«El esfuerzo para un renovado compromiso misionero está expuesto a dos peligros principales. Uno de ellos es la inercia, la pereza, no hacer nada y dejar que hagan todo los demás. El otro es lanzarse a un activismo humano febril y vacío, con el resultado de perder poco a poco el contacto con la fuente de la palabra y de su eficacia. Esto también sería una manera de abocarse al fracaso. Cuanto mayor sea el volumen de la actividad, más debe aumentar el volumen de la oración, en intensidad si no en cantidad»
viernes, 4 de marzo de 2016
3ª predicación de Cuaresma del P. Raniero Cantalamessa al Papa y a la Curia: «Anunciar la Palabra. El Espíritu Santo, principal agente de la evangelización»
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