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lunes, 21 de abril de 2025

Bruce-John Hamilton: «Era jugador de baloncesto y no recuerdo cuándo 'sucedió', pero un día me di cuenta de que Dios quería que fuera sacerdote y esta Pascua voy a bautizar a 20 catecúmenos»


Bruce-John Hamilton era jugador de baloncesto y Dios lo llamó a ser sacerdote / Foto: Cortesía de Bruce-John Hamilton

* «Considerarme a mí mismo, como sacerdote, un instrumento llamado por Dios para dar nueva vida a estos hermanos y hermanas a través del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, me llena de gratitud hacia Dios ; darme cuenta de lo indigno que soy como instrumento... ¡ser elegido por el Dios de los ángeles y de este universo para dar a Dios a otro ser humano!... Tienes nueva vida, has llegado a ser partícipe de la naturaleza divina, pero necesitas crecer más allá del bautismo. El Maestro nos enseñó esto al darnos siete sacramentos. No solo necesitamos recibir los sacramentos, sino que necesitamos vivir los sacramentos, encontrar a Cristo en ellos y hacerlos una realidad en nuestras vidas» 

Camino Católico.- Llamado de la cancha de baloncesto al altar, el sacerdote canadiense Bruce-John Hamilton, dejó su vida como jugador semiprofesional de baloncesto en la Universidad de Saskatoon, en Canadá. Como deportista, jugó junto a destacadas figuras del deporte como Guy Vetrie; sin embargo, hoy se dedica a ganar almas para el equipo de Jesucristo y comparte para Aleteia sobre la experiencia de bautizar a catecúmenos durante la Pascua de 2025. 

Dios se valió de la pasión del joven Bruce, el Baloncesto, para llamarlo al sacerdocio.

“Durante la temporada de baloncesto, un domingo, fui a la iglesia con un compañero de equipo, Eli Pasquale (famoso basquetbolista argentino premiado también en el extranjero, nota del editor). El sacerdote que celebraba la Misa y predicaba el sermón 'hacía sentido'. Poco después de asistir a esa Misa, conocí al sacerdote, era el Padre John Laszczyk, de la Diócesis de la Isla de Vancouver. Comenzamos a hablar sobre la fe y a desarrollar una larga amistad. No recuerdo cuándo 'sucedió', pero un día me di cuenta de que Dios quería que fuera sacerdote”, relata el sacerdote canadiense explica a Ingrid Basaldúa Guzmán en Aleteia

Nacido en Ontario, con una madre católica y un padre protestante, el padre Bruce y sus cuatro hermanos estuvieron inmersos en la fe católica desde el jardín de niños. Sin saberlo, su vida cambiaría cuando comenzó a jugar baloncesto, decisión que le hizo entrar a la Universidad de Saskatoon.

El padre Bruce-John Hamilton en el centro de la imagen / Foto: Cortesía de Bruce-John Hamilton

Esta experiencia de vivir lejos de casa por primera vez le llevó a reflexionar sobre su vida y comprar su primer Catecismo, “Leí este libro con gran hambre y comenzó a desencadenar aún más pensamientos sobre Dios y mi fe católica”, admite.

Un instrumento indigno

Los años pasaron y el padre Bruce se ordenó y comenzó a ejercer su ministerio con gran fe y dedicación. Ahora, a unos días de vivir la Pascua, un entusiasmo muy especial lo invade: será él quien administre los sacramentos de iniciación a 2o catecúmenos.

"Considerarme a mí mismo, como sacerdote, un instrumento llamado por Dios para dar nueva vida a estos hermanos y hermanas a través del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, me llena de gratitud hacia Dios ; darme cuenta de lo indigno que soy como instrumento... ¡ser elegido por el Dios de los ángeles y de este universo para dar a Dios a otro ser humano! Para citar a Lacordaire: '¡Qué vida, y es la tuya como sacerdote de Jesucristo!' ¡Esto es verdad!”, explica.

El padre reflexiona que el Bautismo es la vida, pues, aunque tal vez no se sienta así, espiritualmente estamos muertos sin este sacramento. Y, aunque el Bautismo se puede recibir en cualquier momento del año, explica que hay algo muy hermoso y profundo en recibirlo durante la Pascua:

"Las cuatro partes de la Liturgia -que son Luz, Palabra, Agua y Eucaristía- ayudan a los Catecúmenos a recorrer el paisaje bíblico y les ayuda a adquirir -¡rezo para ello!- una visión bíblica del mundo. Es larga pero, hasta donde sé, nadie se queja. Y, francamente, su belleza nos ayuda a todos a olvidar el tiempo".

