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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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miércoles, 11 de junio de 2008

Exorcísame, Señor! / Autora: Marisa Reyes Franco, Misionera de la Comunidad Canção Nova

Necesitamos del poder liberador de Jesús todos los días.

El Evangelio del día era más que propicio para que el Padre Bruno hiciera semejante afirmación: “Jesús cura a un endemoniado” (Mc 1, 21-28)

Por si aún no lo sabes, querido internauta, la Comunidad Canção Nova, o Canción Nueva, es una comunidad de 30 años que reúne a hombres y mujeres, solteros y casados, célibes y sacerdotes, es decir, a todos los estados de vida para una misma misión: preparar hombres nuevos para unos cielos nuevos y una tierra nueva en vista de la segunda, definitiva y gloriosa venida de nuestro Señor Jesuscristo.

El edificio donde vivo, se llama Santo Domingo Savio. Tenemos ahí, varios departamentos de solteros y de matrimonios. Es claro que las chicas estamos juntas y solas en un mismo departamento al igual que los chicos. El Padre Bruno, es uno de nuestros flamantes hermanos sacerdotes; él vive en el departamento de solteros en el mismo edificio.

Nuestra alegría se dio hace unos días, cuando celebramos la primera Misa comunitaria en este nuevo edificio, fue un regalo de Dios! La presidió el Padre Bruno.

Yo me encontraba en uno de esos días medio grises, donde cuesta levantarse y lanzarse de lleno a la misión, pues, claro, los consagrados también somos humanos y estamos sometidos a todas estas debilidades humanas, lo que nos levanta, es saber que Dios nunca olvida a aquellos que ama, es su promesa. En este contexto, estábamos en Misa y luego de la lectura del Evangelio, el padre comenzó su homilía.

Se refirió al Evangelio y nos dijo: “Todos los días necesitamos que Jesús entre en nuestras vidas y realice un exorcismo”.
Dijo que necesitamos tener este encuentro con Jesús para que Él nos libere todos los días del espíritu de tristeza, del desanimo, de preocupaciones exageradas, del mal humor, del espíritu negativo, de las murmuraciones, de las críticas y de tantas cosas que pudieran perturbarnos en este mundo tan agitado.

Decidí recurrir a un diccionario; encontré que el significado de la palabra “exorcismo” es el siguiente:“Conjunto de fórmulas y de ritos que se practican para expulsar un espíritu maligno, especialmente el demonio, del cuerpo de una persona, de un lugar“. No cabe la menor duda de que, siendo así, necesitamos de este exorcismo diario, pues, el espíritu maligno no es sólo aquel de las películas de exorcismo, que desfigura el rostro, cambia la voz, y hace un sin fin de cosas horrorosas. Es también aquel que corroe el alma con pequeñas cosas, máculas, que van cayendo día a día y llegado un determinado tiempo, se convierten en algo gigantesco, algo que ya necesita de una “terapia intensiva” en el alma.

Por eso, recurramos a Jesús, todos los días, durante todo el día; al inicio de nuestra jornada, a lo largo del día y al anochecer, para poder andar libres, con la liberad de los hijos de Dios, sin temor, sabiendo que, si grandes son nuestros problemas y aflicciones, mayor es nuestro Dios que envió a su Único Hijo para salvarnos. Ese mismo Jesús que paseaba por las calles de tantas ciudades, curando, liberando, resucitando, ese mismo Jesús, quiere expulsar de nuestra alma todo aquello que nos impida acercarnos más a Él. Dejemos que lo haga, pues Él respeta nuestra libertad y nada haría sin nuestro consentimiento.

Entonces, pidamos a Jesús que nos visite diariamente y sea Él quien nos exorcice, entiéndase exorcismo por aquel acto de expulsión de todo cuanto es malo y aqueja nuestra alma. Por eso, exorcísanos, Señor! Exorcisa nuestra familia, nuestro lugar de trabajo, nuestra comunidad, nuestro país…hazlo, Señor!

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Fuente: Comunidad Canción Nueva

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