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martes, 19 de noviembre de 2024

Troy y Christy King tienen 18 hijos, varios adoptados: «Nuestra fe católica es la base para todo lo que hacemos: La oración y la confianza en Dios verdaderamente entran en juego»

Los King son una familia con 18 hijos en la que la fe es el centro de su vida

* «Cuando tenemos que tomar una decisión nos aseguramos de que nuestros hijos sepan que nuestra fe es la brújula que utilizamos para hacer nuestras elecciones. Cuando los niños nos ven rezar juntos o leer libros para aprender más acerca de nuestra fe se convierte en una prioridad para ellos también. Incorporamos la oración y nuestra fe durante toda la semana. Rezamos antes de cada comida, cada vez que entramos en el coche, y rezamos constantemente el Rosario juntos como familia. Nos encanta también rezar con los amigos»

Camino Católico.-  Por donde van llaman la atención. Son un testimonio andante porque no es nada común ver a una familia de 18 hijos, pero ellos quieren aprovechar su situación para evangelizar y mostrar el amor de Dios manifestado en la familia."Nuestra fe católica es la que nos define”, afirman los King, un matrimonio con una familia inmensa en Estados Unidos.

Abiertos a la vida

Troy y Christy King son un caso excepcional pues cumplen 27 años de matrimonio y tienen 18 hijos. Aunque este número es gracias en parte a que esta apertura a la vida la han tenido también a través de la adopción, pues más de la mitad llegaron a casa una vez ya nacidos.

Troy, dentista infantil en Florida, cuenta que “estar abierto a la vida ha tomado un nuevo significado para mí desde que adoptamos nuestro primer hijo. Dios nos ha empujado no sólo a dar la bienvenida a cualquier embarazo con el que seamos bendecidos sino también a ciertas situaciones de adopción”. Por ello, no han dudado en adoptar por ejemplo a un niño con parálisis cerebral.

La fe ha sido un elemento esencial a la hora de crear una familia así de gigante. “En mi experiencia, aquí es donde la oración y la confianza en Dios verdaderamente entran en juego. Cuando nuestra puerta está abierta a la vida, ya sea a través del embarazo o la adopción, nuestras preocupaciones son muy pequeñas”, cuenta Christy, madre de estos 18 hijos.

En su opinión, esta elección de vida “nos ha llevado a algunas  bendiciones enormes que probablemente habríamos rechazado si fuera por nosotros. Aparte de algunos bebés prematuros, nuestro primer problema de salud grave vino con nuestro décimo hijo. Nació con parálisis y no sabían que la tenía cuando la adoptaron y “ha sido una bendición para toda nuestra comunidad”.

“Mientras es incapaz de caminar sin su andador, ella asiste a la escuela con los otros niños e incluso ‘corre’ en el equipo de atletismo. Muchos de sus compañeros, incluyendo a nuestros propios hijos, no crecerán sintiéndose incómodos con alguien con necesidades especiales porque han llegado a experimentar su normalidad de primera mano. Dios, obviamente, sabía lo que podíamos soportar mucho mejor que nosotros”, añade.

Ser catequistas y maestros de nuestros hijos

La fe en la familia no es algo accesorio sino la piedra angular. En declaraciones al National Catholic Register, Troy afirma que “la forma más importante de incorporar la fe en la vida de los niños es tomar en serio nuestra responsabilidad de ser los principales catequistas y maestros de nuestros hijos”.

Incidiendo en este aspecto, Christy añade que “mientras que nuestro gran número de hijos es lo que inicialmente atrae la atención de la gente, lo que realmente nos define es nuestra fe católica. Es la música de fondo que suena mientras vivimos nuestras vidas cotidianas”.

El sacerdote es uno más en la familia King

Oración diaria en familia

Llevado a la práctica, esta madre explica que “incorporamos la oración y nuestra fe durante toda la semana. Rezamos antes de cada comida, cada vez que entramos en el coche, y rezamos constantemente el Rosario juntos como familia. Nos encanta también rezar con los amigos”.

Que la fe sea el motor de los padres repercute claramente en los hijos. El ejemplo es el primer paso para que los pequeños sepan discernir lo importante de lo accesible. “Cuando tenemos que tomar una decisión nos aseguramos de que nuestros hijos sepan que nuestra fe es la brújula que utilizamos para hacer nuestras elecciones. Cuando los niños nos ven rezar juntos o leer libros para aprender más acerca de nuestra fe se convierte en una prioridad para ellos también. Nuestra fe católica es la base para todo lo que hacemos”, explica Christy.

