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jueves, 29 de abril de 2010

Isabel Aubry, víctima de incesto: "A los 10 años papá me desvirgó, a los 12 me prostituyó"

* "El ser humano no está evolucionado. Funcionamos privilegiando en exceso el instinto y el placer"

* "Mi madre siempre me explicó que ella no me deseó, que hizo lo posible por abortar"

* Ha fundado la Asociación Internacional de Víctimas del Incesto (AIVI)

29 de abril de 2010.- Hoy publicamos un testimonio muy duro de una persona que es agnóstica y que sin embargo tiene claro que "el ser humano no está evolucionado. Funcionamos privilegiando en exceso el instinto y el placer". Se trata de Isabel Aubry quien ha padecido en primera persona el egoísmo desenfrenado de su propio padre. Dios nunca ha querido que se den situaciones como las que se cuentan en este testimonio pero hay millones de personas que las sufren y que quedan muertas en vida.

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"Tengo 45 años. Nací en Bretaña y vivo en París. Casada con un hombre al que amo. Tengo un hijo de 21 años. Tengo la invalidez absoluta, soy bipolar a causa del incesto. Acabo de publicar en España mi testimonio, 'La primera vez tenía 6 años' (Roca Editorial). Soy agnóstica"
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"Buscaba ayuda, puse la palabra incesto en internet y sólo encontré páginas pornográficas. Decidí crear una página y empezaron a escribirme víctimas. Pude acudir a una terapia de grupo, necesaria porque comprendes que lo sucedido no es culpa tuya, y creé la asociación (www. aivi. es) para luchar por cosas tan elementales como que se incluya el incesto en el Código Penal; para informar a víctimas y a profesionales (médicos y juristas) porque el desconocimiento es total; para hacer estudios: hemos censado dos millones de franceses víctimas del incesto, pero hay más. El 90% de las víctimas no denuncian, y de las que lo hacen, el 80% de los casos son archivados. También editamos libros".
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martes, 26 de enero de 2010

Una niña católica de 12 años torturada, violada y asesinada por el dueño de la casa donde servía

* El autor de las atrocidades ha sido el rico abogado musulmán Chaudry Muhammad Neem
26 de enero de 2010.- La violencia contra los cristianos en Paquistán no se detiene ante los niños. Es el caso de Shazia Bashir, de 12 años, torturada, violada y asesinada por el dueño de la casa donde servía, un rico abogado musulmán de Lahore. La jovencita, informa la agencia Fides (edición italiana), había nacido en una familia católica muy pobre, y trabajaba desde hacía ocho meses en la casa del abogado Chaudry Muhammad Neem. El 22 de enero fue golpeada, violada y asesinada. En la fotografia de la derecha, el cuerpo de Shazia Bashir en el depósito de cadáveres. En su funeral, celebrado ayer lunes en Lahore, participaron miles de personas, entre ellas los obispos cristianos de todas las confesiones. También muchos musulmanes han mostrado su solidaridad por lo ocurrido. Leer más...

sábado, 24 de mayo de 2008

El obispo español de Bangassou, Centroáfrica, cuenta la experiencia terrible de una aldea atacada

Hoy día, 69 personas no han vuelto y son esclavizadas en los campamentos



Juan José Aguirre Muñoz, a la derecha, nació en Córdoba y lleva 22 años en África como misionero perteneciente a la Congregación de los Misioneros Combonianos.

OMPRESS-CENTROÁFRICA (22-05-08) A continuación reproducimos una carta del obispo español de Bangassou, en Centroáfrica, Mons. Juan José Aguirre, que ha hecho pública una misionera comboniana.

Queridos amigos:
Acabo de volver del este de la diócesis, de un viaje de 21 días y, en la última misión, llamada Obo, a 120 kilómetros de la frontera con el Sudán, os cuento lo que allí vi. Durante esos días, en la radio escuchaba noticias de unos pescadores españoles de un atunero que habían sido apresados por piratas en el Golfo de Adén. Oía cómo se había puesto en marcha todo un engranaje político militar para negociar con los secuestradores, unos abogados desde Londres que llevaban las negociaciones, la angustia de las familias por los 6 días en que los atuneros estuvieron retenidos, aunque estaban bien, comían y dormían bien y estaban a la espera de que se pagara un rescate y se los liberara. Así fue. Se pagó mucho dinero, un barco de guerra condujo al atunero a buen puerto y los asombrados pescadores volvieron a España en avión a gastos pagados.

