* «Allí en la iglesia de la abadía, inmerso en los cantos de las horas monásticas y arrodillado ante un icono de Cristo sobre el Tabernáculo, irrumpí en llanto sobrecogido por la belleza de Su Presencia. Dios me abrazó. Siempre estuvo ahí, pero yo ahora lo sabía»
* «Había gente en oración silenciosa, de rodillas. También yo me arrodillé e hice la señal de la cruz. Al hacerlo, sentí una ola de electricidad que me recorría, y por fin reconocí la voz que siempre había oído»
jueves, 19 de junio de 2014
David Ozab contemplando la música, la liturgia y la Regla de San Benito se hizo católico: «Encontré mi amor, mi fe y mi iglesia. Dios me salvó a través de susurros hermosos»
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