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domingo, 24 de noviembre de 2024

Papa Francisco en homilía, 24-11-2024: «Los males que nos afligen son obra del hombre, engaño del Maligno, todo será sometido al juicio de Cristo, Rey justo y misericordioso. Él nos deja libres, pero no solos»

* «Lo que permanece, como Cristo nos enseña, es otra cosa: son las obras del amor. Esto es lo que queda y lo que embellece la vida. Lo demás no tiene importancia —[sólo] el amor que se concretiza en las obras—. Por eso, les repito: no tengan miedo de las “condenas” del mundo. ¡Sigan amando! Pero amando a la luz del Señor, a dar la vida para ayudar a los demás»

    

Vídeo de la transmisión en directo de Vatican News, traducido al español, con la homilía del Papa 

* «Al finalizar esta Eucaristía, los jóvenes portugueses confiarán los símbolos de la Jornada Mundial de la Juventud a los jóvenes coreanos: la Cruz y el icono de María Salus Populi Romani. También este es un signo; una invitación, para todos nosotros, a vivir y llevar el Evangelio a todos los confines de la tierra, sin detenernos y sin desanimarnos, levantándonos después de cada caída y sin dejar nunca de esperar, pues como dice el Mensaje de esta Jornada: “Los que esperan en el Señor caminan sin cansarse”. Ustedes, jóvenes coreanos, recibirán la cruz del Señor, cruz de vida, signo de victoria. La recibirán junto con la Madre. Es María quien nos lleva siempre hacia Jesús; es María quien en los momentos difíciles está junto a nuestra Cruz para ayudarnos, porque ella es Madre, ella es mamá. Ella es nuestra Madre» 

24 de noviembre de 2024.- (Camino Católico)  “Muchos males que nos afligen son obra del hombre, engaño del Maligno, pero todo será sometido, al final, al juicio de Cristo, Rey justo y misericordioso. Él nos deja libres, pero no nos deja solos” ha reflexionado el Papa Francisco en la homilía de la Santa Misa, que ha presiddo esta mañana, en la Basílica de San Pedro, en la solemnidad de Cristo Rey y Jornada Mundial de la Juventud. El Santo Padre ha invitado a mirar a Jesús, a renunciar a la lógica del poder, a no ser prisioneros del "yo", a rechazar las manipulaciones por una visibilidad que solo lleva a la angustia, a la falsedad y a la renuncia de la verdadera libertad y amor.

Francisco ha explicado que al final de la Eucaristía los jóvenes portugueses confiarían los símbolos de la Jornada Mundial de la Juventud a los jóvenes coreanos: la Cruz y el icono de María Salus Populi Romani. “Ustedes, jóvenes coreanos, recibirán la Cruz, el Señor, la Cruz de la vida, el signo de la victoria, pero no solos. Lo recibirán con su Madre. Es María quien nos acompaña siempre hacia Jesús; es María quien en los momentos difíciles está junto a nuestra Cruz para ayudarnos, porque Ella es Madre, Ella es nuestra mamá”. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la homilía del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

XXXIX JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD

SANTA MISA

HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO

Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo 

Domingo, 24 de noviembre de 2024


Al final del año litúrgico, la Iglesia celebra la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey, Rey del Universo. Nos invita a mirarlo a Él, a mirar al Señor, principio y fin de todas las cosas (cf. Col 1,16-17), cuyo «reino no será destruido» (Dn 7,14).

Es una contemplación que eleva y entusiasma. Pero si miramos a nuestro alrededor, lo que vemos se muestra diferente, y pueden surgir en nosotros preguntas inquietantes. ¿Qué decir de las guerras, la violencia, los desastres ecológicos? ¿Y qué pensar de los problemas que también ustedes, queridos jóvenes, deben afrontar mirando hacia el futuro, como la precariedad del trabajo, la incertidumbre económica —y no sólo eso—, las divisiones y las desigualdades que polarizan la sociedad? ¿Por qué sucede todo esto? ¿Y qué podemos hacer para que no nos destruya? Es verdad, estas son interrogantes difíciles, pero son preguntas importantes.

