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jueves, 28 de marzo de 2024

Papa Francisco en homilía de la Cena del Señor en la cárcel, 28-3-2024: «Jesús nos espera con los brazos abiertos, perdona todo y siempre. Sólo pide que le pidamos perdón»

 


* «El lavatorio de pies. Es un gesto que llama la atención sobre la vocación de servicio. Pidamos al Señor que nos haga crecer, a todos, en la vocación de servicio»

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las homilía del Papa 

28 de marzo de 2024.-  (Camino Católico“El Señor siempre nos espera con los brazos abiertos… Jesús perdona todo. Jesús perdona siempre. Sólo pide que le pidamos perdón…Él nos enseña el camino del servicio” ha dicho el Papa Francisco en su homilía de la Misa de Cena del Señor en la cárcel femenina de Rebibbia, en Roma.

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Santa Misa de la Cena del Señor, presidida por el Papa Francisco, en la cárcel de mujeres de Rebibbia, 28-3-2024

 


28 de marzo de 2024.-   (Camino Católico “Jesús perdona todo. Jesús perdona siempre. Sólo pide que le pidamos perdón”. Esta es la invitación del Papa Francisco en la breve homilía de la Misa “in Coena Domini” de este Jueves Santo, celebrada, como ya es tradición en la sede de un penitenciario romano. En la sección femenina de la cárcel de Rebibbia, bajo una gran carpa en el patio de la prisión, el Santo Padre presidió la misa de la Cena del Señor en presencia de unas 200 personas, entre las que se encontraban reclusas, ex reclusas, personal penitenciario y algunas familias. La cárcel de mujeres de Rebibia cuenta con 370 reclusas, y es uno de los dos centros más importantes del este de la capital italiana. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha toda la celebración.

El Papa llegó a la cárcel por la tarde y saludó a las mujeres de la asamblea, antes de colocarse junto al altar dispuesto para la ocasión. Tras leer el Evangelio de la Última Cena de Cristo, tomado del relato de San Juan, Francisco quiso llamar la atención sobre dos momentos particulares. En primer lugar, el lavatorio de los pies que Jesús hace a los discípulos antes de la última cena y luego, Francisco menciona como segundo “triste” episodio, la traición de Judas.

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Papa Francisco en homilía: «Tener lágrimas de compunción es arrepentirse de haber entristecido a Dios con el pecado y no haber creído en el amor de Aquel que dio su vida por mí»

 


* «Un corazón dócil, liberado por el espíritu de las Bienaventuranzas, se inclina naturalmente a hacer compunción por los demás; en vez de enfadarse o escandalizarse por el mal que cometen los hermanos, llora por sus pecados. No se escandaliza. Se realiza entonces una especie de vuelco, donde la tendencia natural a ser indulgentes consigo mismo e inflexibles con los demás se invierte y, por gracia de Dios, uno se vuelve severo consigo mismo y misericordioso con los demás»

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las homilía del Papa 

* «La compunción no es el fruto de nuestro trabajo, sino que es una gracia y como tal ha de pedirse en la oración. El arrepentimiento es don de Dios, es fruto de la acción del Espíritu Santo… dedicarnos a una oración que no sea de compromiso y funcional, sino gratuita, serena y prolongada. Hermano, ¿cómo está tu oración? Volvamos a la adoración y volvamos a la oración del corazón. ¿Te has olvidado de adorar? Repitamos: Jesús, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador. Sintamos la grandeza de Dios en nuestra bajeza de pecadores, para mirarnos dentro y dejarnos atravesar por su mirada. Redescubriremos la sabiduría de la Santa Madre Iglesia, que nos introduce siempre en la oración con la invocación del pobre que grita: Dios mío, ven en mi auxilio» 

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Santa Misa Crismal del Jueves Santo, presidida por el Papa Francisco,  28-3-2024

 


28 de marzo de 2024.- (Camino Católico Este Jueves Santo, el Papa Francisco ha presidido a las 9.30 a.m. (hora de Roma), la Misa Crismal en la Basílica de San Pedro del Vaticano junto a 4000 de fieles, cardenales, obispos y 1500 sacerdotes que han renovado sus promesas hechas en el momento de la Sagrada Ordenación. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha toda la celebración.