Oyendo todo esto, llegué a Obo y me encontré un pueblo bañado en lágrimas y en la angustia, desde hacia ya un mes y medio. En efecto, desde la noche del 6 al 7 de marzo en la que unos 150 hombres armados, del ejército rebelde ugandés de Joseph Kony, entraron en Obo y saquearon dos barrios enteros buscando tres cosas: alimentos para comer, semillas para sembrar y porteadores para que les llevaran lo robado hasta su campamento a unas 3 semanas de camino. Eso hicieron esa noche sin dar un solo tiro, robando casa por casa, vaciando los graneros y llevándose a 69 personas, desde niñas de 12 años, hasta mujeres casadas, jóvenes y menos jóvenes, una mujer embarazada, etc.

Estos rebeldes pertenecen al RLS (Ejército de liberación del Señor), que arrasó Uganda durante 15 años matando a 300.000 personas (entre otras a 7 misioneros combonianos). Luego se refugiaron en Sudán y posteriormente crearon su campamento en la selva tropical del norte del Congo en donde están ahora diseminados en varios campos. Uno de los campos, el más próximo de Centroáfrica, fue quien atacó Obo, viendo que nadie guarda la frontera con el Sudán y que Obo es un pueblo casi sin gendarmería. Presa fácil si se entra sin hacer ruido.

E
stos criminales pasaron a 300 metros de la casa de las hermanas Franciscanas, pero tuvieron miedo de los perros y del ruido que pudieran hacer si ladraban o si había que disparar para hacerlos callar. Así que pasaron de largo y se fueron a otras casas donde robaron, se llevaron niños y mayores, violaron a algunas mujeres y dejaron Obo, antes de irse, sumido en la consternación. A 500 metros de la casa de las religiosas, entraron en una casita donde había un matrimonio joven, sacaron al marido a empellones y tres guerrilleros violaron a la mujer por turnos en su propia cama. Hoy día, 69 personas no han vuelto y son esclavizadas en los campamentos para la cocina, los campos, la ropa, instrucción y adoctrinamiento militar y, las chicas y mujeres, para esclavas sexuales.

He hablado con las autoridades locales y todos creen que estos criminales pueden volver cuando quieran. Ahora que empieza la época de las lluvias no es probable, pero más tarde, en noviembre, cuando deje de llover, si Obo no se protege con refuerzos de gendarmería, es muy probable que vuelvan.

Los sacerdotes de Obo siguen allí y no se piensan ir. Han demostrado coraje y paciencia. Pero son hombres! En un cierto momento di la orden para que las hermanas fueran acompañadas a otra misión para protegerlas. La cocinera de los padres, Jeanine, me contaba que se llevaron a su hija de 12 años, apenas una niña, la obligaron a cargar 30 kilos en la cabeza y se la llevaron dejando a la abuela con la que vivía sumida en la amargura. Con los ojos empañados de lágrimas, Jeanine me preguntaba donde está el Congo, a donde se llevaron a su niña, y se preguntaba si esos criminales la habrían ya violado o no. ¡69 personas es mucha gente!

No tienen la suerte de ser españoles, ni tener un gobierno que los defienda, ni abogados que lleven las negociaciones, ni alguien que ponga el dinero del rescate ni una sola radio que hable de ellos. Son los pobres, los olvidados, los que no cuentan para nada en la decisiones del mundo, los sin voz, los parias. Para nosotros son personas llenas de dignidad pero despojadas de sus derechos fundamentales, con la única diferencia de ser un atunero español o un campesino centroafricano. "Así es la vida", decía el Embajador portugués hablando con el Cardenal en la última secuencia de la película " La Misión ". El Cardenal se vuelve hacía la ventana y, en el espejo se mira y se dice: "No, excelencia. Así la hemos hecho". La cámara se acerca aún más a su rostro y finalmente dice: "Así la he hecho".

