* «Escuché una voz dentro de mí que decía: ‘¡Quiero que te levantes! Elige el camino de la vida, perdonando a tu madre. Si rehúsas este perdón, te extraviarás por los caminos de muerte que han marcado tu vida desde la niñez.’ Presa de esta advertencia, entré en la capilla y rogué al Señor que pusiera en mi corazón este perdón que me sentía totalmente incapaz de pronunciar»
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