* «Nunca me he definido gay o lesbiana u otra cosa, ni siquiera cuando salía con mujeres. Siempre he tenido clara dentro de mí la distinción entre quién era yo y lo que hacía. Tengo que decir que, entonces, no sabía explicar bien por qué rechazaba esa etiqueta, sentía mucha confusión sobre muchas cosas, tal vez no sabía bien quién era, pero sabía que no era lo que hacía en ese momento. Buscaba la verdad… La santidad es un camino. Para mí fue un momento crucial comprender, durante una oración -precisamente en el periodo en el que luchaba, pidiendo claridad sobre mi sexualidad-, que Dios me llamaba a servir a los pobres. Era una agente inmobiliaria de éxito, pero acababa de escuchar a un sacerdote misionero y, con mucha audacia, dejé todo y fundé, hace ya muchos años, Unforgotten Faces [Rostros inolvidables] una organización sin ánimo de lucro que ayuda a las madres solteras y a sus hijos en Etiopía. El nivel de necesidad de estas personas es tan dramático que vivirlo personalmente ha sido, en mi opinión, el modo con el que Dios ha entrado en mi corazón para romperlo y derribar el egoísmo. La misa, para mí, es más necesaria que cualquier otra cosa. Y después la Adoración, la oración, el estudio de la Biblia, el ayuno. Y los amigos: si en tu vida buscas a Jesús es fundamental estar con quien, como tú, lo busca»
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