«Le dije a mi mejor amiga que rezáramos, y empezamos a rezar y rezar. De pronto, sentí una fuerza en mi interior que me decía que tenía que escapar. Mi mejor amiga me contestó que si yo saltaba, ella me seguiría. Dudaba qué hacer, pero seguía esa fuerza en mi interior. Llegado un momento, mi amiga y yo, rezamos y saltamos. Estuvimos seis horas caminando. Sentía dolor, pero sólo pensaba: Aleluya, Dios me ha salvado de mis captores»
jueves, 16 de abril de 2015
Hajara, adolescente cristiana nigeriana secuestrada por Boko Haram, cuenta cómo salvó la vida: «Mejor morir que abandonar mi fe»
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