Pablo inició su predicación en Damasco. Aquí la rabia de los judíos ortodoxos contra este "traidor" era tan fuerte que tuvo que escaparse dejándose bajar de la pared de la ciudad en una canasta. Al bajar a Jerusalén, fue suspiciosamente vigilado por los judíos cristianos porque no podían creer que él que tanto había perseguido se había convertido. De regreso a su ciudad nativa de Tarso, otra vez se unió Bernabé y juntos viajaron a Antioquía siriana, donde encontraron tantos seguidores que fue fundada por la constancia de los primeros cristianos. Fue aquí donde los discípulos de Jesús fueron llamados cristianos por primera vez (del Griego << Christos >>, ungido). Después que regresaron a Jerusalén, una vez más para asistir a los miembros de la iglesia que estaban escasos de alimentos, estos dos misioneros regresaron a Antioquía y después navegaron a la isla de Chipre; durante su estancia convirtieron al procónsul, Sergius Paulus.
Una vez más en tierra de Asia Menor, cruzaron las Montañas Taurus y visitaron muchos pueblos del interior, particularmente aquellos en que habitaban judíos. Generalmente en estos lugares Pablo primero visitaba las sinagogas y predicaba a los judíos; si ellos lo rechazaban entonces predicaba a los gentiles. En Antioquía de Pisidia, Pablo lanzó un discurso memorable a los judíos, concluyendo con estas palabras: Hechos 13,46-47 "Entonces dijeron con valentía Pablo y Bernabé: «Era necesario anunciaros a vosotros en primer lugar la Palabra de Dios; pero ya que la rechazáis y vosotros mismos no os juzgáis dignos de la vida eterna, mirad que nos volvemos a los gentiles. Pues así nos lo ordenó el Señor: Te he puesto como la luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el fin de la tierra.»
Después de esto Pablo y Bernabé volvieron a Jerusalén donde los ancianos trataban el tema de la posición de la Iglesia, todavía en su mayoría de miembros judíos, hacia los gentiles convertidos. La cuestión de la circuncisión fue problemática porque para los judíos era importante que los gentiles se sometieran a este requisito de la ley judía. Pablo se mostró en contra de la circuncisión, no porque quisiera hacer un cristianismo fácil sino porque comprendía que el Espíritu ahora requería una circuncisión del corazón, una transformación interior. La ley no puede justificar al hombre sino sólo la gracia recibida por medio de Jesucristo. Vivir esta gracia es sin embargo un reto aun más radical que el que presenta la ley y exige entrega total. Esta llamada a la gracia y a la respuesta total hasta la muerte forma parte esencial de su enseñanza y de su vida.
La segunda jornada misionera, la cual duró del año 49 a 52, llevó Pablo a Silas, su nuevo asistente a Frigia, Galacia, Troas, y a través de tierra de Europa, a Filipos en Macedonia. Lucas el médico era ahora un miembro del grupo, y en el libro de los Hechos él nos da un relato que ellos fueron a Tesalónica, y después bajó a Atenas y Corinto. En Atenas Pablo predicó en el Areópago y sabemos que algunos de los estoicos y epicureanos lo escucharon y discutieron con él informalmente atraídos por su intelecto vigoroso, su personalidad magnética, y su enseñanza ética. Pero mas importante, el Espíritu Santo tocaba los corazones de aquellos que abrían su corazón podían comprender que Pablo tenía una sabiduría nunca antes enseñada. Pasando a Corinto, se encontró en el mismo corazón del mundo griego-romano, y sus cartas de este período muestran que él está consciente de la gran ventaja en su contra, de la lucha incesante contra el escepticismo e indiferencia pagana. Él sin embargo se quedó en Corinto por 18 meses, y encontró éxito considerable. Un matrimonio, Aquila y Priscila, se convirtieron y llegaron a ser muy valiosos servidores de Cristo. Volvieron con él al Asia. Fue durante su primer invierno en Corinto que Pablo escribió las primeras cartas misioneras. Estas muestran su suprema preocupación por la conducta y revelan la importancia de que el hombre reciba la inhabitación de Espíritu Santo ya que solo así hay salvación y poder para bien.
La tercera jornada misionera cubrió el periodo del 52 a 56. En Éfeso, ciudad importante de Lidia, donde el culto a la diosa griega Artemisa era muy popular. Pablo fue motivo de un disturbio público ya que los comerciantes veían peligrar sus negocios de imágenes de plata de la diosa que allí florecía. Después, en Jerusalén, causó una conmoción al visitar el templo; fue arrestado, tratado brutalmente y encadenado. Pero cuando fue ante el tribunal, él se defendió de tal forma que sorprendió a sus opresores. Fue llevado a Cesarea por el rumor de algunos judíos en Jerusalén que lo habían acusado falsamente de haber dejado entrar a gentiles en el templo. Así planeaban matarlo. Fue puesto en prisión en Cesarea esperando juicio por aproximadamente dos años bajo el procónsul Félix y Festus. Los gobernadores romanos deseaban evitar problemas entre judíos y cristianos por lo que postergaron su juicio de mes a mes. Pablo al final apeló al Emperador, demandando el derecho legal de un ciudadano romano de tener su juicio escuchado por el mismo Nerón. Fue entonces colocado bajo la custodia de un centurión, el cual lo llevó a Roma. Los Hechos de los Apóstoles lo dejan en la ciudad imperial esperando su tribunal.
Aparentemente la apelación de Pablo fue un éxito porque hay evidencia de otra jornada misionera, probablemente a Macedonia. En esta última visita a las comunidades cristianas, se cree que nombró a Tito obispo en Creta y a Timoteo en Efeso. Volviendo a Roma, fue una vez más arrestado. Su espíritu no decae ante las tribulaciones porque sabe en quien ha puesto su confianza.
Por este motivo estoy soportando estos sufrimientos; pero no me avergüenzo, porque yo sé bien en quién tengo puesta mi fe, y estoy convencido de que es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel día. -II Timoteo 1,12
Después de dos años en cadenas (cárcel Mamertina que puede ser aun visitada en Roma) sufrió martirio en Roma al mismo tiempo que el Apóstol Pedro, obispo de la Iglesia de Roma. San Pablo, por ser romano, no fue crucificado sino degollado. Según una antigua tradición su martirio fue cerca de la Via Hostia, donde hoy está la abadia de Tre Fontana (llamada así por tres fuentes que según la tradición surgieron cuando su cabeza, separada ya del cuerpo, rebotó tres veces)
martes, 8 de enero de 2008
El mundo, desgarrado por conflictos, necesita una gran esperanza / Autor: Benedicto XVI
Homilía en la solemnidad de la Epifanía del Señor (6 de enero)
Publicamos la homilía que pronunció Benedicto XVI el 6 de enero en la celebración eucarística que presidió en la Basílica de San Pedro del Vaticano con motivo de la solemnidad de la Epifanía del Señor, el 6 de enero.
* * *
Queridos hermanos y hermanas:
Celebramos hoy a Cristo, luz del mundo, y su manifestación a las naciones. En el día de Navidad el mensaje de la liturgia era: "Hodie descendit lux magna super terram", "Hoy desciende una gran luz a la tierra" (Misal romano). En Belén, esta "gran luz" se presentó a un pequeño grupo de personas, a un minúsculo "resto de Israel": a la Virgen María, a su esposo José, y a algunos pastores. Una luz humilde, según el estilo del verdadero Dios. Una llamita encendida en la noche: un frágil niño recién nacido, que da vagidos en el silencio del mundo... Pero en torno a ese nacimiento oculto y desconocido resonaba el himno de alabanza de los coros celestiales, que cantaban gloria y paz (cf. Lc 2, 13-14).
Así, aquella luz, aun siendo pequeña cuando apareció en la tierra, se proyectaba con fuerza en los cielos. El nacimiento del Rey de los judíos había sido anunciado por una estrella que se podía ver desde muy lejos. Este fue el testimonio de "algunos Magos" que llegaron desde Oriente a Jerusalén poco después del nacimiento de Jesús, en tiempos del rey Herodes (cf. Mt 2, 1-2).
Una vez más, se comunican y se responden el cielo y la tierra, el cosmos y la historia. Las antiguas profecías se cumplen con el lenguaje de los astros. "De Jacob avanza una estrella, un cetro surge de Israel" (Nm 24, 17), había anunciado el vidente pagano Balaam, llamado a maldecir al pueblo de Israel y que, al contrario, lo bendijo porque, como Dios le reveló, "ese pueblo es bendito" (Nm 22, 12).
Cromacio de Aquileya, en su Comentario al evangelio de san Mateo, relacionando a Balaam con los Magos, escribe: "Aquel profetizó que Cristo vendría; estos lo vieron con los ojos de la fe". Y añade una observación importante: "Todos vieron la estrella, pero no todos comprendieron su sentido. Del mismo modo, nuestro Señor y Salvador nació para todos, pero no todos lo acogieron" (ib., 4, 1-2). Este es, en la perspectiva histórica, el significado del símbolo de la luz aplicado al nacimiento de Cristo: expresa la bendición especial de Dios en favor de la descendencia de Abraham, destinada a extenderse a todos los pueblos de la tierra.
De este modo, el acontecimiento evangélico que recordamos en la Epifanía, la visita de los Magos al Niño Jesús en Belén, nos remite a los orígenes de la historia del pueblo de Dios, es decir, a la llamada de Abraham, que encontramos en el capítulo 12 del libro del Génesis. Los primeros once capítulos son como grandes cuadros que responden a algunas preguntas fundamentales de la humanidad: ¿Cuál es el origen del universo y del género humano? ¿De dónde viene el mal? ¿Por qué hay diversas lenguas y civilizaciones?
Entre los relatos iniciales de la Biblia aparece una primera "alianza", establecida por Dios con Noé, después del diluvio. Se trata de una alianza universal, que atañe a toda la humanidad: el nuevo pacto con la familia de Noé es, a la vez, un pacto con "toda carne" (cf. Gn 9, 15). Luego, antes de la llamada de Abraham, se encuentra otro gran cuadro, muy importante para comprender el sentido de la Epifanía: el de la torre de Babel. El texto sagrado afirma que en los orígenes "todo el mundo tenía un mismo lenguaje e idénticas palabras" (Gn 11, 1). Después los hombres dijeron: "Ea, vamos a edificarnos una ciudad y una torre con la cúspide en los cielos, y hagámonos famosos, por si nos desperdigamos por toda la haz de la tierra" (Gn 11, 4). La consecuencia de este pecado de orgullo, análogo al de Adán y Eva, fue la confusión de las lenguas y la dispersión de la humanidad por toda la tierra (cf. Gn 11, 7-8). Esto es lo que significa "Babel"; fue una especie de maldición, semejante a la expulsión del paraíso terrenal.
En este punto se inicia la historia de la bendición, con la llamada de Abraham: comienza el gran plan de Dios para hacer de la humanidad una familia, mediante la alianza con un pueblo nuevo, elegido por él para que sea una bendición en medio de todas las naciones (cf. Gn 12, 1-3). Este plan divino se sigue realizando todavía y tuvo su momento culminante en el misterio de Cristo. Desde entonces se iniciaron "los últimos tiempos", en el sentido de que el plan fue plenamente revelado y realizado en Cristo, pero debe ser acogido por la historia humana, que sigue siendo siempre historia de fidelidad por parte de Dios y, lamentablemente, también de infidelidad por parte de nosotros los hombres.
La Iglesia misma, depositaria de la bendición, es santa y a la vez está compuesta de pecadores; está marcada por la tensión entre el "ya" y el "todavía no". En la plenitud de los tiempos Jesucristo vino a establecer la alianza: él mismo, verdadero Dios y verdadero hombre, es el Sacramento de la fidelidad de Dios a su plan de salvación para la humanidad entera, para todos nosotros.
La llegada de los Magos de Oriente a Belén, para adorar al Mesías recién nacido, es la señal de la manifestación del Rey universal a los pueblos y a todos los hombres que buscan la verdad. Es el inicio de un movimiento opuesto al de Babel: de la confusión a la comprensión, de la dispersión a la reconciliación. Por consiguiente, descubrimos un vínculo entre la Epifanía y Pentecostés: si el nacimiento de Cristo, la Cabeza, es también el nacimiento de la Iglesia, su cuerpo, en los Magos vemos a los pueblos que se agregan al resto de Israel, anunciando la gran señal de la "Iglesia políglota" realizada por el Espíritu Santo cincuenta días después de la Pascua.
El amor fiel y tenaz de Dios, que mantiene siempre su alianza de generación en generación. Este es el "misterio" del que habla san Pablo en sus cartas, también en el pasaje de la carta a los Efesios que se acaba de proclamar. El Apóstol afirma que este misterio le "fue comunicado por una revelación" (Ef 3, 3) y él se encargó de darlo a conocer.
Este "misterio" de la fidelidad de Dios constituye la esperanza de la historia. Ciertamente, se le oponen fuerzas de división y atropello, que desgarran a la humanidad a causa del pecado y del conflicto de egoísmos. En la historia, la Iglesia está al servicio de este "misterio" de bendición para la humanidad entera. En este misterio de la fidelidad de Dios, la Iglesia sólo cumple plenamente su misión cuando refleja en sí misma la luz de Cristo Señor, y así sirve de ayuda a los pueblos del mundo por el camino de la paz y del auténtico progreso.
En efecto, sigue siendo siempre válida la palabra de Dios revelada por medio del profeta Isaías: "La oscuridad cubre la tierra, y espesa nube a los pueblos, mas sobre ti amanece el Señor y su gloria sobre ti aparece" (Is 60, 2). Lo que el profeta anuncia a Jerusalén se cumple en la Iglesia de Cristo: "A tu luz caminarán las naciones, y los reyes al resplandor de tu aurora" (Is 60, 3).
Con Jesucristo la bendición de Abraham se extendió a todos los pueblos, a la Iglesia universal como nuevo Israel que acoge en su seno a la humanidad entera. Con todo, también hoy sigue siendo verdad lo que decía el profeta: "Espesa nube cubre a los pueblos" y nuestra historia. En efecto, no se puede decir que la globalización sea sinónimo de orden mundial; todo lo contrario. Los conflictos por la supremacía económica y el acaparamiento de los recursos energéticos e hídricos, y de las materias primas, dificultan el trabajo de quienes, en todos los niveles, se esfuerzan por construir un mundo justo y solidario.
Es necesaria una esperanza mayor, que permita preferir el bien común de todos al lujo de pocos y a la miseria de muchos. "Esta gran esperanza sólo puede ser Dios, (...) pero no cualquier dios, sino el Dios que tiene un rostro humano" (Spe salvi, 31), el Dios que se manifestó en el Niño de Belén y en el Crucificado Resucitado.
Si hay una gran esperanza, se puede perseverar en la sobriedad. Si falta la verdadera esperanza, se busca la felicidad en la embriaguez, en lo superfluo, en los excesos, y los hombres se arruinan a sí mismos y al mundo. La moderación no sólo es una regla ascética, sino también un camino de salvación para la humanidad.
Ya resulta evidente que sólo adoptando un estilo de vida sobrio, acompañado del serio compromiso por una distribución equitativa de las riquezas, será posible instaurar un orden de desarrollo justo y sostenible. Por esto, hacen falta hombres que alimenten una gran esperanza y posean por ello una gran valentía. La valentía de los Magos, que emprendieron un largo viaje siguiendo una estrella, y que supieron arrodillarse ante un Niño y ofrecerle sus dones preciosos. Todos necesitamos esta valentía, anclada en una firme esperanza.
Que nos la obtenga María, acompañándonos en nuestra peregrinación terrena con su protección materna. Amén.
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Traducción distribuida por «L'Osservatore Romano»
Publicamos la homilía que pronunció Benedicto XVI el 6 de enero en la celebración eucarística que presidió en la Basílica de San Pedro del Vaticano con motivo de la solemnidad de la Epifanía del Señor, el 6 de enero.
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Queridos hermanos y hermanas:
Celebramos hoy a Cristo, luz del mundo, y su manifestación a las naciones. En el día de Navidad el mensaje de la liturgia era: "Hodie descendit lux magna super terram", "Hoy desciende una gran luz a la tierra" (Misal romano). En Belén, esta "gran luz" se presentó a un pequeño grupo de personas, a un minúsculo "resto de Israel": a la Virgen María, a su esposo José, y a algunos pastores. Una luz humilde, según el estilo del verdadero Dios. Una llamita encendida en la noche: un frágil niño recién nacido, que da vagidos en el silencio del mundo... Pero en torno a ese nacimiento oculto y desconocido resonaba el himno de alabanza de los coros celestiales, que cantaban gloria y paz (cf. Lc 2, 13-14).