¿Cómo se conecta el bautismo con la resurrección de Jesús, en el contexto de la Pascua?

La Pascua es el "cambio total de juego", comparte. Es la manera de Dios de decir: "No solo tengo una respuesta, ¡sino LA respuesta al mayor enemigo del hombre -Satanás- y su miedo -la muerte-".

"El bautismo es nuestro comienzo en el camino hacia la vida eterna con Dios en su Beatitud. Comienza ahora. La nueva vida nos es comunicada en el bautismo, luego hay una solución para todos nuestros problemas, todas nuestras luchas y todos nuestros pecados. ¡La respuesta está en la Persona de Jesucristo!" 

Este sacerdote tiene claro que Dios quiere que seamos santos en medio del mundo, que lo tengamos presente en todos los aspectos de la vida. "Si los recién bautizados se mantienen conectados y siguen un plan de vida diario, podrán hacer esto y cambiar su mundo... ¡justo donde están! De nuevo, es la mayor aventura de todas", declara. 

Revertir las estadísticas

A pesar de que, según las estadísticas oficiales, entre 60% y 70% de los bautizados no continúan activos dentro de la Iglesia en Canadá, su trabajo no se detiene; al contrario, toma aún más fuerza.

En su parroquia, Corpus Christi, brindan una formación completa en la fe para los catecúmenos y los acompañan mientras atraviesan por un proceso profundo antes de recibir los sacramentos. Las personas que han solicitado el bautismo van a los Estudios de Fe y luego al Ritual de Iniciación Cristiana de Adulto. Eso los hace estar mucho mejor preparados. Después continúan con su formación y conexión con otros fieles a través de los Grupos de Vida, que son pequeños grupos de personas que se reúnen en casas.

"No puedo ni aceptaré nunca que no podamos, con la ayuda de Dios y la disposición a trabajar duro, cambiar el resultado y revertir esas tristes estadísticas", comparte

El Padre Bruce aconseja a los próximos a bautizarse: 

"Tienes nueva vida, has llegado a ser partícipe de la naturaleza divina, pero necesitas crecer más allá del bautismo. El Maestro nos enseñó esto al darnos siete sacramentos. No solo necesitamos recibir los sacramentos, sino que necesitamos vivir los sacramentos, encontrar a Cristo en ellos y hacerlos una realidad en nuestras vidas".

Este sacerdote tiene claro que muchas personas recibirán el bautismo, la confirmación y la Eucaristía esta Pascua; sin embargo, muchas se apartarán. "Esta es una estadística continua que probablemente no cambiará a menos que hagamos algo para conseguir un resultado diferente. El Señor nos está llamando a los sacerdotes (que somos pastores) a guiar a nuestra gente con una visión".

Por ello, aconseja a sus hermanos sacerdotes de todo el mundo: "Busca formación de liderazgo. Involucra a los laicos, pero enséñales adecuadamente y guíalos; esto significa comprometerte con ellos, ayudarlos a ver su llamado para ser santos en medio del mundo. ¡La gente tiene hambre, pero necesita líderes que los lleven a un audaz viaje hacia la Jerusalén celestial!"  

Cardenal Chomali: «Sufrí bullying, era muy tartamudo y no pude entrar al seminario, ningún especialista me curó, un obispo me admitió al sacerdocio y haciendo la voluntad de Dios se me terminó la tartamudez»


Cardenal Fernando Chomali

* «Yo no esperaba nada de esto. Todo fue muy guiado por mi diálogo con Jesús respecto a mi carrera. 'Vos me trajiste hasta acá, ahora estoy a Tu servicio, pero Vos haz lo tuyo'. Lo más importante para mí es confiar mucho y mantenerse fiel en la oración, ahí es donde Jesús va hablando al corazón y nos va mostrando por dónde… Yo le pregunto muy seguido a Jesús… Él nos va dando la fuerza y nos va mostrando el camino a su tiempo… Hay que confiar y poner los dones al servicio, sin cansarse, mirándolo siempre a Él»

 Vídeo de  REC: Razón en Cristo en el que el Cardenal Fernando Chomali Garib cuenta su testimonio

Camino Católico.- El pasado 3 de abril de 2025, REC: Razón en Cristo, publicó el registro audiovisual del testimonio que el arzobispo de Santiago de Chile, Cardenal Fernando Chomali Garib, ofreció a jóvenes universitarios, ante quienes confidenció detalles íntimos de su vida. Pinceladas de un alma sacerdotal que por amor a Cristo y su Iglesia, se esfuerza en dar la vida al servicio de la salvación de todos, en especial de los pobres y los que sufren.  