Unidos en la fe en Nuestro Señor,
Juan José Aguirre, Obispo de Bangassou.


viernes, 25 de abril de 2008

Los obispos españoles denuncian los abusos contra las mujeres

Mensaje de la Comisión Episcopal de Pastoral Social para Corpus Christi
La Eucaristía, esperanza para el pobre

La festividad del Corpus Christi nos invita a entrar en el corazón del misterio de la Eucaristía, que se ha de creer, celebrar y vivir. “Sacramento de la caridad, la Santísima Eucaristía es el don que Jesús hace de sí mismo, revelándonos el amor infinito para cada hombre”[1].

Este año, a la luz de la última encíclica de Benedicto XVI –“Spe salvi; Salvados en la esperanza”-, contemplamos la Eucaristía descubriendo en ella un verdadero sacramento de esperanza para toda la humanidad y, de manera muy especial, para los más pobres y excluidos de los bienes necesarios.

Nos unimos a la campaña que viene desarrollando Cáritas sobre derechos humanos e igualdad de oportunidades. Dentro de ella, este año dedicó la campaña de Navidad al derecho a la salud; y ahora, cuando nos sentamos juntos hombres y mujeres en la misma mesa del Señor, la dedica a los derechos de la mujer y nos invita a poner de manifiesto la igualdad entre hombres y mujeres[2] y la importancia de que se reconozcan oportunidades equitativas para ambos sexos como expresión de la común dignidad humana que compartimos y como base de una sociedad más justa y más fraterna.

La Eucaristía, sacramento de esperanza

La Eucaristía, sacramento del amor, aviva en nosotros la conciencia de que donde hay amor brilla, también, la esperanza, de que donde el ser humano experimenta el amor se abren para él puertas y caminos de esperanza.

Así nos lo ha recordado Benedicto XVI cuando dice: « No es la ciencia la que redime al hombre. El hombre es redimido por el amor. Eso es válido incluso en el ámbito intramundano. Cuando uno experimenta un gran amor en su vida, se trata de un momento de “redención” que da un nuevo sentido a su existencia»[3]. Y porque el amor es lo que salva, salva tanto más cuanto más grande y fuerte es. Por eso, no basta el amor frágil que nosotros podemos ofrecer. El hombre, todo hombre, también el pobre, en palabras del Papa, «necesita un amor incondicionado». Ese es el amor absoluto que Dios nos ha manifestado en Jesús: «Por medio de Él estamos seguros de Dios, de un Dios que no es una lejana “causa primera” del mundo, porque su Hijo unigénito se ha hecho hombre y cada uno puede decir de Él: “vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí” (Gal 2,20)»[4].

Este amor absoluto e incondicionado de Dios que el hombre necesita para encontrar sentido a la vida y vivirla con esperanza, se ha manifestado en Cristo y tiene su máxima expresión sacramental en el misterio de la Eucaristía.

Cuando se descubre y vive la Eucaristía, como misterio de presencia de Cristo acompañando al hombre en el camino de la vida, como misterio de vida entregada por el “Otro” y como servicio humilde y generoso al hermano necesitado, como misterio de comunión que nos hace sentar en la misma mesa superando toda diferencia, resulta fácil descubrir que la Eucaristía es el gran sacramento de la esperanza, anticipo de los bienes definitivos a los que todos aspiramos en lo hondo de nuestro corazón y que esperamos alentados por la fe[5].

Celebremos la Eucaristía ofreciendo a los pobres signos de esperanza


Vivida y celebrada la Eucaristía como el gran sacramento del amor, la fe en ella se traduce inevitablemente en gestos y signos de esperanza. Lo dice el Papa con otras palabras: «Toda actuación seria y recta es esperanza en acto. Lo es ante todo en el sentido de que así tratamos de llevar adelante nuestras esperanzas más grandes o pequeñas; solucionar éste o aquel otro cometido importante para el porvenir de nuestra vida: colaborar con nuestro esfuerzo para que el mundo llegue a ser un poco más luminoso y humano, y se abran así también las puertas hacia el futuro»[6].