En el transcurso de la celebración, el Papa ha bendecido el Santo Crisma y los demás Óleos Sagrados, Óleo de los Catecúmenos y Óleo de los Enfermos, que se usarán a lo largo del año para impartir los sacramentos. 

«La compunción es una punción en el corazón, un pinchazo que lo hiere, haciendo brotar lágrimas de arrepentimiento», ha dicho el Santo Padre en su homilía de más de 23 minutos y ha subrayado: “No es un sentimiento de culpa que nos tumba por tierra, no es el escrúpulo que paraliza, sino un aguijón benéfico que quema por dentro y cura, porque el corazón, cuando ve el propio mal y se reconoce pecador, se abre, acoge la acción del Espíritu Santo, agua viva que lo sacude haciendo correr las lágrimas sobre el rostro. Quien se quita la máscara y deja que Dios mire su corazón recibe el don de estas lágrimas, que son las aguas más santas después de las del Bautismo”.

Jueves Santo, alimentémonos de Dios Eucaristía y pidamos fuerza para vivir la voluntad del Señor / Por P. Carlos García Malo

 


jueves, 6 de abril de 2023

Papa Francisco en homilía de la Cena del Señor, 6-4-2023: «Piensa: ‘Jesús me lavó los pies, Jesús me salvó’. El Señor está siempre a tu lado, nunca te abandona»

 


* «Es tan hermoso ayudarnos los unos a los otros, echarnos una mano: son gestos humanos, universales, que nacen de un corazón noble. Y Jesús hoy con esta celebración nos quiere enseñar esto: la nobleza del corazón»

Video completo de Vatican News de la homilía del Papa traducida al español

* «Y esta conciencia, esta certeza de que cada uno de nosotros puede resbalar es lo que nos da la dignidad -escuchen la palabra: la dignidad- de ser pecadores”, Y Jesús nos quiere así por eso quiso lavarnos los pies y decirnos: ‘He venido a salvarlos, a servirlos’»

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Santa Misa de la Cena del Señor, jueves Santo, en el Centro Penitenciario para Menores "Casal del Marmo”,  presidida por el Papa Francisco, 6-4-2023


 6 de abril de 2023.- (Camino Católico) El Santo Padre ha presidido la misa de la Cena del Señor) en la cárcel de menores de Casal del Marmo, ubicada en la periferia romana. Ha vuelto a este lugar diez años después de su última visita, que fue en 2013, a quince días de su elección. Hoy ha lavado los pies a doce reclusos de distintas nacionalidades, etnias, culturas, lenguas y confesiones religiosas, recordándoles en la homilía que con este gesto Jesús nos enseña la nobleza del corazón. En el video de Vatican News se visualiza y escucha toda la celebración.

Homilía del Jueves Santo: El objeto de la eucaristía es que Cristo habite en nosotros y nosotros en Él / Por P. José María Prats

“Nosotros necesitamos comer el Cuerpo y beber la Sangre de Jesucristo, el verdadero y definitivo Cordero de Dios, para poder seguirle en su camino hacia la gloria eterna. Y la razón es que para nosotros es absolutamente imposible atravesar el abismo de la desobediencia. Sólo Cristo habitando en nosotros puede franquearlo… Pero recordemos que para poder comer este Cuerpo y beber esta Sangre debemos estar verdaderamente dispuestos a obedecer el mandato de Jesús: «Si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros»”
Jueves Santo – Misa vespertina de la Cena del Señor:
Éxodo 12, 1-8,11-14 / Salmo 116 / 1 Corintios  11, 23-26 / Juan 13, 1-15