Además, este matrimonio da cuatro consejos prácticos a los padres que quieran tener una familia católica y que a ellos les han resultado muy útiles:

1. Poner al cónyuge en primer lugar

Una de los principales problemas que se dan en las familias cuando llegan los niños es dejar al marido o a la mujer como algo secundario para así centrarse en los pequeños. “Desde hace años Troy y yo salimos una vez por semana. En una ocasión, uno de los chicos estaba decepcionado porque quería venir con nosotros. Le preguntó a Troy: ‘¿Por qué siempre sales con mamá?’ Él respondió: ‘Un día todos vosotros os iréis y yo estaré aquí con ella. Necesito saber que todavía le gusto’. Ahora, cada vez que los niños nos miran darnos un abrazo o un beso siempre sonríen. Cuando discutimos, ellos no son felices. No hay nada que dé a nuestros hijos mayor confianza y paz que el conocimiento de que sus padres se aman”.

2. Menos pantallas y más juegos

Contando su experiencia como padres, Troy recuerda que hace ya varios años “incorporamos el domingo sin pantallas” y ha sido una experiencia fantástica. Los niños juegan a juegos de mesa, salen y se ensucian, nadan, construyen castillos, leen, juegan a la pelota…Y adivina qué, rara vez dicen que se aburren los domingos”, cuenta el padre de familia.

3. Contestar siempre con la verdad

La madre también incide en otro punto importante que han experimentado en sus propias carnes como padres. “Si sus hijos os hacen una pregunta, contestad con sinceridad. Uno de mis hijos pequeños me preguntó lo que quería decir la palabra ‘sexo’. Me horroricé y quise saber dónde oyó eso y qué pensaba que significaba. Podría haberle dado una respuesta con evasivas pero en su lugar decidí contarle la verdad de una manera que fuera apropiada para su edad. ¿Por qué? Ella ya estaba recibiendo información de sus compañeros, y si ella no puede acudir a mí habría ido a otra fuente que podría haberle dado otra explicación nada exacta ni moral. Quería que tuviera la seguridad de que si ella venía a mí le daría una respuesta sincera”.

4. La importancia del orden

Los niños necesitan saber que existe un orden y unas prioridades, esta es una clave muy importante para la familia pues Dios hizo del caos el orden. El padre considera que este aspecto es muy importante: “mantener el orden en la vida: Dios, la familia, el trabajo. Mantener el orden; mantener la fe”.

“Comienza con el fin en mente: El cielo. Nuestros niños saben desde pequeñitos que estamos tratando de señalar en esa dirección”, concluye Troy.

domingo, 20 de octubre de 2024

Carlos Abia y Cristina Merino tienen 17 hijos, entre biológicos, discapacitados y enfermos en acogida: «Esta vocación ha sido un regalo de Dios. El Señor ha estado grande con nosotros»

Carlos Abia y Cristina Merino ante una foto de su hijo Pedrito, que vivió enfermo siete años, y que transformó la vida de su familia hasta llevarlos a acoger a niños enfermos y discapacitados como un regalo de Dios / Fotografía: Dani García- Revista Misión

* «Siempre crees que no tienes fe o que tu fe es muy pequeña, pero la fe cuando realmente hace falta sale. Siendo como somos muy pecadores, Dios nos concedió fe en cuando nació Pedrito y le diagnosticaron la enfermedad. Tras el susto, dices: ‘esto va a ser bueno para nosotros’, puesto que Dios no nos puede mandar nada malo. Dios es nuestro Padre y esto seguro que es bueno para nosotros. Y desde esa convicción interior del corazón afrontamos todo sin problema y con alegría. Nosotros pertenecemos al Camino Neocatecumenal y teníamos rezando a toda nuestra comunidad y además a cualquier persona que veíamos con fe la parábamos y le decíamos: ‘tenemos a un niño en esta situación, por favor reza por él’. Por Pedro y nuestra familia han rezado desde los cinco continentes y eso se nota al cien por cien. Nosotros somos de carne y hueso y si hemos podido permanecer y vivir esto tan bien y con tanta alegría ha sido por la oración, fruto de la cual hemos visto muchos milagros en la vida de Pedro» 

