17 de marzo de 2012.-Un buen examen de conciencia para esta Cuaresma podría consistir en verificar la propia relación con el Señor confrontándola con la de los niños, de los que hablan estas lineas. En ellas se descubre el tesoro que constituye la fe depositada en el corazón de los más pequeños. En los niños, la relación con Dios no es nada infantil, sino pura, espontánea y natural. Su entrega al Señor es total, sin miedos ni reservas; y su confianza en Jesús es absoluta. Los niños son verdaderamente los privilegiados del Espíritu Santo, la imagen de una fe realmente adulta y el modelo de un auténtico evangelizador. Sólo una fe así nos hará entrar en el reino de los cielos. Leer más...
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*COMENTARIO:* Padre, ¿no hay palabras de más consuelo para esa pregunta de
la tristeza?
*RESPUESTA MÍA:* La respuesta es que Dios es la alegría y la f...
Hace 3 meses
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