Según las palabras del Papa, toda nuestra acción en favor de la justicia y de los pobres, es “esperanza en acto”, es decir, es un signo y un testimonio de esperanza. Afortunadamente, podemos ofrecer al mundo muchos signos de esperanza.

Es verdad que cuando miramos el momento histórico que nos toca vivir y la sociedad que estamos construyendo, hay muchas sombras que oscurecen y debilitan la esperanza. Baste recordar algunas de ellas que es necesario denunciar y que están demandando la luz de nuestro compromiso abierto y decidido:

La igualdad original entre hombres y mujeres se ha constituido en un principio jurídico universal; sin embargo, asistimos en el mundo a una feminización de la pobreza que se caracteriza por el creciente empobrecimiento de las mujeres, al empeoramiento de sus condiciones de vida y a la vulneración de sus derechos fundamentales.


Entre nosotros, los logros en este campo, aun siendo muchos, resultan todavía insuficientes. La violencia doméstica, la discriminación salarial, el mayor desempleo femenino, la todavía escasa presencia de las mujeres en puestos de responsabilidad política, social y económica, las cargas familiares que tienen que soportar en situaciones de escasos recursos y los problemas de conciliación entre la vida personal, laboral y familiar, muestran cómo la igualdad, siendo diversos el hombre y la mujer, es todavía una tarea muy incompleta[7].

La trata de mujeres es una de las formas más crueles de violencia y de esclavitud. Son miles las mujeres extranjeras que son captadas y traídas a España por personas, grupos de delincuentes o redes criminales organizadas, a través de engaño, amenazas o coacción, con el fin de someterlas a explotación, en la prostitución, en la agricultura, en el servicio doméstico, en la construcción, la hostelería o los talleres clandestinos[8].

Todo ello, sin olvidar otros datos como que hemos rebasado la escalofriante cifra de 100.000 abortos al año en España; que unos 20.000 niños son objeto en España de la trata de personas y están sometidos a diversas formas de explotación sexual y laboral[9]; que miles de inmigrantes llegan a nuestras fronteras huyendo del

hambre y sin ser reconocidos en su derechos humanos.

No obstante, si son muchas las sombras también hemos de reconocer las luces y los signos de esperanza que apuntan entre nosotros y que hemos de cuidar y potenciar. Seríamos injustos si no reconociéramos algunos de ellos:

El compromiso de muchas comunidades parroquiales con su entorno cercano, siendo activas en la formación de un tejido social solidario y responsable ante los más pobres.

El servicio de las Cáritas y de otros grupos eclesiales, asistiendo a las víctimas de la explotación en su proceso de recuperación física, psicológica, económica y de integración social, así como brindándoles asistencia jurídica.

La implicación de cristianos en movimientos sociales diversos en defensa de los derechos humanos, personales y sociales, de las personas y de los pueblos empobrecidos.

El compromiso de personas e instituciones en la promoción de políticas sociales que eviten formas de discriminación ofensivas a la dignidad y vocación de la mujer en la esfera social[10].

El protagonismo que están asumiendo las mujeres en muchos países del sur empobrecido, para sacar sus familias adelante y abrir caminos hacia un orden social nuevo, como reconocen los Obispos africanos[11].

Contemplando el don de la Eucaristía en este Día de la Caridad, os invitamos a entrar en su misterio y a dejaros configurar por él, para que todo el caudal de amor y de vida generosamente entregados por el Señor, y ofrecido por cuantos entran en comunión con él, constituyan para todos, especialmente para los más pobres, una fuente permanente de esperanza.

De manera muy particular os invitamos este año a secundar la campaña de Cáritas trabajando decididamente para que la igualdad de derechos entre hombres y mujeres pase de ser un derecho formal a ser un derecho real que configure relaciones personales y sociales de igualdad en los distintos ámbitos de la vida.


Lo hacemos confiando en la fuerza que nos da la comunión en el Señor y con la esperanza cierta de que, como dice Benedicto XVI, “la injusticia de la historia no puede ser en absoluto la última palabra”[12].

Comisión Episcopal de Pastoral Social

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NOTAS

[1] Benedicto XVI, Exhortación Apostólica Sacramentum caritatis, 1

[2] Cfr Juan Pablo II, Mulieris dignitatem, n.1.

