lugar seguro donde dormir, tu nivel de vida está por encima del de el 75% del planeta.
Si tienes dinero en el banco, en tu cartera, y unas monedas en una jarra en tu casa, eres parte del 8% de la población próspera del mundo entero.
Si tus padres están todavía vivos y casados, eres muy poco común...
Si llevas una sonrisa en tu cara, y estás agradecido por todo, estás bendito, porque la mayoría de la gente lo puede hacer pero no lo hace.
Si puedes leer este mensaje has recibido una doble bendición, ya que, >
primero alguien ha pensado en ti, y segundo, tienes más suerte que 2000 millones de personas de nuestro planeta que no saben leer.
Da gracias a Dios por todo lo que tienes.
Aferrado de la Mano / Enviado por Vivy
Muy a menudo nos sentimos solos.
Pero siempre hay alguien dispuesto a tomarnos de la mano.
Hay una hermosa historia de una enfermera con exceso de trabajo que escoltaba a un cansado joven a la cama de su paciente.
Inclinándose y hablándole alto al anciano paciente, ella dijo: "Su hijo está aquí".
Con gran esfuerzo, abrió sus desenfocados ojos, luego lentamente los volvió a cerrar.
El joven apretó la envejecida mano en la suya y se sentó junto a la cama. Durante toda la noche estuvo sentado allí, tomando la mano del anciano y susurrando palabras de ánimo.
Para cuando amaneció, el paciente había muerto. En instantes, el personal del hospital llenó la habitación para apagar equipos y remover agujas.
La enfermera se puso al lado del joven y comenzó a ofrecerle sus condolencias, pero él la interrumpió.
"¿Quién era ese hombre?" preguntó.
La asombrada enfermera contestó: "¡Pensé que era su padre!" "No, él no era mi padre", contestó él. "Nunca lo había visto en mi vida".
"Entonces, ¿por qué no dijo nada cuando le traje a verle?"
"Me di cuenta de que necesitaba a su hijo y que su hijo no estaba aquí", explicó el hombre. "Y ya que estaba demasiado enfermo para reconocer que yo no era su hijo, supe que me necesitaba".
La Madre Teresa solía recordarnos que nadie debiera tener que morir solo. De igual manera, nadie debiera tener que sufrir o llorar solo tampoco. O reír solo o celebrar solo.
Somos hecho para transitar por el camino de la vida tomados de la mano. Hay alguien listo para tomarnos de la mano hoy. Y alguien anhela que nosotros tomemos la suya. ¡Recordemos aferrarnos los unos a los otros!
El trabajo más importante / Autor: Andrés Ocádiz, L.C.
Hace tiempo circulaba un texto titulado “Cuando se piensa…”. Su autor, Hugo Wast, dedicaba una página a describir la grandeza de lo que significa ser sacerdote. El autor no dudaba ni un ápice en alabar esta vocación tan singular ser otro Cristo sobre la tierra con el fin de hacer ver a la gente, especialmente a los jóvenes, que ser sacerdote, más que una profesión, es todo un privilegio otorgado por Dios a quien Él quiere.
Jesús Gamboa y Elizabeth Vega, de Bucaramanga, Colombia, lo entendieron muy bien. Por eso se han dedicado, en cuerpo y alma, a buscar niños que quieran iniciar la aventura de la vocación sacerdotal. Después del ingreso de uno de sus hijos al seminario, sintieron la urgencia de ayudar a que cada vez haya más ministros de Cristo.
Desde hace unos años, colaboran con un sacerdote en un club juvenil cuyo objetivo es cultivar el don de la vocación en los niños que sienten el llamado de Dios. Cada semana dedican una mañana a acompañarles, animarles y orientarles.
Otra labor que llevan a cabo es la búsqueda de becas para aquellos que ya están en el seminario, de forma que siempre cuenten con lo necesario para su formación. Quizá no es mucho lo que pueden conseguir, pero siempre es una buena ayuda para pagar una sotana, los útiles escolares o parte de la mensualidad.
Y sí, su apostolado no es fácil: lo compaginan con sus trabajos ordinarios. Pero ellos lo hacen con alegría y siempre en pie de guerra, entregándose cuanto pueden para lograr que al menos uno de aquellos adolescentes se decida a seguir a Cristo.
Además, son conscientes que su mayor premio es justamente ayudar a Dios en la promoción de nuevos apóstoles. Eso les basta. Qué mayor satisfacción puede haber que contemplar cómo aquellos niños ingresan en el seminario y perseveran en su camino en pos del Señor. ¡Cuántos de estos jóvenes, una vez ordenados sacerdotes, pedirán en su primera misa por este matrimonio que les ayudó a descubrir y sostener su vocación!
Gracias a Dios, la familia Gamboa no es la única. Son tantos los matrimonios y las personas que vuelcan sus esfuerzos en la promoción de las vocaciones. Difícilmente podríamos mencionarlos a todos. Pero es por ellos por lo que no nos harán falta sacerdotes en los años venideros.
Hay que agradecer, pues, a Jesús y a Elizabeth, aunque su más grande recompensa la tendrán después, en el Cielo. Bien lo escribe Hugo Wast: “Uno comprende que ayudar a un joven novicio o un seminarista es allanar el camino por donde ha de llegar al altar un hombre, que durante media hora, cada día, será mucho más que todos los santos del cielo, pues será Cristo mismo, sacrificando su Cuerpo y su Sangre, para alimentar al mundo”.
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Fuente: www.buenas-noticias.org
Jesús Gamboa y Elizabeth Vega, de Bucaramanga, Colombia, lo entendieron muy bien. Por eso se han dedicado, en cuerpo y alma, a buscar niños que quieran iniciar la aventura de la vocación sacerdotal. Después del ingreso de uno de sus hijos al seminario, sintieron la urgencia de ayudar a que cada vez haya más ministros de Cristo.
Desde hace unos años, colaboran con un sacerdote en un club juvenil cuyo objetivo es cultivar el don de la vocación en los niños que sienten el llamado de Dios. Cada semana dedican una mañana a acompañarles, animarles y orientarles.
Otra labor que llevan a cabo es la búsqueda de becas para aquellos que ya están en el seminario, de forma que siempre cuenten con lo necesario para su formación. Quizá no es mucho lo que pueden conseguir, pero siempre es una buena ayuda para pagar una sotana, los útiles escolares o parte de la mensualidad.
Y sí, su apostolado no es fácil: lo compaginan con sus trabajos ordinarios. Pero ellos lo hacen con alegría y siempre en pie de guerra, entregándose cuanto pueden para lograr que al menos uno de aquellos adolescentes se decida a seguir a Cristo.
Además, son conscientes que su mayor premio es justamente ayudar a Dios en la promoción de nuevos apóstoles. Eso les basta. Qué mayor satisfacción puede haber que contemplar cómo aquellos niños ingresan en el seminario y perseveran en su camino en pos del Señor. ¡Cuántos de estos jóvenes, una vez ordenados sacerdotes, pedirán en su primera misa por este matrimonio que les ayudó a descubrir y sostener su vocación!
Gracias a Dios, la familia Gamboa no es la única. Son tantos los matrimonios y las personas que vuelcan sus esfuerzos en la promoción de las vocaciones. Difícilmente podríamos mencionarlos a todos. Pero es por ellos por lo que no nos harán falta sacerdotes en los años venideros.
Hay que agradecer, pues, a Jesús y a Elizabeth, aunque su más grande recompensa la tendrán después, en el Cielo. Bien lo escribe Hugo Wast: “Uno comprende que ayudar a un joven novicio o un seminarista es allanar el camino por donde ha de llegar al altar un hombre, que durante media hora, cada día, será mucho más que todos los santos del cielo, pues será Cristo mismo, sacrificando su Cuerpo y su Sangre, para alimentar al mundo”.
