«Incluso el cristiano, un hombre de este tiempo, no puede permanecer parado aunque quiera. Personalmente, dentro de mis viajes continuos, hay dimensiones esenciales que siempre me acompañan. Y la fe está entre estos ‘fieles’ compañeros de viaje… Cuando necesito reflexionar, volver a encontrarme, vuelvo a leer Camino, de San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei. Habla de carácter y dirección, de vida interior y sobrenatural, de fe y también de alegría. Ahí encuentro mis raíces Podemos vivir cada momento de la vida como un acto de fe. Y el trabajo diario puede ser una forma importante de conocer a Dios y amar a los demás. Por lo tanto, la Iglesia, que ama a los jóvenes, debe ayudarnos a nunca olvidar que nuestra vida diaria, para vivir con autenticidad incluso en ritmos vertiginosos, es el primer lugar donde Dios viene a nuestro encuentro»
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