[3] Benedicto XVI, Spe salvi, n. 26.

[4] Ibid.

[5] Cfr. Mt 26, 26-28; Jn 15,3; 1Cor 10,17; 11, 17-34; Cfr. Juan Pablo II, Ecclesia de Eucharistia, n. 59.

[6] Benedicto XVI, Spe salvi, n. 35.

[7] Consejo Pontificio Justitia et Pax, Compendio de la Doctrina social de la Iglesia, nº 146.

[8] Entre 40.000 y 50.000 mujeres son explotadas en España todos los años, la mayor parte de ellas extranjeras, según informó en Viena la Red Española contra la Trata de Personas.

[9] Son datos de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

[10] Consejo Pontificio Justitia et Pax, Compendio de la Doctrina social de la Iglesia, nº 295.

[11] Cfr Jean Zerbo, Carta Pastoral El desarrollo en África, principales actores, Barnako, mayo 2007. Esta carta fue ratificada posteriormente por la Conferencia Episcopal Maliense y, en octubre de 2007, por las Conferencias Episcopales Africanas.

[12] Benedicto XVI, Spe salvi, n. 43.

martes, 22 de abril de 2008

El aborto es la primera causa de mortalidad en Europa

Fides publica el dossier «La crisis de la familia en Europa»
ROMA, martes, 22 abril 2008 (ZENIT.org).- La agencia de la Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos, «Fides» (http://www.fides.org/), ha hecho público un dossier titulado «La crisis de la familia en Europa» en el que aporta datos sobre la despoblación del viejo continente y los graves problemas que amenazan a la institución familiar.

En el dossier se afrontan los siguientes aspectos: «La población europea»; «El envejecimiento»; «La natalidad»; «El aborto»; «La edad de la maternidad»; «Los costos sociales»; «La pobreza de las familias»; «La pobreza de los niños»; «La destrucción de la institución matrimonial»; «La adopción de menores para los solteros»; «La familia cristiana».

Sobre el tema de la población europea, el dossier recoge datos de la Red Europea del Instituto de Política Familiar (IPF), de los cuales emerge un crecimiento lento de la población europea, aunque mayor en los años 2002-2007, en relación a los cinco años precedentes (Cf.
Zenit, 10 enero 2008).

Entre 1994 y 2006 la población europea ha crecido de 19 millones de personas. El 80% del crecimiento de la población durante ese período ha sido por la presencia de quince millones de inmigrantes, no por el crecimiento natural, que ha permanecido estable (alrededor de 310.000 personas al año), muy inferior a la de Estados Unidos, en donde el crecimiento de la población es de 12 veces superior a la europea.

La relación calcula que a partir del 2025 Europa comenzará lentamente a despoblarse, mientras que los Estados Unidos continuarán creciendo.

Respecto al envejecimiento, el dossier afirma que en Europa hay más personas ancianas que niños. La población con menos de 14 años representa sólo el 16,2% del total de la población (80 millones de personas en la UE en 27 países). El incremento de más de 18 millones de personas ancianas, en 25 años, es del 29%.

Sobre la natalidad el dossier advierte que en Europa nacen cada vez menos niños: en 2006, hubo apenas 5,1 millones de nacimientos. La situación es estacionaria desde 1995 hasta 2006, con un incremento entre 2005 y 2006 sólo del 1,1%. El nivel de reemplazo generacional, un porcentaje del 2,1 hijas mujeres, está muy lejano: en 2005 ha sido del 1,38 hijas mujeres en la UE al 27. Francia (1,94) e Irlanda (1,88) son dos países con el mayor índice de natalidad. Grecia (con el 1,28); España (1,34), Italia (1,34) son países con índices de natalidad definidos críticos.

Sobre el tema del aborto, el dossier afirma que cada 25 segundos se realiza un aborto en Europa en 27 países, en donde cada día se cierran tres escuelas por falta de niños.

España es el país donde más aumentó la cifra de abortos en los últimos diez años, con un incremento del 75%, seguido por Bélgica, con el 50% y Holanda, con el 45%.