Papa Francisco en homilía, 6-4-2023: «El Espíritu Santo es el maestro interior al que hay que escuchar, sabiendo que no hay nada en nosotros que Él no quiera ungir»


* «Si dejamos actuar en nosotros al Espíritu de la verdad custodiaremos la unción, porque saldrán a la luz las falsedades, las hipocresías clericales, con las que estamos tentados de convivir. Y el Espíritu, que ‘lava las manchas’, nos sugerirá, sin cansarse, que ‘no manchemos la unción’, ni un poco… Como escribía san Gregorio Magno, que ‘quien predica la palabra de Dios considere primero cómo debe vivir, para que luego, de su vida, deduzca qué y cómo debe predicar. Que no se atreva a decir exteriormente lo que no hubiera oído primero en el interior’»

Video completo de Vatican News de la homilía del Papa traducida al español

* «Que invocar al Espíritu no sea una práctica ocasional, sino el aliento de cada día. Yo, ungido por Él, estoy llamado a sumergirme en Él, a dejar que su luz entre en mi opacidad, que tenemos tantas, para encontrar la verdad de lo que soy. Dejémonos impulsar por Él para combatir las falsedades que se agitan en nuestro interior; y dejémonos regenerar por Él en la adoración, porque cuando lo adoramos, Él derrama su Espíritu en nuestros corazones»

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Santa Misa Crismal de hoy, jueves Santo, presidida por el Papa Francisco, 6-4-2023

 


6 de abril de 2023.- (Camino Católico) El Papa Francisco ha presidido la Misa Crismal la mañana de este Jueves Santo, 6 de abril, en el altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro del Vaticano con la asistencia de numerosos sacerdotes de la Diócesis de Roma y miembros de la Curia Romana. En el transcurso de la celebración, el Papa ha bendecido el Santo Crisma y los demás Óleos Sagrados, Óleo de los Catecúmenos y Óleo de los Enfermos, que se usarán a lo largo del año para impartir los sacramentos. Además, los sacerdotes presentes han renovado las promesas realizadas el día de su ordenación. En el video de Vatican News se visualiza y escucha toda la celebración.

El Papa Francisco ha reflexionado en su homilía acerca de la importancia de la presencia del Espíritu Santo en el sacerdocio y ha afirmado que, sin Él, “no hay vida cristiana y, sin unción, no hay santidad…  El maestro interior al que hay que escuchar es el Espíritu, sabiendo que no hay nada en nosotros que Él no quiera ungir”.

Meditación del Jueves Santo: «Toda la vida Jesús se abajó para reconciliar al hombre con Dios» / Por Mons. José María Avendaño, obispo auxiliar de Getafe 

 


6 de abril de 2023.- (Camino Católico) Meditación del Jueves Santo de  Mons. José María Avendaño, obispo auxiliar de Getafe, emitida por 13 TV, en la que reflexiona sobre el evangelio de San Juan 13, 1-15 en el que se relata el lavatorio de los pies en la Última Cena: «’Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros, antes de padecer’. Cristo da a conocer, con estas palabras, el significado profético de la cena pascual, que está a punto de celebrar con los discípulos en el Cenáculo de Jerusalén.

Sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. En la última Cena, Jesús instituyó el sacramento de la Eucaristía y el sacerdocio. El lavatorio nos queda como una imagen de lo que fue toda la vida de Jesús, el Señor, un continuo abajarse para reconciliar al hombre con Dios»

Evangelio: San Joan 13, 1-15:

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido.

Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?». Jesús le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde». Le dice Pedro: «No me lavarás los pies jamás». Jesús le respondió: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo». Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza». Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos». Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: «No estáis limpios todos».

Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros».

jueves, 14 de abril de 2022

Homilía del obispo de Córdoba Mons. Demetrio Fernández y lecturas de la Misa del Jueves Santo de la Cena del Señor, 14-4-2022


 14 de abril del 2022.- (Camino Católico) Homilía del obispo de Córdoba Mons. Demetrio Fernández y lecturas de la Santa Misa de Jueves Santo de la Cena del Señor, emitida por 13 TV   desde la Catedral de Córdoba. 

Santa Misa del Jueves Santo de la Cena del Señor, presidida por Mons. Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, 14-4-2022


 14 de abril de 2022.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa del Jueves Santo de la Cena del Señor, Semana Santa, presidida por Mons. Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, emitida por 13 TV desde la Catedral de Córdoba.



«La Eucaristía es el gran regalo del Señor» / Por Mons. Ginés García Beltrán, obispo de Getafe

 


* «Y es que la plenitud de la caridad y de la vida está en la entrega de Jesús por nosotros que se realiza cada día en la Eucaristía, y hoy se hace visible también en el gesto del lavatorio de los pies. Un gesto evangélico que el sacerdote revivirá en esta celebración, en él se nos recuerda y actualiza el ejemplo del mismo Maestro, que se hace esclavo para enseñarles, para enseñarnos, que la vida es para servir a los demás, especialmente a los más pobres»

14 de abril de 2022.- (Camino Católico) El obispo de Getafe reflexiona en ‘Palabra de Vida’ en 13 TV sobre el Jueves Santo: «Debemos pones los ojos y todos los sentidos en estos gestos que están cargados de vida y de significado. Esta tarde el lavatorio de los pies, la llamada al amor fraterno, y la Eucaristía marcan el ritmo y el contenido de la celebración». Este es el texto de completo de la reflexión del obispo de Getafe para este Jueves Santo:

La Misa vespertina del Jueves Santo nos introduce en el Triduo Pascual. Durante estos tres días vamos a vivir como si de un solo día se tratara el misterio de nuestra salvación, la pasión, muerte y resurrección del Señor. Esta tarde, como hicieran Jesús y sus discípulos, entramos en el Cenáculo donde haremos memoria, es decir, donde actualizaremos la Última Cena de Jesús con los suyos antes de sufrir su pasión.

La liturgia está siempre llena de signos que nos introducen en el Misterio que celebramos, pero en esta tarde, mejor en estos días, lo hará de un modo especial. Debemos poner los ojos y todos los sentidos en estos gestos que están cargados de vida y de significado. Esta tarde el lavatorio de los pies, la llamada al amor fraterno, y la Eucaristía marcan el ritmo y el contenido de la celebración.

Podemos decir que esta celebración de la Cena del Señor conmemora los tres grandes regalos que el Señor nos ha dejado como promesa y anuncio de su presencia hasta el final de los tiempos. Me refiero a los regalos de la Eucaristía, del amor fraterno, y del sacerdocio ministerial.

La Eucaristía es el gran regalo del Señor a su Iglesia. Es el don de su presencia, la seguridad de su intimidad que nos transforma, que nos redime. No hay nada más grande que la Iglesia pueda hacer y pueda dar que la Eucaristía. Sin este don de la presencia real y verdadera de Jesús la Iglesia no podría subsistir, no sería nada. Hoy miramos con corazón agradecido la bondad del Señor que se ha querido quedar con nosotros, y nos da su cuerpo y su sangre como alimento, fortaleza, y viático para el camino. Si queremos una vida cristiana bien arraigada, volvámonos a la Eucaristía, si queremos una Iglesia fuerte y confesante, no la busquemos en el poder ni en el éxito humano, sino en la Eucaristía que es memoria de la entrega del Hijo de Dios, de su sacrificio en la cruz en favor nuestro. Hoy pedimos al Señor en la oración de la Misa que alcancemos de este misterio eucarístico “la plenitud de la caridad y de la vida”.

