
11 de octubre de 2009.- Stojan Adasevic mató a más de 55.000 niños cuando practicaba abortos, hasta que vió cómo el latido del corazón de uno de los niños se iba apagando poco a poco en medio de una masa de tejidos que extrajo con sus pinzas. Ese pequeño era hijo de un primo suyo. Días antes había soñado con Santo Tomás de Aquino y decidió dejarlo, pero el día que se presentó su primo con su novia sucumbió. Sin embargo, esa experiencia fue decisiva para abandonar los abortos y Santo Tomás su guia y protector para perseverar en su decisión en medio de la Serbia comunista. Su testimonio es parte de un documental que AIN repartirá de forma gratuita desde el martes. Leer más...
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