Testimonio de Carlos Abia y Cristina Merino en el programa 'Ecclesia, es domingo' de 13 TV

Camino Católico.- Carlos Abia y Cristina Merino formaron una familia numerosa como otra cualquiera, pero el nacimiento de su octavo hijo, Pedrito, revolucionó su vida para siempre, porque estaba enfermo y murió a los 7 años. De cuidar a su hijo nació la vocación como familia de acogida de niños enfermos y con discapacidad, con lo que han criado a 17 hijos.  Carlos asegura que “esto ha servido para ver el amor que Dios nos tiene. Somos unos mimados. La historia de Pedro y luego este amor que nos ha dado hacia esta vocación, no nos la hemos ganado nosotros, ha sido un regalo de Dios”. Y Cristina añade: “El Señor ha estado grande con nosotros”. Cuentan su testimonio en el programa 'Ecclesia, es domingo' de 13 TV.

El pasado 10 de octubre, este matrimonio recogió el premio de la  Revista Misión con el que se “reconoce el trabajo oculto y callado de tantos padres que custodian la vida hasta límites insospechados”. “Hay 17.000 niños en España que viven en centros de acogida donde no conocen el amor de unos padres. Por eso los cristianos que hemos conocido el amor de Dios estamos destinados a dar ese amor”, aseguraron Carlos y Cristina al recoger su galardón, que recordaron que al final “el Señor hace obras inmensas, nos da su gracia todos los días y siempre desborda”.

“Pedro tuvo una vida feliz”

“El embarazo de Pedrito fue un embarazo normal, todo iba bien y no supimos nada hasta que lo tuvimos en brazos”, cuenta Cristina. Pedrito llegó a este mundo con muchísimos problemas: sus ojos apenas se habían formado, y sus pulmones y su estómago no funcionaban correctamente. Los médicos fueron rotundos:  “El niño lo va a pasar muy mal y vivirá pocas semanas”.

Para Carlos y Cristina fue un mazazo durísimo, pero se pusieron manos a la obra. Carlos decidió pedir una excedencia para cuidar de su hijo el tiempo que hiciese falta: “Me salió el médico frustrado que llevo dentro (ríe). Me formé y me convertí en su cuidador”. 

Pedrito era un niño abocado a pasar largos periodos en el hospital, pero si su padre aprendía a cuidar de él en casa, los ingresos en la UCI se reducirían muchísimo.  Y así fue: “Nos dijeron que moriría pronto, pero las semanas se convirtieron en años”, recuerda Carlos. Así se distribuyeron: Cristina seguía trabajando como abogada y Carlos cuidaba del pequeño. Necesitaba atención casi todo el día, pero era increíble ver cómo iba evolucionando.

Sus siete hermanos también tuvieron un papel fundamental: jugaban con él durante muchas horas. “He visto a mi hijo reírse a carcajada limpia a pesar de todos sus problemas. Todos esos años que Pedrito estuvo con nosotros fueron un regalo”. Carlos habla en pasado porque su hijo murió con siete añitos, pero lo tiene muy claro:  “Pedro tuvo una vida feliz”.

 Carlos Abia y Cristina Merino contando su testimonio en el en el programa 'Ecclesia, es domingo' de 13 TV

Dios, la oración por Pedro y la familia 

Carlos explica la profundidad de cómo pudieran afrontar los años con Pedrito: “Siempre crees que no tienes fe o que tu fe es muy pequeña, pero la fe cuando realmente hace falta sale. Siendo como somos muy pecadores, Dios nos concedió fe en ese momento. Tras el susto, dices: ‘esto va a ser bueno para nosotros’, puesto que Dios no nos puede mandar nada malo. Dios es nuestro Padre y esto seguro que es bueno para nosotros. Y desde esa convicción interior del corazón afrontamos todo sin problema y con alegría”.

El mismo Carlos añade: “Nosotros pertenecemos al Camino Neocatecumenal y teníamos rezando a toda nuestra comunidad y además a cualquier persona que veíamos con fe la parábamos y le decíamos: ‘tenemos a un niño en esta situación, por favor reza por él’. Por Pedro y nuestra familia han rezado desde los cinco continentes y eso se nota al cien por cien. Nosotros somos de carne y hueso y si hemos podido permanecer y vivir esto tan bien y con tanta alegría ha sido por la oración, fruto de la cual hemos visto muchos milagros en la vida de Pedro”.

