* «Me confieso con el padre Jean Marie. En esa confesión recordé que había tenido un aborto con una expareja; me sale pedir perdón por eso y me pongo a llorar terriblemente. Luego sentí una paz, un alivio, un llanto, ese día me cambió la vida. Esa confesión dio un alivio a mi alma que no puedo explicar con palabras, yo sentí que volví a nacer. Mi primera comunión fue con pleno conocimiento de todo lo que quería para mi vida y lo que yo me considero: soy parte del bien y una buena persona. De nuevo volví a brillar y a tener la paz que antes tenía. Mi plan de vida es tener una familia, es lo que más deseo, también instruirme en todo lo que es el catolicismo. Porque Dios es todo y si no estás con Él siempre te va a faltar algo, siempre vas a estar vacío»
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