Así, aquella luz, aun siendo pequeña cuando apareció en la tierra, se proyectaba con fuerza en los cielos. El nacimiento del Rey de los judíos había sido anunciado por una estrella que se podía ver desde muy lejos. Este fue el testimonio de "algunos Magos" que llegaron desde Oriente a Jerusalén poco después del nacimiento de Jesús, en tiempos del rey Herodes (cf. Mt 2, 1-2).
Una vez más, se comunican y se responden el cielo y la tierra, el cosmos y la historia. Las antiguas profecías se cumplen con el lenguaje de los astros. "De Jacob avanza una estrella, un cetro surge de Israel" (Nm 24, 17), había anunciado el vidente pagano Balaam, llamado a maldecir al pueblo de Israel y que, al contrario, lo bendijo porque, como Dios le reveló, "ese pueblo es bendito" (Nm 22, 12).
Cromacio de Aquileya, en su Comentario al evangelio de san Mateo, relacionando a Balaam con los Magos, escribe: "Aquel profetizó que Cristo vendría; estos lo vieron con los ojos de la fe". Y añade una observación importante: "Todos vieron la estrella, pero no todos comprendieron su sentido. Del mismo modo, nuestro Señor y Salvador nació para todos, pero no todos lo acogieron" (ib., 4, 1-2). Este es, en la perspectiva histórica, el significado del símbolo de la luz aplicado al nacimiento de Cristo: expresa la bendición especial de Dios en favor de la descendencia de Abraham, destinada a extenderse a todos los pueblos de la tierra.
De este modo, el acontecimiento evangélico que recordamos en la Epifanía, la visita de los Magos al Niño Jesús en Belén, nos remite a los orígenes de la historia del pueblo de Dios, es decir, a la llamada de Abraham, que encontramos en el capítulo 12 del libro del Génesis. Los primeros once capítulos son como grandes cuadros que responden a algunas preguntas fundamentales de la humanidad: ¿Cuál es el origen del universo y del género humano? ¿De dónde viene el mal? ¿Por qué hay diversas lenguas y civilizaciones?
Entre los relatos iniciales de la Biblia aparece una primera "alianza", establecida por Dios con Noé, después del diluvio. Se trata de una alianza universal, que atañe a toda la humanidad: el nuevo pacto con la familia de Noé es, a la vez, un pacto con "toda carne" (cf. Gn 9, 15). Luego, antes de la llamada de Abraham, se encuentra otro gran cuadro, muy importante para comprender el sentido de la Epifanía: el de la torre de Babel. El texto sagrado afirma que en los orígenes "todo el mundo tenía un mismo lenguaje e idénticas palabras" (Gn 11, 1). Después los hombres dijeron: "Ea, vamos a edificarnos una ciudad y una torre con la cúspide en los cielos, y hagámonos famosos, por si nos desperdigamos por toda la haz de la tierra" (Gn 11, 4). La consecuencia de este pecado de orgullo, análogo al de Adán y Eva, fue la confusión de las lenguas y la dispersión de la humanidad por toda la tierra (cf. Gn 11, 7-8). Esto es lo que significa "Babel"; fue una especie de maldición, semejante a la expulsión del paraíso terrenal.
En este punto se inicia la historia de la bendición, con la llamada de Abraham: comienza el gran plan de Dios para hacer de la humanidad una familia, mediante la alianza con un pueblo nuevo, elegido por él para que sea una bendición en medio de todas las naciones (cf. Gn 12, 1-3). Este plan divino se sigue realizando todavía y tuvo su momento culminante en el misterio de Cristo. Desde entonces se iniciaron "los últimos tiempos", en el sentido de que el plan fue plenamente revelado y realizado en Cristo, pero debe ser acogido por la historia humana, que sigue siendo siempre historia de fidelidad por parte de Dios y, lamentablemente, también de infidelidad por parte de nosotros los hombres.
La Iglesia misma, depositaria de la bendición, es santa y a la vez está compuesta de pecadores; está marcada por la tensión entre el "ya" y el "todavía no". En la plenitud de los tiempos Jesucristo vino a establecer la alianza: él mismo, verdadero Dios y verdadero hombre, es el Sacramento de la fidelidad de Dios a su plan de salvación para la humanidad entera, para todos nosotros.
La llegada de los Magos de Oriente a Belén, para adorar al Mesías recién nacido, es la señal de la manifestación del Rey universal a los pueblos y a todos los hombres que buscan la verdad. Es el inicio de un movimiento opuesto al de Babel: de la confusión a la comprensión, de la dispersión a la reconciliación. Por consiguiente, descubrimos un vínculo entre la Epifanía y Pentecostés: si el nacimiento de Cristo, la Cabeza, es también el nacimiento de la Iglesia, su cuerpo, en los Magos vemos a los pueblos que se agregan al resto de Israel, anunciando la gran señal de la "Iglesia políglota" realizada por el Espíritu Santo cincuenta días después de la Pascua.
El amor fiel y tenaz de Dios, que mantiene siempre su alianza de generación en generación. Este es el "misterio" del que habla san Pablo en sus cartas, también en el pasaje de la carta a los Efesios que se acaba de proclamar. El Apóstol afirma que este misterio le "fue comunicado por una revelación" (Ef 3, 3) y él se encargó de darlo a conocer.
Este "misterio" de la fidelidad de Dios constituye la esperanza de la historia. Ciertamente, se le oponen fuerzas de división y atropello, que desgarran a la humanidad a causa del pecado y del conflicto de egoísmos. En la historia, la Iglesia está al servicio de este "misterio" de bendición para la humanidad entera. En este misterio de la fidelidad de Dios, la Iglesia sólo cumple plenamente su misión cuando refleja en sí misma la luz de Cristo Señor, y así sirve de ayuda a los pueblos del mundo por el camino de la paz y del auténtico progreso.
En efecto, sigue siendo siempre válida la palabra de Dios revelada por medio del profeta Isaías: "La oscuridad cubre la tierra, y espesa nube a los pueblos, mas sobre ti amanece el Señor y su gloria sobre ti aparece" (Is 60, 2). Lo que el profeta anuncia a Jerusalén se cumple en la Iglesia de Cristo: "A tu luz caminarán las naciones, y los reyes al resplandor de tu aurora" (Is 60, 3).
Con Jesucristo la bendición de Abraham se extendió a todos los pueblos, a la Iglesia universal como nuevo Israel que acoge en su seno a la humanidad entera. Con todo, también hoy sigue siendo verdad lo que decía el profeta: "Espesa nube cubre a los pueblos" y nuestra historia. En efecto, no se puede decir que la globalización sea sinónimo de orden mundial; todo lo contrario. Los conflictos por la supremacía económica y el acaparamiento de los recursos energéticos e hídricos, y de las materias primas, dificultan el trabajo de quienes, en todos los niveles, se esfuerzan por construir un mundo justo y solidario.
Es necesaria una esperanza mayor, que permita preferir el bien común de todos al lujo de pocos y a la miseria de muchos. "Esta gran esperanza sólo puede ser Dios, (...) pero no cualquier dios, sino el Dios que tiene un rostro humano" (Spe salvi, 31), el Dios que se manifestó en el Niño de Belén y en el Crucificado Resucitado.
Si hay una gran esperanza, se puede perseverar en la sobriedad. Si falta la verdadera esperanza, se busca la felicidad en la embriaguez, en lo superfluo, en los excesos, y los hombres se arruinan a sí mismos y al mundo. La moderación no sólo es una regla ascética, sino también un camino de salvación para la humanidad.
Ya resulta evidente que sólo adoptando un estilo de vida sobrio, acompañado del serio compromiso por una distribución equitativa de las riquezas, será posible instaurar un orden de desarrollo justo y sostenible. Por esto, hacen falta hombres que alimenten una gran esperanza y posean por ello una gran valentía. La valentía de los Magos, que emprendieron un largo viaje siguiendo una estrella, y que supieron arrodillarse ante un Niño y ofrecerle sus dones preciosos. Todos necesitamos esta valentía, anclada en una firme esperanza.
Que nos la obtenga María, acompañándonos en nuestra peregrinación terrena con su protección materna. Amén.
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Traducción distribuida por «L'Osservatore Romano»
sábado, 5 de enero de 2008
"Con alegría adorad al Señor": Reconoced que es Dios / Autores: Conchi y Arturo
"¡Cantad al Señor con alegría,
habitantes de toda la tierra!
Con alegría adorad al Señor;
¡con gritos de alegría venid a su presencia!
Reconoced que el Señor es Dios;
él nos hizo y somos suyos;
¡somos pueblo suyo y ovejas de su prado!
Venid a sus puertas, entrad en su templo
cantando himnos de alabanza y gratitud.
¡Dadle gracias, bendecid su nombre!
Porque el Señor es bueno;
su amor es eterno
y su fidelidad no tiene fin."
Salmo 100 (99)
Dios se manifiesta a los hombres. Su luz nos deslumbra a todos. Unos, como los Reyes Magos queremos dejar todas nuestras comodidades y caminar en busca del Amor Trinitario venido al mundo como Verbo Encarnado. Otros, aparentemente dicen ser indiferentes a la luminosidad del Niño Jesús. Sin embargo, no hay luz de más potencia real que la que emana del corazón de Dios. Por lo tanto nadie puede quedarse quieto ante un foco que brilla poderosamente: O bien intentamos adaptarnos a la luz que nos deslumbra o sólo podemos cerrar los ojos, vivir en tinieblas y no desear ver al Salvador del mundo.
Como dice el salmo 100 (99) la invitación del Señor a conocerle es para todos los habitantes de la tierra. La actitud de los Reyes Magos, personas que gozaban de prestigio en su tierra y que dejaron todo para buscar al Mesías es la que nos interesa. Dios está a tu lado y te está mirando, Él es tu estrella. ¿Deseas adorarlo?. ¿Quieres dejar todo lo que te quita la paz y la alegría a sus pies? ¿Quieres al abrir los ojos cada mañana encontrarte con el Creador de tu vida ?
¿Eres capaz de reconocer que el Señor es Dios y que Él nos hizo y somos suyos?.
Dejar todo en las manos de Dios
Quizás el prestigio en la sociedad, la familia, el trabajo, los ambientes que frecuentamos sea un impedimento muy superior a lo que creemos para poder adorar con alegría al Señor. Ser vulnerables y caminar dejándose guiar en adoración por el mismo Dios es la única forma en la que nuestra conversión podrá ir creciendo cada día y transformándonos en el rostro encarnado de Cristo.
El prestigio, los miedos, las inseguridades, nuestras prevenciones ante los contratiempos sufridos en la vida, la condición social y también las tareas pastorales y evangelizadoras han de ser abandonadas ante Jesús a cada instante. Todo nuestro ser y sus actos deben ser una ofrenda agradable a Dios en adoración. Todos los bienes materiales y espirituales han de ser depositados ante quién tiene ardientes ansias por mostrarnos el único camino para cada uno de los seres humanos: la auténtica voluntad de Dios. Nosotros mismos, -con lo que hacemos, tenemos y pensamos,- somos el oro que los Reyes Magos dejaron ante el Niño Jesús.
Reconocemos que el Señor es Dios, que él nos hizo y somos suyos, cuando dejamos toda nuestra vida en sus manos y estamos dispuestos a seguirle y a no mirar atrás. Es entonces cuando nos convertimos en pueblo suyo y ovejas de su prado. Hay que meditar profundamente en oración el camino de ida y vuelta que realizamos en nuestra vida: ponemos todo a los pies del Señor pero a las pocas horas ya le estamos pidiendo prestadas nuevamente nuestras viejas ofrendas.
Volvemos sin saber como a sentirnos atraídos por el espíritu del mundo que nos reclama. En esos momentos retrocedemos y es cuando nos cansamos porque hemos vuelto otra vez al principio del camino. Los Reyes Magos al encontrarse con Jesús vuelven por otro camino distinto. Eran extranjeros, científicos, sabios, pero el conocimiento de Dios no les dejó volver a su pasado.
El mayor peligro que tenemos, si no maduramos la fe en oración y adoración, es el de no darnos cuenta de nuestros retrocesos y quedar huérfanos al lado del camino. Reconocer que uno ha retrocedido es saber que se ha perdido y debe retomar el rumbo mirando a la estrella que le ilumina, Dios mismo. No hay que atemorizarse por tener conciencia que uno se ha perdido, más bien debemos preocuparnos cuando creyendo andar estemos muy ocupados por tantas cosas que no sepamos de donde viene la luz del Salvador del mundo.
Dios siempre es fiel
La alegría de ponernos ante Dios y darle gracias tiene que estar asentada en saber que Dios siempre es fiel y que sólo la libertad que nos ha regalado como Hijos de Dios es la que nos aleja de su Voluntad llena de Vida. El mismo salmo 100 (99) nos lo recuerda: "Porque el Señor es bueno; su amor es eterno y su fidelidad no tiene fin."
Vive estos días escuchando la voz del Padre desde el Cielo exclamando: “Este es mi Hijo amado, a quien he elegido.” (Mt 3, 17). Sobre ti el Señor desea pronunciar esas mismas palabras segundo a segundo sólo necesita que le digas: "Sí, quiero seguir tus pasos, hacer vida tus Palabras". Por eso no pierdas jamás el tiempo y no te canses de adorarlo y alabarlo como está escrito en Isaias 61, 10-11:
"¡Cómo me alegro en el Señor!
Me lleno de gozo en mi Dios,
porque me ha brindado su salvación,
¡me ha cubierto de victoria!
Soy como un novio que se pone su corona
o una novia que se adorna con sus joyas.
Porque así como nacen las plantas de la tierra
y brotan los retoños en un jardín,
así hará el Señor que brote su victoria
y que todas las naciones entonen cantos de alabanza."
Ya Dios manifestaba su voluntad en los profetas y nos hablaba y sigue haciéndolo hoy si deseas escuchar de sus labios lo que es para ti y se afirma en Isaias 62, 1-5:
"Por amor a ti, Sión, no me quedaré callado;
por amor a ti, Jerusalén, no descansaré
hasta que tu victoria brille como el amanecer
y tu salvación como una antorcha encendida.
Las naciones verán tu salvación;
todos los reyes verán tu gloria.
Entonces tendrás un nombre nuevo
que el Señor mismo te dará.
Tú serás una hermosa corona real
en la mano del Señor tu Dios.
No volverán a llamarte “Abandonada”
ni a tu tierra la llamarán “Destruida”,
sino que tu nombre será “Mi predilecta”
y el de tu tierra “Esposa mía”.
Porque tú eres la predilecta del Señor,
y él será como un esposo para tu tierra.
Porque así como un joven se casa con su novia,
así Dios te tomará por esposa,
te reconstruirá y será feliz contigo."
Ser testigo y heraldo de que Cristo es el Salvador
Los Reyes Magos fueron portadores de una Buena Noticia aún cuando no la habían constatado, pese a su sabiduría y conocimientos científicos. Van a Herodes a proclamársela y él constata que sus sacerdotes conocían el lugar del nacimiento, donde estaba el Niño Dios. Los Magos dejaron todas sus posesiones a los pies del Salvador y debieron tener tal alegría al encontrarse cara a cara con Jesús, que su camino sólo debió consistir en contar a todos lo que habían descubierto: la Fuente de la Vida. San Pablo en Romanos 10, 8-15, nos muestra el camino nuevo por el que hay que andar después de adorar al Mesías:
“La palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu corazón.” Esta palabra es el mensaje de fe que predicamos. Si con tu boca reconoces a Jesús como Señor, y con tu corazón crees que Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación. Pues con el corazón se cree para alcanzar la justicia y con la boca se confiesa a Jesucristo para alcanzar la salvación.