El aborto es la primera causa de mortalidad en Europa y ha hecho más víctimas que las enfermedades de corazón, de las enfermedades cardiovasculares, de los accidentes de la calle, droga, alcohol y suicidios. Asimismo, el número de abortos es superior al número de los decesos por enfermedad.

Sobre la edad de la maternidad, el dossier afirma que la edad media de la maternidad en Europa se ha retrasado casi hasta los 30 años. Las mujeres españolas son aquellas que tienen hijos más tarde (30,8 años), seguida por aquellas de Irlanda (30,6), Holanda (30,4) y Dinamarca (30,1). En todos los países de Europa occidental se comercializa la píldora RU486, que se ha vuelto el más formidable sistema de control de nacimientos.

Respecto a los gastos sociales, el dossier advierte que del 27% del PIB que en proporción Europa destina a los gastos sociales, sólo el 2,1% favorece las políticas familiares, que no son consideradas una prioridad. Europa destina menos de un euro a la familia respecto a los 13 euros destinados a los gastos sociales.

En cuanto a la pobreza en las familias el dossier indica que la incidencia de la pobreza subjetiva generalmente es mayor en los países mediterráneos, menos en aquellos nórdicos. El porcentaje de familias que perciben un estado de malestar es mucho más elevado en Grecia (76%) y en España (60%), muy elevado si se compara con Suiza, Dinamarca y Finlandia, donde la cuota de familias subjetivamente pobres está entre el 11 y el 16%, o en Noruega y Luxemburgo, donde es aún más baja.

Sobre la pobreza de los niños, el dossier indica que hay 97,5 millones los niños de la Unión Europea entre 0 y 17 años, y de estos, 19 millones están en riesgo de pobreza.

La media europea de pobreza infantil está en torno al 19%. De cada cuatro niños, en Italia, hay uno que corre el riesgo de vivir bajo el umbral de pobreza. Lo mismo sucede en los nuevos estados miembros, como Lituania, Hungría, Rumania, Letonia y Polonia. En Alemania, el índice de pobreza infantil es del 12%, en Francia del 13%, en Holanda del 14%, en Dinamarca del 10%, en España y en el Reino Unido es del 24%.

Sobre la violencia doméstica, el dossier afirma que, a nivel mundial, es la primera causa de muerte para las mujeres entre los 16 y los 44 años. Mata más el marido o el novio o el amante, a veces también los hijos, que el cáncer, los accidentes de la calle o las guerras. En Europa, los delitos cometidos contra las mujeres en la familia tocan a 5,84 mujeres sobre un millón, según una reciente investigación española.

En cuanto a la destrucción de la familia, el dossier afirma que, en 25 años (1980-2005), el número de matrimonios en Europa ha disminuido de 692.000, con una pérdida del 22,3%, con una caída de la tasa nupcial, que pasó del 6,75 en 1980 al 4,88 en 2005, a pesar que la población haya aumentado de más de 33 millones de personas. De cada dos matrimonios que se celebran en Europa, uno se rompe.

Respecto a la adopción de menores también para los solteros, el dossier afirma que todo deja pensar que en el próximo mes de mayo, el Consejo de Europa aprobará el nuevo texto de la Convención europea sobre la adopción de menores. Si esto sucede, los solteros tendrán el derecho de adoptar un niño y todos los Estados europeos deberán modificar sus leyes nacionales para adaptarlas a este principio.

Sobre la familia cristiana, el dossier recuerda el encuentro de familias en Madrid denunciando la situación de indefensión de las mismas.

Hacen falta, afirma, «iniciativas políticas para prevenir los divorcios, conciliar la vida profesional y familiar, combatir la violencia doméstica, proteger la elección de atender a tiempo completo los propios hijos hasta los tres años de edad, reducir el IVA sobre los productos para el cuidado de los niños». Son algunas de las indicaciones contenidas en la «Propuesta para una estrategia de la Unión Europea para el sostén de las parejas y el matrimonio», redactado por el secretariado de la COMECE (Comisión de los Episcopados de la Comunidad Europea) y presentado el 5 de noviembre de 2007 en Bruselas.

