CaminoCatólico.com.- A veces los padres nos alarmamos cuando vemos que a ciertas edades, sobre todo en la adolescencia, nuestros hijos se alejan de Dios y se apartan de la Fe en la que crecieron. Es tanto nuestro susto que luego cometemos el error de “forzarlos” en lugar de invitarlos.
Por ejemplo, a ir a Misa, a acudir a retiros, a rezar… Este es un grave error que hemos cometido la gran mayoría. Y digo error porque no nos damos cuenta -pues es un comportamiento inconsciente- que el quererlos forzar no viene del amor sino del miedo. Perdemos la confianza en los frutos de la formación que les dimos en la niñez. Existe también un poco de la ignorancia que muchas veces tenemos como padres.
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