La Escritura dice: “El que confía en Él no se verá defraudado. No hay diferencia entre judíos y no judíos, pues el mismo que es Señor de todos da con abundancia a cuantos le invocan. Acerca de esto dice: “Todos los que invoquen el nombre del Señor alcanzarán la salvación.” Pero, ¿cómo lo van a invocar, si no han creído en él? ¿Y cómo van a creer, si no han oído hablar de él? ¿Y cómo van a oír, si nadie les anuncia el mensaje? ¿Y cómo van a anunciarlo, si no hay quien los envíe? Como dice la Escritura: “¡Qué hermosa es la llegada de los que traen buenas noticias!”.
Del 10 % a todo lo que necesito
Proclamar la Palabra de Dios es ponerla en práctca en nuestra vida. Sólo así seremos verdadera luz. Hoy se investigan nuevos datos de las fechas y el lugar del nacimiento de Jesús. Pese a ello, el conocimiento profundo de una persona no se realiza sólo por el lugar donde nació sino por la convivencia y el conocimiento real.
Vivir queriendo conocer al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo es la única forma de que el mismo Dios nos lo revele.
Estamos convencidos que aunque se llegue a la conclusión de que Jesús nació en otro lugar nadie podrá demostrar que viniera al mundo de una manera ostentosa y opulenta. Cristo se mostró a los sencillos. Nació y vivió humildemente. Nunca utilizó su condición de Dios para imponerse y proponer el Plan de Dios. Sirvió a todos siendo el Señor y siempre hacía lo que luego decía: Oraba, curaba, compartía, multiplicaba y no se instaló nunca en un lugar permanente. Pasó haciendo el bien.
Tomemos como ejemplo los resultados de la encuesta que hemos realizado durante meses en nuestro blog:
"Dad y se os dará, una medida justa..." ¿Qué % de vuestros ingresos dedicais cada mes a atender enfermos, pobres, necesitados...?
Ninguno, por qué ingreso muy poco 16%
Un 1 % el 10%
Un 3 % el 8%
Un 5 % el 9%
Un 10 % el 55%
La mayoria que ha participado ha escogido la respuesta de aportar el 10% de los ingresos personales para colaborar con los más necesitados. Eso tiene la base bíblica de dar el diezmo:
"Entregad la décima parte de cuanto tenéis al tesoro del templo, para que haya alimentos en mi casa. Tratad después de probarme, os propone Yaveh de los ejércitos, y veréis que os abro la compuertas del cielo y derramo sobre vosotros la lluvia bendita." (Mal. 3,10)
Lo más importante no es sólo dar materialmente una parte de lo que tenemos, sino de lo que realmente necesitamos. La viuda pobre del Evangelio echó dos monedas de muy poco valor y Jesús llamó la atención de sus discípulos y les dijo:
"Os aseguro que ésta pobre viuda ha dado más que todos ellos pues todos han echado dinero que les sobraba. Ella en cambio ha dado todo lo que tenía." (Mt. 43, 44)
Una decisión personal
Dar todo lo que necesitamos supone renunciar paulatinamente a cosas materiales, ociosas, emocionales y afectivas, que nos hacen creer poderosos ante los demás y nos asientan en el egoísmo. Si no empezamos dando algo de lo que necesitamos nunca podremos dar todo a cambio de nada, sólo por amor. Esta renuncia debe hacerse libremente y como sabiamente aconseja San Pablo en 2Co. 9, 7:
"Cada uno dé según lo decidió personalmente, y no de mala gana o a la fuerza, pues Dios ama al que da con alegría".
Interiorizar de quien nos proviene todo lo que tenemos y somos es un paso espiritual importante. El Antiguo Testamento habla con claridad:
"Porque todo viene de ti y de tu mano proviene lo que te damos". (1ºCro. 29, 14)
"Comprendí que nunca tendría la sabiduría a no ser por un don de Dios y que ya era inteligencia saber de donde procede éste favor". (Sab. 8, 21)
¿Por qué no podemos renunciar al 99% de las horas de televisión que vemos y dedicarlas a la familia o a los enfermos? ¿Por qué no podemos renunciar a 2 de los 3 cafés que nos tomamos y entregar el dinero a los pobres? ¿Por qué no podemos renunciar a la mitad de los regalos que nos hacemos y destinar a los demás lo que nos costarían?... Podríamos hacer una larga lista de cosas de las que podríamos prescindir y compartir sin renunciar a nada de lo imprescindible para vivir cómodamente. Si somos incapaces de dar lo que no necesitamos pidamos la gracia de poder hacerlo para llegar a entregar toda nuestra vida a los demás donde nos espera el rostro de Cristo.
Adoremos, alabemos y oremos al Señor con salmos:
"¡Aleluya!
Alabaré al Señor con toda mi alma
Alabaré al Señor mientras yo viva;
cantaré himnos a mi Dios mientras yo exista.
No pongáis vuestra confianza en hombres importantes,
en simples hombres que no pueden salvar;
pues cuando mueren retornan al polvo,
y ese mismo día terminan sus proyectos.
Feliz quien recibe ayuda del Dios de Jacob,
quien pone su esperanza en el Señor su Dios.
Él hizo el cielo, la tierra y el mar,
y todo lo que hay en ellos.
Él siempre mantiene su palabra.
Hace justicia a los oprimidos
y da de comer a los hambrientos.
El Señor da libertad a los presos;
el Señor devuelve la vista a los ciegos;
el Señor levanta a los caídos;
el Señor ama a los hombres honrados.
El Señor protege a los extranjeros
y sostiene a los huérfanos y a las viudas,
pero hace que los malvados pierdan el camino.
Oh Sión,
el Señor reinará por siempre;
tu Dios reinará por todos los siglos.
¡Aleluya!"
Salmo 146 (145)
"¡Aleluya!
¡Qué bueno es cantar himnos a nuestro Dios!
¡A él se le deben dulces alabanzas!
El Señor reconstruye a Jerusalén
y reúne a los dispersos de Israel.
Él sana a los que tienen roto el corazón
y les venda las heridas.
Él determina el número de las estrellas
y a cada una le pone nombre.
Grande es nuestro Dios y grande su poder;
su inteligencia es infinita.
El Señor levanta a los humildes,
pero humilla por completo a los malvados.
Cantad al Señor con gratitud;
cantad himnos a nuestro Dios al son del arpa.
Él cubre de nubes el cielo,
prepara la lluvia para la tierra,
hace crecer los pastos en los montes,
da de comer a los animales
y a las crías de los cuervos cuando chillan.
No es la fuerza del caballo ni los músculos del hombre
lo que más agrada al Señor;
a él le agradan los que le honran,
los que confían en su amor.
Jerusalén, alaba al Señor;
Sión, alaba a tu Dios.
Pues él reforzó los cerrojos de tus puertas
y bendijo a tus hijos dentro de la ciudad.
Él trae la paz a tu territorio
y te satisface con lo mejor del trigo.
Él envía su palabra a la tierra,
y su palabra corre a toda prisa.
Él produce la nieve como si fuera lana
y esparce la escarcha como si fuera polvo.
Él envía el hielo en forma de granizo;
con el frío que envía, el agua se congela.
Pero envía su palabra, y la derrite;
hace soplar el viento, y el agua corre.
Él dio a conocer a Jacob, a Israel,
su palabra, sus leyes y decretos.
No hizo lo mismo con las otras naciones,
las cuales nunca conocieron sus decretos.
¡Aleluya!"
Salmo 146-147
¡Aleluya!
¡Alabad a Dios en su santuario!
¡Alabadle en su majestuosa bóveda celeste!
¡Alabadle por sus hechos poderosos!
¡Alabadle por su grandeza infinita!
¡Alabadle con toques de trompeta!
¡Alabadle con arpa y salterio!
¡Alabadle danzando al son de panderos!
¡Alabadle con flautas e instrumentos de cuerda!
¡Alabadle con platillos sonoros!
¡Alabadle con platillos vibrantes!
¡Que todo lo que respira alabe al Señor!
¡Aleluya!"
Salmo 150
Que cada instante alabemos a Dios porque vivimos para Él y con Él.
habitantes de toda la tierra!
Con alegría adorad al Señor;
¡con gritos de alegría venid a su presencia!
Reconoced que el Señor es Dios;
él nos hizo y somos suyos;
¡somos pueblo suyo y ovejas de su prado!
Venid a sus puertas, entrad en su templo
cantando himnos de alabanza y gratitud.
¡Dadle gracias, bendecid su nombre!
Porque el Señor es bueno;
su amor es eterno
y su fidelidad no tiene fin."
Salmo 100 (99)
Dios se manifiesta a los hombres. Su luz nos deslumbra a todos. Unos, como los Reyes Magos queremos dejar todas nuestras comodidades y caminar en busca del Amor Trinitario venido al mundo como Verbo Encarnado. Otros, aparentemente dicen ser indiferentes a la luminosidad del Niño Jesús. Sin embargo, no hay luz de más potencia real que la que emana del corazón de Dios. Por lo tanto nadie puede quedarse quieto ante un foco que brilla poderosamente: O bien intentamos adaptarnos a la luz que nos deslumbra o sólo podemos cerrar los ojos, vivir en tinieblas y no desear ver al Salvador del mundo.
Como dice el salmo 100 (99) la invitación del Señor a conocerle es para todos los habitantes de la tierra. La actitud de los Reyes Magos, personas que gozaban de prestigio en su tierra y que dejaron todo para buscar al Mesías es la que nos interesa. Dios está a tu lado y te está mirando, Él es tu estrella. ¿Deseas adorarlo?. ¿Quieres dejar todo lo que te quita la paz y la alegría a sus pies? ¿Quieres al abrir los ojos cada mañana encontrarte con el Creador de tu vida ?
¿Eres capaz de reconocer que el Señor es Dios y que Él nos hizo y somos suyos?.
Dejar todo en las manos de Dios
Quizás el prestigio en la sociedad, la familia, el trabajo, los ambientes que frecuentamos sea un impedimento muy superior a lo que creemos para poder adorar con alegría al Señor. Ser vulnerables y caminar dejándose guiar en adoración por el mismo Dios es la única forma en la que nuestra conversión podrá ir creciendo cada día y transformándonos en el rostro encarnado de Cristo.
El prestigio, los miedos, las inseguridades, nuestras prevenciones ante los contratiempos sufridos en la vida, la condición social y también las tareas pastorales y evangelizadoras han de ser abandonadas ante Jesús a cada instante. Todo nuestro ser y sus actos deben ser una ofrenda agradable a Dios en adoración. Todos los bienes materiales y espirituales han de ser depositados ante quién tiene ardientes ansias por mostrarnos el único camino para cada uno de los seres humanos: la auténtica voluntad de Dios. Nosotros mismos, -con lo que hacemos, tenemos y pensamos,- somos el oro que los Reyes Magos dejaron ante el Niño Jesús.
Reconocemos que el Señor es Dios, que él nos hizo y somos suyos, cuando dejamos toda nuestra vida en sus manos y estamos dispuestos a seguirle y a no mirar atrás. Es entonces cuando nos convertimos en pueblo suyo y ovejas de su prado. Hay que meditar profundamente en oración el camino de ida y vuelta que realizamos en nuestra vida: ponemos todo a los pies del Señor pero a las pocas horas ya le estamos pidiendo prestadas nuevamente nuestras viejas ofrendas.
Volvemos sin saber como a sentirnos atraídos por el espíritu del mundo que nos reclama. En esos momentos retrocedemos y es cuando nos cansamos porque hemos vuelto otra vez al principio del camino. Los Reyes Magos al encontrarse con Jesús vuelven por otro camino distinto. Eran extranjeros, científicos, sabios, pero el conocimiento de Dios no les dejó volver a su pasado.
El mayor peligro que tenemos, si no maduramos la fe en oración y adoración, es el de no darnos cuenta de nuestros retrocesos y quedar huérfanos al lado del camino. Reconocer que uno ha retrocedido es saber que se ha perdido y debe retomar el rumbo mirando a la estrella que le ilumina, Dios mismo. No hay que atemorizarse por tener conciencia que uno se ha perdido, más bien debemos preocuparnos cuando creyendo andar estemos muy ocupados por tantas cosas que no sepamos de donde viene la luz del Salvador del mundo.
Dios siempre es fiel
La alegría de ponernos ante Dios y darle gracias tiene que estar asentada en saber que Dios siempre es fiel y que sólo la libertad que nos ha regalado como Hijos de Dios es la que nos aleja de su Voluntad llena de Vida. El mismo salmo 100 (99) nos lo recuerda: "Porque el Señor es bueno; su amor es eterno y su fidelidad no tiene fin."
Vive estos días escuchando la voz del Padre desde el Cielo exclamando: “Este es mi Hijo amado, a quien he elegido.” (Mt 3, 17). Sobre ti el Señor desea pronunciar esas mismas palabras segundo a segundo sólo necesita que le digas: "Sí, quiero seguir tus pasos, hacer vida tus Palabras". Por eso no pierdas jamás el tiempo y no te canses de adorarlo y alabarlo como está escrito en Isaias 61, 10-11:
"¡Cómo me alegro en el Señor!
Me lleno de gozo en mi Dios,
porque me ha brindado su salvación,
¡me ha cubierto de victoria!
Soy como un novio que se pone su corona
o una novia que se adorna con sus joyas.
Porque así como nacen las plantas de la tierra
y brotan los retoños en un jardín,
así hará el Señor que brote su victoria
y que todas las naciones entonen cantos de alabanza."
Ya Dios manifestaba su voluntad en los profetas y nos hablaba y sigue haciéndolo hoy si deseas escuchar de sus labios lo que es para ti y se afirma en Isaias 62, 1-5:
"Por amor a ti, Sión, no me quedaré callado;
por amor a ti, Jerusalén, no descansaré
hasta que tu victoria brille como el amanecer
y tu salvación como una antorcha encendida.
Las naciones verán tu salvación;
todos los reyes verán tu gloria.
Entonces tendrás un nombre nuevo
que el Señor mismo te dará.
Tú serás una hermosa corona real
en la mano del Señor tu Dios.
No volverán a llamarte “Abandonada”
ni a tu tierra la llamarán “Destruida”,
sino que tu nombre será “Mi predilecta”
y el de tu tierra “Esposa mía”.
Porque tú eres la predilecta del Señor,
y él será como un esposo para tu tierra.
Porque así como un joven se casa con su novia,
así Dios te tomará por esposa,
te reconstruirá y será feliz contigo."
Ser testigo y heraldo de que Cristo es el Salvador
Los Reyes Magos fueron portadores de una Buena Noticia aún cuando no la habían constatado, pese a su sabiduría y conocimientos científicos. Van a Herodes a proclamársela y él constata que sus sacerdotes conocían el lugar del nacimiento, donde estaba el Niño Dios. Los Magos dejaron todas sus posesiones a los pies del Salvador y debieron tener tal alegría al encontrarse cara a cara con Jesús, que su camino sólo debió consistir en contar a todos lo que habían descubierto: la Fuente de la Vida. San Pablo en Romanos 10, 8-15, nos muestra el camino nuevo por el que hay que andar después de adorar al Mesías:
“La palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu corazón.” Esta palabra es el mensaje de fe que predicamos. Si con tu boca reconoces a Jesús como Señor, y con tu corazón crees que Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación. Pues con el corazón se cree para alcanzar la justicia y con la boca se confiesa a Jesucristo para alcanzar la salvación.
La Escritura dice: “El que confía en Él no se verá defraudado. No hay diferencia entre judíos y no judíos, pues el mismo que es Señor de todos da con abundancia a cuantos le invocan. Acerca de esto dice: “Todos los que invoquen el nombre del Señor alcanzarán la salvación.” Pero, ¿cómo lo van a invocar, si no han creído en él? ¿Y cómo van a creer, si no han oído hablar de él? ¿Y cómo van a oír, si nadie les anuncia el mensaje? ¿Y cómo van a anunciarlo, si no hay quien los envíe? Como dice la Escritura: “¡Qué hermosa es la llegada de los que traen buenas noticias!”.
Del 10 % a todo lo que necesito
Proclamar la Palabra de Dios es ponerla en práctca en nuestra vida. Sólo así seremos verdadera luz. Hoy se investigan nuevos datos de las fechas y el lugar del nacimiento de Jesús. Pese a ello, el conocimiento profundo de una persona no se realiza sólo por el lugar donde nació sino por la convivencia y el conocimiento real.
Vivir queriendo conocer al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo es la única forma de que el mismo Dios nos lo revele.