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Fuente: www.buenas-noticias.org
Jamás odies
Lista de tareas para Amar y dejarse Amar / Enviado por Viviana Baigorria
Diga gracias.
Vaya a caminar.
Sonríale a todos.
Haga un álbum familiar.
Cuente las estrellas.
Mime a los que ama.
Llame a sus amigos por teléfono.
Dígale a alguien : "Te quiero mucho".
Hable con Dios.
Sea otra vez un niño.
Salte a la cuerda.
Borre la palabra rencor.
Diga que sí. Ríase. Lea un libro. Pida ayuda. Corra.
Cumpla sus promesas. Cante una canción. Anote los cumpleaños.
Ayude a un enfermo. Salga para divertirse. Cambie su peinado. Sea voluntario.
Piense. Devuelva un favor. Termine un proyecto. Rompa con un hábito.
Dése un baño de espuma. Escriba una lista con las cosas que hace bien.
Visite a un hermano. Sueñe despierto.
Apague el televisor y converse. Permítase equivocarse. Devuelva una amabilidad. Escuche a los grillos. Agradezca a Dios por el sol. Acepte un cumplido.
Perdónese. Deje que alguien lo cuide. Muestre su felicidad.
Aprenda algo que siempre deseó. Tóquese la punta de los pies.
Mire una flor con atención. No diga "no puedo" por un día. Cante en la ducha.
Viva cada minuto de la mano de Dios. Empiece una tradición familiar.
Haga un picnic adentro de su casa. Por hoy no se preocupe.
Practique el coraje en las pequeñas cosas.
Ayude a un anciano del barrio. Aliente a un niño.
Mire fotos viejas. Escuche a un amigo.
Imagine las olas del mar. Juegue con su mascota.
Permítase brillar. Dése una palmada en la espalda.
Grite por su equipo favorito. Pinte un cuadro.
Salude a un nuevo vecino. Haga un pequeño cambio. Delegue tareas.
Hágale sentirse bienvenido a alguien.
Permita que alguien lo ayude. Sepa que no está solo. Hágase un regalo.
Comprométase a vivir con pasión: Nada se logra sin ella.
Vaya a caminar.
Sonríale a todos.
Haga un álbum familiar.
Cuente las estrellas.
Mime a los que ama.
Llame a sus amigos por teléfono.
Dígale a alguien : "Te quiero mucho".
Hable con Dios.
Sea otra vez un niño.
Salte a la cuerda.
Borre la palabra rencor.
Diga que sí. Ríase. Lea un libro. Pida ayuda. Corra.
Cumpla sus promesas. Cante una canción. Anote los cumpleaños.
Ayude a un enfermo. Salga para divertirse. Cambie su peinado. Sea voluntario.
Piense. Devuelva un favor. Termine un proyecto. Rompa con un hábito.
Dése un baño de espuma. Escriba una lista con las cosas que hace bien.
Visite a un hermano. Sueñe despierto.
Apague el televisor y converse. Permítase equivocarse. Devuelva una amabilidad. Escuche a los grillos. Agradezca a Dios por el sol. Acepte un cumplido.
Perdónese. Deje que alguien lo cuide. Muestre su felicidad.
Aprenda algo que siempre deseó. Tóquese la punta de los pies.
Mire una flor con atención. No diga "no puedo" por un día. Cante en la ducha.
Viva cada minuto de la mano de Dios. Empiece una tradición familiar.
Haga un picnic adentro de su casa. Por hoy no se preocupe.
Practique el coraje en las pequeñas cosas.
Ayude a un anciano del barrio. Aliente a un niño.
Mire fotos viejas. Escuche a un amigo.
Imagine las olas del mar. Juegue con su mascota.
Permítase brillar. Dése una palmada en la espalda.
Grite por su equipo favorito. Pinte un cuadro.
Salude a un nuevo vecino. Haga un pequeño cambio. Delegue tareas.
Hágale sentirse bienvenido a alguien.
Permita que alguien lo ayude. Sepa que no está solo. Hágase un regalo.
Comprométase a vivir con pasión: Nada se logra sin ella.
Todos tenemos dones que debemos reconocer / Autor: Oscar Schmidt
En la primer carta a los Corintios, versículo 12, San Pablo nos revela un importante misterio sobre nuestra misión en la vida. Los dones que Dios nos da, son para beneficio común, para ser usados al servicio de la comunidad. Amaos los unos a los otros, como Dios los ama: las virtudes que naturalmente Dios da a cada uno de nosotros, deben ser el pilar de nuestra entrega a los demás.
¿Tiene esto relación con nuestra forma de ser?. ¡Claro que la tiene!.
De algún modo cada uno de nosotros tiene un don de Dios más desarrollado que otros:
Algunos somos callados y observadores, pensantes y analíticos en la meditación.
Otros somos sensibles e independientes, y también creativos y expresivos.
Hay quienes son simpáticos y comunicativos, y también enérgicos realizadores.
Los hay considerados y misericordiosos, bondadosos y siempre atentos a los demás.
Algunos son maestros, juiciosos y ordenados, emprendedores y trabajadores.
Hay gente que coopera siempre, humilde y obediente en la entrega y ayuda al grupo.
Y gente alegre y jovial, optimista y siempre activa en el gozo de vivir.
Hay otros que son lideres y fuertes, luchadores por las causas justas y la verdad.
Y también gente tranquila y conciliadora, que une y elimina motivos de división.
Si estudiamos la vida de los Santos (¡debemos hacerlo, son los modelos a imitar!) veremos que hay distintos modelos de santidad: hay santos que llevaron la virtud de la humildad a la perfección (Santa Teresita, por ejemplo), mientras otros han sido soldados que llevaron la fortaleza y la lucha por la verdad a la santidad (San Pedro y San Pablo, entre otros). Hubo muchos que encontraron en la bondad y la caridad el camino a los altares (como San Vicente de Paul), mientras otros han hecho de la educación y formación en las cosas de Dios su camino al Reino (San Juan Bosco). Otros, en silencio, meditación y oración han descubierto el camino a la santidad (San Benito, Santa Teresa de Avila).
Cada santo es un modelo de cómo llegar a la perfección en la obra suprema de nuestra vida: agradar a Dios haciendo Su Voluntad. Y para ello Dios nos ha dado dones que deben ser usados. Si estudiamos y descubrimos al santo que más se asemeja a nuestra propia forma de ser, encontraremos una ayuda enorme a nuestro propio camino de santificación. Y así podremos descubrir en alguno de ellos un ejemplo de virtud que nos haga sentir identificados.
Dios espera que usemos nuestros dones y talentos para Su obra. Para ello debemos reconocerlos y trazar un plan de vida.
¿Tienes un plan de vida?. ¿Sabes que espera Dios de ti?. ¿Has comprendido cuales son tus talentos naturales?. ¿Respetas los talentos naturales de los demás?.
Estas son preguntas que debemos hacernos: Dios nos da dones para que rindamos cuenta de ellos. No podemos pasar por la vida sin utilizar, en beneficio del Plan Celestial, aquellos dones que Dios dispuso sobre nosotros.
Como dijo San Pablo:
“Dios ha dispuesto los diversos miembros colocando cada uno en el cuerpo como ha querido. Si todos fueran el mismo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?. El ojo no puede decir a la mano, no te necesito. Ni tampoco la cabeza decir a los pies, no los necesito. Aún más, las partes del cuerpo que parecen ser más débiles son las más necesarias…“
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Fuente: www.reinadelcielo.org
¿Tiene esto relación con nuestra forma de ser?. ¡Claro que la tiene!.