Por eso hoy, mientras en todas las Iglesias celebramos la Jornada Mundial de la Juventud, yo quisiera proponerles especialmente a ustedes jóvenes, a la luz de la Palabra de Dios, que reflexionemos sobre tres aspectos, que pueden ayudarnos a avanzar con valentía en nuestro camino, afrontando los desafíos que encontramos. Estos son: las acusaciones, la necesidad de consensos y la verdad —las acusaciones, la necesidad de consensos y la verdad—.

El primero, las acusaciones. El Evangelio de hoy nos presenta a Jesús en la posición del imputado (cf. Jn 18,33-37). Está, como se dice, “en el banquillo de los acusados”, en el tribunal. Quien lo interroga es Pilato, el representante del Imperio Romano, en quien podemos ver simbolizados todos los poderes que en la historia oprimen a los pueblos con la fuerza de las armas. Jesús no le interesa a Pilato. Pero sabe que la gente lo sigue, lo considera un guía, un maestro, el Mesías, y por eso el procurador no puede permitir que alguien cause desorden y turbación en la “paz militarizada” de su distrito. Por eso complace a los enemigos poderosos de este profeta indefenso; lo procesa y amenaza con condenarlo a muerte. Y Él, que siempre predicó la justicia, la misericordia y el perdón, no tiene miedo, no se deja atemorizar, ni tampoco se rebela; Jesús permanece fiel a la verdad que ha anunciado, fiel hasta llegar al sacrificio de su propia vida.

Queridos jóvenes, quizás a veces también a ustedes les pueda suceder de ser puestos “bajo acusación” por el hecho de seguir a Jesús. En la escuela, entre los amigos, en los ambientes que frecuentan, puede haber quien quiera hacerles sentir fracasados porque se mantienen fieles al Evangelio y a sus valores, porque no se amoldan, no se resignan a actuar como todos los demás. Ustedes, sin embargo, no tengan miedo de las “condenas”, no se preocupen; antes o después, las críticas y las acusaciones falsas caen y los valores superficiales que las sostienen se revelan por lo que son, ilusiones. Queridas jóvenes y queridos jóvenes, estén alertas a no dejarse embriagar por las ilusiones. Por favor sean concretos, la realidad es concreta, cuídense de las ilusiones.  

Lo que permanece, como Cristo nos enseña, es otra cosa: son las obras del amor. Esto es lo que queda y lo que embellece la vida. Lo demás no tiene importancia —[sólo] el amor que se concretiza en las obras—. Por eso, les repito: no tengan miedo de las “condenas” del mundo. ¡Sigan amando! Pero amando a la luz del Señor, a dar la vida para ayudar a los demás.

Y llegamos al segundo punto: la necesidad de consensos. Jesús afirma: «Mi realeza no es de este mundo» (Jn 18,36). ¿Qué quiere decir Jesús con esto de “mi realeza no es de este mundo”? ¿Por qué no actúa para asegurarse el éxito, para ganarse a los poderosos, para obtener apoyo a favor de su programa? ¿Por qué no actúa así? ¿Cómo puede pensar en cambiar las cosas siendo un “derrotado”? En realidad, Jesús se comporta de ese modo porque rechaza toda lógica de poder (cf. Mc 10,42-45). ¡Jesús es libre de todo esto!

Y también a ustedes, queridos jóvenes, les hará bien seguir su ejemplo, no dejándose contagiar por el afán —hoy tan difundido—, el afán de obtener reconocimiento, aprobación y elogio. Quien se deja llevar por estas fijaciones, termina viviendo en la angustia; se reduce a “abrirse paso a codazos”, a competir, fingir, hacer concesiones, traicionar los propios ideales con tal de tener un poco de aceptación y visibilidad. Por favor tengan cuidado con esto, su dignidad no está a la venta, no es algo que se vende. Estén alertas.