Estamos convencidos que aunque se llegue a la conclusión de que Jesús nació en otro lugar nadie podrá demostrar que viniera al mundo de una manera ostentosa y opulenta. Cristo se mostró a los sencillos. Nació y vivió humildemente. Nunca utilizó su condición de Dios para imponerse y proponer el Plan de Dios. Sirvió a todos siendo el Señor y siempre hacía lo que luego decía: Oraba, curaba, compartía, multiplicaba y no se instaló nunca en un lugar permanente. Pasó haciendo el bien.
Tomemos como ejemplo los resultados de la encuesta que hemos realizado durante meses en nuestro blog:
"Dad y se os dará, una medida justa..." ¿Qué % de vuestros ingresos dedicais cada mes a atender enfermos, pobres, necesitados...?
Ninguno, por qué ingreso muy poco 16%
Un 1 % el 10%
Un 3 % el 8%
Un 5 % el 9%
Un 10 % el 55%
La mayoria que ha participado ha escogido la respuesta de aportar el 10% de los ingresos personales para colaborar con los más necesitados. Eso tiene la base bíblica de dar el diezmo:
"Entregad la décima parte de cuanto tenéis al tesoro del templo, para que haya alimentos en mi casa. Tratad después de probarme, os propone Yaveh de los ejércitos, y veréis que os abro la compuertas del cielo y derramo sobre vosotros la lluvia bendita." (Mal. 3,10)
Lo más importante no es sólo dar materialmente una parte de lo que tenemos, sino de lo que realmente necesitamos. La viuda pobre del Evangelio echó dos monedas de muy poco valor y Jesús llamó la atención de sus discípulos y les dijo:
"Os aseguro que ésta pobre viuda ha dado más que todos ellos pues todos han echado dinero que les sobraba. Ella en cambio ha dado todo lo que tenía." (Mt. 43, 44)
Una decisión personal
Dar todo lo que necesitamos supone renunciar paulatinamente a cosas materiales, ociosas, emocionales y afectivas, que nos hacen creer poderosos ante los demás y nos asientan en el egoísmo. Si no empezamos dando algo de lo que necesitamos nunca podremos dar todo a cambio de nada, sólo por amor. Esta renuncia debe hacerse libremente y como sabiamente aconseja San Pablo en 2Co. 9, 7:
"Cada uno dé según lo decidió personalmente, y no de mala gana o a la fuerza, pues Dios ama al que da con alegría".
Interiorizar de quien nos proviene todo lo que tenemos y somos es un paso espiritual importante. El Antiguo Testamento habla con claridad:
"Porque todo viene de ti y de tu mano proviene lo que te damos". (1ºCro. 29, 14)
"Comprendí que nunca tendría la sabiduría a no ser por un don de Dios y que ya era inteligencia saber de donde procede éste favor". (Sab. 8, 21)
¿Por qué no podemos renunciar al 99% de las horas de televisión que vemos y dedicarlas a la familia o a los enfermos? ¿Por qué no podemos renunciar a 2 de los 3 cafés que nos tomamos y entregar el dinero a los pobres? ¿Por qué no podemos renunciar a la mitad de los regalos que nos hacemos y destinar a los demás lo que nos costarían?... Podríamos hacer una larga lista de cosas de las que podríamos prescindir y compartir sin renunciar a nada de lo imprescindible para vivir cómodamente. Si somos incapaces de dar lo que no necesitamos pidamos la gracia de poder hacerlo para llegar a entregar toda nuestra vida a los demás donde nos espera el rostro de Cristo.
Adoremos, alabemos y oremos al Señor con salmos:
"¡Aleluya!
Alabaré al Señor con toda mi alma
Alabaré al Señor mientras yo viva;
cantaré himnos a mi Dios mientras yo exista.
No pongáis vuestra confianza en hombres importantes,
en simples hombres que no pueden salvar;
pues cuando mueren retornan al polvo,
y ese mismo día terminan sus proyectos.
Feliz quien recibe ayuda del Dios de Jacob,
quien pone su esperanza en el Señor su Dios.
Él hizo el cielo, la tierra y el mar,
y todo lo que hay en ellos.
Él siempre mantiene su palabra.
Hace justicia a los oprimidos
y da de comer a los hambrientos.
El Señor da libertad a los presos;
el Señor devuelve la vista a los ciegos;
el Señor levanta a los caídos;
el Señor ama a los hombres honrados.
El Señor protege a los extranjeros
y sostiene a los huérfanos y a las viudas,
pero hace que los malvados pierdan el camino.
Oh Sión,
el Señor reinará por siempre;
tu Dios reinará por todos los siglos.
¡Aleluya!"
Salmo 146 (145)
"¡Aleluya!
¡Qué bueno es cantar himnos a nuestro Dios!
¡A él se le deben dulces alabanzas!
El Señor reconstruye a Jerusalén
y reúne a los dispersos de Israel.
Él sana a los que tienen roto el corazón
y les venda las heridas.
Él determina el número de las estrellas
y a cada una le pone nombre.
Grande es nuestro Dios y grande su poder;
su inteligencia es infinita.
El Señor levanta a los humildes,
pero humilla por completo a los malvados.
Cantad al Señor con gratitud;
cantad himnos a nuestro Dios al son del arpa.
Él cubre de nubes el cielo,
prepara la lluvia para la tierra,
hace crecer los pastos en los montes,
da de comer a los animales
y a las crías de los cuervos cuando chillan.
No es la fuerza del caballo ni los músculos del hombre
lo que más agrada al Señor;
a él le agradan los que le honran,
los que confían en su amor.
Jerusalén, alaba al Señor;
Sión, alaba a tu Dios.
Pues él reforzó los cerrojos de tus puertas
y bendijo a tus hijos dentro de la ciudad.
Él trae la paz a tu territorio
y te satisface con lo mejor del trigo.
Él envía su palabra a la tierra,
y su palabra corre a toda prisa.
Él produce la nieve como si fuera lana
y esparce la escarcha como si fuera polvo.
Él envía el hielo en forma de granizo;
con el frío que envía, el agua se congela.
Pero envía su palabra, y la derrite;
hace soplar el viento, y el agua corre.
Él dio a conocer a Jacob, a Israel,
su palabra, sus leyes y decretos.
No hizo lo mismo con las otras naciones,
las cuales nunca conocieron sus decretos.
¡Aleluya!"
Salmo 146-147
¡Aleluya!
¡Alabad a Dios en su santuario!
¡Alabadle en su majestuosa bóveda celeste!
¡Alabadle por sus hechos poderosos!
¡Alabadle por su grandeza infinita!
¡Alabadle con toques de trompeta!
¡Alabadle con arpa y salterio!
¡Alabadle danzando al son de panderos!
¡Alabadle con flautas e instrumentos de cuerda!
¡Alabadle con platillos sonoros!
¡Alabadle con platillos vibrantes!
¡Que todo lo que respira alabe al Señor!
¡Aleluya!"
Salmo 150
Que cada instante alabemos a Dios porque vivimos para Él y con Él.
El escándalo del aborto llama a despertar conciencias / Autora: Marta Lago
Entrevista con el presidente del Instituto de Política Familiar en España
MADRID/BRUSELAS, (ZENIT.org).- Europa, un aborto cada treinta segundos; España, un aborto cada cinco minutos. El reciente estallido de la magnitud del aborto en suelo español al menos está movilizando la conciencia ciudadana y se puede emprender el camino «del principio del fin» de esta tragedia, confía el presidente del Instituto de Política Familiar (IPF) en el país, Eduardo Hertfelder.
De su mano nació esta institución civil (http://www.ipfe.org) hace siete años en España. Su implantación es internacional. Está presente en Francia, Noruega, Suiza, Bélgica --con delegación propia en Bruselas--, y en parte de Latinoamérica. Está en el Intergrupo de Familia e Infancia del Parlamento Europeo y goza de estatus consultivo en las Naciones Unidas.
El IPF busca el apoyo y la promoción de la institución familiar a través de la sensibilización de la sociedad haciendo visible la problemática que sufre la familia.
Para ello realiza informes, estudios y encuestas --que analizan la realidad con ayuda de un equipo multidisciplinar de expertos, partiendo rigurosamente de estadísticas oficiales-- y genera propuestas y soluciones que presenta a la sociedad y a las Administraciones Públicas y partidos políticos para implementar una verdadera política integral de la familia.
«Queremos que la familia sea considerada como patrimonio de la humanidad por parte de las legislaciones nacionales y supranacionales», declara Hertfelder a Zenit; «que se desarrollen normas y políticas públicas con perspectiva de familia» porque «no basta con considerarla en el plano teórico».
«Hay que pasar al terreno práctico tratando a la familia como célula básica de la sociedad», una demanda que Hertfelder desarrolla en esta entrevista concedida a Zenit a raíz de la evidencia de la magnitud del aborto en España, un drama que no conoce fronteras.
--Ha estallado el escándalo del aborto en España. El IPF tuvo que dar la voz de alarma porque el Ministerio de Sanidad estaba ocultando las cifras de abortos...
--Eduardo Hertfelder: Así es. El proceso es el siguiente: las clínicas abortivas, cuando practican abortos quirúrgicos, envían esos datos a las distintas Consejerías de las Comunidades Autónomas y éstas a su vez los transmiten al Ministerio de Sanidad, el cual, con todo ello, elabora un informe que tiene que estar preparado al final de cada año respecto al anterior, esto es, en diciembre de 2007 --como muy tarde-- se tienen que publicar los datos correspondientes a 2006.
Pero el Ministerio de Sanidad --en las distintas Administraciones y más en la actual-- está promocionando el aborto en varios niveles: ante todo con la falta de visibilidad del número de abortos. Pero también digamos que se engaña a la gente con la terminología, porque ya no se habla de aborto, sino de «interrupción voluntaria del embarazo», y ni siquiera de ello, sino de sus siglas, «IVE». Tampoco se habla ya de número de abortos, sino de tasa de abortos, y cuando se transmite a la sociedad, por ejemplo, que la tasa de abortos se ha elevado del 9,60 al 10,62 (en un año), pasa inadvertido este drama; la gente es insensible a lo que sucede. Si además la publicación de estos datos se realiza a finales de año -cumpliendo la ley--, pero en plenas vacaciones [de Navidad. NdR], pasa absolutamente desapercibido.
Consideramos que sido deliberado, por parte de la Administración, el intento de que esta realidad pasara desapercibida. Hemos demandado que los datos se vayan publicando a medida que se conozcan, primero por parte de las Comunidades Autónomas, y que luego la Administración Central no espere al último día.
Esta vez se llegó al extremo de que, habiendo comenzado el año 2008, todavía no se habían publicado las cifras de 2006, y nos consta que ello obedecía a que el número anual de abortos había cruzado el umbral de los 100 mil.
Publicamos desde el IPF una nota el 2 de enero denunciando esta ocultación; enseguida los medios de comunicación empezaron a difundirla y a llamar al Ministerio de Sanidad; éste cita la presión de los medios y de los distintos agentes sociales para haber hecho públicos los datos al poco tiempo.
--¿Opina que existe alguna relación con el hecho de que se destapara, también recientemente, la actuación ilegal de clínicas abortistas?
--Eduardo Hertfelder: Efectivamente. Es que no sólo las cifras de abortos eran muy significativas, sino que por primera vez en España, después de mucho tiempo, se había reavivado el debate del aborto al difundirse un vídeo, hace un año, en la televisión pública danesa sobre casos de práctica ilegal del aborto en nuestro país. Eso provocó la movilización legal de una plataforma ciudadana, «E-cristians», que fue tenida en cuenta y provocó que recientemente se desencadenara en Madrid y en Barcelona el cierre judicial de algunas clínicas que estaban realizando abortos ilegales.
Se pudo contemplar qué significa realmente el aborto; se pudo saber de médicos -si se les puede llamar así- sin escrúpulos que sólo buscan aumentar su negocio a costa de madre e hijo. Se produjo una sensibilización de la sociedad al ver estas imágenes espeluznantes. Intentando frenar el debate, la Administración por su parte retenía las cifras. La sociedad reclamó esos datos y no ha habido más remedio que publicarlos.
--¿Qué realidad reflejan las estadísticas oficiales?
--Eduardo Hertfelder: Que en España se han practicado 101.592 abortos en 2006.
Para captar la magnitud de lo que estamos hablando esto se traduce en que se practica un aborto cada cinco minutos en nuestro país. Cada día, 278 abortos; en una hora, 12 abortos. Esto debería hacer reflexionar a las Administraciones.
Además tengamos en cuenta que el aborto se ha duplicado en España en los últimos diez años, que el ritmo de crecimiento de esta práctica en nuestro país es el mayor de los 27 países de la Unión Europea, que la legislación española al respecto es muy débil [el Código Penal despenaliza el aborto en caso de malformación del feto (hasta las 22 semanas de gestación), en caso de violación (hasta las 12 semanas); en tercer lugar, se puede abortar sin límite de tiempo en caso de riesgo físico o psíquico para la salud de la madre, pero tal riesgo ha de ser grave. NdR].
El «riesgo físico y psicológico» implica que el 97% de los abortos se practican bajo esta previsión. Dentro de ese 97% --según nuestras estimaciones, porque faltan datos oficiales-- más del 90% de los abortos se acogen al riesgo psicológico, que se ha convertido en el gran coladero del aborto, dado que incluso ese riesgo psicológico no contempla límites de plazo: se puede abortar en cualquier momento de la gestación. Por eso, aunque no «de derecho», sí se produce «de hecho» el aborto libre en España.
--Aparte de esta permisividad legal, ¿qué otros motivos están llevando al aborto, a su incremento, a decidirse por esa dramática opción?
--Eduardo Hertfelder: En primer lugar insistamos en que el aborto es un negocio para muchísimas personas a costa de la vida de los niños y del drama y del daño psicológico que produce a las madres.
En segundo lugar existe una campaña errónea: se ha transmitido a la sociedad la «educación» -por llamarla así- sexual del «haz lo que quieras, como quieras y con quien quieras, porque se trata de un juego sin consecuencias». Se transmite una visión de la sexualidad centrada en la genitalidad, desgajada del amor y de la entrega a otra persona; se inculca, por ejemplo, que el preservativo es 100% «seguro», cuando científicamente no es así; y si hay algún «problema» se «soluciona» con la «píldora del día después». Todo esto además supone un gran negocio en España para clínicas, médicos y empresas farmacéuticas. Y está llevando a un aumento de los embarazos no deseados, por lo que se recurre al aborto quirúrgico.
--La divulgación científica y una información al alcance de todos hace difícil pensar que quien practica, colabora o recurre al aborto no sepa que se trata de la eliminación de una persona...
--Eduardo Hertfelder: El ser humano cae muchas veces en la negación, en todos los sentidos, y no quiere ver la problemática, porque de ser así hay que comprometerse. Además reiteradamente se ha transmitido que el aborto no tiene trascendencia, que es un «derecho», y que se gesta «algo» --no «alguien»-- que se puede extirpar en cualquier momento, y que no produce daños psicológicos a la madre ni para el niño -porque se difunde que no es tal--.
Ante esta visión ha faltado una reacción clara y una transmisión veraz de qué es el aborto. Cargamos ahora con las consecuencias de que se haya impregnado «con éxito» a la sociedad de una «cultura» contraria a la persona y a la vida.
--Todo este escándalo ha suscitado al menos perplejidad en la opinión pública. Podría ser un momento adecuado para despertar la conciencia personal y social de la gravedad del aborto y de sus repercusiones. ¿Qué sugiere para frenar esta tendencia del aborto e incluso ponerle punto final?
--Eduardo Hertfelder: No sólo «podría», sino que éste tiene que ser el momento que marque un punto de inflexión para que la gente se sensibilice sobre que realmente se están eliminando personas, y psicológicamente también se está destruyendo la vida de la madre, abocada al aborto.
Paradójicamente, ante estas cifras de abortos, la tendencia es incrementar la píldora del día después y el preservativo, por ejemplo. En lugar de admitir que se ha transmitido una visión errónea e irresponsable de la sexualidad, y que esto lleva al aborto y a su incremento, se incide en los medios contraceptivos. Por lo menos la sociedad se está dando cuenta de que esto no da resultado.
