A pesar de la tenebrosidad de sus historias, todas las mujeres atestiguan, ante el Tribunal Supremo de los Estados Unidos de América, de un creciente sentido de esperanza que comenzó cuando ellas iniciaron una travesía hacia una reintegración personal, mediante el llanto de duelo por la pérdida de su bebé que las sanaba, y el agradecimiento por el perdón que obtuvieron de Dios
4 de febrero de 2011.- En un final agridulce a una feliz Marcha por la Vida este año, docenas de madres que abortaron subieron las escalinatas del Tribunal Supremo de los Estados Unidos de América el lunes por la tarde, para contar sus historias de temor, angustia, y redención, ofreciendo un visión del terrible costo humano de Roe v. Wade (la decisión judicial estadounidense de 1973 que despenalizó el aborto).
De las 45 que hablaron, 40 eran recién llegadas, según informó Georgette Forney de la organización Silent No More Awareness (Campaña No Más Silencio), incluyendo un grupo de 12 de ellas que habían viajado desde el Estado de Arizona, para enfrentarse a un clima de mucho viento en el mes de enero. Más de 100 personas que sufren las consecuencias de un aborto, caminaron juntas durante la Marcha por la Vida.
Algunas de las mujeres describen en detalle el dolor “horrendo” del procedimiento mismo del aborto, lo que causó que muchas sufrieran luego de problemas de salud y de la pérdida permanente de su fertilidad. Pero fue la devastación emocional la que sobrecogió a algunas madres momentos después de perder a su hijo por medio de un aborto: sentimientos de desolación, soledad, y desesperación. “Todo lo que quedó fue el sentido de culpabilidad y la vergüenza, y las trizas de la persona que yo era antes de los abortos. El aborto no es una opción. Para mí fue una prisión,” dijo una madre. Publicamos un reportaje sobre varios de los testimonios que se contaron. Leer más...
viernes, 4 de febrero de 2011
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