El camino hacia el sacerdocio del Cardenal Chomali no fue fácil. Y de hecho el estudio ingeniería, pero en los colegios donde había estudiado dice que “Sufrí bullying; era muy tartamudo y no pude entrar al seminario, ningún especialista me curó, un obispo me admitió al sacerdocio y haciendo la voluntad de Dios se me terminó la tartamudez”. A continuación, transcribimos un extracto del testimonio que puede conocerse por completo en el video:

Monseñor Fernando Chomali el día que fue creado de Cardenal / Fotos: Vatican Media

«Invoquemos al Espíritu Santo que nos dará sabiduría, nos dará prudencia, nos dará templanza, nos dará alegría para hacer discernimiento, inteligencia. ¡No teman ser personas de oración!» 

Bueno, me dijeron que contara mi testimonio de fe y voy a partir contándoles que yo estudié ingeniería en la Universidad Católica, esta universidad, que quiero mucho, entrañablemente. Entré el año 75 a Ingeniería y conocí muy buenos amigos, muy buenos.

El año 77 uno de esos amigos ya no estaba en la universidad. Su nombre es Jerónimo Walker. Entonces yo le pregunté al hermano, que también estudiaba en la universidad -Patricio Walker- qué había pasado con Jerónimo y me dijo: "Jerónimo entró al seminario". Me dije... 'yo quiero ser como él'. 

Por lo tanto, lo primero que les quiero decir es que todo lo que ustedes hagan, digan, piensen, impacta en los demás y puede impactar positiva o negativamente.

Jerónimo me impactó positivamente en primer lugar por su sencillez, por su humildad, por su inteligencia... brillante ¡eh! En el curso de cálculo dos ya era ayudante. Un hombre muy inteligente pero muy bondadoso y piadoso. 

Entonces siempre quedé con la idea de que era posible llevar una vida consagrada. Por supuesto que yo estaba muy inmaduro en esa época como para postular al seminario y me titulé Ingeniero, aunque siempre estuve con la idea de ingresar... 'En un año', dije, 'yo este año me voy a dedicar a hacer un discernimiento vocacional'. 

Y ese año tuve la gracia de conversar con un muy buen sacerdote quien me dijo: "¿Sabes? yo creo que tú tienes vocación sacerdotal". Fui a postular al seminario, llamé por teléfono, pues en esa época no había celulares y me recibe Jerónimo Walker que estaba de diácono camino al sacerdocio. Nos encontramos, nos dio mucha alegría.

Me hicieron todos los test habidos y por haber para entrar al seminario, pero no me querían dejar entrar por tartamudo, porque yo era muy tartamudo. De hecho, no podía ni hablar de lo tartamudo que era. Mis padres estaban muy desesperados con mi tartamudez así que me habían llevado a muchos lugares para ver si se si me curaba y la verdad que en todos les fue muy mal.

Yo estudié en la Alianza Francesa y terminé los últimos años en el Instituto Nacional. Iba al colegio por las mañanas... el bullying, todo eso lo viví. Yo tengo un doctorado en bullying y soy muy contrario al bullying, soy muy enemigo del bullying, hace mucho daño. 

Terminé con una fonoaudióloga quien, aunque era una excelente fonaudióloga, pero por supuesto que no me superó la tartamudez. Tenía una escuela especial donde iban jóvenes, niños, con síndrome de down. Sucede que yo en el colegio (por las mañanas) lo pasaba bastante mal y en la tarde con estos jóvenes con síndrome down lo pasaba excelentemente bien porque todos los que estábamos ahí teníamos algún problema. Ahí entendí algo muy importante: no hay nada que cautive más a una persona que sentirse amada que sentirse respetada y no hay nada más grande de una persona que amar y respetar a los demás.

Como llevaba un año en esa escuela especial y la tartamudez no se me pasaba me sacaron de ahí y de hecho muchos compañeros de curso con los que me sigo viendo hoy día se acuerdan de eso. 