De algún modo cada uno de nosotros tiene un don de Dios más desarrollado que otros:
Algunos somos callados y observadores, pensantes y analíticos en la meditación.
Otros somos sensibles e independientes, y también creativos y expresivos.
Hay quienes son simpáticos y comunicativos, y también enérgicos realizadores.
Los hay considerados y misericordiosos, bondadosos y siempre atentos a los demás.
Algunos son maestros, juiciosos y ordenados, emprendedores y trabajadores.
Hay gente que coopera siempre, humilde y obediente en la entrega y ayuda al grupo.
Y gente alegre y jovial, optimista y siempre activa en el gozo de vivir.
Hay otros que son lideres y fuertes, luchadores por las causas justas y la verdad.
Y también gente tranquila y conciliadora, que une y elimina motivos de división.
Si estudiamos la vida de los Santos (¡debemos hacerlo, son los modelos a imitar!) veremos que hay distintos modelos de santidad: hay santos que llevaron la virtud de la humildad a la perfección (Santa Teresita, por ejemplo), mientras otros han sido soldados que llevaron la fortaleza y la lucha por la verdad a la santidad (San Pedro y San Pablo, entre otros). Hubo muchos que encontraron en la bondad y la caridad el camino a los altares (como San Vicente de Paul), mientras otros han hecho de la educación y formación en las cosas de Dios su camino al Reino (San Juan Bosco). Otros, en silencio, meditación y oración han descubierto el camino a la santidad (San Benito, Santa Teresa de Avila).
Cada santo es un modelo de cómo llegar a la perfección en la obra suprema de nuestra vida: agradar a Dios haciendo Su Voluntad. Y para ello Dios nos ha dado dones que deben ser usados. Si estudiamos y descubrimos al santo que más se asemeja a nuestra propia forma de ser, encontraremos una ayuda enorme a nuestro propio camino de santificación. Y así podremos descubrir en alguno de ellos un ejemplo de virtud que nos haga sentir identificados.
Dios espera que usemos nuestros dones y talentos para Su obra. Para ello debemos reconocerlos y trazar un plan de vida.
¿Tienes un plan de vida?. ¿Sabes que espera Dios de ti?. ¿Has comprendido cuales son tus talentos naturales?. ¿Respetas los talentos naturales de los demás?.
Estas son preguntas que debemos hacernos: Dios nos da dones para que rindamos cuenta de ellos. No podemos pasar por la vida sin utilizar, en beneficio del Plan Celestial, aquellos dones que Dios dispuso sobre nosotros.
Como dijo San Pablo:
“Dios ha dispuesto los diversos miembros colocando cada uno en el cuerpo como ha querido. Si todos fueran el mismo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?. El ojo no puede decir a la mano, no te necesito. Ni tampoco la cabeza decir a los pies, no los necesito. Aún más, las partes del cuerpo que parecen ser más débiles son las más necesarias…“
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Fuente: www.reinadelcielo.org
Un empresario italiano «Quiso vivir con el sueldo que pagaba y no llegó a fin de mes».
El empresario italiano Enzo Rossi, de 42 años, ha decidido subir el sueldo de sus empleados en doscientos euros netos al mes después de haber intentado vivir con su salario y llegar sólo hasta el día 20. Rossi, director de la fábrica de pasta Campofilone, declara tras la experiencia que «es justo tomar más de los ricos para dárselo a los pobres», según publicó el diario La Repubblica en su edición digital.
El empresario se asignó un sueldo de mil euros para sí y otros mil para su mujer, que también trabaja en la sociedad, aunque reconoce que esos dos mil euros de ingresos son superiores, incluso, a los que tienen algunas de las familias de sus empleados.
El empresario explica que decidió hacer la experiencia porque «estamos volviendo al siglo XIX cuando en el pueblo había condes y barones, por un lado, y aparceros, por el otro, y se decía que los cerdos nacían sin piernas porque los jamones debían ir a los señores».
«En los últimos decenios la vida de los trabajadores creció y la diferencia con las otras clases sociales había disminuido. Pero ahora se está volviendo atrás y hay que remediarlo».
El empresario comenta que no ha sido capaz de llegar al día 20 después de haber pagado las facturas del agua, el gas, el seguro del automóvil y haber tenido cuidado en el gasto cotidiano. «Eso significa que en un año entero habría estado sin dinero durante 120 días al año; eso no sólo es pobreza, es también desesperación.»
Después, hace una metáfora para mejor comprender la situación de no tener dinero a fin de mes: «me he sentido como uno cuando se sumerge en el mar a veinte metros de profundidad y descubre que la bombona de oxígeno se ha agotado». Por ello, ha decidido subir el sueldo de sus empleados en 200 euros al mes, ya que «es lo mínimo» que podía hacer.
«El coste de la vida ha subido 150 euros al mes, según el Instituto Nacional de Estadística. Para los que son como yo no es nada, para los trabajadores 150 euros menos son casi dos mil euros al año y eso significa no pagar las averías del automóvil o no comprar el ordenador al hijo».
El empresario explica que en los dos últimos años los beneficios de su empresa han ido bien y, por tanto, «no es justo que el único en disfrutarlos sea yo».
El empresario se asignó un sueldo de mil euros para sí y otros mil para su mujer, que también trabaja en la sociedad, aunque reconoce que esos dos mil euros de ingresos son superiores, incluso, a los que tienen algunas de las familias de sus empleados.
El empresario explica que decidió hacer la experiencia porque «estamos volviendo al siglo XIX cuando en el pueblo había condes y barones, por un lado, y aparceros, por el otro, y se decía que los cerdos nacían sin piernas porque los jamones debían ir a los señores».
«En los últimos decenios la vida de los trabajadores creció y la diferencia con las otras clases sociales había disminuido. Pero ahora se está volviendo atrás y hay que remediarlo».
El empresario comenta que no ha sido capaz de llegar al día 20 después de haber pagado las facturas del agua, el gas, el seguro del automóvil y haber tenido cuidado en el gasto cotidiano. «Eso significa que en un año entero habría estado sin dinero durante 120 días al año; eso no sólo es pobreza, es también desesperación.»
Después, hace una metáfora para mejor comprender la situación de no tener dinero a fin de mes: «me he sentido como uno cuando se sumerge en el mar a veinte metros de profundidad y descubre que la bombona de oxígeno se ha agotado». Por ello, ha decidido subir el sueldo de sus empleados en 200 euros al mes, ya que «es lo mínimo» que podía hacer.
«El coste de la vida ha subido 150 euros al mes, según el Instituto Nacional de Estadística. Para los que son como yo no es nada, para los trabajadores 150 euros menos son casi dos mil euros al año y eso significa no pagar las averías del automóvil o no comprar el ordenador al hijo».
El empresario explica que en los dos últimos años los beneficios de su empresa han ido bien y, por tanto, «no es justo que el único en disfrutarlos sea yo».
domingo, 11 de noviembre de 2007
Sólo semillas / Autor: José Luis Martín Descalzo
Cuentan que un joven paseaba una vez por una ciudad desconocida, cuando, de pronto, se encontró con un comercio sobre cuya marquesina se leía un extraño rótulo: «La Felicidad». Al entrar descubrió que, tras los mostradores, quienes despachaban eran ángeles. Y, medio asustado, se acercó a uno de ellos y le preguntó: «Por favor, ¿ qué venden aquí ustedes?» «¿Aquí? —respondió en ángel—. Aquí vendemos absolutamente de todo». «¡Ah! — dijo asombrado el joven—. Sírvanme entonces el fin de todas las guerras del mundo; muchas toneladas de amor entre los hombres; un gran bidón de comprensión entre las familias; más tiempo de los padres para jugar con sus hijos...» Y así prosiguió hasta que el ángel, muy respetuoso, le cortó la palabra y le dijo: «Perdone usted, señor. Creo que no me he explicado bien. Aquí no vendemos frutos, sino semillas.»
