Oreste Pesare, delegado de la Renovación Carismática en Roma, habla para LA RAZÓN
Ahora es un hombre feliz pero Oreste Pesare, el responsable de la oficina internacional de la Renovación Carismática Católica en el Vaticano anduvo rondando la muerte en su juventud debido al abuso del alcohol y el consumo de drogas. Pesare, italiano y padre de tres hijos, afirma que la oración del incrédulo ¬Señor, si tu existes, quiero conocerte¬ le salvó la vida y que los mayores milagros que ha presenciado se han producido gracias a la oración ante Jesús Sacramentado, ante el Sagrario. Oreste Pesare estima que el secreto del apostolado está en «convertirnos nosotros».
Mónica Vázquez - "La Razón" Madrid.-
Casado y con tres hijos, Oreste Pesare es un hombre rebosante de felicidad, aunque no siempre fue así. Estuvo mucho tiempo alejado del Señor; el alcohol y las drogas le distraían de su presencia. Finalmente, la oración que siempre repetía en su interior «Señor, si tú existes, yo quiero conocerte» fue contestada por Dios al salvarlo de una situación de la que tal vez no hubiera podido salir vivo.
- ¿Cómo ha conocido al Señor?
- El Señor me ha salvado de la muerte cuando ninguno me podía salvar y esto ha cambiado profundamente mi vida. Ahora he decidido entregar mi vida al Señor y él me ha llenado con su Espíritu Santo. Antes de conocer la Renovación estaba involucrado en el alcohol y en las drogas. Yo no creía en Dios pero recuerdo que siempre tenía esta oración en el corazón: «Señor, si tu existes yo quiero conocerte». Quizás por mis estudios de filosofía tenía esta inquietud. Creo que esta plegaria ha sido acogida por el Señor.
- ¿Cómo sucedió exactamente?
- Fue cuando estuve en la cárcel. Me arrestaron porque llevaba mucha droga en los bolsillos, entonces entendí que tendría que pasar mucho tiempo preso. En el calabozo tenía mucho miedo y supliqué: «Si tu existes, espero que me ayudes porque mañana no te necesitaré». En pocos minutos llegó el comandante y me dijo: «Hace más de 30 años que trabajo aquí como policía y esto nunca me había pasado: vete que no quiero verte más». Y al rato salí de la comisaría. Entonces ya no tenía miedo sino una gran alegría en el corazón. «Señor, tú existes, tú me has escuchado cuando nadie me podía ayudar», le agradecí. Y así cambió mi vida.
- ¿Sus padres son católicos?
- Sí, cuanto esto sucedió ellos llevaban meses en un grupo de oración carismática. Mi padre había comenzado a ayunar cada viernes para que sus hijos nos convirtiéramos. En 6 ó 7 meses los 3 hijos entramos en la Renovación, cada uno por su lado.
-¿Qué opina de la frase marxista «la religión es el opio de los pueblos»?
-(Ríe a carcajadas) Por tantos años yo he creído en esa frase... Creo que ha sido dicha por alguien que no ha conocido a Jesús. Seguro que un marxista puede conocer a Jesús, pero que haya mucha gente que no crea en Dios es un misterio, es fruto del pecado. Puedes tener amigos, mujeres, dinero, coches, motos, pero si tienes esa muerte en el corazón nada vale la pena.
- ¿Cuál es la oración que aconseja?
- La oración hecha a Jesús ante la Eucaristía. Los mayores milagros que he visto han sido ante Jesús-eucaristía.
-¿Qué hay que hacer para ayudar en la conversión de los demás? -Convertirnos nosotros. Si nosotros somos santos la luz de Dios llega a los demás. Si tú estás lleno de gozo los demás te preguntan porqué. Si tú has cambiado profundamente tu vida los demás se dan cuenta.
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Genio del Señor, que Dios te siga bendiciendo que de rebote lo hace con nosotros por intermedio tuyo bendiciones desde Argentinas
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