VI Domingo del Tiempo Ordinario
13 de febrero de 2011.- Jesús está en pleno Sermón del Monte y, por eso, lo que dice hay que escucharlo en el mismo clima de las Bienaventuranzas. Jesús está hablando de un modo de vida, el suyo y el de los suyos. Y, en este texto, suma y sigue con sus propuestas. Lo que sucede es que Jesús ha percibido que sus oyentes se están haciendo preguntas. Por eso les dice: «No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas...» Jesús, que se ha dado cuenta de que se preguntan qué va a suceder con los viejos preceptos en los que han vivido de generación en generación, les tranquiliza; y a cuantos se planteaban estas cuestiones les responde que no se preocupen, que los mandamientos de Dios siguen siendo válidos y necesarios, porque fueron grabados en el corazón del hombre por su Palabra eterna. «Antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse una sola letra o tilde de la Ley». Pero, eso sí, ahora hay que cumplirlos más allá de esa letra pequeña, con la que los cumplían los escribas y fariseos. Ahora, los mandamientos de Dios hay que vivirlos con la letra grande, muy grande, del amor de Dios y al prójimo, de la ley nueva que enseña Jesús, esa que le da plenitud a la Ley y a los Profetas. Ahora, todo ha de pasar por el interior del ser humano y no puede quedarse en el cumplimiento externo, reducido, literal y legalista, ese que había convertido en esclavitud lo que Dios había ofrecido al hombre para su libertad. Leer más...
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domingo, 13 de febrero de 2011
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