En los mercados de Dios (y en los del alma) siempre es así. Nunca te venden amor ya fabricado; te ofrecen una semillita que tú debes plantar en tu corazón; que tienes luego que regar y cultivar mimosamente; que has de preservar de las heladas y defender de los fríos, y que, al fin, tarde, muy tarde, quién sabe en qué primavera, acabará floreciéndote e iluminándote el alma.
Y con la paz ocurre lo mismo. Hay quienes gustarían de acudir a un comercio, pagar unas cuantas pesetas o unos cuantos millones y llevarse ya bien empaquetaditos unos kilos de paz para su casa o para el mundo.
Claro que a la gente este negocio no le gusta nada. Sería mucho más cómodo y sencillo que te lo dieran ya todo hecho y empaquetado. Que uno sólo tuviera que arrodillarse ante Dios y decirle: «Quiero paz» y la paz viniera volando como una paloma. Pero resulta que Dios tiene más corazón que manos.
Bueno, voy a explicarme, no vayan ustedes a entender esta última frase como una herejía.
Sucedió en la última guerra mundial: en una gran ciudad alemana, los bombardeos destruyeron la más hermosa de sus iglesias, la catedral. Y una de las «victimas» fue el Cristo que presidía el altar mayor, que quedó literalmente destrozado. Al concluir la guerra, los habitantes de aquella ciudad reconstruyeron con paciencia de mosaicistas su Cristo bombardeado, y, pegando trozo a trozo, llegaron a formarlo de nuevo en todo su cuerpo... menos en los brazos. De éstos no había quedado ni rastro. ¿Y qué hacer? ¿Fabricarle unos nuevos? ¿Guardarlo para siempre, mutilado como estaba, en una sacristía? Decidieron devolverlo al altar mayor, tal y como había quedado, pero en el lugar de los brazos perdidos escribieron un gran letrero que decía:
«Desde ahora, Dios no tiene más brazos que los nuestros.»
Y allí está, invitando a colaborar con Él, ese Cristo de los brazos inexistentes.
Bueno, en realidad, siempre ha sido así. Desde el día de la creación Dios no tiene más brazos que los nuestros. Nos los dio precisamente para suplir los suyos, para que fuéramos nosotros quienes multiplicáramos su creación con las semillas que Él había sembrado.
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Tomado de "Razones para la esperanza"
sábado, 10 de noviembre de 2007
El milagro que dio paso a la beatificación de Ceferino Namuncurá
(ZENIT.org-Aica).- Valeria Varela vivía en Bialet Massé, Córdoba, y tenía 24 años cuando le diagnosticaron un caroecarcinoma que podría derivar en metástasis en unos pocos días, por lo que debía inmediatamente comenzar el tratamiento con quimioterapia. Después de pedirle al joven indígena se curó en forma instantánea, e incluso pudo concebir nuevamente. El hecho, absolutamente inexplicable para la ciencia, ocurrió en el año 2000.
Valeria se casó en 1998 con Joseph Koua, africano. A los tres meses quedó embarazada, sufrió un aborto espontáneo y en octubre de 2000 los médicos le detectaron el tumor maligno en el útero.
Era un viernes y debía comenzar con la quimioterapia el lunes siguiente. Esa noche, contó, encontró una revista sobre Ceferino Namuncurá, con quien se sintió identificada por la juventud, y le «exigió» que la ayudara.
El lunes siguiente, al realizarle los estudios previos al tratamiento, los médicos vieron que no había ningún tumor. El cáncer había desaparecido completamente y hoy es madre de tres hijas.
La causa llegó a Roma desde Córdoba, donde durante cuatro años se estudió y la Congregación para las Causas de los Santos dictaminó que, desde el punto de vista clínico, la curación sometida a su juicio científico, era inexplicable.
La sesión del 15 de mayo de cardenales y obispos que forman parte de dicha congregación aprobó por unanimidad el milagro atribuido a la intercesión del venerable Siervo de Dios Ceferino Namuncurá. Y el pasado 6 de julio Benedicto XVI firmó el decreto sobre el milagro por lo que Ceferino será declarado beato el domingo.
Valeria se casó en 1998 con Joseph Koua, africano. A los tres meses quedó embarazada, sufrió un aborto espontáneo y en octubre de 2000 los médicos le detectaron el tumor maligno en el útero.
Era un viernes y debía comenzar con la quimioterapia el lunes siguiente. Esa noche, contó, encontró una revista sobre Ceferino Namuncurá, con quien se sintió identificada por la juventud, y le «exigió» que la ayudara.
El lunes siguiente, al realizarle los estudios previos al tratamiento, los médicos vieron que no había ningún tumor. El cáncer había desaparecido completamente y hoy es madre de tres hijas.
La causa llegó a Roma desde Córdoba, donde durante cuatro años se estudió y la Congregación para las Causas de los Santos dictaminó que, desde el punto de vista clínico, la curación sometida a su juicio científico, era inexplicable.
La sesión del 15 de mayo de cardenales y obispos que forman parte de dicha congregación aprobó por unanimidad el milagro atribuido a la intercesión del venerable Siervo de Dios Ceferino Namuncurá. Y el pasado 6 de julio Benedicto XVI firmó el decreto sobre el milagro por lo que Ceferino será declarado beato el domingo.
"Una compañera de clase ha abortado" / Enviado por Vivy
Una alumna de un colegio faltó a clases por una semana y otra compañera empezó a decir que la primera no asistía a clases porque estaba embarazada y se estaba haciendo un aborto.
La maestra escuchó los comentarios y llamó a la muchacha a su oficina y le dijo: "Por favor, tráeme un vaso de agua bien lleno". La estudiante se lo trajo y a continuación la maestra le dijo: "Tira toda el agua al piso".
La muchacha titubeó, pero al final obedeció, después de derramada el agua en el suelo, la maestra le dijo: "Ahora, recoge el agua del piso y ponla en el vaso", "No se puede", dijo la alumna, la maestra le repitió: "Hazlo", la alumna con paños y servilletas recogió todo lo que pudo y así llegó a llenar medio vaso de agua la cual estaba sucia.
La maestra le dijo a la alumna: "Así es como ha quedado la fama y el honor de tu compañera". "Aun cuando quieras reparar el mal que haz hecho, no podrás hacerlo totalmente". "Sabes, tu compañera faltó a clases porque estaba en el entierro de su padre que falleció hace unos días".
La indisoluble unión de Jesús y María / Autor: Oscar Schmidt
En los Evangelios queda muy claro que María, con absoluta humildad, ha dejado TODO el lugar para que sea Su Hijo Dios quien nos regale con Su Vida y Su Palabra, el ejemplo y el testimonio necesarios para entender como tenemos que vivir nuestra vida. Por eso es que hay tan escasas referencias a la Madre de Dios en las escrituras.
¿Porqué entonces María ha acentuado en los últimos siglos su influencia sobre nosotros, con sus diversas apariciones y manifestaciones?. ¿Porqué éste cambio, frente a la reducida participación directa que Ella tiene en las Escrituras?.
La clave está en la Santa Biblia: desde el Génesis al Apocalipsis (del inicio al fin de las Escrituras) se hace permanente referencia a la Mujer que vencerá a la serpiente antigua, al dragón. Parece muy claro que en el plan de Dios María es una puerta fundamental en el camino de lucha contra el mal que invade al mundo. Mientras satán lucha por arrancarnos de nuestro destino de realeza, como hijos legítimos del Padre, es un misterio el porqué es una Criatura “asunta” al Reino de los Cielos (por el poder de Dios) quien debe liderar semejante batalla.