Este matrimonio también ha hecho un esfuerzo por cuidar de su relación. A pesar de la carga emocional que supone cuidar a un hijo enfermo, han encontrado momentos para estar juntos, salir a caminar o disfrutar de una cena. "Es fundamental que, como pareja, sigamos apoyándonos. No podemos olvidar que también somos un equipo", dice Cristina. Además, Carlos y Cristina han encontrado en grupos de apoyo un espacio seguro donde compartir sus experiencias y conectar con otros padres en situaciones similares. "Hablar con otros nos ha ayudado a sentirnos comprendidos y menos solos en este camino", señalaron.

Una nueva vocación familiar regalo de Dios

A Carlos y Cristina los ingresos en el hospital les despertaron una gran vocación: “Entendimos que la muerte de Pedrito llegó para que pudiésemos mimar y cuidar a otros niños”. En uno de esos ingresos conocieron a Elvis, un niño con síndrome de Down y apenas unos meses de vida.

Elvis tenía problemas de corazón y mientras ellos estaban con Pedrito en la UCI, el niño estaba solo. Así que, cuando a Elvis le subieron a planta, decidieron dividirse. Uno de ellos seguiría con Pedrito, mientras que el otro daba cariño al pequeño que apenas conocían. 

Imagínate a un bebé, en una cuna solo todo el día… esto era algo imposible de soportar. Ellos le cogían como si fuese su hijo, le daban besos, y pasaban las horas con él.  “Su mirada te atravesaba, era de agradecimiento total”, cuenta Carlos, emocionado. Sus caminos acabaron separándose, pero el recuerdo quedó grabado como un sello. 

Al morir Pedrito, quisieron continuar ese camino. Así que un año después llegó Pablo, de solo dos añitos. Vino con muchos problemas y se pensaba que nunca podría andar, tiene un síndrome extraño y al principio le daba miedo todo, estaba como paralizado. Lo acogieron permanentemente. ¡Para toda la vida!  “Es alucinante el cambio que hemos visto en Pablo, ahora es un niño alegre, movido y está a punto de cumplir ocho años”, asegura Carlos. 


Carlos Abia y Cristina Merino tras recoger el premio de la Revista Misión por el que se “reconoce el trabajo oculto y callado de tantos padres que custodian la vida hasta límites insospechados” / Fotografía: Revista Misión

“El Señor capacita al que elige”

Cristina reflexiona que “así es como el Señor hace las cosas y así empezamos. Nosotros sentimos que la llamada a la acogida y a la adopción es universal. Se derrama el Espíritu Santo sobre toda carne, por lo que animo a cualquier cristiano a que abra su casa y su corazón a esta experiencia. El Señor capacita al que elige y acogiendo o adoptando se cumple el mandato evangelico de ‘quien recibe a uno de estos en mi nombre, me recibe a mi’. El Señor ha estado grande con nosotros”.

Pero el caso de esta familia es especial porque la acogida de Pablito se ha ido alternando con muchas otras. Por ejemplo Carla, que estuvo con ellos solo una semana, pero les demostró que se puede querer en muy poco tiempo.

Su situación se complicó y falleció solo una semana después de llegar:  “Nos dolió no haberle podido transmitir todo el cariño que teníamos guardado para ella, pero nos confirmó, ya definitivamente, nuestra vocación de acogida, también temporal”. 

Luego llegó Mateo, un gran prematuro en el que descubrieron que el  “piel con piel”  hace milagros. Más tarde apareció Susana, que en seis meses cambió los llantos desgarradores por una sonrisa. El mismo día que se fue Susana llegó Sara, de origen chino y con síndrome de Down. Todo el mundo que la ve dice  “yo me la quedaría”, por eso a Carlos le extraña que “solo nazcan uno de cada 10”. 

La experiencia de Carlos y Cristina es atípica: una familia numerosa que ha encontrado en las acogidas múltiples de niños con problemas su forma de vida. Están convencidos de que  “el amor es capaz de sanar dolores físicos”.

Los médicos les dan la razón y explican que, al margen de los tratamientos, los niños que se sienten queridos viven más tiempo, aunque estén en la UCI con la misma patología que otros pequeños. 