Y es que la plenitud de la caridad y de la vida está en la entrega de Jesús por nosotros que se realiza cada día en la Eucaristía, y hoy se hace visible también en el gesto del lavatorio de los pies. Un gesto evangélico que el sacerdote revivirá en esta celebración, en él se nos recuerda y actualiza el ejemplo del mismo Maestro, que se hace esclavo para enseñarles, para enseñarnos, que la vida es para servir a los demás, especialmente a los más pobres. No es casualidad que las fiestas litúrgicas dedicadas a la Eucaristía – jueves santo y Corpus Christi- sean también en la Iglesia los días de la caridad. La fuente de toda caridad cristiana está en la Eucaristía, pues si falta la fe, faltará también la caridad.

El otro regalo del Señor que conmemoramos hoy es la institución del sacerdocio ministerial. Las palabras del Señor al entregarnos su cuerpo y su sangre, “haced esto en memoria mía”, representan el comienzo de un servicio en la Iglesia, el de aquellos hombres que elegidos de entre los hombres hacen presente al Señor, actúan en la persona de Cristo: los sacerdotes. Hoy damos gracias al Señor por los sacerdotes, pedimos especialmente por los que nos son más cercanos, por los que nos han hecho el bien, por los que nos acercan al Señor. Pedimos para ellos sabiduría y fortaleza, y, sobre todo, santidad. Que sean pastores según el corazón de Cristo.

Al término de esta celebración, se desnudará el altar donde se ha celebrado la Eucaristía, y nuestra mirada acompañada del corazón se irá hasta el Monumento donde adoraremos al Señor hasta le celebración de mañana viernes.

Quizás tú no puedes ir hasta la iglesia para adorar al Señor, pero no olvides que lo puedes adorar en tu corazón, haciendo silencio y haciéndote consciente de su presencia en ti. Cuando adoras amas, háblale al corazón, acoge su amor para poder amar tú a los demás como él nos ama.

Mons. Ginés García Beltrán,

Obispo de Getafe

Palabra de Vida 14/4/2022: «Los amó hasta el extremo» / Por P. Jesús Higueras

 


Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 14 de abril del 2022, Jueves Santo, Cena del Señor, presentado por el padre Jesús Higueras, en el cual se comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Juan 13, 1-15:

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.

Estaban cenando, ya el diablo había suscitado en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la intención de entregarlo; y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.

Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo:

«Señor, ¿lavarme los pies tú a mi?».

Jesús le replicó:

«Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde».

Pedro le dice:

«No me lavaras los pies jamás».

Jesús le contestó:

«Si no te lavo, no tienes parte conmigo».

Simón Pedro le dice:

«Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza».

Jesús le dice:

«Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos».

Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios».

Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:

«¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis».

viernes, 2 de abril de 2021

Palabra de Vida 2/4/2021: «Pasión de nuestro Señor Jesucristo» / Por P. Jesús Higueras


 Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 2 de abril del 2021, Viernes Santo, Semana Santa, presentado por el padre Jesús Higueras, en el cual se comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Juan  18, 1-19, 42:

C. En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el que lo iba a entregar, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando una cohorte y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo:

+ – «¿A quién buscáis?»

C. Le contestaron:

S. – «A Jesús, el Nazareno».

C. Les dijo Jesús:

+ – «Yo soy».

C. Estaba también con ellos Judas, el que lo iba a entregar. Al decirles:«Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez:

+ – «¿A quién buscáis?»

C. Ellos dijeron:

S. – «A Jesús, el Nazareno».

C. Jesús contestó:

+ – «Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mi, dejad marchar a estos».

C. Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me diste».

Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:

+ – «Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?».

Llevaron a Jesús primero a Anás

C. La cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo».

Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada portera dijo entonces a Pedro:

S. – «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?».

C. Él dijo:

S. – «No lo soy».

C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacia frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose.

El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina.

Jesús le contestó:

+ – «Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que me han oído de qué les he hablado. Ellos saben lo que yo he dicho».