Es el momento, subrayo, de que haya un giro, y ello dependerá de la movilización de la sociedad civil y de la exigencia que se transmita a los partidos políticos y a las Administraciones. Si se prosigue con esta sensibilización que está produciéndose en muchos sectores y niveles de la sociedad española, será el comienzo del fin del aborto en España. Pero aún queda camino.
--El IPF tiene experiencia en el análisis de problemáticas familiares y en la aportación de soluciones. Goza de estatus consultivo especial con el Consejo Económico y Social de la ONU. ¿Podría apuntar algunos pasos en este camino que opta por la vida, o algunas medidas para que la sociedad prosiga en su movilización?
--Eduardo Hertfelder: Sí. Se trata de actuaciones a varios niveles. En primer lugar, se requiere seguir sensibilizando a la sociedad a través de los medios de comunicación, de dar visibilidad a esta problemática, pero también hay que llegar a las Administraciones. Por ejemplo, dado que en España emprendemos ahora el itinerario electoral, desde el IPF y otras instituciones estamos teniendo contactos con los partidos políticos para que incluyan medidas ante todo de apoyo a la mujer embarazada, para que ésta no sufra obstáculos para tener los hijos que quiera; hay que implementar los mecanismos de apoyo a la natalidad, se necesita voluntad política de ayuda a la mujer embarazada. Pensemos, por ejemplo, en la población inmigrante, cuyos recursos económicos son muy limitados: estamos hablando del 10% de nuestro país.
Por otro lado, está la propia ley del aborto en España. Ante todo, se necesita un compromiso para evitar el «coladero» del que hablábamos antes. En segundo lugar es necesario llegar a eliminar ese supuesto normativo del «riesgo psicológico», porque cuando una persona tiene un problema psicológico hay que ayudarle a resolverlo, no a crear otro aún mayor. Como primera etapa, eliminando ese «riesgo psicológico» de la ley, se evitaría ya el 90% de los abortos. Si se logra esto, y se sigue concienciando a la sociedad, se pueden emprender otras etapas hasta que verdaderamente la vida sea totalmente defendida en España.
--Desde que se «legalizó» el aborto en España, en 1985, se ha superado la cifra de 1.100.000 abortos registrados hasta el año 2006...
--Y por esos niños a los que se les ha impedido nacer también ha quedado afectada la vida de los padres por la decisión del aborto, por no mencionar a otros familiares. La cifra de personas digamos destruidas se multiplica...
--¿El IPF ha pulsado la reacción internacional al escándalo del aborto?
--Eduardo Hertfelder: Así es. En nuestra publicación del «Informe de la evolución de la Familia en Europa 2006» [NdR: disponible en el enlace http://www.ipfe.org/Informe_Evolucion_Familia_Europa_2006_Espanol.pdf ] advertimos hace unos meses de que en Europa se practican un millón de abortos al año, o sea, un aborto cada treinta segundos.
Presentamos este informe en el Parlamento Europeo, convocando una reunión abierta, y muchos europarlamentarios y representantes de medios de comunicación admitieron que hasta entonces no tenían conciencia de la gravedad de lo que se está viviendo. Por unas u otras razones, era un tema que no se había abordado y constataron que debía entrar en la agenda política y mediática. Han empezado a sensibilizarse y se está creando una corriente de apoyo a la vida y a la mujer embarazada en el Parlamento Europeo, si bien aún incipiente.
Confirmo que se está produciendo un surgimiento de distintas iniciativas en esta línea en muchos lugares. Se ha creado -y el IPF lo ha apoyado- un frente parlamentario mundial por la vida, es decir, distintos parlamentarios se han comprometido a luchar por la vida en sus respectivos parlamentos. De hecho, nació en Chile esa experiencia, y allí se logró frenar, por mayoría, una ley pro-aborto de Bachelet. Esa iniciativa local se está extendiendo: dentro de la sociedad también se están sensibilizando los parlamentarios, y es el comienzo para que se cree una cultura a favor de la vida y una legislación a favor de la vida.
El siguiente paso será en la ONU. En su seno el IPF, con distintos grupos también con estatus consultivo, tuvo una actuación muy importante denunciando el infanticidio femenino en China a través del aborto. Hemos logrado que la ONU lo empiece a abordar a través de sus documentos. Es un primer paso que tanto en ese nivel como en el Parlamento Europeo y en los nacionales se empiece a contemplar el tema de la vida como tema de agenda de debate y legislativa.
MADRID/BRUSELAS, (ZENIT.org).- Europa, un aborto cada treinta segundos; España, un aborto cada cinco minutos. El reciente estallido de la magnitud del aborto en suelo español al menos está movilizando la conciencia ciudadana y se puede emprender el camino «del principio del fin» de esta tragedia, confía el presidente del Instituto de Política Familiar (IPF) en el país, Eduardo Hertfelder.
De su mano nació esta institución civil (http://www.ipfe.org) hace siete años en España. Su implantación es internacional. Está presente en Francia, Noruega, Suiza, Bélgica --con delegación propia en Bruselas--, y en parte de Latinoamérica. Está en el Intergrupo de Familia e Infancia del Parlamento Europeo y goza de estatus consultivo en las Naciones Unidas.
El IPF busca el apoyo y la promoción de la institución familiar a través de la sensibilización de la sociedad haciendo visible la problemática que sufre la familia.
Para ello realiza informes, estudios y encuestas --que analizan la realidad con ayuda de un equipo multidisciplinar de expertos, partiendo rigurosamente de estadísticas oficiales-- y genera propuestas y soluciones que presenta a la sociedad y a las Administraciones Públicas y partidos políticos para implementar una verdadera política integral de la familia.
«Queremos que la familia sea considerada como patrimonio de la humanidad por parte de las legislaciones nacionales y supranacionales», declara Hertfelder a Zenit; «que se desarrollen normas y políticas públicas con perspectiva de familia» porque «no basta con considerarla en el plano teórico».
«Hay que pasar al terreno práctico tratando a la familia como célula básica de la sociedad», una demanda que Hertfelder desarrolla en esta entrevista concedida a Zenit a raíz de la evidencia de la magnitud del aborto en España, un drama que no conoce fronteras.
--Ha estallado el escándalo del aborto en España. El IPF tuvo que dar la voz de alarma porque el Ministerio de Sanidad estaba ocultando las cifras de abortos...
--Eduardo Hertfelder: Así es. El proceso es el siguiente: las clínicas abortivas, cuando practican abortos quirúrgicos, envían esos datos a las distintas Consejerías de las Comunidades Autónomas y éstas a su vez los transmiten al Ministerio de Sanidad, el cual, con todo ello, elabora un informe que tiene que estar preparado al final de cada año respecto al anterior, esto es, en diciembre de 2007 --como muy tarde-- se tienen que publicar los datos correspondientes a 2006.
Pero el Ministerio de Sanidad --en las distintas Administraciones y más en la actual-- está promocionando el aborto en varios niveles: ante todo con la falta de visibilidad del número de abortos. Pero también digamos que se engaña a la gente con la terminología, porque ya no se habla de aborto, sino de «interrupción voluntaria del embarazo», y ni siquiera de ello, sino de sus siglas, «IVE». Tampoco se habla ya de número de abortos, sino de tasa de abortos, y cuando se transmite a la sociedad, por ejemplo, que la tasa de abortos se ha elevado del 9,60 al 10,62 (en un año), pasa inadvertido este drama; la gente es insensible a lo que sucede. Si además la publicación de estos datos se realiza a finales de año -cumpliendo la ley--, pero en plenas vacaciones [de Navidad. NdR], pasa absolutamente desapercibido.
Consideramos que sido deliberado, por parte de la Administración, el intento de que esta realidad pasara desapercibida. Hemos demandado que los datos se vayan publicando a medida que se conozcan, primero por parte de las Comunidades Autónomas, y que luego la Administración Central no espere al último día.
Esta vez se llegó al extremo de que, habiendo comenzado el año 2008, todavía no se habían publicado las cifras de 2006, y nos consta que ello obedecía a que el número anual de abortos había cruzado el umbral de los 100 mil.
Publicamos desde el IPF una nota el 2 de enero denunciando esta ocultación; enseguida los medios de comunicación empezaron a difundirla y a llamar al Ministerio de Sanidad; éste cita la presión de los medios y de los distintos agentes sociales para haber hecho públicos los datos al poco tiempo.
--¿Opina que existe alguna relación con el hecho de que se destapara, también recientemente, la actuación ilegal de clínicas abortistas?
--Eduardo Hertfelder: Efectivamente. Es que no sólo las cifras de abortos eran muy significativas, sino que por primera vez en España, después de mucho tiempo, se había reavivado el debate del aborto al difundirse un vídeo, hace un año, en la televisión pública danesa sobre casos de práctica ilegal del aborto en nuestro país. Eso provocó la movilización legal de una plataforma ciudadana, «E-cristians», que fue tenida en cuenta y provocó que recientemente se desencadenara en Madrid y en Barcelona el cierre judicial de algunas clínicas que estaban realizando abortos ilegales.
Se pudo contemplar qué significa realmente el aborto; se pudo saber de médicos -si se les puede llamar así- sin escrúpulos que sólo buscan aumentar su negocio a costa de madre e hijo. Se produjo una sensibilización de la sociedad al ver estas imágenes espeluznantes. Intentando frenar el debate, la Administración por su parte retenía las cifras. La sociedad reclamó esos datos y no ha habido más remedio que publicarlos.
--¿Qué realidad reflejan las estadísticas oficiales?
--Eduardo Hertfelder: Que en España se han practicado 101.592 abortos en 2006.
Para captar la magnitud de lo que estamos hablando esto se traduce en que se practica un aborto cada cinco minutos en nuestro país. Cada día, 278 abortos; en una hora, 12 abortos. Esto debería hacer reflexionar a las Administraciones.
Además tengamos en cuenta que el aborto se ha duplicado en España en los últimos diez años, que el ritmo de crecimiento de esta práctica en nuestro país es el mayor de los 27 países de la Unión Europea, que la legislación española al respecto es muy débil [el Código Penal despenaliza el aborto en caso de malformación del feto (hasta las 22 semanas de gestación), en caso de violación (hasta las 12 semanas); en tercer lugar, se puede abortar sin límite de tiempo en caso de riesgo físico o psíquico para la salud de la madre, pero tal riesgo ha de ser grave. NdR].
El «riesgo físico y psicológico» implica que el 97% de los abortos se practican bajo esta previsión. Dentro de ese 97% --según nuestras estimaciones, porque faltan datos oficiales-- más del 90% de los abortos se acogen al riesgo psicológico, que se ha convertido en el gran coladero del aborto, dado que incluso ese riesgo psicológico no contempla límites de plazo: se puede abortar en cualquier momento de la gestación. Por eso, aunque no «de derecho», sí se produce «de hecho» el aborto libre en España.
--Aparte de esta permisividad legal, ¿qué otros motivos están llevando al aborto, a su incremento, a decidirse por esa dramática opción?
--Eduardo Hertfelder: En primer lugar insistamos en que el aborto es un negocio para muchísimas personas a costa de la vida de los niños y del drama y del daño psicológico que produce a las madres.
En segundo lugar existe una campaña errónea: se ha transmitido a la sociedad la «educación» -por llamarla así- sexual del «haz lo que quieras, como quieras y con quien quieras, porque se trata de un juego sin consecuencias». Se transmite una visión de la sexualidad centrada en la genitalidad, desgajada del amor y de la entrega a otra persona; se inculca, por ejemplo, que el preservativo es 100% «seguro», cuando científicamente no es así; y si hay algún «problema» se «soluciona» con la «píldora del día después». Todo esto además supone un gran negocio en España para clínicas, médicos y empresas farmacéuticas. Y está llevando a un aumento de los embarazos no deseados, por lo que se recurre al aborto quirúrgico.
--La divulgación científica y una información al alcance de todos hace difícil pensar que quien practica, colabora o recurre al aborto no sepa que se trata de la eliminación de una persona...
--Eduardo Hertfelder: El ser humano cae muchas veces en la negación, en todos los sentidos, y no quiere ver la problemática, porque de ser así hay que comprometerse. Además reiteradamente se ha transmitido que el aborto no tiene trascendencia, que es un «derecho», y que se gesta «algo» --no «alguien»-- que se puede extirpar en cualquier momento, y que no produce daños psicológicos a la madre ni para el niño -porque se difunde que no es tal--.
Ante esta visión ha faltado una reacción clara y una transmisión veraz de qué es el aborto. Cargamos ahora con las consecuencias de que se haya impregnado «con éxito» a la sociedad de una «cultura» contraria a la persona y a la vida.
--Todo este escándalo ha suscitado al menos perplejidad en la opinión pública. Podría ser un momento adecuado para despertar la conciencia personal y social de la gravedad del aborto y de sus repercusiones. ¿Qué sugiere para frenar esta tendencia del aborto e incluso ponerle punto final?
--Eduardo Hertfelder: No sólo «podría», sino que éste tiene que ser el momento que marque un punto de inflexión para que la gente se sensibilice sobre que realmente se están eliminando personas, y psicológicamente también se está destruyendo la vida de la madre, abocada al aborto.
Paradójicamente, ante estas cifras de abortos, la tendencia es incrementar la píldora del día después y el preservativo, por ejemplo. En lugar de admitir que se ha transmitido una visión errónea e irresponsable de la sexualidad, y que esto lleva al aborto y a su incremento, se incide en los medios contraceptivos. Por lo menos la sociedad se está dando cuenta de que esto no da resultado.
Es el momento, subrayo, de que haya un giro, y ello dependerá de la movilización de la sociedad civil y de la exigencia que se transmita a los partidos políticos y a las Administraciones. Si se prosigue con esta sensibilización que está produciéndose en muchos sectores y niveles de la sociedad española, será el comienzo del fin del aborto en España. Pero aún queda camino.
--El IPF tiene experiencia en el análisis de problemáticas familiares y en la aportación de soluciones. Goza de estatus consultivo especial con el Consejo Económico y Social de la ONU. ¿Podría apuntar algunos pasos en este camino que opta por la vida, o algunas medidas para que la sociedad prosiga en su movilización?
--Eduardo Hertfelder: Sí. Se trata de actuaciones a varios niveles. En primer lugar, se requiere seguir sensibilizando a la sociedad a través de los medios de comunicación, de dar visibilidad a esta problemática, pero también hay que llegar a las Administraciones. Por ejemplo, dado que en España emprendemos ahora el itinerario electoral, desde el IPF y otras instituciones estamos teniendo contactos con los partidos políticos para que incluyan medidas ante todo de apoyo a la mujer embarazada, para que ésta no sufra obstáculos para tener los hijos que quiera; hay que implementar los mecanismos de apoyo a la natalidad, se necesita voluntad política de ayuda a la mujer embarazada. Pensemos, por ejemplo, en la población inmigrante, cuyos recursos económicos son muy limitados: estamos hablando del 10% de nuestro país.
Por otro lado, está la propia ley del aborto en España. Ante todo, se necesita un compromiso para evitar el «coladero» del que hablábamos antes. En segundo lugar es necesario llegar a eliminar ese supuesto normativo del «riesgo psicológico», porque cuando una persona tiene un problema psicológico hay que ayudarle a resolverlo, no a crear otro aún mayor. Como primera etapa, eliminando ese «riesgo psicológico» de la ley, se evitaría ya el 90% de los abortos. Si se logra esto, y se sigue concienciando a la sociedad, se pueden emprender otras etapas hasta que verdaderamente la vida sea totalmente defendida en España.
--Desde que se «legalizó» el aborto en España, en 1985, se ha superado la cifra de 1.100.000 abortos registrados hasta el año 2006...
--Y por esos niños a los que se les ha impedido nacer también ha quedado afectada la vida de los padres por la decisión del aborto, por no mencionar a otros familiares. La cifra de personas digamos destruidas se multiplica...
--¿El IPF ha pulsado la reacción internacional al escándalo del aborto?
--Eduardo Hertfelder: Así es. En nuestra publicación del «Informe de la evolución de la Familia en Europa 2006» [NdR: disponible en el enlace http://www.ipfe.org/Informe_Evolucion_Familia_Europa_2006_Espanol.pdf ] advertimos hace unos meses de que en Europa se practican un millón de abortos al año, o sea, un aborto cada treinta segundos.
