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martes, 21 de septiembre de 2021

Peter y Lenka ante Papa Francisco: «Nos casamos y enfermé gravemente. Jesús nos mostró, en el momento más difícil, cuanto nos ama y que murió en la cruz por nosotros»

 


Camino Católico.- La tarde del martes, 14 de septiembre, el Santo Padre se ha  encontrado con 25.000 Jóvenes de Eslovaquia, en el Estadio Lokomotiva de Košice. Antes del discurso del Papa Francisco, Peter y Lenka, de 36 y 35 años, explicaron las primeras dificultades del matrimonio, cuando descubrieron que él tenía una enfermedad. Tienen tres hijos de 7, 5 y 2 años. En el video de Vatican News se visualiza y escucha el testimonio de Peter y Lenka ante el Papa, en el que explicaron:

“A pesar de las muchas dificultades sentimos un amor sincero el uno por el otro y por eso hace nueve años nos prometimos fidelidad para siempre en el sacramento del matrimonio. Nuestra vida no fue fácil. Al principio buscábamos un buen trabajo y enfermé gravemente. Mi vida estaba en peligro y estábamos al límite de nuestras fuerzas. Sin embargo, Jesús nos mostró, en nuestro momento más difícil, cuanto nos ama y que murió en la cruz por nosotros. Tras cinco años de tribulaciones nos liberamos de esa enfermedad, vuelvo a tener buena salud y a vivir con alegría con mi familia. Agradécenos la benevolencia de Dios por su cuidado providencial con el que nos guía en el camino de la vida. También le agrademos la cruz”.

Peter y Lenka preguntaron al Papa “¿cómo debemos animar a los jóvenes para que no tengan miedo de abrazar la cruz en sus vidas?”. Francisco les respondió en su discurso:  «Abrazar: es un hermoso verbo. Abrazar ayuda a vencer el miedo. Cuando somos abrazados recuperamos la confianza en nosotros mismos y también en la vida. Entonces dejémonos abrazar por Jesús. Porque cuando abrazamos a Jesús volvemos a abrazar la esperanza. La cruz no se puede abrazar sola, el dolor no salva a nadie. Es el amor el que transforma el dolor. Por eso, la cruz se abraza con Jesús, ¡nunca solos! Si se abraza a Jesús renace la alegría, renace la alegría. Y la alegría de Jesús, en el dolor, se transforma en paz. Queridos jóvenes, les deseo esta alegría, más fuerte que cualquier otra cosa».