Es que Jesús y María están unidos en el plan celestial desde el mismo Fíat de la Creación.
Jesús es Dios hecho hombre, mostrándonos cómo debe ser vivida la vida, como ejemplo supremo a imitar. El nos redimió con Su muerte en la Cruz. Y con Su Resurrección, nos reafirmó en la esperanza de la vida eterna, derrotando al mal.
María, entregada desde su propia Inmaculada Concepción a la Voluntad de Dios, venció al mal manteniéndose pura en su paso por la vida de criatura. Así, lo que Adán y Eva no pudieron hacer en el paraíso terrenal (obedecer a la Voluntad de Dios) lo logra María, como señal de triunfo en la entrega de la Criatura al querer del Dios Creador.
Así María es la Criatura perfecta que nos muestra como desde un origen humano, se llega a vivir una vida de total entrega a la Voluntad de Dios, derrotando al mal.
Ambos, inseparablemente, nos muestran un lado Divino que da testimonio de nuestra Realeza como hijos de Dios, y un lado humano a través del cual debemos encontrar el sendero de regreso a la Patria Celestial. Nos muestran como derrotar al mal.
No hay que olvidar que después de la Ascensión de Cristo, María tuvo un liderazgo poco visible pero efectivo sobre los apóstoles. Después del Cenáculo, cuando descendió el Espíritu Santo, todos quedaron unidos en la nueva Iglesia alrededor de la figura de la Madre de Dios. ¡Como no estarlo!.
Como nos recomendó San Luis de Montfort: nosotros debemos ser los apóstoles de estos tiempos.
No nos sorprendamos entonces de ver a Jesús y María indisolublemente unidos y activamente presentes en estos tiempos. Y tampoco de ver a María como incansable trabajadora, ya que Ella es, por mandato Celestial, Capitana del Ejército de Luz en la lucha contra las tinieblas que intentan oscurecer los corazones.
María es nuestra embajadora ante la Santísima Trinidad. Es nuestra intercesora y abogada, defensora de nuestras almas, tolerante frente a nuestras debilidades, Madre de la Misericordia.
Jesús es Dios, pero desde su lado humano: ¿Cómo puede resistirse a los pedidos de Su Mamá?.
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Fuente: www.reinadelcielo.org
¿Porqué entonces María ha acentuado en los últimos siglos su influencia sobre nosotros, con sus diversas apariciones y manifestaciones?. ¿Porqué éste cambio, frente a la reducida participación directa que Ella tiene en las Escrituras?.
La clave está en la Santa Biblia: desde el Génesis al Apocalipsis (del inicio al fin de las Escrituras) se hace permanente referencia a la Mujer que vencerá a la serpiente antigua, al dragón. Parece muy claro que en el plan de Dios María es una puerta fundamental en el camino de lucha contra el mal que invade al mundo. Mientras satán lucha por arrancarnos de nuestro destino de realeza, como hijos legítimos del Padre, es un misterio el porqué es una Criatura “asunta” al Reino de los Cielos (por el poder de Dios) quien debe liderar semejante batalla.
Es que Jesús y María están unidos en el plan celestial desde el mismo Fíat de la Creación.
Jesús es Dios hecho hombre, mostrándonos cómo debe ser vivida la vida, como ejemplo supremo a imitar. El nos redimió con Su muerte en la Cruz. Y con Su Resurrección, nos reafirmó en la esperanza de la vida eterna, derrotando al mal.
María, entregada desde su propia Inmaculada Concepción a la Voluntad de Dios, venció al mal manteniéndose pura en su paso por la vida de criatura. Así, lo que Adán y Eva no pudieron hacer en el paraíso terrenal (obedecer a la Voluntad de Dios) lo logra María, como señal de triunfo en la entrega de la Criatura al querer del Dios Creador.
Así María es la Criatura perfecta que nos muestra como desde un origen humano, se llega a vivir una vida de total entrega a la Voluntad de Dios, derrotando al mal.
Ambos, inseparablemente, nos muestran un lado Divino que da testimonio de nuestra Realeza como hijos de Dios, y un lado humano a través del cual debemos encontrar el sendero de regreso a la Patria Celestial. Nos muestran como derrotar al mal.
No hay que olvidar que después de la Ascensión de Cristo, María tuvo un liderazgo poco visible pero efectivo sobre los apóstoles. Después del Cenáculo, cuando descendió el Espíritu Santo, todos quedaron unidos en la nueva Iglesia alrededor de la figura de la Madre de Dios. ¡Como no estarlo!.
Como nos recomendó San Luis de Montfort: nosotros debemos ser los apóstoles de estos tiempos.
No nos sorprendamos entonces de ver a Jesús y María indisolublemente unidos y activamente presentes en estos tiempos. Y tampoco de ver a María como incansable trabajadora, ya que Ella es, por mandato Celestial, Capitana del Ejército de Luz en la lucha contra las tinieblas que intentan oscurecer los corazones.
María es nuestra embajadora ante la Santísima Trinidad. Es nuestra intercesora y abogada, defensora de nuestras almas, tolerante frente a nuestras debilidades, Madre de la Misericordia.
Jesús es Dios, pero desde su lado humano: ¿Cómo puede resistirse a los pedidos de Su Mamá?.
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Fuente: www.reinadelcielo.org
viernes, 9 de noviembre de 2007
Conversión / Autora: Catalina de Jesús
Hoy quería compartir con vosotros algunos textos que escribí sobre la conversión. Espero que a vosotros también os sirvan, cómo a mi cuando los leo,para abrir más el corazón a Dios, para que Él haga su obra en nosotros... un abrazo, Catalina.
Cuando Tú conviertes el corazón
del hombre,
no queda ya nada en su vida que no sea tuyo.
Entonces comprende el alma por primera vez de verdad lo que es ser cristiano.
Tantos libros, tantas reuniones,tantos grupos, tantos años sin saber en realidad nada...
En el fondo, tantas preguntas, tantas dudas, tantos temores, tantas sombras,
Tantas cosas que Tú iluminaste en un instante...
Y ya no queda NADA.
Todo tiene ya sentido,
la vida,
la muerte,
TODO.
Tú,
eres la respuesta a todo,
Tú, eres el Camino.
Todas la flechas de la vida se clavan de golpe en el centro de una diana:
CRISTO.
Unica respuesta, único CAMINO,única VERDAD,
única VIDA.
Todo esto aterrizando en cada rincón de la existencia,
en los problemas más íntimos,en lo más profundo del alma.
¿Cómo no iniciar un diálogo sin pausa ya posible
con Aquel que ha hecho algo asi por mi?
¿Cómo dejar de agradecerlo?
¿Cómo no estar eternamente agradecida?
Nada puede volver a producirme inquietud,
nada puede volver a darme miedo.
Ni el dolor,
ni el sufrimiento, ni la muerte.
Todo está lleno de sentido:
Tú das sentido a todo,
Tú eres el SENTIDO de todo.
Ya no necesito nada, porque contigo lo tengo todo.
No comprendo cómo antes podía preocuparme
por cosas tan pequeñas...
ahora todo eso pertenece a otra vida,
Porque Tú ya te ocupas de todo.
Entonces se comprende "desde dentro",
a tantos que dieron su vida por tí,
¿Cómo no dar la vida por tí?
SI TU ERES LA VIDA.
LA ÚNICA VIDA.
Entonces supe que Tú velas por mi
en cada instante.
Antes yo lo creía, lo sabía, tantas veces lo había oido decir...
Pero ahora sé que ES CIERTO!
Tú nos envuelves,
Tú penetras en las entrañas de nuestra vida,
lo sostienes todo, cómo una inmensa corriente imparable...
que en cada instante,
reconduce una y otra vez nuestra vida hacia tí...