Este matrimonio considera que los niños que están enfermos no te quitan nada, te lo dan todo, y es mucho más fácil entregarse a ellos.  “Igual no te han dejado dormir en toda la noche, pero es mucho más sencillo dar la vida por ellos que por un hijo adolescente que te pone una mala cara. Esa es la verdad y yo vivo los dos casos”, afirma Carlos. 

“Mucha gente nos dice que somos un ejemplo de familia, pero de verdad te digo que no tenemos mérito en esto. Hemos visto que Dios nos acompaña en todo momento; poder verlo en medio del sufrimiento es un sello del Señor en nuestra vida. Es mejor sufrir por algo tan bueno como esto, que porque el jefe te tenga machacado”, sentencia Carlos.

lunes, 13 de mayo de 2024

Familia Gómez Samblas con 8 hijos, 5 adoptados con discapacidad: «Unos nos los ha enviado Dios y otros nos ha mandado Dios a buscarlos. Somos adictos a los milagros»

 


* «Lo que nos mueve es el amor. Lo esencial es invisible a los ojos. Somos creyentes y pensamos que Dios no elige a los capacitados si no que capacita a los que elige. Nos llamaron de todo, locos e irresponsables, y nos decían que al tener más hijos era una locura. Pero a nosotros nos parecía lo contrario»

Vídeo del testimonio de Coro Samblas en el Congreso Nacional Provida

Camino Católico.- Alejandro  Gómez, 47 años, y Coro Samblas, 45 años, son un matrimonio, ambos controladores aéreos, casados desde hace 23 años y que tienen ocho hijos, tres biológicos y otros cinco adoptados, todos ellos con graves discapacidades tanto físicas como intelectuales. Coro hizo de portavoz de la familia  Gómez Samblas en el Congreso Nacional Provida celebrado en 2020 para explicar su testimonio:

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domingo, 30 de octubre de 2022

Guilhem de Sambucy: «Me dicen que fui adoptado y me sentí abandonado, sufrí acoso escolar, consumía mucho alcohol y cannabis, pero en el confinamiento redescubrí a Dios»

 


«Y en ese momento, escucho a mi madre que sube corriendo las escaleras, lo cual es muy inhabitual porque tiene mucho miedo de caerse, e irrumpe en mi habitación diciendo: ‘Guilhem, hay una escuela que está hecha para ti. No sé cómo lo he sentido, pero creo que hay algo que te está esperando en Lyon. ¡Vas a ir!’ ¡Y así es como llegué a Lyon!. Mi relación con Dios en ese momento era pequeña, pero empecé a interesarme de nuevo en ella, a llevar mi pequeña cruz, al principio con pasos tímidos. Esta escuela me ha ayudado a reconstruir una relación con Dios, aunque Dios siempre había estado ahí. Era yo quien tenía que rehacer el camino hacia Dios. Tras este redescubrimiento de Dios, soy un hombre mucho más estable que antes, más feliz y más capaz de hacer cosas»

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lunes, 24 de enero de 2022

MaryPat y Tom oraron años para concebir un hijo, Dios parecía no escuchar y hoy tienen cuatro, todos adoptados: «Doy gracias a Dios por las oraciones sin respuesta»

 


* «Cuando reflexionamos sobre las futuras bodas de nuestros hijos, entendemos que existe una remota posibilidad de que sea posible que tengamos que compartir el ‘banco de padres’ con sus padres biológicos… Recordamos que estas cuatro pequeñas bendiciones solo nos fueron dadas para ‘tomar prestadas’ por un corto período de tiempo, pero no nos pertenecen a nosotros ni a sus padres biológicos. Pertenecen a Dios»

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lunes, 4 de octubre de 2021

Tônio Tavares, padre de 46 hijos discapacitados de intentos de aborto fallidos: «Vi el infierno en el que vivían los chicos, pedí cuentas a Dios y me dijo que fuese yo a vivir con ellos»

 