Sobre el seminario pasó que le preguntaron a un obispo auxiliar que se llama Sergio Valech -ya falleció- y le dijeron: "Oye tenemos un candidato, una persona normal, ingeniero civil de la Católica, con una vida espiritual, de misa... ¡y es tartamudo! ¿qué hacemos con él?" Y él les dijo: "Que entre nomás y ahí vemos lo que pasa". Así fue, está en el acta. 

Bueno, y el asunto es que él dijo "que entre y veamos lo que pasa". ¡Oye, miren lo que pasó, soy cardenal! Es como increíble ¿no?

Y entré al seminario. Les puedo decir chiquillos, por lejos, por lejos los 7 años más felices de mi vida, lejos, lejos. O sea, de hecho, decían en el seminario que yo tenía vocación de seminarista. ¡Imagínense! Porque es un tiempo precioso, un tiempo en primer lugar donde hay personas muy distintas. Eso es muy bonito que nos vincule la fe.

Normalmente a nosotros nos segregan por barrio, por colegio. Esa es la verdad. En el seminario no. En el seminario Dios llama al que quiere, como quiere. Eso es muy hermoso... convivir durante 7 años con personas muy distintas.

En el seminario aprendí filosofía y teología y quedé maravillado. Compartí con compañeros muy distintos movidos por la fe. Tuve la gracia de tener la misa diaria y los espacios de oración todos los días. Conocí una realidad que la verdad yo no conocía. Siete años maravillosos.

Bueno, ahí me di cuenta de que vale la pena jugársela por grandes motivaciones. ¿Cuáles eran las motivaciones que tenía para postular al seminario y aventurarme en este camino? En primer lugar, una clara conciencia de querer hacer la voluntad de Dios y la verdad que no siempre reflexionamos sobre eso; estamos tan ocupados sacándonos buenas notas o la mejor nota posible para entrar a tal carrera, para ciertas cosas, que nos olvidamos cuál es la voluntad de Dios. 

Y una prueba de que yo estaba haciendo la voluntad de Dios ¡es que se me terminó la tartamudez! Increíble. 

Me di cuenta que cuando uno no está a su gusto, cuando hay poca sintonía entre lo que uno es y lo que uno hace, el cuerpo habla, el cuerpo habla. Por eso que es muy importante buscar la voluntad de Dios, hacer un discernimiento para ver qué es lo que Dios quiere de uno. Créanme que ha sido un camino hermoso, no fácil y por supuesto que volvería a hacer lo mismo 70 veces siete a pesar de todas las dificultades que puede tener una vida consagrada.

(...)

Quisiera contarles que a propósito de este nombramiento de cardenal me llegó una carta del Papa. Y me da tres consejos. Yo creo que esos consejos valen para todos, valen para todos. 

El primer consejo es que tengamos los ojos abiertos y una mirada amplia. El mundo no se acaba en su colegio, en su sala de clase; el mundo es mucho más que eso. ¡Ábranse a conocer el mundo, lean, estudien, investiguen, ábranse al mundo de la pobreza! Abrir los ojos es muy importante. Tengan apostolados constantes, atrévanse a vivir la vida como una gran aventura.

En segundo lugar, que tengamos las manos juntas, rezar. Yo creo que una de las crisis que estamos viviendo en Chile, una crisis muy profunda, es la crisis que yo llamo de la frivolidad. Estamos frívolos. Temas terribles, terribles; como abuso, corrupción, cohecho, etcétera, son tratados frívolamente. Son temas muy profundos que tienen que ser tratados en profundidad y no hay nada que de mayor profundidad espiritual que la oración. De hecho, el Señor dice 'sin mí no podéis hacer nada'. Lo dice y nos dice que invoquemos al Espíritu Santo que nos dará sabiduría, nos dará prudencia, nos dará templanza, nos dará alegría para hacer discernimiento, inteligencia. ¡No teman ser personas de oración! (...)

Y en tercer lugar dice... tener los pies desnudos. Porque si andamos con suelas demasiado grandes no palpamos los dolores y hoy día la tendencia es a encerrarnos en nosotros mismos sin palpar los dolores de tantas personas que gimen por compañía, que gimen por más amor, que gimen por mayor solidaridad.

Cardenal Fernando Chomali Garib