Este dossier está disponible en:
http://www.fides.org/spa/documents/dossier_crisis_familia_290308.doc

lunes, 11 de febrero de 2008

Familias dan voz a las víctimas de la violencia en Kenia

Exigen un acuerdo político para propiciar la paz interna

CIUDAD DEL VATICANO, febrero de 2008 (ZENIT.org).- Entre los extensos informes de matanzas y enfrentamientos tribales, que se están generalizando en Kenia, tras las controvertidas elecciones generales, han comenzado a aparecer también historias individuales de sufrimiento y coraje.

Esta nación, en la que normalmente reina la paz, se ha visto azotada por la violencia, el pasado mes de diciembre. El balance provisional es de más de 850 muertos y millares de heridos, mientras más 255.000 personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares.

La Iglesia católica y los miembros de Caritas fueron los primeros en distribuir ayuda en muchas zonas y ahora han empezado a recibir relatos de experiencias individuales de algunos de los keniatas afectados por los disturbios.

Entre las víctimas figuran Linet Atieno Awinda, que se vio obligada, por la fuerza, a abandonar su casa de Mathare (en Nairobi), para acamparse en el barrio de Huruma, delante de la comisaría de policía. «Estaba en mi casa cuando oí algunas personas fuera, que nos dijeron que saliéramos porque iban a quemar la casa. Por eso, nos fuimos, con los niños», nos cuenta Linet.

El lugar que ahora ella llama «casa» lo comparte con otras 44 familias, cuyos miembros son en su mayoría mujeres y niños, y que es un poco más grande que una pista de tenis. Y parece más bien una chatarrería que un hogar, con familias que intentan dormir, comer y cocinar, todos apretados y rodeados de restos de coches abandonados. Por la noche, cuando llueve, buscan refugio dentro de los coches.

Casas quemadas y a la intemperie

Dice Linet: «Ruego a los líderes políticos que consigan la paz, porque somos nosotros los que tenemos que estar aquí fuera, con nuestros hijos a la intemperie, pasando frío, somos nosotros los que sufrimos en la calle. Pero si ellos se ponen de acuerdo para negociar, podremos tener paz».

Christine Ochieng, que tiene tres hijos, nos cuenta su historia, sentada a cielo abierto en Huruma (Nairobi), entre sus únicas pertenencias: un colchón y poca ropa que le han dado.

«Mi casa fue quemada por la noche --recuerda--. Yo había salido a comprar arroz para mis hijos y cuando volví había mucho ruido y la casa estaba en llamas. Entré corriendo en la casa, buscando a mis hijos, mientras quienes habían prendido el fuego cerraron la puerta detrás de mí. Me quemé las piernas y todo el lado derecho de mi cuerpo. No pedí ayuda porque estaba desconcertada ¡pero conseguir salvar a mis hijos! Cuando salí fuera, me dolía todo, pero entonces vi a otra señora que estaba cojeando y llevaba a su niño enfermo en brazos y la ayudé a llevarlo. Luego los matones me pillaron y me pegaron de nuevo. Mi hijo mayor entendió enseguida lo que pasaba y lo pasó muy mal, pero los dos más pequeños no se dieron cuenta de la gravedad de la situación. Cuando llegamos aquí dormimos a cielo abierto, yo no reconocí a nadie en el campamento, hasta el día siguiente. Una madre que tenía tres colchones me dio uno. Ahora puedo ver a las personas alojadas aquí: algunos están enfermos, otros moralmente destrozados y muchos angustiados».

La Confederación Caritas, cuyos miembros son 162 organizaciones católicas para la ayuda humanitaria y el desarrollo, ha lanzado una petición de ayuda por valor de 2,7 millones de dólares estadounidenses (1,8 millones de euros), a favor de las víctimas de la violencia en el valle del Rift, Nyanza y las provincias occidentales.

Los fondos facilitarán a la población su acceso a la ayuda alimentaria y el agua limpia, así mismo, se ofrecerá alojamiento provisional y artículos varios, como colchonetas, mantas y ropa. En el programa figura también el asesoramiento para adultos y niños, y la asistencia en la mediación entre las comunidades.

