“La paz que Cristo nos ha merecido con su muerte de cruz se vuelve activa y operante en nosotros mediante el Espíritu Santo. Por esto en el cenáculo, después de haber dicho a los apóstoles: “Paz a vosotros”, sopló sobre ellos y añadió, como en un solo viento: “¡Recibid el Espíritu Santo!” (Jn 20, 22). En realidad la paz viene, sí de la cruz de Cristo, pero no nace de Ella. Viene más de lejos. En la Cruz Jesús ha destruido el muro del pecado y de la enemistad que impedía a la paz de Dios de derramarse en el hombre. El manantial último de la paz es la Trinidad. “¡Oh Trinidad bienaventurada, océano de paz!”, exclama la liturgia en un himno suyo”
viernes, 5 de diciembre de 2014
Primera predicación de Adviento del padre Raniero Cantalamessa al Papa Francisco y a la Curia: “La paz como don de Dios en Cristo Jesús”
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