Tenemos que tener el coraje cristiano de ser dependientes de Dios
¿Qué es coraje? ¿Cómo debe ser la nuestra? Somos imagen y semejanza de Dios, y nuestras actitudes deben ser parecidas con las de los discípulos. En esta Palabra, Jesús nos dice que somos muy débiles y por eso Él nos orienta: “No tengáis miedo” (Mt 14,27).
A pesar de débiles, podemos descubrir, en nuestra flaqueza, que somos corajudos, pues, en la hora de la necesidad, tenemos fuerzas que no imaginábamos. Sólo descubrimos que la tenemos cuando sentimos miedo.
Tenemos que tener el coraje cristiano de ser dependientes de Dios, porque, muchas veces, Jesús nos va a dejar solos en el barco.
Los discípulos de Jesús, aún viendo las maravillas que Él realizaba, no tenían certeza de su poder.
Nosotros que creemos en Él, necesitamos tener el coraje de depender exclusivamente del Señor, y este coraje cristiano no puede confundirse con la prepotencia.
Ser fuerte con el débil es ser villano. Ser imprudente es la cosa más fácil. Cuando buscamos a alguien débil y acabamos con él, eso es imprudencia. Esa es el coraje del mundo, que necesita de la fuerza humana.
Necesitamos agarrarnos de Jesús con uñas y dientes, necesitamos actuar con voluntad divina y no mirar los obstáculos, las dificultades, los sacrificios realizados, sino enfrentarlos. Ese es el verdadero coraje cristiano.
“No hay en el mundo quien pueda destruir nuestra vida, pues ella está toda en las manos de Dios”. (San Estanislao)
Transformar a un débil en un fuerte es difícil, pero no es imposible. Abra su corazón, levante su cabeza. Todo lo puedes en Jesús.
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