Sin embargo, Dios los ama tal como son —no por lo que aparentan—; ante Él sus sueños puros valen más que el éxito y la fama —valen más—, y la sinceridad de sus intenciones vale más que los consensos. No se dejen engañar por quienes, engatusándolos con vanas promesas, en realidad quieren manipularlos, condicionarlos, usarlos para sus propios intereses. Cuídense del utilitarismo, tengan cuidado de no dejarse condicionar. Sean libres, pero con una libertad en armonía con su propia dignidad. No se conformen con ser “estrellas por un día”, estrellas en las redes sociales o en cualquier otro contexto. Recuerdo en una ocasión a una joven de mi tierra que quería hacerse notar —era bonita— y para andar a una fiesta se maquillo por completo. Yo pensaba: “Después del maquillaje, ¿qué es lo que queda?” No maquillen el alma, no maquillen el corazón. Sean así como son: sinceros, transparentes. No sean “estrellas por un día”, ni en las redes sociales, ni en cualquier otro contexto. El cielo en el que están llamados a brillar es más grande: es el cielo del amor, es el cielo de Dios, donde el amor infinito del Padre se refleja en tantas pequeñas luces: en el afecto fiel de los esposos, en la alegría inocente de los niños, en el entusiasmo de los jóvenes, en el cuidado de los ancianos, en la generosidad de los consagrados, en la caridad hacia los pobres, en la honestidad del trabajo. Piensen en estas cosas, que son las que los harán fuertes a todos ustedes jóvenes. Estas pequeñas luces: el afecto fiel de los esposos —es algo bello—, en la alegría inocente de los niños —esta es una alegría muy bonita—, el entusiasmo de los jóvenes —sean entusiastas, todos ustedes—, el cuidado de los ancianos —una pregunta, ¿ustedes cuidan a los ancianos? Vayan a encontrar a los abuelos, sean generosos con su vida—, la caridad hacia los pobres, en la honestidad del trabajo. Este es el verdadero firmamento, en el que deben resplandecer como astros en el mundo (cf. Flp 2,15). Y por favor no escuchen a quienes, mintiendo, les dicen lo contrario. No son los consensos los que salvan al mundo, ni los que dan felicidad, lo que salva al mundo es la gratuidad del amor. El amor no se compra, no se vende: es gratuito, es donación de sí mismo.

Y llegamos así al tercer punto: la verdad. Cristo vino al mundo «para dar testimonio de la verdad» (Jn 18,37), y lo hizo enseñándonos a amar a Dios y a los hermanos (cf. Mt 22,34-40; 1 Jn 4,6-7). Sólo ahí, en el amor, es donde encuentra luz y sentido nuestra existencia (cf. 1 Jn 2,9-11). De otro modo, permanecemos prisioneros de una gran mentira. ¿Cuál es esa gran mentira? La del “yo” que se basta a sí mismo (cf. Gn 3,4-5), y es raíz de toda injusticia e infelicidad. El “yo” que se basta a sí mismo: “yo”, “mío”, “conmigo”; siempre es el “yo” sin la capacidad de ver a los demás, de conversar con los demás. Tengan cuidado de esta enfermedad del “yo” que se basta a sí mismo.

Cristo, que es el camino, la verdad y la vida (cf. Jn 14,6), despojándose de todo y muriendo desnudo en la cruz por nuestra salvación, nos enseña que sólo en el amor podemos también nosotros vivir, crecer y florecer en nuestra plena dignidad (cf. Ef 4,15-16). De lo contrario, como escribía a un amigo el beato Pier Giorgio Frassati —un joven como ustedes— ya no se vive, sino que se “va tirando” (cf. Carta a Isidoro Bonini, 27 febrero 1925). Nosotros queremos vivir, no ir tirando, y por eso nos esforzamos por testimoniar la verdad en la caridad, amándonos como Jesús nos ha enseñado (cf. Jn 15,12).

Hermanas y hermanos, no es verdad, como algunos piensan, que los acontecimientos del mundo se “le han ido de las manos” a Dios. No es verdad que la historia la hacen los violentos, los prepotentes, los orgullosos. Muchos males que nos afligen son obra del hombre, engaño del Maligno, pero todo será sometido, al final, al juicio de Dios. Los que destruyen a la gente, que provocan las guerras, ¿con qué cara se presentarán delante del Señor? “¿Por qué has provocado esa guerra? ¿Por qué has asesinado?” Y, ¿qué responderán ellos? Pensemos en esto y también en nosotros mismos. Nosotros no provocamos la guerra, nosotros no asesinamos, pero he hecho esto, esto y esto. Cuando el Señor nos diga: ¿Por qué has hecho esto?, ¿por qué has sido injusto en esto?, ¿por qué has gastado este dinero en tu vanidad? También a nosotros, el Señor nos cuestionará sobre estas cosas. El Señor nos deja libres, pero no nos deja solos. Aun corrigiéndonos cuando caemos, nunca deja de amarnos y, si se lo permitimos, no deja de levantarnos, para que podamos continuar el camino.

