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viernes, 13 de junio de 2008

La fuente de todo amor / Autor: Henri Nouwen

Sin el amor de nuestros padres, hermanas, hermanos, cónyuges, los amantes y amigos, no podemos vivir. Sin amor morimos.
Sin embargo, para muchas personas este amor les llega roto y de forma limitada. Puede ser viciado por el juego del poder, los celos, el resentimiento, la venganza, e incluso el abuso. No hay amor humano
perfecto. Por eso nuestros corazones tienen deseo de amor. A veces el amor humano es tan imperfecto que apenas podemos reconocerlo como tal.

Con el fin de no ser destruidos por las heridas infligidas por
el amor humano imperfecto, debemos confiar en que Dios es la fuente autentica del amor. La fuente de todo amor. El amor de Dios es ilimitado, incondicional, el amor perfecto, y no está muy lejos de nosotros: es el regalo del Espíritu de Dios habita en nosotros.


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Fuente: Henri Nouwen Society

viernes, 29 de febrero de 2008

La fidelidad de Dios y la nuestra / Autor: Henri Nouwen

Cuando Dios hace un pacto con nosotros, Dios dice: "Me encanta
usted con un amor eterno. Voy a ser fiel a usted, incluso cuando me sea infiel, me rechaze, o traicione."
En nuestra sociedad no nos hablan mucho acerca de los pactos; nosotros hablamos de los contratos. Cuando nosotros hacemos un contrato con una persona, decimos: "Voy a cumplir mi parte, siempre y cuando usted
cumpla con la suya. Cuando yo no esté a la altura de mis promesas,ustedes ya
no tienen que estar a la altura de la mías."
Los contratos se rompen a menudo porque los socios no quieren o no pueden ser fieles a sus términos.

Pero Dios no hizo un contrato con nosotros, Dios hizo un pacto. Él quiere que nuestras relaciones de los unos con los otros reflejen ese Pacto. Por eso el matrimonio, la amistad, la vida en comunidad, son todas las maneras de dar visibilidad a Dios: la fidelidad debe presidir nuestras vidas juntos.

martes, 26 de febrero de 2008

Crear espacio para Dios / Autor: Henri Nouwen

La disciplina es la otra cara del discipulado. Discipulado sin disciplina es como la espera para correr en el maratón sin tener que practicar. La disciplina es sin el discipulado como si siempre practicaramos para el maratón, pero nunca participamos.

Es importante, sin embargo, el darse cuenta de que disciplina en la vida espiritual no es lo mismo que disciplina en el deporte. La disciplina en el deporte es el
esfuerzo para dominar el cuerpo, para que pueda obedecer mejor a la mente.

La disciplina en la vida espiritual es el esfuerzo para crear el espacio y el tiempo donde Dios puede convertirse en nuestro maestro y en el que podemos responder libremente a la orientación de Dios.

Así, la disciplina es la creación de límites que mantienen el tiempo y el espacio abiertos a Dios. La soledad exige disciplina. El culto requiere disciplina. El cuidado de los demás requiere disciplina. Todos ellos nos piden stablecer un tiempo y un lugar donde la gentil presencia de Dios pueda ser reconocida y podamos
responder.

Enfrenta nuestra mortalidad / Autor: Henri Nouwen

Todos tenemos sueños acerca de la vida ideal: una vida sin dolor, tristeza, conflicto o guerra. El reto es espiritual. En medio de nuestras muchas luchas tenemos el derecho a hacer guiños a la experiencia de esta vida perfecta. Al abrazar la realidad de nuestra vida mortal, podemos ponernos en contacto con la vida eterna
que se ha sembrado.

El apóstol Pablo expresa esto poderosamente cuando escribe:

"Atribulados en todo, mas no aplastados; perplejos, mas no desesperados; perseguidos, mas no abandonados; derribados, mas no aniquilados.
Llevamos siempre en nuestros cuerpos por todas partes el morir de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.
Pues, aunque vivimos, nos vemos continuamente entregados a la muerte por causa de Jesús, a fin de que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.
De modo que la muerte actúa en nosotros, mas en vosotros la vida."
(2 Corintios 4:8-12).

Sólo haciendo frente a nuestra mortalidad podemos entrar en contacto con la vida que trasciende la muerte. Nuestras imperfecciones han abierto para nosotros
la visión de la vida perfecta que Dios a través de Jesús nos ha prometido.

lunes, 25 de febrero de 2008

Grandeza oculta / Autor: Henri Nouwen

Hay mucho énfasis en la notoriedad y la fama en nuestra sociedad. Nuestros periódicos y la televisión nos insisten dando el el mensaje:
Hoy lo que cuenta es lo que se conoce, lo alabado, lo admirado y, si usted es un escritor, un actor, un músico, o un político....

Aún así, la grandeza real es a menudo oculta, humilde, sencilla, y discreta. No es fácil confiar en nosotros mismos y en nuestras acciones sin afirmación pública. Debemos tener fuerte la confianza en sí mismo combinada con una profunda humildad. Algunas de las mayores obras de arte y las obras más importantes de la paz fueron creadas por personas que no tenían necesidad de ser el centro de atención. Ellos sabían que lo que estaban haciendo era su llamada y lo ejecutaban con gran paciencia, perseverancia y amor.