C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo:

S. – «¿Así contestas al sumo sacerdote?».

C. Jesús respondió:

+ – «Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?»

C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote.

¿No eres tú también de sus discípulos? No lo soy

C. Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le dijeron:

S. – «¿No eres tú también de sus discípulos?»

C. Él lo negó, diciendo:

S. – «No lo soy».

C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo:

S. – «¿No te he visto yo en el huerto con él?»

C. Pedro volvió a negar, y enseguida cantó un gallo.

Mi reino no es de este mundo

C. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en el pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera, adonde estaban ellos, y dijo:

S. – «¿Qué acusación presentáis contra este hombre?»

C. Le contestaron:

S. – «Si éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos».

C. Pilato les dijo:

S. – «Lleváoslo vosotros y juzgadIo según vuestra ley».

C. Los judíos le dijeron:

S. – «No estamos autorizados para dar muerte a nadie».

C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir.

Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo:

S. – «¿Eres tú el rey de los judíos?».

C. Jesús le contestó:

+ – «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mi?».

C. Pilato replicó:

S. – «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?».

C. Jesús le contestó:

+ – «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».

C. Pilato le dijo:

S. – «Entonces, ¿tú eres rey?»

C. Jesús le contestó:

+ – «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».

C. Pilato le dijo:

«Y, ¿qué es la verdad?»

C. Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo:

S. – «Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?».

C. Volvieron a gritar:

S. – «A ése no, a Barrabás».

C. El tal Barrabás era un bandido.

¡Salve, rey de los judíos!

C. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían:

S. – «¡Salve, rey de los judíos!».

C. Y le daban bofetadas.

Pilato salió otra vez afuera y les dijo:

S. – «Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa».

C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo:

S. – «He aquí al hombre».

C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron:

S. – «¡Crucifícalo, crucifícalo!»

C. Pilato les dijo:

S. – «Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él».

C. Los judíos le contestaron:

S. – «Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha hecho Hijo de Dios».

C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asusto aún más. Entró otra vez en el pretorio y dijo a Jesús:

S. – «¿De dónde eres tú?».

C. Pero Jesús no le dio respuesta.

Y Pilato le dijo:

S. – «¿A mi no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?».

C. Jesús le contestó:

+ – «No tendrías ninguna autoridad sobre mi, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor».

¡Fuera, fuera; crucifícalo!

C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:

S. – «Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se hace rey está contra el César».

C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y se sentó en el tribunal, en el sitio que llaman «el Enlosado» (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía.

Y dijo Pilato a los judíos:

S. – « He aquí a vuestro rey».

C. Ellos gritaron:

S. – «¡Fuera, fuera; crucifícalo!».

C. Pilato les dijo:

S. – «¿A vuestro rey voy a crucificar?».

C. Contestaron los sumos sacerdotes:

S. – «No tenemos más rey que al César».

C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.

Lo crucificaron, y con él a otros dos

C. Tomaron a Jesús, y cargando él mismo con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos».

Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego.

Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:

S. – «No escribas: “El rey de los judíos”, sino: “Este ha dicho: Soy el rey de los judíos”».

C. Pilato les contestó:

S. – «Lo escrito, escrito está».

Se repartieron mis ropas

C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron:

S. – «No la rasguemos, sino echémosla a suerte, a ver a quién le toca».

C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados.

Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre

C. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:

+ – «Mujer, ahí tienes a tu hijo».

C. Luego, dijo al discípulo:

+ – «Ahí tienes a tu madre».

C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

Está cumplido

C. Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura dijo:

+ – «Tengo sed».

C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:

+ – «Está cumplido».

C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.

Todos se arrodillan, y se hace una pausa.

Y al punto salió sangre y agua

C. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran, Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron».

Envolvieron el cuerpo de Jesús en los lienzos con los aromas

C. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús aunque oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nícodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe.

Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en los lienzos con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.