Al finalizar esta Eucaristía, los jóvenes portugueses confiarán los símbolos de la Jornada Mundial de la Juventud a los jóvenes coreanos: la Cruz y el icono de María Salus Populi Romani. También este es un signo; una invitación, para todos nosotros, a vivir y llevar el Evangelio a todos los confines de la tierra, sin detenernos y sin desanimarnos, levantándonos después de cada caída y sin dejar nunca de esperar, pues como dice el Mensaje de esta Jornada: “Los que esperan en el Señor caminan sin cansarse” (cf. Is 40,31). Ustedes, jóvenes coreanos, recibirán la cruz del Señor, cruz de vida, signo de victoria. La recibirán junto con la Madre. Es María quien nos lleva siempre hacia Jesús; es María quien en los momentos difíciles está junto a nuestra Cruz para ayudarnos, porque ella es Madre, ella es mamá. Ella es nuestra Madre. Piensen en María. 

Mantengamos los ojos fijos en Jesús, en su Cruz, y en María, nuestra Madre. De esa manera, aun en las dificultades, encontraremos la fuerza de seguir adelante, sin temer las acusaciones, sin necesidad de consensos, con la propia dignidad, con la propia seguridad de ser salvados y acompañados por la Madre, María, sin concesiones, sin maquillaje espiritual. Su dignidad no necesita maquillaje. Sigamos adelante, felices de ser para todos, testigos de la verdad, en el amor. Y por favor, no pierdan la alegría. Gracias.

Palabras pronunciadas por el Santo Padre durante el paso de los símbolos de la JMJ

Quisiera saludaros a todos, a los jóvenes aquí presentes y a los jóvenes de todo el mundo, especialmente a la delegación de Portugal, donde se llevo a cabo la Jornada Mundial de la Juventud el año pasado, y a la delegación de Corea del Sur, que organizará la próxima en Seúl en el año 2027. Dentro de poco, los jóvenes portugueses entregarán los símbolos de la JMJ —la Cruz y el icono de Maria Salus Populi Romani— a los jóvenes coreanos. Estos símbolos fueron confiados a los jóvenes por San Juan Pablo II a fin de que los llevaran por todo el mundo.


Y a ustedes, queridos jóvenes coreanos, ¡ahora les toca a ustedes! Llevando la Cruz a Asia anunciarán a todos el amor de Cristo. ¡Sean valientes! Tengan el valor de dar testimonio de la esperanza que hoy necesitamos más que nunca. Que allí, por donde pasarán estos símbolos, puedan crecer la certeza del amor invencible de Dios y la fraternidad entre los pueblos. Y que para todos los jóvenes víctimas de conflictos y guerras, la Cruz del Señor y el icono de María Santísima sean apoyo y consuelo.

Francisco


Fotos: Vatican Media, 24-11-2024

Papa Francisco en el Ángelus, 24-11-2024: «Quien es de la verdad, escucha la voz de Jesucristo, Rey del universo, que nos salva, infunde luz en nuestro corazón y en nuestra vida»

 


* «Jesús es Rey, pero su reino no es de ese mundo, tampoco es de este mundo. El mundo de Jesús, de hecho, es el nuevo, el eterno, que Dios prepara para todos entregando su vida por nuestra salvación. Es el reino de los cielos, que Cristo lleva a la tierra derramando gracia y verdad. El mundo del que Jesús es Rey rescata la creación arruinada por el mal con la fuerza precisamente del amor divino, Jesús salva la creación, porque Jesús libera, Jesús perdona, Jesús da paz y justicia»

    

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «Ayer en Barcelona fueron beatificados el sacerdote Cayetano Clausellas Ballvé y el fiel laico Antonio Tort Reixachs, asesinados por odio a la fe en 1936, en España. Demos gracias a Dios por el gran don de estos testigos ejemplares de Cristo y del Evangelio. ¡Un aplauso para los nuevos Beatos!» 

