* «Con mi marido no hubo ni siquiera necesidad de mirarse a la cara para decir nuestro dolorosísimo “si”: nuestro bebé estaba ahí, con su carita, sus manitas y piernitas que se movían. Si hubiera vivido o no, no habría sido opción nuestra. Él había sido deseado así y de esta manera lo habríamos acogido. Él estaba vivo y no habría sido yo, su madre, quien lo matara»
* «Pienso que no he vivido momentos más bellos e intensos con mi marido, nuestros hijos y los amigos que nos han acompañado como hermanos»
sábado, 21 de junio de 2014
El testimonio de fe de Silvia, apodada mamá coraje, que se entregó amando durante las 30 horas que vivió su hijo pequeño Benedetto
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