VIII Domingo del Tiempo Ordinario
25 de febrero de 2011.- Todos somos arcilla moldeable por la gracia; pero no sin nuestra libertad de espíritu. La mano artesana de nuestro Padre Dios, que nos moldea a imagen de su Hijo, por la creatividad del Espíritu Santo, nos trabaja por dentro cuando encuentra en nosotros una opción fundamental de vida: la de servir sólo a un Señor. Lo dice Jesús en este texto evangélico: Dios no trabaja en los que apuestan por una doble vida y pretenden servir a dos señores a la vez. Nadie puede servir a dos señores: a Dios y al dinero. Y, por supuesto, se queda sin trabajo, hasta una mejor ocasión, en el corazón de aquellos que han decidido servir al dinero. Quien hace esta opción ha de saber que entra en una espiral de egoísmo que le vuelve esclavo de ese señor que le domina. Quien sirve al dinero, al placer, al lujo..., tendrá bienes, sí; pero siempre deseará más, sus deseos serán insaciables y no le darán tregua: atraparán sus días y sus horas en esfuerzos inútiles, y además no podrán darle algo tan esencial como el futuro. Y lo que es aún peor: si se elige servir al dinero, no se le dejará espacio a la nueva creación que Dios quiere hacer con sus criaturas. Leer más...
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viernes, 25 de febrero de 2011
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