* Los hechos sucedieron en el Hospital maternal de Binza, en Kinshasa, capital de República Democrática del Congo. En este lugar, que recibe entre 20 a 30 niños a diario, las Hermanas Adoratrices del Santísimo Sacramento, fundadas por el padre Spinelli realizan su trabajo apostólico, y oraron para que el bebé dado por muerto por los médicos pudiera vivir.* La hermana Adeline, la monja Adoratriz responsable de la maternidad de Binza, quien testifica: “Salí de la habitación y me fui a casa; allí encontré a mi superiora, la hermana Antonietta Musoni (de Pozzaglio), y le dije: Hermana Antonietta, ore, hay un niño que está a punto de morir”. Encendiendo una vela en la capilla, frente a la imagen del Padre Fundador, la Hermana Adeline rezó al Padre Francesco Spinelli: “Padre, ayúdanos a ayudar a este niño que está a punto de morir; pongo mi confianza solo en ti”. Luego, tomó una foto del padre Francisco y la deslizó debajo de las sábanas del niño quien yacía indefenso en la cama. De repente, donde durante casi una hora todos buscaron una vena, los testigos dijeron que habían visto “como por un milagro” una gran vena, como la de un hombre adulto, para que, sin ningún problema, pudieran ingresar la aguja para realizar la transfusión
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*COMENTARIO:* Padre, ¿no hay palabras de más consuelo para esa pregunta de
la tristeza?
*RESPUESTA MÍA:* La respuesta es que Dios es la alegría y la f...
Hace 3 meses
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