* «De ahí arrancó todo. Lo fui a confrontar con el obispo y él me dio su visto bueno y me dijo que caminaba conmigo. Dejé la casa de mis padres, dejé el trabajo y alquilé una pequeña casa en Petrópolis y me fui a vivir con Aleixandre, el que el primer día me preguntó si quería ser su padre, y también con Marcelo y Miguel. Ellos fueron los tres primeros. Y desde el inicio tuve amigos que me ayudaron, porque desde entonces vivimos en pobreza voluntaria y de la providencia y nunca nos ha faltado de nada. Hasta de vez en cuando viajamos a los mejores hospitales de Europa para que intenten mejorar la vida de algunos de mis hijos….  Jan es anencéfalo. Tiene 9 años y no tiene cerebro. Lo adopté recién nacido y lo médicos me dijeron que moriría en 2 meses. Solo tiene agua en el cerebro. Sorprendentemente ha ganado con el tiempo ha ganado sensibilidad en el oído y reacciona a la presencia de las personas que aprecia. Su madre tomó píldoras anti-abortivas. Veinte veces más de las necesarias para abortar. Parió en el hospital y no quiso ni cogerlo en brazos. Dijo que era un trozo de carne y que lo sacaran de su vista. Una doctora me vio por televisión y me llamó. Fui. Me lo dio y lo abracé. Dijeron que no tardaría en morir, pero sigue vivo, y la medicina no es capaz de explicarlo»

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sábado, 5 de junio de 2021

Sonia y Jeff McGarrity, matrimonio con 8 hijos, 3 adoptados y 4 con síndrome de Down: «Se trata de abrir tu corazón y decir: `Dios, quiero amar tanto como Tú me lo permitas´»

 


* «Dios nos ha llamado a difundir la alegría de la adopción de niños con síndrome de Down… Nunca puedo ponerme al día con las tareas, pero estoy segura de que el Señor me dice: `no te pido que completes toda la lista, solo que hagas lo que debes´. Lo más importante que tengo que hacer es amar a mis hijos»

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martes, 20 de agosto de 2019

Beatriz Cordero se declaró atea, tuvo una vida de “infierno”, pero descubrió que Dios es amor a través de un cuadro de Cristo

* Ahora es madre de tres niñas adoptadas, una de las cuales tiene síndrome de Down
Camino Católico.-  Después de haberse declarado atea y de vivir una vida de «infierno», Beatriz Cordero tuvo varios encuentros con el sufrimiento extremo, que incluyó una enfermedad que casi le lleva a la muerte.
Pero estando enferma, sin poder salir de la cama, descubrió a través de un cuadro de Jesús que Dios es Amor. Ahora es madre de tres niñas adoptadas, una de las cuales tiene síndrome de Down. Explica su testimonio en el programa Cambio de agujas de HM Televisión.

miércoles, 17 de julio de 2019

Omar Ordóñez vivía sin Dios, se volvió muy violento incluso con su esposa, hasta que el Señor irrumpió en su vida

Camino Católico.-  Omar Ordóñez es de Ecuador. De familia católica «a su manera». Sus padres se separaron cuando él era muy pequeño y esto e marcó mucho en su infancia. Desde la adolescencia empezó a salir con su futura esposa y le ofreció hasta la luna.
Se casaron muy jóvenes por lo civil. Pero como Dios no estaba en su vida Omar se volvió muy violento no solo con los de fuera sino con su propia mujer, hasta el punto de amenazarla. Todo fue empeorando hasta que el Señor irrumpió en su vida a través de una invitación vital a un retiro que le cambió la vida. Explica su testimonio en el programa Cambio de agujas de HM Televisión.

domingo, 30 de diciembre de 2018

Homilía del domingo::El don de un padre y una madre para los niños del mundo / Por P.: Raniero Cantalamessa Ofmcap.

Domingo después de Navidad: Fiesta de la Sagrada Familia: Sobre la familia

I Samuel 1, 20-22.24-28; I Juan 3, 1-2.21-24; Lucas 2, 41-52

P. Raniero Cantalamessa Ofmcap. / CaminoCatólico.com.- «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados». En estas palabras de María vemos mencionados los tres componentes esenciales de una familia: el padre, la madre, el hijo. No podemos este año hablar de la familia sin tocar el problema que en estos momentos más agita a la sociedad y preocupa a la Iglesia: los debates parlamentarios sobre el reconocimiento de las parejas de hecho.

