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Bienvenido a Escuchar y a Dar

Este blog, no pretende ser un diario de sus autores. Deseamos que sea algo vivo y comunitario. Queremos mostrar cómo Dios alimenta y hace crecer su Reino en todo el mundo.

Aquí encontrarás textos de todo tipo de sensibilidades y movimientos de la Iglesia Católica. Tampoco estamos cerrados a compartir la creencia en el Dios único Creador de forma ecuménica. Más que debatir y polemizar queremos Escuchar la voluntad de Dios y Dar a los demás, sabiendo que todos formamos un sólo cuerpo.

La evangelización debe estar centrada en impulsar a las personas a tener una experiencia real del Amor de Dios. Por eso pedimos a cualquiera que visite esta página haga propuestas de textos, testimonios, actos, webs, blogs... Mientras todo esté hecho en el respeto del Amor del Evangelio y la comunión que siempre suscita el Espíritu Santo, todo será públicado. Podéís usar los comentarios pero para aparecer como texto central enviad vuestras propuestas al correo electrónico:

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Página web de Escuchar la Voz del Señor

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viernes, 2 de noviembre de 2018

Barbara Branchetti, 39 años, misionera en un hogar con niños en Jerusalén: «Vivir aquí es una gracia y un don, todo recuerda la Palabra de Dios»

* «He rezado mucho y me he encomendado al Señor para que me diera fuerzas, valentía, constancia, paciencia, gran humildad y perseverancia para lanzarme a una aventura mucho más grande que mis posibilidades humanas. Quiero decir esto porque creo que Dios a mí sólo me ha dejado la libertad de decir “sí, voy”; el resto lo hace Él dándome energías que no sabía que tenía… Vivir el Evangelio aquí es un privilegio y, de verdad, pienso que muy a menudo el Señor llama y elige a los últimos para realizar grandes cosas. Para mí la prioridad es crecer en la relación con Dos y aquí lo siento vivo y presente; pero sobre todo advierto su presencia en nuestra casa y, sobre todo, en nuestra capillita cuando, por la noche, junto a los niños nos sentamos en la gran alfombra y rezamos al Señor en hebreo, cogidos de la mano. Entonces siento que el Señor ya me ha hecho el regalo más grande de mi vida»

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