Empleados de Cáritas victimas

Algunas organizaciones Caritas ya están realizando operaciones de ayuda, como CRS (Caritas EE.UU.), CAFOD (Caritas Inglaterra & Gales), Trocaire (Caritas Irlanda) y SCIAF (Caritas Escocia), Caritas España, Caritas Italia, que están ofreciendo comida, mantas, mosquiteros, utensilios de cocina, cubiertas de plástico, servicios de asesoramiento a los traumatizados y transporte, en las diócesis de Bungoma, Eldoret, Kericho, Kisii, Mombasa, Nairobi, Nakuru y Ngong.

Gracias a una petición de ayuda, lanzada por la Conferencia Episcopal de Kenia, se han recibido donaciones de alimentos, ropa y mantas, en diócesis no afectadas por la violencia. Sin embargo, los Obispos han denunciado esta semana que la actual inestabilidad está dificultando la distribución de la ayuda, en ciertas zonas. Algunos empleados de Caritas han sido víctimas de los disturbios.

Kinyanjui Kaniaru es un ingeniero que lleva más de 13 años trabajando en CRS (Caritas EE.UU.). Cuando estalló la violencia en la localidad de Eldoret, en el valle del Rift el 29 de diciembre de 2007, el sobrino de Kinyanjui murió trágicamente en los disturbios. Se llamaba Tiras Githinji y sólo tenía 24 años.

Otro empleado de CRS, George Ambayo, procedente de la provincia de Nyanza, en la zona occidental de Kenia, temió por la vida de su mujer, al escuchar que se estaban registrando disturbios en su barrio y que su casa se estaba quemando. Afortunadamente, la había avisado precedentemente, para que escapara, mientras él y sus dos hijos ya estaban en Nyanza, para pasar las vacaciones de Navidades.

Las tensiones registradas en todo el país, que se han ido acumulando en los meses precedentes a las elecciones y la percibida injusticia de las elecciones puso en evidencia viejas hostilidades entre las tribus.

Con hambre y sin paz

El padre Daniele Moschetti, párroco de Korogocho (Nairobi), ha visto con sus propios ojos la desesperación de muchos que intentaron salvar sus hogares. «En los peores momentos, algunos grupos violentos atacaban a la gente por la calle, armados con machetes, piedras y otras armas. La gente tenía miedo de que le quemaran sus propiedades y se defendía. El problema es que la gente que muere, los más afectados por esta situación, son los más pobres, que pierden su propiedad, lo poco que tienen», nos cuenta el párroco.

Otro párroco que además colabora con CAFOD, el padre Paulino Mondo, de Kariobangi (Nairobi), explica que los sufrimientos cotidianos y las necesidades pueden ayudar a unir a las partes en conflicto.

«La distribución de comida es muy importante --asegura--. Mientras haya hambre no podrá haber paz. Dándoles comida también les demostramos que alguien se preocupa por ellos. Ambas tribus en conflicto se ponen en la cola para comer y ven las necesidades que pasan unos y otros, lo poco que tienen, porque ambas tribus están en la misma barca. Esto ayuda mucho para la reconciliación».

Directores y empleados de algunos miembros de Caritas, que han sido testigos de la destrucción de la guerra, en muchos rincones del mundo, han exhortado esta semana al Gobierno y la población de Kenia, para que apoyen el diálogo y el cese de la violencia. Los Directores Ejecutivos de las Caritas de Rwanda, la República Democrática del Congo, Líbano y Camboya, entre otros, firmaron una declaración conjunta.

Precedentemente, el presidente de Caritas Internationalis, el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, y el presidente de Caritas África, el arzobispo Cyprian Kizito Lwanga, hicieron un llamamiento para que ambas partes en conflicto se empeñaran en poner fin a la violencia.

Dicha petición la hicieron tras el asesinado de un sacerdote católico en el valle del Rift. El padre Michael Kamau Ithondeka, de 41 años, fue asesinado el pasado 24 de enero, en un control ilegal en la carretera de Nakuru-Eldama Ravine Road, a manos de jóvenes armados. El padre Kamau era vicerrector del Seminario de San Matías, de Tindinyo.