¡Oh Señor!¡Cuánto nos amas!
¡Cómo puedes amarnos de esta manera!
¿Cómo cantar al mundo tus maravillas?
¿Cómo no vivir ya sólo en Albanza de Tu Gloria?
Cuando Tú conviertes el corazón
del hombre,
no queda ya nada en su vida que no sea tuyo.
Entonces comprende el alma por primera vez de verdad lo que es ser cristiano.
Tantos libros, tantas reuniones,tantos grupos, tantos años sin saber en realidad nada...
En el fondo, tantas preguntas, tantas dudas, tantos temores, tantas sombras,
Tantas cosas que Tú iluminaste en un instante...
Y ya no queda NADA.
Todo tiene ya sentido,
la vida,
la muerte,
TODO.
Tú,
eres la respuesta a todo,
Tú, eres el Camino.
Todas la flechas de la vida se clavan de golpe en el centro de una diana:
CRISTO.
Unica respuesta, único CAMINO,única VERDAD,
única VIDA.
Todo esto aterrizando en cada rincón de la existencia,
en los problemas más íntimos,en lo más profundo del alma.
¿Cómo no iniciar un diálogo sin pausa ya posible
con Aquel que ha hecho algo asi por mi?
¿Cómo dejar de agradecerlo?
¿Cómo no estar eternamente agradecida?
Nada puede volver a producirme inquietud,
nada puede volver a darme miedo.
Ni el dolor,
ni el sufrimiento, ni la muerte.
Todo está lleno de sentido:
Tú das sentido a todo,
Tú eres el SENTIDO de todo.
Ya no necesito nada, porque contigo lo tengo todo.
No comprendo cómo antes podía preocuparme
por cosas tan pequeñas...
ahora todo eso pertenece a otra vida,
Porque Tú ya te ocupas de todo.
Entonces se comprende "desde dentro",
a tantos que dieron su vida por tí,
¿Cómo no dar la vida por tí?
SI TU ERES LA VIDA.
LA ÚNICA VIDA.
Entonces supe que Tú velas por mi
en cada instante.
Antes yo lo creía, lo sabía, tantas veces lo había oido decir...
Pero ahora sé que ES CIERTO!
Tú nos envuelves,
Tú penetras en las entrañas de nuestra vida,
lo sostienes todo, cómo una inmensa corriente imparable...
que en cada instante,
reconduce una y otra vez nuestra vida hacia tí...
¡Oh Señor!¡Cuánto nos amas!
¡Cómo puedes amarnos de esta manera!
¿Cómo cantar al mundo tus maravillas?
¿Cómo no vivir ya sólo en Albanza de Tu Gloria?
Ser profeta en la familia / Mons. Jonás Abib, Fundador de la Comunidad Canción Nueva
Profeta no es aquel que adivina el futuro, sino aquel a través de quien Dios habla. Somos los medios que Dios usa para hablar. Justamente por eso, aquellos que no aceptan a Jesús y el Evangelio acaban agrediéndonos. En realidad, ellos invierten contra Aquel que habla y hace en nosotros e a través de nosotros. Pero nosotros también somos ofendidos.
Dios nos usa como luz. Por eso incomodamos a los que no son de Dios. Y por incomodar, ellos se lanzan contra nosotros. Somos motivos de cuestionamiento para las personas que no se importan con Dios.
“El león ha rugido: ¿quién no temerá? El Señor ha hablado: ¿quién no profetizará?” (Amós, 3,8).
Profetizar, aquí, no se trata de revelar el futuro, sino de transmitir lo que el Señor nos dice. El profeta es un instrumento de Dios para hablar a los hombres. Nosotros somos esos profetas. Tú eres un profeta de Dios dentro de tu casa, dentro de tu comunidad, pues, los miembros de tu casa y tu comunidad necesitan saber de la “cosecha” que se aproxima. Tal vez en tu casa o en tu comunidad seas el único que estés abriendo tu corazón al Señor. No significa que seas mejor que los demás, sino el Señor hizo de ti sal para llevar a Jesús y al Espíritu Santo a cada miembro de tu familia y comunidad. Esa es la receta para que tú y tu casa sirvan al Señor. Pidamos que venga el Espíritu Santo sobre todos los miembros de nuestra casa, los de nuestros trabajos, sobre los miembros de nuestro grupo de oración, de nuestra escuela, de nuestro país y sobre el mundo.
Sabiendo que falta poco tiempo, tienes que tomar a serio. No podemos vivir y tener las prácticas de cizañas, pues nosotros no somos de ellos, los de tu casa tampoco lo son. Dios no quiere salvarte sólo a ti, sino a todos los de tu casa. ¿Quieres perder algunos de los tuyos? Ni Dios desea eso. Por eso, el Señor hace revelaciones a sus siervos. Y con la gracia podemos decir: “Yo y mi casa serviremos al Señor”.
No temas en pedir: ¡Ven Espíritu Santo, ven Espíritu Santo!
Dios nos usa como luz. Por eso incomodamos a los que no son de Dios. Y por incomodar, ellos se lanzan contra nosotros. Somos motivos de cuestionamiento para las personas que no se importan con Dios.
“El león ha rugido: ¿quién no temerá? El Señor ha hablado: ¿quién no profetizará?” (Amós, 3,8).
Profetizar, aquí, no se trata de revelar el futuro, sino de transmitir lo que el Señor nos dice. El profeta es un instrumento de Dios para hablar a los hombres. Nosotros somos esos profetas. Tú eres un profeta de Dios dentro de tu casa, dentro de tu comunidad, pues, los miembros de tu casa y tu comunidad necesitan saber de la “cosecha” que se aproxima. Tal vez en tu casa o en tu comunidad seas el único que estés abriendo tu corazón al Señor. No significa que seas mejor que los demás, sino el Señor hizo de ti sal para llevar a Jesús y al Espíritu Santo a cada miembro de tu familia y comunidad. Esa es la receta para que tú y tu casa sirvan al Señor. Pidamos que venga el Espíritu Santo sobre todos los miembros de nuestra casa, los de nuestros trabajos, sobre los miembros de nuestro grupo de oración, de nuestra escuela, de nuestro país y sobre el mundo.
Sabiendo que falta poco tiempo, tienes que tomar a serio. No podemos vivir y tener las prácticas de cizañas, pues nosotros no somos de ellos, los de tu casa tampoco lo son. Dios no quiere salvarte sólo a ti, sino a todos los de tu casa. ¿Quieres perder algunos de los tuyos? Ni Dios desea eso. Por eso, el Señor hace revelaciones a sus siervos. Y con la gracia podemos decir: “Yo y mi casa serviremos al Señor”.
No temas en pedir: ¡Ven Espíritu Santo, ven Espíritu Santo!
Carta de la Madre Teresa sobre el aborto / Autora: Madre Teresa de Calcuta
Cualquier país que acepte el aborto no está enseñando a su pueblo a amar
(...) Yo siento que el gran destructor de la paz hoy es el aborto, porque es una guerra contra el niño, una matanza directa de niños inocentes, asesinados por la propia madre.
Y si nosotros aceptamos que una madre pueda matar incluso a su propio hijo, ¿cómo es que podemos decir a otras personas para que no se maten? ¿Cómo persuadimos a una mujer para no hacer el aborto? Como siempre, debimos de persuadirles con amor y debimos de recordarles que amor significa estar dispuesto a donarse hasta quebrarse. Jesús dio Su vida por amor a nosotros.
Así, la madre que piensa en abortar, debe ser ayudada a amar, o sea, a donarse hasta que quiebre sus planes, o su tiempo libre, para respetar la vida de su hijo. El padre de este niño, quienquiera que él sea, debe también donarse hasta que se quiebre.