Presentamos este informe en el Parlamento Europeo, convocando una reunión abierta, y muchos europarlamentarios y representantes de medios de comunicación admitieron que hasta entonces no tenían conciencia de la gravedad de lo que se está viviendo. Por unas u otras razones, era un tema que no se había abordado y constataron que debía entrar en la agenda política y mediática. Han empezado a sensibilizarse y se está creando una corriente de apoyo a la vida y a la mujer embarazada en el Parlamento Europeo, si bien aún incipiente.
Confirmo que se está produciendo un surgimiento de distintas iniciativas en esta línea en muchos lugares. Se ha creado -y el IPF lo ha apoyado- un frente parlamentario mundial por la vida, es decir, distintos parlamentarios se han comprometido a luchar por la vida en sus respectivos parlamentos. De hecho, nació en Chile esa experiencia, y allí se logró frenar, por mayoría, una ley pro-aborto de Bachelet. Esa iniciativa local se está extendiendo: dentro de la sociedad también se están sensibilizando los parlamentarios, y es el comienzo para que se cree una cultura a favor de la vida y una legislación a favor de la vida.
El siguiente paso será en la ONU. En su seno el IPF, con distintos grupos también con estatus consultivo, tuvo una actuación muy importante denunciando el infanticidio femenino en China a través del aborto. Hemos logrado que la ONU lo empiece a abordar a través de sus documentos. Es un primer paso que tanto en ese nivel como en el Parlamento Europeo y en los nacionales se empiece a contemplar el tema de la vida como tema de agenda de debate y legislativa.
Cuba: Milagro en niña de tres años lleva a Fray José Olallo a los altares
LA HABANA, /(ACI).- La Congregación para la Causa de los Santos confirmó la intercesión del Fray José Olallo Valdés en la curación de la niña camagüeyana Danielita Cabrera Ramos, según informó a la Arquidiócesis de Camagüey el postulador para la causa de beatificación del sacerdote, Fray Félix Lisazo Berruete.
El postulador de la causa se comunicó con el Arzobispo de Camagüey, Mons. Juan García Rodríguez, para informarle de la decisión tomada en Roma. Asimismo, se indicó que luego de este paso se espera que en marzo se promulgue el decreto del Papa Benedicto XVI que permita celebrar en noviembre la beatificación de Fray José Olallo.
Previamente, Fray Félix Lizaso informó en mayo pasado a la revista de la Arquidiócesis de La Habana, Palabra Nueva, sobre el resultado positivo de la consulta médica efectuada en Roma, según la cual "la curación del ‘linfoma abdominal, no Hodgkin, tipo Burkitt, estadio III-IV’ de la niña Daniela Cabrera Ramos no puede ser justificada en base a los actuales conocimientos científicos en temas de Oncología".
El Venerable Hermano José Olallo Valdés, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (O.H.), nació en La Habana en 1820 y falleció en Camagüey en 1889. Su causa se inició en 1991.
Para ver el video de su vida pulsa A Q U Í
El postulador de la causa se comunicó con el Arzobispo de Camagüey, Mons. Juan García Rodríguez, para informarle de la decisión tomada en Roma. Asimismo, se indicó que luego de este paso se espera que en marzo se promulgue el decreto del Papa Benedicto XVI que permita celebrar en noviembre la beatificación de Fray José Olallo.
Previamente, Fray Félix Lizaso informó en mayo pasado a la revista de la Arquidiócesis de La Habana, Palabra Nueva, sobre el resultado positivo de la consulta médica efectuada en Roma, según la cual "la curación del ‘linfoma abdominal, no Hodgkin, tipo Burkitt, estadio III-IV’ de la niña Daniela Cabrera Ramos no puede ser justificada en base a los actuales conocimientos científicos en temas de Oncología".
El Venerable Hermano José Olallo Valdés, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (O.H.), nació en La Habana en 1820 y falleció en Camagüey en 1889. Su causa se inició en 1991.
Para ver el video de su vida pulsa A Q U Í
viernes, 4 de enero de 2008
"Estad siempre alegres en el Señor" / Autores: Conchi y Arturo
Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su Nombre,
día tras día, proclamen su victoria.
Anuncien su gloria entre las naciones,
y sus maravillas entre los pueblos.
Porque el Señor es grande
y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Los dioses de los pueblos
no son más que apariencia,
pero el Señor hizo el cielo;
en su presencia hay esplendor y majestad,
en su Santuario, poder y hermosura.
Aclamen al Señor, familias de los pueblos,
aclamen la gloria y el poder del Señor;
aclamen la gloria del nombre del Señor.
Entren en sus atrios trayendo una ofrenda,
adoren al Señor al manifestarse su santidad:
¡que toda la tierra tiemble ante él!
Digan entre las naciones: "¡El Señor reina!
El mundo está firme y no vacilará.
El Señor juzgará a los pueblos con rectitud".
Alégrese el cielo y exulte la tierra,
resuene el mar y todo lo que hay en él;
regocíjese el campo con todos sus frutos,
griten de gozo los árboles del bosque.
Griten de gozo delante del Señor,
porque él viene a gobernar la tierra:
él gobernará al mundo con justicia,
y a los pueblos con su verdad.
Salmo 95
Si somos de la familia de Jesús porque escuchamos sus Palabras de Vida y las ponemos en práctica tendríamos que tener un gozo que superara todo conocimiento ante la inmensidad de nuestra eterna existencia. Cada cosa que hagamos que sea para alabar a nuestro Padre Celestial. No hagamos de nuestros actos dioses para que nos admiren por nuestras apariencias.
La alegría consiste en saber que cuando cumplimos el mandamiento del Amor disminuye nuestro corazón terrenal y aumenta el eterno, el que vivirá para siempre en la misericordia de Dios.
La familia es el lugar de crecimiento emocional, sicológico y espiritual, pero siempre que nos señale el Camino, la Verdad y la Vida que esta en Cristo Jesús. En medio de su familia humana creció el Mesías. A los doce años se perdió en el templo para ocuparse de las cosas de su Padre del Cielo. Allí fue encontrado predicando a los doctores de la ley.
Seguramente si escuchas la Palabra de Dios y la pones en práctica, muchos de tu familia humana no comprenderán como no dedicas más tiempo a las urgentes necesidades cotidianas que te reclaman. Sin tiempo para el Señor en tu agenda diaria es seguro que nada fructificará. Ten la seguridad que a más penetres en el corazón de Dios, más amor y paz podrás aportar a tu familia, a tus amigos y a tus enemigos.
Un año se va y otro llega. Andamos siempre prisioneros de las cuentas mundanas y no apreciamos que estamos llamados a vivir toda la eternidad. ¿Cuántos siglos son la eternidad? Infinitos. No existe número que describa lo que no tiene fin. Aprovechemos para escribir con la gracia de Dios en cada momento un cántico nuevo en las cosas y detalles más pequeños de nuestra vida. Cada grano de mostaza del Amor del Padre sembrado en nuestro corazón crecerá como un inmenso árbol donde morar y alimentarse todos los que quieren tener Vida en Abundancia.
No olvidemos que las matemáticas para Dios tienen fórmulas muy distintas a las nuestras. en 2 Pe 3, 8, 18, se nos advierte que: "Mas una cosa no podéis ignorar, queridos: que ante el Señor un día es como mil años y, mil años, como un día." "Creced, pues, en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. A él la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén."
Por eso nos ponemos ante la Santísima Trinidad hoy y cada día de nuestra vida para Orar:
Señor mi Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro. Al terminar este año quiero darte gracias por todo aquello que he recibido de Ti.
Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser.
Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir.
Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé, las amistades nuevas y los antiguos amores, los más cercanos a mí y los que están más lejos, los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.
Pero también Señor, hoy quiero pedirte perdón. Perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir sin entusiasmo.
También perdón por la oración que poco a poco fui aplazando y que ahora vengo a presentarte, por todos mis olvidos, descuidos y silencios. Nuevamente te pido perdón.
Iniciamos un nuevo año. Detengo mi vida ante el nuevo calendario aún sin estrenar y te presento estos días que sólo "TÚ" sabes si llegaré a vivirlos.
Hoy te pido para mí y los míos: la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la humildad y la sabiduría.
Quiero vivir cada día con optimismo y bondad llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz.
Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas o hirientes.
Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno, que mi espíritu se llene sólo de bendiciones y las derrame a cada paso que doy.
Y cólmame también a mí de bondad y de alegría para que cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí encuentren en mi vida un poquito de TI.
Danos un año feliz y enséñanos a repartir felicidad.Tu Amor nos inunde de tu presencia y nos haga sostener nuestros ojos fijos en TI.
Amén.
Nadie como San Pablo resume nuestros deseos para todos aquellos que pueblan la tierra y especialmente para quienes nos bendicen paseando, leyendo, meditando, compartiendo y orando en este espacio virtual:
"Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres.
Que vuestra mesura sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.
No os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias. Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús." (Flp 4, 4-7)
"Que El, el Señor de la paz, os conceda la paz siempre y en todos los órdenes. El Señor sea con todos vosotros." (2 Tes 3, 16)
Que tengáis Vida ahora y siempre!!! Felices infinitos años!!!!
cante al Señor toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su Nombre,
día tras día, proclamen su victoria.
Anuncien su gloria entre las naciones,
y sus maravillas entre los pueblos.
Porque el Señor es grande
y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Los dioses de los pueblos
no son más que apariencia,
pero el Señor hizo el cielo;
en su presencia hay esplendor y majestad,
en su Santuario, poder y hermosura.
Aclamen al Señor, familias de los pueblos,
aclamen la gloria y el poder del Señor;
aclamen la gloria del nombre del Señor.
Entren en sus atrios trayendo una ofrenda,
adoren al Señor al manifestarse su santidad:
¡que toda la tierra tiemble ante él!
Digan entre las naciones: "¡El Señor reina!
El mundo está firme y no vacilará.
El Señor juzgará a los pueblos con rectitud".
Alégrese el cielo y exulte la tierra,
resuene el mar y todo lo que hay en él;
regocíjese el campo con todos sus frutos,
griten de gozo los árboles del bosque.
Griten de gozo delante del Señor,
porque él viene a gobernar la tierra:
él gobernará al mundo con justicia,
y a los pueblos con su verdad.
Salmo 95
Si somos de la familia de Jesús porque escuchamos sus Palabras de Vida y las ponemos en práctica tendríamos que tener un gozo que superara todo conocimiento ante la inmensidad de nuestra eterna existencia. Cada cosa que hagamos que sea para alabar a nuestro Padre Celestial. No hagamos de nuestros actos dioses para que nos admiren por nuestras apariencias.
La alegría consiste en saber que cuando cumplimos el mandamiento del Amor disminuye nuestro corazón terrenal y aumenta el eterno, el que vivirá para siempre en la misericordia de Dios.
La familia es el lugar de crecimiento emocional, sicológico y espiritual, pero siempre que nos señale el Camino, la Verdad y la Vida que esta en Cristo Jesús. En medio de su familia humana creció el Mesías. A los doce años se perdió en el templo para ocuparse de las cosas de su Padre del Cielo. Allí fue encontrado predicando a los doctores de la ley.
Seguramente si escuchas la Palabra de Dios y la pones en práctica, muchos de tu familia humana no comprenderán como no dedicas más tiempo a las urgentes necesidades cotidianas que te reclaman. Sin tiempo para el Señor en tu agenda diaria es seguro que nada fructificará. Ten la seguridad que a más penetres en el corazón de Dios, más amor y paz podrás aportar a tu familia, a tus amigos y a tus enemigos.
Un año se va y otro llega. Andamos siempre prisioneros de las cuentas mundanas y no apreciamos que estamos llamados a vivir toda la eternidad. ¿Cuántos siglos son la eternidad? Infinitos. No existe número que describa lo que no tiene fin. Aprovechemos para escribir con la gracia de Dios en cada momento un cántico nuevo en las cosas y detalles más pequeños de nuestra vida. Cada grano de mostaza del Amor del Padre sembrado en nuestro corazón crecerá como un inmenso árbol donde morar y alimentarse todos los que quieren tener Vida en Abundancia.
No olvidemos que las matemáticas para Dios tienen fórmulas muy distintas a las nuestras. en 2 Pe 3, 8, 18, se nos advierte que: "Mas una cosa no podéis ignorar, queridos: que ante el Señor un día es como mil años y, mil años, como un día." "Creced, pues, en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. A él la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén."
Por eso nos ponemos ante la Santísima Trinidad hoy y cada día de nuestra vida para Orar:
Señor mi Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro. Al terminar este año quiero darte gracias por todo aquello que he recibido de Ti.
Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser.
Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir.
Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé, las amistades nuevas y los antiguos amores, los más cercanos a mí y los que están más lejos, los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.
Pero también Señor, hoy quiero pedirte perdón. Perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir sin entusiasmo.
También perdón por la oración que poco a poco fui aplazando y que ahora vengo a presentarte, por todos mis olvidos, descuidos y silencios. Nuevamente te pido perdón.
Iniciamos un nuevo año. Detengo mi vida ante el nuevo calendario aún sin estrenar y te presento estos días que sólo "TÚ" sabes si llegaré a vivirlos.
Hoy te pido para mí y los míos: la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la humildad y la sabiduría.
Quiero vivir cada día con optimismo y bondad llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz.
Cierra Tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas o hirientes.
Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno, que mi espíritu se llene sólo de bendiciones y las derrame a cada paso que doy.
Y cólmame también a mí de bondad y de alegría para que cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí encuentren en mi vida un poquito de TI.
Danos un año feliz y enséñanos a repartir felicidad.Tu Amor nos inunde de tu presencia y nos haga sostener nuestros ojos fijos en TI.
Amén.
Nadie como San Pablo resume nuestros deseos para todos aquellos que pueblan la tierra y especialmente para quienes nos bendicen paseando, leyendo, meditando, compartiendo y orando en este espacio virtual:
"Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres.
Que vuestra mesura sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.
No os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias. Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús." (Flp 4, 4-7)
"Que El, el Señor de la paz, os conceda la paz siempre y en todos los órdenes. El Señor sea con todos vosotros." (2 Tes 3, 16)
Que tengáis Vida ahora y siempre!!! Felices infinitos años!!!!
La maternidad divina de María / Autor: Benedicto XVI
Intervención en la audiencia general del miércoles, 2 de enero
Publicamos la intervención que pronunció el miércoles 2 de enero Benedicto XVI durante la primera audiencia general que concedió en el año 2008 en el aula Pablo VI del Vaticano.
* * *
Queridos hermanos y hermanas:
Una fórmula de bendición muy antigua, recogida en el libro de los Números, reza así: "El Señor te bendiga y te guarde. El Señor ilumine su rostro sobre ti y te sea propicio. El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz" (Nm 6, 24-26). Con estas palabras que la liturgia nos hizo volver a escuchar ayer, primer día del año, os expreso mis mejores deseos a vosotros, aquí presentes, y a todos los que en estas fiestas navideñas me han enviado testimonios de afectuosa cercanía espiritual.
Ayer celebramos la solemne fiesta de María, Madre de Dios. "Madre de Dios", Theotokos, es el título que se atribuyó oficialmente a María en el siglo V, exactamente en el concilio de Éfeso, del año 431, pero que ya se había consolidado en la devoción del pueblo cristiano desde el siglo III, en el contexto de las fuertes disputas de ese período sobre la persona de Cristo.
Con ese título se subrayaba que Cristo es Dios y que realmente nació como hombre de María. Así se preservaba su unidad de verdadero Dios y de verdadero hombre. En verdad, aunque el debate parecía centrarse en María, se refería esencialmente al Hijo. Algunos Padres, queriendo salvaguardar la plena humanidad de Jesús, sugerían un término más atenuado: en vez de Theotokos, proponían Christotokos, Madre de Cristo. Pero precisamente eso se consideró una amenaza contra la doctrina de la plena unidad de la divinidad con la humanidad de Cristo. Por eso, después de una larga discusión, en el concilio de Éfeso, del año 431, como he dicho, se confirmó solemnemente, por una parte, la unidad de las dos naturalezas, la divina y la humana, en la persona del Hijo de Dios (cf. DS 250) y, por otra, la legitimidad de la atribución a la Virgen del título de Theotokos, Madre de Dios (cf. ib., 251).