 24 de noviembre de 2024.- (Camino Católico)  “Cristo vino al mundo, a este mundo nuestro: quien es de la verdad, escucha su voz. Es la voz del Rey del universo, que nos salva.Hermanos y hermanas, escuchar al Señor infunde luz en nuestro corazón y en nuestra vida” ha afirmado el Santo Padre Francisco antes de rezar el Ángelus, ante miles de fieles en la plaza de San Pedro.

Después de rezar el Ángelus, el Papa Francisco con dos chicos coreanos, ha recordado la entrega que han tenido de los portugueses de los símbolos de la JMJ esta mañana, durante la Misa en la Basílica de San Pedro. A partir de hoy los chicos coreanos tienen la cruz para peregrinar por Asia llegando donde no hay esperanza. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

 PAPA FRANCISCO

ÁNGELUS


Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo


Plaza de San Pedro

Domingo, 24 de noviembre de 2024


Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!


Hoy el Evangelio de la liturgia (Jn 18,33-37) nos presenta a Jesús frente a Poncio Pilato: fue entregado al procurador romano para que lo condene a muerte. Pero entre los dos inicia – entre Jesús y Pilato – un breve diálogo. A lo largo de las palabras de Pilato y las respuestas del Señor, dos palabras en particular se transforman, adquiriendo un nuevo sentido. Dos palabras: la palabra “rey” y la palabra “mundo”.


En un primer momento, Pilato pregunta a Jesús: «¿Eres tú el rey de los judíos?» (v. 33). Razonando como un funcionario del imperio, quiere entender si el hombre que tiene frente a él constituye una amenaza y para él un rey es la autoridad que manda sobre todos sus súbditos. ¿Esto sería una amenaza para él, no? Jesús afirma que es un rey, sí, pero de una manera muy diferente. Jesús es rey por ser testigo: es Aquel que dice la verdad (cf. v. 37). El poder real de Jesús, el Verbo encarnado, está en su palabra verdadera, en su palabra eficaz, que transforma el mundo.


Mundo: he aquí el segundo momento. El “mundo” de Poncio Pilato es aquel donde el fuerte vence sobre el débil, el rico, sobre el pobre, el violento, sobre el manso, es decir, un mundo que desafortunadamente conocemos bien. Jesús es Rey, pero su reino no es de ese mundo, tampoco es de este mundo (v. 36). El mundo de Jesús, de hecho, es el nuevo, el eterno, que Dios prepara para todos entregando su vida por nuestra salvación. Es el reino de los cielos, que Cristo lleva a la tierra derramando gracia y verdad (cf. Jn 1,17). El mundo del que Jesús es Rey rescata la creación arruinada por el mal con la fuerza precisamente del amor divino, Jesús salva la creación, porque Jesús libera, Jesús perdona, Jesús da paz y justicia. “¿Pero es cierto, padre, esto? – “Sí”. ¿Cómo es tu alma? ¿Hay algo pesado allí dentro? ¿Alguna vieja culpa? Jesús perdona siempre. Jesús no se cansa de perdonar. Este es el Reino de Jesús. Si hay algo feo dentro de ti, pide perdón. Y Él perdona siempre.


Hermanos y hermanas, Jesús habla a Pilato desde muy cerca, pero este permanece lejos, porque habita en un mundo diferente. Pilato no se abre a la verdad, aunque la tenga enfrente. Hará crucificar a Jesús y ordenará que se escriba sobre la cruz: «El rey de los judíos» (Jn 19,19), pero sin entender el sentido de esta palabra: “Rey de los Judíos”, de esas palabras. Sin embargo, Cristo vino al mundo, a este mundo nuestro: quien es de la verdad, escucha su voz (cf. Jn 18,37). Es la voz del Rey del universo, que nos salva.


Hermanos y hermanas, escuchar al Señor infunde luz en nuestro corazón y en nuestra vida. Y entonces probemos a preguntarnos, que cada uno se pregunte en su corazón: ¿Puedo decir que Jesús es mi “rey”? ¿O dentro del corazón tengo otros “reyes”? ¿En qué sentido? ¿Su Palabra es mi guía, mi certeza? ¿Yo veo en Él el rostro misericordioso de Dios que siempre perdona, que siempre perdona, que nos está esperando para darnos el perdón?