A través del aborto, la madre no aprende a amar, sino que mata a su propio hijo para resolver sus problemas.
Y, a través del aborto, se dice al padre que él no tiene que tener ninguna responsabilidad por el niño que él trajo al mundo. Este padre probablemente va a poner a otras mujeres en la misma situación. Luego, el aborto sólo trae más aborto.
Cualquier país que acepte el aborto no está enseñando a su pueblo a amar, sino a usar de cualquier violencia para conseguir lo que se quiere. Por eso es que el mayor destructor del amor y de la paz es el aborto.
“Vamos a rescatar al niño”. El niño es el don de Dios para la familia. Cada niño es creado a imagen y semejanza de Dios para grandes cosas — para amar y ser amado. Cuando las personas más viejas son llamadas a Dios, solamente sus hijos pueden tomar sus lugares.
¿Pero que nos dice Dios? Él dice: “Pues aunque ésas llegasen a olvidar, yo no te olvido.
Míra, en las palmas de mis manos te tengo tatuada” (Is 49, 15-16). Nosotros estamos grabados en la palma de la mano de Dios; aquel niño que aún no nació está grabado en la mano de Dios desde la concepción y es llamado por Dios a amar y ser amado no solamente en esta vida, sino para siempre. Dios jamás se olvida de nosotros.
Por favor no mate a ese niño. Yo quiero a ese niño. Por favor denme a ese niño. Yo estoy dispuesta a aceptar cualquier niño que esté por ser abortado y dar este niño a una pareja que irá a amar al niño y ser amado por ella.
La forma de planear la familia es la planificación familiar natural, no la contracepción. Al destruir el poder de dar la vida, a través de la contracepción, un marido o esposa está haciendo algo para sí mismo. Atrae la atención para sí y así destruye el don del amor en él o en ella. Al amar, el marido y mujer deben volver la atención entre sí como sucede en la planificación familiar natural, y no para sí mismos, como sucede en la contracepción. Una vez que el amor vivo es destruido por la contracepción, fácilmente se sigue el aborto.
Tú también debes traer esta presencia de Dios para tu familia, pues la familia que reza unida, permanece unida. Existe tanto odio, tanta miseria, y nosotros con nuestras oraciones, con nuestro sacrificio, estamos comenzando en casa. El amor comienza en casa, y no se trata de cuánto nosotros hacemos, sino cuanto amor colocamos en aquello que hacemos.
Si recordamos que Dios nos ama, y que nosotros podemos amar a los otros como Él nos ama, entonces América puede hacerse una señal de paz para el mundo. De aquí debe salir hacia el mundo, una señal de cuidado para el más débil de los débiles — el futuro niño.
(...) Yo siento que el gran destructor de la paz hoy es el aborto, porque es una guerra contra el niño, una matanza directa de niños inocentes, asesinados por la propia madre.
Y si nosotros aceptamos que una madre pueda matar incluso a su propio hijo, ¿cómo es que podemos decir a otras personas para que no se maten? ¿Cómo persuadimos a una mujer para no hacer el aborto? Como siempre, debimos de persuadirles con amor y debimos de recordarles que amor significa estar dispuesto a donarse hasta quebrarse. Jesús dio Su vida por amor a nosotros.
Así, la madre que piensa en abortar, debe ser ayudada a amar, o sea, a donarse hasta que quiebre sus planes, o su tiempo libre, para respetar la vida de su hijo. El padre de este niño, quienquiera que él sea, debe también donarse hasta que se quiebre.
A través del aborto, la madre no aprende a amar, sino que mata a su propio hijo para resolver sus problemas.
Y, a través del aborto, se dice al padre que él no tiene que tener ninguna responsabilidad por el niño que él trajo al mundo. Este padre probablemente va a poner a otras mujeres en la misma situación. Luego, el aborto sólo trae más aborto.
Cualquier país que acepte el aborto no está enseñando a su pueblo a amar, sino a usar de cualquier violencia para conseguir lo que se quiere. Por eso es que el mayor destructor del amor y de la paz es el aborto.
“Vamos a rescatar al niño”. El niño es el don de Dios para la familia. Cada niño es creado a imagen y semejanza de Dios para grandes cosas — para amar y ser amado. Cuando las personas más viejas son llamadas a Dios, solamente sus hijos pueden tomar sus lugares.
¿Pero que nos dice Dios? Él dice: “Pues aunque ésas llegasen a olvidar, yo no te olvido.
Míra, en las palmas de mis manos te tengo tatuada” (Is 49, 15-16). Nosotros estamos grabados en la palma de la mano de Dios; aquel niño que aún no nació está grabado en la mano de Dios desde la concepción y es llamado por Dios a amar y ser amado no solamente en esta vida, sino para siempre. Dios jamás se olvida de nosotros.
Por favor no mate a ese niño. Yo quiero a ese niño. Por favor denme a ese niño. Yo estoy dispuesta a aceptar cualquier niño que esté por ser abortado y dar este niño a una pareja que irá a amar al niño y ser amado por ella.
La forma de planear la familia es la planificación familiar natural, no la contracepción. Al destruir el poder de dar la vida, a través de la contracepción, un marido o esposa está haciendo algo para sí mismo. Atrae la atención para sí y así destruye el don del amor en él o en ella. Al amar, el marido y mujer deben volver la atención entre sí como sucede en la planificación familiar natural, y no para sí mismos, como sucede en la contracepción. Una vez que el amor vivo es destruido por la contracepción, fácilmente se sigue el aborto.
Tú también debes traer esta presencia de Dios para tu familia, pues la familia que reza unida, permanece unida. Existe tanto odio, tanta miseria, y nosotros con nuestras oraciones, con nuestro sacrificio, estamos comenzando en casa. El amor comienza en casa, y no se trata de cuánto nosotros hacemos, sino cuanto amor colocamos en aquello que hacemos.
Si recordamos que Dios nos ama, y que nosotros podemos amar a los otros como Él nos ama, entonces América puede hacerse una señal de paz para el mundo. De aquí debe salir hacia el mundo, una señal de cuidado para el más débil de los débiles — el futuro niño.
¿Viento huracanado o aire acondicionado? / Autor: José H. Prado Flores
Es común la figura del viento para referirse al Espíritu Santo. Sin embargo, para algunos este viento puede ser un huracán, como el día de Pentecostés, que llenó hasta los rincones más oscuros de la vida de los apóstoles y los convirtió en testigos con poder de Cristo resucitado. Otros, con excesivo tacto político al que llaman prudencia, reducen al Espíritu a un simple aire acondicionado que podemos graduar de acuerdo a la subjetividad o la conveniencia.
He aquí la diferencia:
El viento huracanado, como a Pablo, nos tira del caballo de nuestras seguridades humanas para preguntar: ¿qué quieres Señor que haga? El aire acondicionado hace lo que nosotros queremos. Somos nosotros quienes lo graduamos para nuestra conveniencia y comodidad. Por eso en vez de preguntar a El Señor por su inescrutable plan, afirmamos: Señor, haz esto, ayúdame aquí, ve allá, etc.
El viento huracanado no está emparentado con la lógica estática. Presenta siempre sorpresas. Es movimiento que no se detiene ante ninguna dificultad. El aire acondicionado está graduado a una temperatura constante: no hay cambios, todo está prefabricado, programado y en su lugar. El aire acondicionado impone una temperatura constante al ser humano. El aire acondicionado es fuego prendido en los huesos que no se puede extinguir, como a Jeremías.
El viento huracanado nos posee y nos cautiva como al profeta Amos que no puede dejar de evangelizar porque ha escuchado el rugido de la voz de león de la Palabra de Dios. El aire acondicionado lo poseemos nosotros. Él nos pertenece y hasta lo queremos comprar, como Simón el mago con dinero que garantiza título de propiedad.