Después de ese concilio se produjo una auténtica explosión de devoción mariana, y se construyeron numerosas iglesias dedicadas a la Madre de Dios. Entre ellas sobresale la basílica de Santa María la Mayor, aquí en Roma. La doctrina relativa a María, Madre de Dios, fue confirmada de nuevo en el concilio de Calcedonia (año 451), en el que Cristo fue declarado "verdadero Dios y verdadero hombre (...), nacido por nosotros y por nuestra salvación de María, Virgen y Madre de Dios, en su humanidad" (DS 301). Como es sabido, el concilio Vaticano II recogió en un capítulo de la constitución dogmática Lumen gentium sobre la Iglesia, el octavo, la doctrina acerca de María, reafirmando su maternidad divina. El capítulo se titula: "La bienaventurada Virgen María, Madre de Dios, en el misterio de Cristo y de la Iglesia".
El título de Madre de Dios, tan profundamente vinculado a las festividades navideñas, es, por consiguiente, el apelativo fundamental con que la comunidad de los creyentes honra, podríamos decir, desde siempre a la Virgen santísima. Expresa muy bien la misión de María en la historia de la salvación. Todos los demás títulos atribuidos a la Virgen se fundamentan en su vocación de Madre del Redentor, la criatura humana elegida por Dios para realizar el plan de la salvación, centrado en el gran misterio de la encarnación del Verbo divino.
En estos días de fiesta nos hemos detenido a contemplar en el belén la representación del Nacimiento. En el centro de esta escena encontramos a la Virgen Madre que ofrece al Niño Jesús a la contemplación de quienes acuden a adorar al Salvador: los pastores, la gente pobre de Belén, los Magos llegados de Oriente. Más tarde, en la fiesta de la "Presentación del Señor", que celebraremos el 2 de febrero, serán el anciano Simeón y la profetisa Ana quienes recibirán de las manos de la Madre al pequeño Niño y lo adorarán. La devoción del pueblo cristiano siempre ha considerado el nacimiento de Jesús y la maternidad divina de María como dos aspectos del mismo misterio de la encarnación del Verbo divino. Por eso, nunca ha considerado la Navidad como algo del pasado. Somos "contemporáneos" de los pastores, de los Magos, de Simeón y Ana, y mientras vamos con ellos nos sentimos llenos de alegría, porque Dios ha querido ser Dios con nosotros y tiene una madre, que es nuestra madre.
Del título de "Madre de Dios" derivan luego todos los demás títulos con los que la Iglesia honra a la Virgen, pero este es el fundamental. Pensemos en el privilegio de la "Inmaculada Concepción", es decir, en el hecho de haber sido inmune del pecado desde su concepción. María fue preservada de toda mancha de pecado, porque debía ser la Madre del Redentor. Lo mismo vale con respecto a la "Asunción": no podía estar sujeta a la corrupción que deriva del pecado original la Mujer que había engendrado al Salvador.
Y todos sabemos que estos privilegios no fueron concedidos a María para alejarla de nosotros, sino, al contrario, para que estuviera más cerca. En efecto, al estar totalmente con Dios, esta Mujer se encuentra muy cerca de nosotros y nos ayuda como madre y como hermana. También el puesto único e irrepetible que María ocupa en la comunidad de los creyentes deriva de esta vocación suya fundamental a ser la Madre del Redentor. Precisamente en cuanto tal, María es también la Madre del Cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia. Así pues, justamente, durante el concilio Vaticano II, el 21 de noviembre de 1964, Pablo VI atribuyó solemnemente a María el título de "Madre de la Iglesia".
Precisamente por ser Madre de la Iglesia, la Virgen es también Madre de cada uno de nosotros, que somos miembros del Cuerpo místico de Cristo. Desde la cruz Jesús encomendó a su Madre a cada uno de sus discípulos y, al mismo tiempo, encomendó a cada uno de sus discípulos al amor de su Madre. El evangelista san Juan concluye el breve y sugestivo relato con las palabras: "Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa" (Jn 19, 27). Así es la traducción española del texto griego: εiς tά íδια; la acogió en su propia realidad, en su propio ser. Así forma parte de su vida y las dos vidas se compenetran. Este aceptarla en la propia vida (εiς tά íδια) es el testamento del Señor. Por tanto, en el momento supremo del cumplimiento de la misión mesiánica, Jesús deja a cada uno de sus discípulos, como herencia preciosa, a su misma Madre, la Virgen María.
Queridos hermanos y hermanas, en estos primeros días del año se nos invita a considerar atentamente la importancia de la presencia de María en la vida de la Iglesia y en nuestra existencia personal. Encomendémonos a ella, para que guíe nuestros pasos en este nuevo período de tiempo que el Señor nos concede vivir, y nos ayude a ser auténticos amigos de su Hijo, y así también valientes artífices de su reino en el mundo, reino de luz y de verdad.
¡Feliz año a todos! Este es el deseo que os expreso a vosotros, aquí presentes, y a vuestros seres queridos durante esta primera audiencia general del año 2008. Que el nuevo año, iniciado bajo el signo de la Virgen María, nos haga sentir más vivamente su presencia materna, de forma que, sostenidos y confortados por la protección de la Virgen, podamos contemplar con ojos renovados el rostro de su Hijo Jesús y caminar más ágilmente por la senda del bien.
Una vez más: ¡Feliz año a todos!
[Tras la audiencia, el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas. En español, dijo:]
Saludo a los peregrinos venidos de España y Latinoamérica. Confiémonos a la Virgen María, para que nos conduzca a su Hijo Jesucristo y nos haga valientes constructores de su reino en este mundo. ¡Feliz año nuevo!
[En italiano]
A todos los peregrinos de lengua italiana presentes en esta primera audiencia general de 2008 les expreso un afectuoso deseo de serenidad y bien para el nuevo año.
Dirijo un saludo especial a la comunidad de los Legionarios de Cristo, que provienen de diversos países, y en particular a los nuevos sacerdotes y a los representantes del "Regnum Christi". Queridos hermanos, el misterio de la encarnación que celebramos en este tiempo litúrgico os ilumine en el camino de fidelidad a Cristo. A ejemplo de María, conservad, meditad y seguid al Verbo que en Belén se hizo carne, y difundid con entusiasmo su mensaje de salvación.
Saludo, por último, a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. A vosotros, queridos jóvenes, os deseo que consideréis cada día como un don de Dios, que es preciso acoger con gratitud y vivir con rectitud. A vosotros, queridos enfermos, que el nuevo año os conforte en el cuerpo y en el espíritu. Y vosotros, queridos recién casados, entrad en la escuela de la Sagrada Familia de Nazaret, para aprender a realizar una auténtica comunión de vida y amor.
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Traducción distribuida por la Santa Sede
Publicamos la intervención que pronunció el miércoles 2 de enero Benedicto XVI durante la primera audiencia general que concedió en el año 2008 en el aula Pablo VI del Vaticano.
* * *
Queridos hermanos y hermanas:
Una fórmula de bendición muy antigua, recogida en el libro de los Números, reza así: "El Señor te bendiga y te guarde. El Señor ilumine su rostro sobre ti y te sea propicio. El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz" (Nm 6, 24-26). Con estas palabras que la liturgia nos hizo volver a escuchar ayer, primer día del año, os expreso mis mejores deseos a vosotros, aquí presentes, y a todos los que en estas fiestas navideñas me han enviado testimonios de afectuosa cercanía espiritual.
Ayer celebramos la solemne fiesta de María, Madre de Dios. "Madre de Dios", Theotokos, es el título que se atribuyó oficialmente a María en el siglo V, exactamente en el concilio de Éfeso, del año 431, pero que ya se había consolidado en la devoción del pueblo cristiano desde el siglo III, en el contexto de las fuertes disputas de ese período sobre la persona de Cristo.
Con ese título se subrayaba que Cristo es Dios y que realmente nació como hombre de María. Así se preservaba su unidad de verdadero Dios y de verdadero hombre. En verdad, aunque el debate parecía centrarse en María, se refería esencialmente al Hijo. Algunos Padres, queriendo salvaguardar la plena humanidad de Jesús, sugerían un término más atenuado: en vez de Theotokos, proponían Christotokos, Madre de Cristo. Pero precisamente eso se consideró una amenaza contra la doctrina de la plena unidad de la divinidad con la humanidad de Cristo. Por eso, después de una larga discusión, en el concilio de Éfeso, del año 431, como he dicho, se confirmó solemnemente, por una parte, la unidad de las dos naturalezas, la divina y la humana, en la persona del Hijo de Dios (cf. DS 250) y, por otra, la legitimidad de la atribución a la Virgen del título de Theotokos, Madre de Dios (cf. ib., 251).
Después de ese concilio se produjo una auténtica explosión de devoción mariana, y se construyeron numerosas iglesias dedicadas a la Madre de Dios. Entre ellas sobresale la basílica de Santa María la Mayor, aquí en Roma. La doctrina relativa a María, Madre de Dios, fue confirmada de nuevo en el concilio de Calcedonia (año 451), en el que Cristo fue declarado "verdadero Dios y verdadero hombre (...), nacido por nosotros y por nuestra salvación de María, Virgen y Madre de Dios, en su humanidad" (DS 301). Como es sabido, el concilio Vaticano II recogió en un capítulo de la constitución dogmática Lumen gentium sobre la Iglesia, el octavo, la doctrina acerca de María, reafirmando su maternidad divina. El capítulo se titula: "La bienaventurada Virgen María, Madre de Dios, en el misterio de Cristo y de la Iglesia".
El título de Madre de Dios, tan profundamente vinculado a las festividades navideñas, es, por consiguiente, el apelativo fundamental con que la comunidad de los creyentes honra, podríamos decir, desde siempre a la Virgen santísima. Expresa muy bien la misión de María en la historia de la salvación. Todos los demás títulos atribuidos a la Virgen se fundamentan en su vocación de Madre del Redentor, la criatura humana elegida por Dios para realizar el plan de la salvación, centrado en el gran misterio de la encarnación del Verbo divino.
En estos días de fiesta nos hemos detenido a contemplar en el belén la representación del Nacimiento. En el centro de esta escena encontramos a la Virgen Madre que ofrece al Niño Jesús a la contemplación de quienes acuden a adorar al Salvador: los pastores, la gente pobre de Belén, los Magos llegados de Oriente. Más tarde, en la fiesta de la "Presentación del Señor", que celebraremos el 2 de febrero, serán el anciano Simeón y la profetisa Ana quienes recibirán de las manos de la Madre al pequeño Niño y lo adorarán. La devoción del pueblo cristiano siempre ha considerado el nacimiento de Jesús y la maternidad divina de María como dos aspectos del mismo misterio de la encarnación del Verbo divino. Por eso, nunca ha considerado la Navidad como algo del pasado. Somos "contemporáneos" de los pastores, de los Magos, de Simeón y Ana, y mientras vamos con ellos nos sentimos llenos de alegría, porque Dios ha querido ser Dios con nosotros y tiene una madre, que es nuestra madre.
Del título de "Madre de Dios" derivan luego todos los demás títulos con los que la Iglesia honra a la Virgen, pero este es el fundamental. Pensemos en el privilegio de la "Inmaculada Concepción", es decir, en el hecho de haber sido inmune del pecado desde su concepción. María fue preservada de toda mancha de pecado, porque debía ser la Madre del Redentor. Lo mismo vale con respecto a la "Asunción": no podía estar sujeta a la corrupción que deriva del pecado original la Mujer que había engendrado al Salvador.
Y todos sabemos que estos privilegios no fueron concedidos a María para alejarla de nosotros, sino, al contrario, para que estuviera más cerca. En efecto, al estar totalmente con Dios, esta Mujer se encuentra muy cerca de nosotros y nos ayuda como madre y como hermana. También el puesto único e irrepetible que María ocupa en la comunidad de los creyentes deriva de esta vocación suya fundamental a ser la Madre del Redentor. Precisamente en cuanto tal, María es también la Madre del Cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia. Así pues, justamente, durante el concilio Vaticano II, el 21 de noviembre de 1964, Pablo VI atribuyó solemnemente a María el título de "Madre de la Iglesia".
Precisamente por ser Madre de la Iglesia, la Virgen es también Madre de cada uno de nosotros, que somos miembros del Cuerpo místico de Cristo. Desde la cruz Jesús encomendó a su Madre a cada uno de sus discípulos y, al mismo tiempo, encomendó a cada uno de sus discípulos al amor de su Madre. El evangelista san Juan concluye el breve y sugestivo relato con las palabras: "Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa" (Jn 19, 27). Así es la traducción española del texto griego: εiς tά íδια; la acogió en su propia realidad, en su propio ser. Así forma parte de su vida y las dos vidas se compenetran. Este aceptarla en la propia vida (εiς tά íδια) es el testamento del Señor. Por tanto, en el momento supremo del cumplimiento de la misión mesiánica, Jesús deja a cada uno de sus discípulos, como herencia preciosa, a su misma Madre, la Virgen María.
Queridos hermanos y hermanas, en estos primeros días del año se nos invita a considerar atentamente la importancia de la presencia de María en la vida de la Iglesia y en nuestra existencia personal. Encomendémonos a ella, para que guíe nuestros pasos en este nuevo período de tiempo que el Señor nos concede vivir, y nos ayude a ser auténticos amigos de su Hijo, y así también valientes artífices de su reino en el mundo, reino de luz y de verdad.
¡Feliz año a todos! Este es el deseo que os expreso a vosotros, aquí presentes, y a vuestros seres queridos durante esta primera audiencia general del año 2008. Que el nuevo año, iniciado bajo el signo de la Virgen María, nos haga sentir más vivamente su presencia materna, de forma que, sostenidos y confortados por la protección de la Virgen, podamos contemplar con ojos renovados el rostro de su Hijo Jesús y caminar más ágilmente por la senda del bien.
Una vez más: ¡Feliz año a todos!
[Tras la audiencia, el Papa saludó a los peregrinos en varios idiomas. En español, dijo:]
Saludo a los peregrinos venidos de España y Latinoamérica. Confiémonos a la Virgen María, para que nos conduzca a su Hijo Jesucristo y nos haga valientes constructores de su reino en este mundo. ¡Feliz año nuevo!
[En italiano]
A todos los peregrinos de lengua italiana presentes en esta primera audiencia general de 2008 les expreso un afectuoso deseo de serenidad y bien para el nuevo año.
Dirijo un saludo especial a la comunidad de los Legionarios de Cristo, que provienen de diversos países, y en particular a los nuevos sacerdotes y a los representantes del "Regnum Christi". Queridos hermanos, el misterio de la encarnación que celebramos en este tiempo litúrgico os ilumine en el camino de fidelidad a Cristo. A ejemplo de María, conservad, meditad y seguid al Verbo que en Belén se hizo carne, y difundid con entusiasmo su mensaje de salvación.
Saludo, por último, a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. A vosotros, queridos jóvenes, os deseo que consideréis cada día como un don de Dios, que es preciso acoger con gratitud y vivir con rectitud. A vosotros, queridos enfermos, que el nuevo año os conforte en el cuerpo y en el espíritu. Y vosotros, queridos recién casados, entrad en la escuela de la Sagrada Familia de Nazaret, para aprender a realizar una auténtica comunión de vida y amor.
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Traducción distribuida por la Santa Sede
Guía práctica para un uso inteligente de los medios en la familia
Iniciativa de la Organización Católica canadiense para la Vida y la Familia
Constatando las posibilidades casi ilimitadas de los medios para promover valores, pero también para dañar a la familia, la Organización Católica canadiense para la Vida y la Familia (COLF, en sus siglas en inglés) sintetiza en una guía sugerencias para un uso inteligente de estas herramientas de comunicación.
Se trata de un folleto de seis páginas a todo color, recién difundido bajo el título «Los medios: un reto fascinante para la familia». Las destacadas palabras «televisión», «imágenes», «blogs», «revistas», «películas», «radio», «Internet», «anuncios», «videos», «red», dan idea de la dimensión de este desafío.
La convicción que preside las sugerencias de COLF es que las familias pueden entrenarse para abordar los medios con ojo crítico y con cimientos en su fe y en su pasión por la verdad.
De ahí que invite a sacudirse la pasividad, el temor, la indiferencia, y a aprender a elegir –y a enseñar a hacerlo- entre la enorme oferta mediática.
Considera clave abandonar el papel de mero espectador para pasar a tomar parte activa en los medios: cartas al director, o a los patrocinadores de los programas, llamadas en directo, iniciar un blog, hablar como especialistas en determinado campo...