Recemos juntos a María, sierva del Señor, mientras aguardamos con esperanza el Reino de Dios.



Oración del Ángelus:                         


Angelus Dómini nuntiávit Mariæ.

Et concépit de Spíritu Sancto.

Ave Maria…


Ecce ancílla Dómini.

Fiat mihi secúndum verbum tuum.

Ave Maria…


Et Verbum caro factum est.

Et habitávit in nobis.

Ave Maria…


Ora pro nobis, sancta Dei génetrix.

Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.


Orémus.

Grátiam tuam, quǽsumus, Dómine,

méntibus nostris infunde;

ut qui, Ángelo nuntiánte, Christi Fílii tui incarnatiónem cognóvimus, per passiónem eius et crucem, ad resurrectiónis glóriam perducámur. Per eúndem Christum Dóminum nostrum.


Amen.


Gloria Patri… (ter)

Requiem aeternam…


Benedictio Apostolica seu Papalis


Dominus vobiscum.Et cum spiritu tuo.

Sit nomen Benedicat vos omnipotens Deus,

Pa ter, et Fi lius, et Spiritus Sanctus.


Amen.


Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:



Estos dos muchachos coreanos han recibido hoy la Cruz de la Jornada de la Juventud que se celebrará en Seúl y la llevarán a Corea para preparar la Jornada. ¡Un aplauso para los coreanos! Y también un aplauso para los jóvenes portugueses que han entregado la Cruz.


Ayer en Barcelona fueron beatificados el sacerdote Cayetano Clausellas Ballvé y el fiel laico Antonio Tort Reixachs, asesinados por odio a la fe en 1936, en España. Demos gracias a Dios por el gran don de estos testigos ejemplares de Cristo y del Evangelio. ¡Un aplauso para los nuevos Beatos!


Hoy se celebra, en las Iglesias particulares, la 39ª Jornada Mundial de la Juventud, sobre el tema: “Los que esperan en el Señor caminan y no se cansan” (cf. Is 40,31). ¡Incluso los jóvenes se cansan a veces, si no esperan en el Señor! Saludo a las delegaciones de Portugal y de Corea del Sur, que han hecho el paso del “testigo” en el camino hacia la JMJ de Seúl en el 2027.Un aplauso para las dos delegaciones.


Como ya he anunciado, el próximo 27 de abril, en el contexto del Jubileo de los Adolescentes, proclamaré Santo al Beato Carlo Acutis. Además, habiendo sido informado por el Dicasterio de las Causas de los Santos de que está a punto de concluirse positivamente el proceso de estudio de la Causa del Beato Pier Giorgio Frassati, tengo en mente canonizarlo el próximo 3 de agosto durante el Jubileo de los Jóvenes, después de haber obtenido el parecer de los Cardenales. Un aplauso para los próximos nuevos santos.


Mañana Myanmar celebra su Fiesta Nacional, en recuerdo de la primera protesta estudiantil que encaminó el país hacia la independencia, y en la perspectiva de una temporada pacífica y democrática que todavía hoy no termina de materializarse. Expreso mi cercanía a toda la población de Myanmar, en particular a quienes sufren por los combates en curso, sobre todo a los más vulnerables: niños, ancianos, enfermos y refugiados, entre los que se encuentran los Rohingya. Dirijo un sentido llamamiento a todas las partes implicadas, para que callen las armas y se abra un diálogo sincero e inclusivo, capaz de asegurar una paz duradera.


Y os saludo de corazón a todos vosotros, romanos y peregrinos. En particular, a los grupos de fieles procedentes de Malta, Israel, de Eslovenia y de España, como también de las diócesis de Mostar-Duvno y Trebinje-Mrkan y del territorio de la Abadía de Fossanova.


Y continuemos rezando por la martirizada Ucrania, que sufre tanto, recemos por Palestina, por Israel, el Líbano, Sudán. Pidamos la paz.


Y a todos, a todos os deseo un feliz domingo. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!


Francisco


Fotos: Vatican Media, 24-11-2024