El viento huracanado es fuego de volcán, el aire acondicionado es una caja de fósforos.
El viento corre sin saber de donde viene ni a donde va. El aire acondicionado esta regido por un manual de operación con leyes, condiciones, con miedos y dudas.
El viento huracanado nos libera del individualismo para formar el único cuerpo de Cristo. El aire acondicionado nos hace egoístas, aislados e independientes.
El viento huracanado nos abre a todos los carismas y no sólo a los que nos gustan o estamos acostumbrados. El aire acondicionado nos hace catalogar algunos carismas como asuntos del pasado, propios de algunos santos, o simplemente se excluyen porque incomodan o comprometen.
El viento huracanado hace presente a Cristo resucitado en la comunidad, la Eucaristía, el pobre, la Escritura. El aire acondicionado lo mira lejos, donde poco tiene que ver con nosotros, como un asunto del pasado que nada tiene que ver con nuestro presente.
El viento huracanado convierte la Escritura en poderosa Palabra de Dios que es viva y eficaz. El aire acondicionada la convierte en un libro de estudio frío e intelectual con bases racionalistas.
El huracán es incontrolable. Cuando mucho podemos medir su fuerza, pero nunca extinguirla. El aire acondicionado se acomoda a la conveniencia de nuestro termostato.
Al huracán se sigue. El aire acondicionado nos sigue hasta en el automóvil o la sala de cine.
El huracán es viento puro, siempre nuevo, que no sabe dar vueltas sobre sí mismo porque no es remolino, sino huracán. Es fuente de agua viva que salta hasta la vida eterna. El aire acondicionado como esas fuentes que la misma agua es bombeada muchas veces. El huracán nos mueve, nos sacude. El aire acondicionado nos hace ponernos cómodos.
El viento huracanado es fuente de libertad. Es libre y nos hace libres. El aire acondicionado es una paloma enjaulada sin libertad para volar por el espacio infinito.
El huracán es un reto que nos desafía a entregar nuestra vida incondicionalmente. El aire acondicionado es un remanso de comodidad que busca cómo servirse de la vida de otros y hasta de Dios
El huracán es imprevisible. Siempre lleno de sorpresas, siempre creativo, siempre nuevo. El aire acondicionado nos abriga para que nadie mire por la ventana. Es una comodidad que nos aletarga y nos impide pensar.
El huracán nos convierte en testigos que no saben lo que van a decir ante los tribunales, pero están seguros de la victoria del bien y la justicia. El aire acondicionado nos hace analistas y calculadores de las cosas de Dios y hasta de El mismo. Llegamos a definir que lo que nosotros pensamos es la voluntad de Dios para nosotros y para los demás.
El viento huracanado nos hace osados en la fe para meter al paralítico por el techo de la casa. El aire acondicionado llena de señales todos los caminos. El miedo se disfraza de prudencia y la conveniencia de tacto político. Todo está previsto, se ha perdido lo más humano: la espontaneidad.
El huracán es imprevisto, como el ladrón que llega sin invitación. El aire acondicionado a ciertas horas del día o por día de la semana.
Pentecostés fue un viento huracanado, que no podemos convertir en aire acondicionado.
-----------------------------------
Fuente: Escuelas de Evangelización San Andrés
He aquí la diferencia:
El viento huracanado, como a Pablo, nos tira del caballo de nuestras seguridades humanas para preguntar: ¿qué quieres Señor que haga? El aire acondicionado hace lo que nosotros queremos. Somos nosotros quienes lo graduamos para nuestra conveniencia y comodidad. Por eso en vez de preguntar a El Señor por su inescrutable plan, afirmamos: Señor, haz esto, ayúdame aquí, ve allá, etc.
El viento huracanado no está emparentado con la lógica estática. Presenta siempre sorpresas. Es movimiento que no se detiene ante ninguna dificultad. El aire acondicionado está graduado a una temperatura constante: no hay cambios, todo está prefabricado, programado y en su lugar. El aire acondicionado impone una temperatura constante al ser humano. El aire acondicionado es fuego prendido en los huesos que no se puede extinguir, como a Jeremías.
El viento huracanado nos posee y nos cautiva como al profeta Amos que no puede dejar de evangelizar porque ha escuchado el rugido de la voz de león de la Palabra de Dios. El aire acondicionado lo poseemos nosotros. Él nos pertenece y hasta lo queremos comprar, como Simón el mago con dinero que garantiza título de propiedad.
El viento huracanado es fuego de volcán, el aire acondicionado es una caja de fósforos.
El viento corre sin saber de donde viene ni a donde va. El aire acondicionado esta regido por un manual de operación con leyes, condiciones, con miedos y dudas.
El viento huracanado nos libera del individualismo para formar el único cuerpo de Cristo. El aire acondicionado nos hace egoístas, aislados e independientes.
El viento huracanado nos abre a todos los carismas y no sólo a los que nos gustan o estamos acostumbrados. El aire acondicionado nos hace catalogar algunos carismas como asuntos del pasado, propios de algunos santos, o simplemente se excluyen porque incomodan o comprometen.
El viento huracanado hace presente a Cristo resucitado en la comunidad, la Eucaristía, el pobre, la Escritura. El aire acondicionado lo mira lejos, donde poco tiene que ver con nosotros, como un asunto del pasado que nada tiene que ver con nuestro presente.
El viento huracanado convierte la Escritura en poderosa Palabra de Dios que es viva y eficaz. El aire acondicionada la convierte en un libro de estudio frío e intelectual con bases racionalistas.
El huracán es incontrolable. Cuando mucho podemos medir su fuerza, pero nunca extinguirla. El aire acondicionado se acomoda a la conveniencia de nuestro termostato.
Al huracán se sigue. El aire acondicionado nos sigue hasta en el automóvil o la sala de cine.
El huracán es viento puro, siempre nuevo, que no sabe dar vueltas sobre sí mismo porque no es remolino, sino huracán. Es fuente de agua viva que salta hasta la vida eterna. El aire acondicionado como esas fuentes que la misma agua es bombeada muchas veces. El huracán nos mueve, nos sacude. El aire acondicionado nos hace ponernos cómodos.
El viento huracanado es fuente de libertad. Es libre y nos hace libres. El aire acondicionado es una paloma enjaulada sin libertad para volar por el espacio infinito.
El huracán es un reto que nos desafía a entregar nuestra vida incondicionalmente. El aire acondicionado es un remanso de comodidad que busca cómo servirse de la vida de otros y hasta de Dios
El huracán es imprevisible. Siempre lleno de sorpresas, siempre creativo, siempre nuevo. El aire acondicionado nos abriga para que nadie mire por la ventana. Es una comodidad que nos aletarga y nos impide pensar.
El huracán nos convierte en testigos que no saben lo que van a decir ante los tribunales, pero están seguros de la victoria del bien y la justicia. El aire acondicionado nos hace analistas y calculadores de las cosas de Dios y hasta de El mismo. Llegamos a definir que lo que nosotros pensamos es la voluntad de Dios para nosotros y para los demás.
El viento huracanado nos hace osados en la fe para meter al paralítico por el techo de la casa. El aire acondicionado llena de señales todos los caminos. El miedo se disfraza de prudencia y la conveniencia de tacto político. Todo está previsto, se ha perdido lo más humano: la espontaneidad.
El huracán es imprevisto, como el ladrón que llega sin invitación. El aire acondicionado a ciertas horas del día o por día de la semana.
Pentecostés fue un viento huracanado, que no podemos convertir en aire acondicionado.
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Fuente: Escuelas de Evangelización San Andrés
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