Y es que –advierte el folleto- la opinión pública se hace con la implicación activa de los ciudadanos que contribuyen a formarla, dejando a un lado complejos.
Para padres, apunta unas recomendaciones especiales para el uso inteligente de los medios en la familia:
1. Determinar un tiempo determinado de «medios» al día, y evitar utilizar la TV como niñera electrónica.
2. Respecto a los más pequeños, optar por espectáculos estimulantes y apropiados para su edad. Verlos con ellos y hablar de su contenido.
3. Invitar a los adolescentes a elegir los espectáculos que ven con arreglo a determinadas directrices.
4. Ayudar a los niños a ver la diferencia entre imágenes reales y ficticias que se presentan «on line», en anuncios, en películas o en programas de TV.
5. Elegir películas o videos con discernimiento, comprobando en webs de confianza las críticas que se ofrecen. Algunos padres ven las películas antes.
6. Instalar controles –de seguridad- en la TV y en el acceso a Internet, a fin de limitar la entrada de los niños a determinados espectáculos o sitios de la red.
7. Prohibir determinados tipos de comunicación o ciertos espectáculos. Buscar tiempo que esté libre de los medios y hacer algo juntos como familia.
8. Dar buen ejemplo haciendo uno mismo uso de los medios de forma moderada y selectiva.
9. Organizar un cine-forum para adolescentes, seguido de tiempo de debate y de compartir ideas.
10. Aprender a usar Internet junto a los hijos. Situar el ordenador en una zona común, de forma que se pueda supervisar su uso.
11. Crear un «club de Internet» y una «comunidad ciber-creyente» para difundir buenas noticias, tales como iniciativas caritativas, celebraciones, testimonios personales, etc.
12. Crear una asociación de padres o espectadores para hacer oír la propia voz entre productores, publicistas y autoridades públicas. Decirles lo que se aprecia y lo que no es bien recibido.
13. Rezar por todos los que trabajan en los medios.
El folleto de la COLF está íntegramente disponible en inglés, en formato «pdf».
El objetivo de esta organización es promover el respeto por la vida humana y su dignidad, así como el papel esencial de la familia. Cuenta con el respaldo de la Conferencia de los Obispos Católicos de Canadá (CCCB).
Constatando las posibilidades casi ilimitadas de los medios para promover valores, pero también para dañar a la familia, la Organización Católica canadiense para la Vida y la Familia (COLF, en sus siglas en inglés) sintetiza en una guía sugerencias para un uso inteligente de estas herramientas de comunicación.
Se trata de un folleto de seis páginas a todo color, recién difundido bajo el título «Los medios: un reto fascinante para la familia». Las destacadas palabras «televisión», «imágenes», «blogs», «revistas», «películas», «radio», «Internet», «anuncios», «videos», «red», dan idea de la dimensión de este desafío.
La convicción que preside las sugerencias de COLF es que las familias pueden entrenarse para abordar los medios con ojo crítico y con cimientos en su fe y en su pasión por la verdad.
De ahí que invite a sacudirse la pasividad, el temor, la indiferencia, y a aprender a elegir –y a enseñar a hacerlo- entre la enorme oferta mediática.
Considera clave abandonar el papel de mero espectador para pasar a tomar parte activa en los medios: cartas al director, o a los patrocinadores de los programas, llamadas en directo, iniciar un blog, hablar como especialistas en determinado campo...
Y es que –advierte el folleto- la opinión pública se hace con la implicación activa de los ciudadanos que contribuyen a formarla, dejando a un lado complejos.
Para padres, apunta unas recomendaciones especiales para el uso inteligente de los medios en la familia:
1. Determinar un tiempo determinado de «medios» al día, y evitar utilizar la TV como niñera electrónica.
2. Respecto a los más pequeños, optar por espectáculos estimulantes y apropiados para su edad. Verlos con ellos y hablar de su contenido.
3. Invitar a los adolescentes a elegir los espectáculos que ven con arreglo a determinadas directrices.
4. Ayudar a los niños a ver la diferencia entre imágenes reales y ficticias que se presentan «on line», en anuncios, en películas o en programas de TV.
5. Elegir películas o videos con discernimiento, comprobando en webs de confianza las críticas que se ofrecen. Algunos padres ven las películas antes.
6. Instalar controles –de seguridad- en la TV y en el acceso a Internet, a fin de limitar la entrada de los niños a determinados espectáculos o sitios de la red.
7. Prohibir determinados tipos de comunicación o ciertos espectáculos. Buscar tiempo que esté libre de los medios y hacer algo juntos como familia.
8. Dar buen ejemplo haciendo uno mismo uso de los medios de forma moderada y selectiva.
9. Organizar un cine-forum para adolescentes, seguido de tiempo de debate y de compartir ideas.
10. Aprender a usar Internet junto a los hijos. Situar el ordenador en una zona común, de forma que se pueda supervisar su uso.
11. Crear un «club de Internet» y una «comunidad ciber-creyente» para difundir buenas noticias, tales como iniciativas caritativas, celebraciones, testimonios personales, etc.
12. Crear una asociación de padres o espectadores para hacer oír la propia voz entre productores, publicistas y autoridades públicas. Decirles lo que se aprecia y lo que no es bien recibido.
13. Rezar por todos los que trabajan en los medios.
El folleto de la COLF está íntegramente disponible en inglés, en formato «pdf».
El objetivo de esta organización es promover el respeto por la vida humana y su dignidad, así como el papel esencial de la familia. Cuenta con el respaldo de la Conferencia de los Obispos Católicos de Canadá (CCCB).
Ediciones ANAB, editorial creada por una familia católica de Panamá, ha cumplido cuatro años evangelizando con libros
Cuatro años dando esperanza con libros
Entrevista con Claudio De Castro, su director y fundador, para comprender mejor las dificultades y sueños de este apostolado.
PANAMÁ,(ZENIT.org)
¿Cómo surgió la idea de crear, en familia, una editorial católica?
Publicaba libros sobre nuestra fe, la alegría de ser católico, el tesoro de vivir en la presencia de Dios, con diferentes editoriales católicas. Una tarde, al ver la cantidad de libros que escribía, la directora de la librería católica en Panamá, me comentó: «¿Por qué no haces una editorial y publicas tus libros?».
En un principio me pareció como una idea imposible. Pero luego lo medité con mi familia y nos decidimos a realizarla. Le enviamos una carta al arzobispo de Panamá, monseñor José Dimas Cedeño pidiendo su bendición para el proyecto. Sorpresivamente, a los pocos días recibimos una llamada suya en la que nos decía: «Sigue adelante Claudio, cuentas con nuestra bendición». Fue algo inesperado y sorprendente que nos llenó de esperanzas y alegrías.
Iniciamos la editorial el 16 de julio del 2003, día de la Virgen del Carmen.
Le dimos el nombre de Ediciones ANAB, pensando en nuestra hija Ana Belén, ya que es una editorial familiar, en la que todos participamos (mi esposa Vida y nuestros 4 hijos).
Queríamos tener libros de espiritualidad con un lenguaje sencillo, que calara en los corazones de las personas, que las ayudara a recuperar la paz interior, a vivir su fe en el contexto actual, a tener presencia de Dios en sus vidas.
¿Cuéntenos alguna anécdota de sus inicios?
Tengo presente, la primera vez que participamos en una Feria del Libro. La librería católica amablemente nos cedió un pequeño espacio para colocar los libros. Todos nuestros ahorros estaban invertidos en esta feria. Los primeros días nos fue muy mal. Le escribí a una monja amiga, quejándome, y me respondió con estas palabras: «Haga de su obra un apostolado, donde quiera que vaya, lleve a Jesús a los demás».
Seguí su recomendación y el éxito fue automático. Comprendí que hay caminos y senderos nuevos por recorrer. El sendero de la confianza y la fe. Que la Providencia nunca falta.
Desde esa ocasión, el trabajo se convirtió en apostolado. Y el apostolado en oración.
¿Cuáles son los temas que publican en su editorial?
En general, son las vivencias cotidianas de un católico: cómo vivir la fe en nuestros tiempos, buscar la santidad –¿será posible?–, valorar la familia (santuario de la vida), y aprender a ser felices, viviendo en la presencia amorosa de Dios. Todo enfocado positivamente, con ejemplos simpáticos de la vida contemporánea.
¿Cómo se edita un libro?
Nuestros libros son artesanales. Los hacemos en casa. Trabajamos en familia, largas horas, arduamente, para sacarlos adelante. Le he pedido a Jesús recientemente: «Convierte mi trabajo en oración», de esta forma trabajo a gusto y me canso menos, pensando que estamos juntos y tenemos largas conversaciones.
La Providencia nunca falta. Recuerdo una vez que necesitaba cierta cantidad de dinero para sacar adelante unos libros. Fui a una capilla cercana y hablé con Jesús Sacramentado. «Ayúdame», le dije. Al día siguiente recibí un mail de una editorial católica en Brasil. Me informaban que iban a publicar uno de mis libros y que esa semana me enviarían por adelantado los derechos de autor. ¡Era la cantidad exacta que yo necesitaba!
¿Cuál es su satisfacción más grande?
Hace mucho le dije a Dios: «Yo escribo. Tú toca los corazones». Hicimos este pacto amoroso. Y nunca ha dejado de cumplir. Recibo tantos testimonios de personas a los que Él ha tocado y transformado. «Yo sólo escribo», les digo. «El resto es obra de Dios. Por eso a Él y sólo a Él hay que agradecer esta primavera espiritual, estas alegrías, estas vivencias hermosas».
Mi mamá, quien siempre nos ayuda, me ha contado de personas que abren sus carteras y le muestran uno de nuestros libros. «Siempre lo llevo conmigo», le dicen entusiasmados.
Una vez le obsequié un libro a una señora que salía de misa. Leyó el título y rompió a llorar. «Gracias», me dijo emocionada, «no se imagina cuánto lo necesitaba».
¿Cuál es su dificultad más grande?
Mi poca fe. La facilidad que tiene el hombre para desanimarse.
Una vez un sacerdote amigo me preguntó: «Claudio, ¿cómo va tu editorial?». «Muy bien, padre» le respondí entusiasmado, «pero si tuviera más fe, iría mejor». «Ya tendría un edificio de varias plantas, con rotativas y muchas personas trabajando en este apostolado, y cajas de libros enviándose a otros países».
Por el momento, la editorial somos mi familia, una computadora, un escritorio y la ayuda del buen Dios, que siempre nos impulsa a continuar.
¿Qué lo anima a seguir?
Cuando el Papa Benedicto XVI era cardenal, escribió estas palabras, que nos llenan de esperanza y que sirven de referencia a los hombres y mujeres de todas las religiones: «Quien vive en las manos de Dios, siempre cae en las manos de Dios».
Es una verdad que compruebo cada día. Experimento la Providencia en lo cotidiano. Es algo sorprendente. Veo, con certeza, cómo Dios nos ayuda. Por eso procuro, seguir adelante, con mi familia, vivir en su presencia amorosa. Continuar con este apostolado.
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Entrevista con Claudio De Castro, su director y fundador, para comprender mejor las dificultades y sueños de este apostolado.
PANAMÁ,(ZENIT.org)
¿Cómo surgió la idea de crear, en familia, una editorial católica?
Publicaba libros sobre nuestra fe, la alegría de ser católico, el tesoro de vivir en la presencia de Dios, con diferentes editoriales católicas. Una tarde, al ver la cantidad de libros que escribía, la directora de la librería católica en Panamá, me comentó: «¿Por qué no haces una editorial y publicas tus libros?».
En un principio me pareció como una idea imposible. Pero luego lo medité con mi familia y nos decidimos a realizarla. Le enviamos una carta al arzobispo de Panamá, monseñor José Dimas Cedeño pidiendo su bendición para el proyecto. Sorpresivamente, a los pocos días recibimos una llamada suya en la que nos decía: «Sigue adelante Claudio, cuentas con nuestra bendición». Fue algo inesperado y sorprendente que nos llenó de esperanzas y alegrías.
Iniciamos la editorial el 16 de julio del 2003, día de la Virgen del Carmen.
Le dimos el nombre de Ediciones ANAB, pensando en nuestra hija Ana Belén, ya que es una editorial familiar, en la que todos participamos (mi esposa Vida y nuestros 4 hijos).
Queríamos tener libros de espiritualidad con un lenguaje sencillo, que calara en los corazones de las personas, que las ayudara a recuperar la paz interior, a vivir su fe en el contexto actual, a tener presencia de Dios en sus vidas.
¿Cuéntenos alguna anécdota de sus inicios?
Tengo presente, la primera vez que participamos en una Feria del Libro. La librería católica amablemente nos cedió un pequeño espacio para colocar los libros. Todos nuestros ahorros estaban invertidos en esta feria. Los primeros días nos fue muy mal. Le escribí a una monja amiga, quejándome, y me respondió con estas palabras: «Haga de su obra un apostolado, donde quiera que vaya, lleve a Jesús a los demás».
Seguí su recomendación y el éxito fue automático. Comprendí que hay caminos y senderos nuevos por recorrer. El sendero de la confianza y la fe. Que la Providencia nunca falta.
Desde esa ocasión, el trabajo se convirtió en apostolado. Y el apostolado en oración.
¿Cuáles son los temas que publican en su editorial?
En general, son las vivencias cotidianas de un católico: cómo vivir la fe en nuestros tiempos, buscar la santidad –¿será posible?–, valorar la familia (santuario de la vida), y aprender a ser felices, viviendo en la presencia amorosa de Dios. Todo enfocado positivamente, con ejemplos simpáticos de la vida contemporánea.
¿Cómo se edita un libro?
Nuestros libros son artesanales. Los hacemos en casa. Trabajamos en familia, largas horas, arduamente, para sacarlos adelante. Le he pedido a Jesús recientemente: «Convierte mi trabajo en oración», de esta forma trabajo a gusto y me canso menos, pensando que estamos juntos y tenemos largas conversaciones.
La Providencia nunca falta. Recuerdo una vez que necesitaba cierta cantidad de dinero para sacar adelante unos libros. Fui a una capilla cercana y hablé con Jesús Sacramentado. «Ayúdame», le dije. Al día siguiente recibí un mail de una editorial católica en Brasil. Me informaban que iban a publicar uno de mis libros y que esa semana me enviarían por adelantado los derechos de autor. ¡Era la cantidad exacta que yo necesitaba!
¿Cuál es su satisfacción más grande?
Hace mucho le dije a Dios: «Yo escribo. Tú toca los corazones». Hicimos este pacto amoroso. Y nunca ha dejado de cumplir. Recibo tantos testimonios de personas a los que Él ha tocado y transformado. «Yo sólo escribo», les digo. «El resto es obra de Dios. Por eso a Él y sólo a Él hay que agradecer esta primavera espiritual, estas alegrías, estas vivencias hermosas».
Mi mamá, quien siempre nos ayuda, me ha contado de personas que abren sus carteras y le muestran uno de nuestros libros. «Siempre lo llevo conmigo», le dicen entusiasmados.
Una vez le obsequié un libro a una señora que salía de misa. Leyó el título y rompió a llorar. «Gracias», me dijo emocionada, «no se imagina cuánto lo necesitaba».
¿Cuál es su dificultad más grande?
Mi poca fe. La facilidad que tiene el hombre para desanimarse.
Una vez un sacerdote amigo me preguntó: «Claudio, ¿cómo va tu editorial?». «Muy bien, padre» le respondí entusiasmado, «pero si tuviera más fe, iría mejor». «Ya tendría un edificio de varias plantas, con rotativas y muchas personas trabajando en este apostolado, y cajas de libros enviándose a otros países».
Por el momento, la editorial somos mi familia, una computadora, un escritorio y la ayuda del buen Dios, que siempre nos impulsa a continuar.
¿Qué lo anima a seguir?
Cuando el Papa Benedicto XVI era cardenal, escribió estas palabras, que nos llenan de esperanza y que sirven de referencia a los hombres y mujeres de todas las religiones: «Quien vive en las manos de Dios, siempre cae en las manos de Dios».
Es una verdad que compruebo cada día. Experimento la Providencia en lo cotidiano. Es algo sorprendente. Veo, con certeza, cómo Dios nos ayuda. Por eso procuro, seguir adelante, con mi familia, vivir en su presencia amorosa. Continuar con este apostolado.
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