La Hna. Clare, de 33 años, muerta en el terremoto de Ecuador, iba para actriz y se emborrachaba: encontró a Dios en un viaje

“El Señor me habló muy claro. Quería que yo viviese en pobreza, castidad y obediencia como las hermanas. Automáticamente le dije que me era imposible. "¡No puedo ser monja!”, dije, "No puedo dejar de beber, de fumar, de salir de fiesta, mi carrera, mi familia…." Si Jesús nos pide que hagamos algo siempre nos da la fuerza y la gracia para hacerlo. Sin su ayuda nunca podría haber hecho lo que tuve que hacer para responder a su llamada y seguirle... El Señor me mostró cuánto hería a su Sagrado Corazón mi estilo de vida alocado. Sabía que tenía que dejar todo y seguirle. Sabía con gran claridad que me pedía confiar en Él, poner mi vida en sus manos y tener fe”

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