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miércoles, 5 de julio de 2017

Antonio Mínguez y Yolanda Nevares tienen 5 hijos adoptados, 3 discapacitados: «Damos gracias a Dios por nuestra infertilidad»

«El Señor nos iba pidiendo que nos ofreciéramos para ser padres de un hijo con dificultades o enfermo. No fue fácil pero Dios, que es un caballero, nos lo susurraba… Dios nos llamaba a dar el salto, de fiarnos de Él, y de que el hijo que nos diera sería el que necesitáramos… Dios ha hecho una obra en nosotros porque no teníamos una especial afinidad con la discapacidad ni con aquel ámbito. Dios nos fue llevando pues al principio en nosotros también había miedos, inseguridades pero hemos visto cómo Dios nos ha ido capacitando”

martes, 1 de noviembre de 2016

Allison y Josh Lewis con 5 niños sintieron que Dios les pedía adoptar a una bebé sin cerebro cuando nadie más quería

* «Oramos y lo conversamos el fin de semana y el lunes estábamos seguros que debíamos aceptar… Los médicos nos miraron con compasión y dijeron, ‘No se la tienen que llevar. Sabemos que esto no es por lo que firmaron'… Es nuestra hija. Sabíamos que sería parte de nuestra familia sin importar el diagnóstico. Dios creó su vida y el hecho de que no nació de la manera en que habríamos escogido, no cambiaba nada la realidad de que ella necesitaba una familia. Tenía un hermano que la necesitaba y nosotros la necesitábamos»


domingo, 5 de junio de 2016

Raja y Jessica Paulraj adoptaron a Adam, niño con graves deformaciones, porque su familia decidió abandonarlo o matarlo

* Jessica: “Cuando conocimos a Adam fue muy inesperado para mí pero desde el comienzo sentí que Dios escogió a este niño para que lo cuidáramos”

* John Val Aalst, médico que le operó del paladar: “Si Adam se hubiera quedado en India, hoy no estaría con vida… He orado, mi familia ha orado, Jessica y Raja han orado... ¿Será perfecto? Sí, ya es perfecto. ¿Alguna vez será normal según los estándares del mundo? Nunca”


jueves, 5 de mayo de 2016

Patricia Sandoval conoció la Nueva Era, abortó varias veces, trabajó en clínica abortista y se hundió en las drogas hasta que Dios la rescató

«Yo estaba sola en una banqueta llorando, y lo único que tenía era a Dios. Yo recordaba el catecismo, yo recordaba a Jesús. Recordaba que Dios era mi papá. Lo poco que recordaba de Dios, empecé a hablar con Él y lo sentí en mi corazón muy fuerte. Y cuando yo miro al cielo le digo: “Perdóname por lo que he hecho y gracias por todas las bendiciones que me has dado: por mi familia, porque era feliz, porque Tú me lo diste todo y yo destruí mi vida”. Y en ese momento, empecé a llorar. Y así, en medio de mi llanto, sentí un abrazo. Y cuando yo abro mis ojos, está una jovencita de ojos azules llenos de misericordia que me dice: “Jesús te ama”. Con la fe y con la ayuda de Dios, salí de las drogas y salí de todo»

jueves, 28 de abril de 2016

Jaume Vives se metió en ambientes que le llevaron a ver que su vida no tenía sentido: conoció a Cristo en un grupo de jóvenes


28 de abril de 2016.- (Eukmamie/ Camino Católico)  Jaume Vives es de Barcelona y tiene 23 años. Creció en una familia católica, con una formación que le permitía saber todas las respuestas, pero, cuando llegaba el momento de ponerlo en práctica, no era muy coherente. En la adolescencia se fue metiendo, junto a sus amigos, en ambientes no muy propicios para su fe. Acabó viendo que su vida no tenía sentido y que era un asco.


miércoles, 20 de abril de 2016

El actor Eduardo Verástegui explica cuándo comienza la vida humana

“Los no nacidos son descendientes de seres humanos y tienen ADN humano… Los niños por nacer son organismos humanos como tú y yo, mientras que el esperma, el óvulo y las células del cuerpo son meramente tejido humano y no tienen derechos”

jueves, 22 de octubre de 2015

A Abigail, bebé de Erika Jones, le diagnosticaron cáncer y síndrome de Down: “El aborto nunca fue una opción… Mi hija va a vivir. ¡Vivir!”


* “Apoyándonos en la gracia y perfección de nuestro Dios, sabíamos que la vida de la pequeña Abby tenía un propósito, sin importar cuán largo o corto fuera”

Con la pequeña Abby ya en sus brazos los Jones decidieron buscar una segunda opinión médica, y recurrieron al Dr. Alan Cohen, del Boston Children Hospital. Esa segunda opinión fue que podría no tratarse de un cáncer.El médico en Boston operó a Abby, retiró el tumor y la biopsia confirmó que era un tumor benigno