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jueves, 18 de enero de 2024

Mateo Méndez, 12 años, al presentar la Jornada de la Infancia Misionera: «Ser misionero es centrarse en Jesús, rezar y actuar. Me gustaría ser cura»

 


* «Tú puedes decir: ‘te pido por los niños de Oceanía‘. Y después no hacer nada. Pero puedes rezar por ellos y luego pasar la hucha del Domund por la calle,  fabricar tus propios productos para hacer un mercadillo en el colegio, ofrecerte a ser delegado de Pastoral para hacer un montón de propuestas, ayudar de Monaguillo como hago yo muchas veces. Y rezar para que lo que no puedas hacer tú, lo puedan hacer otros»

Video del testimonio de Mateo Méndez en la rueda de prensa de presentación de la Jornada de Infancia Misionera, que se celebra en España el domingo 14 de enero

Camino Católico.- “Decir que eres un niño misionero está muy bien, pero la palabra solo no vale, hay que actuar. Para ser misionero hay que ser bueno, pero sobre todo hay que centrarse en Jesús”, ha explicado Mateo Méndez de 12 años, con aplomo y sin titubeos, en la rueda de prensa de presentación de la Jornada de Infancia Misionera, que se celebra en España el domingo 14 de enero. El muchacho ha relatado su testimonio de fe respondiendo a qué es y cómo vivir siendo un niño misionero que se visualiza íntegro en el video de las Obras Misionales Pontificias.

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lunes, 5 de julio de 2021

Paula Arizcun y Juan Franco, recién casados, dejan todo y se van de misión a Sierra Leona: «Queremos ofrecer los primeros momentos de nuestro matrimonio al Señor»

 


*  «Veíamos que era el momento perfecto, recién casados. Es una llamada del Señor, vamos para allá, entregamos lo que tenemos, que es nuestra vida porque qué fuerte que haya partes del mundo en las que la gente no ha oído hablar de Cristo. La misión es dar a Cristo a la gente que no ha tenido la suerte que hemos tenido nosotros, de poder conocerlo desde que somos unos niños»

Testimonio de Paula Arizcun y Juan Franco en el programa “Tú eres Misión”  de 13 TV en el que les ha entrevistado el padre José María Calderón

Camino Católico.- Un campo de trabajo con migrantes en Ceuta, en el verano de 2017, cambió la vida de Juan Franco y Paula Arizcun. Estos jóvenes, él de Madrid y ella de Pamplona, que ahora tienen 27 y 26 años, tenían ya su vida muy enfocada a la misión, pero cuando se conocieron allí todo empezó a concretarse. «Los dos habíamos hecho experiencias de misión por separado –cuenta Paula–, y sí que este mundo nos llamaba y nos planteábamos irnos en algún momento», asegura a Begoña Aragoneses en la web del Arzobispado de Madrid. Así que después de aquellas dos semanas en Ceuta, «muy intensas» en palabras de Paula y «un momento de encuentro con el Señor muy grande en la persona de los migrantes», añade Juan, esos caminos que ellos intuían por separado fueron cogiendo forma en pareja.

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miércoles, 14 de octubre de 2020

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Jorge Crisafulli, misionero salesiano: 'SOS por cómo viven y mueren los niños del ébola: Hay 4.000 huérfanos en Sierra Leona, Liberia y Guinea”

"Cuando se apaguen las luces, cuando los medios dejen de hablar de África y nadie piense ya en el ébola, los niños se quedarán con nosotros y tendremos que cuidar de ellos. Nos vamos a quedar hasta el final. No importan los riesgos, nos vamos a quedar con nuestra gente. Vamos a vivir con ellos y vamos a salir de este pozo luchando todos juntos"

viernes, 27 de septiembre de 2013

La joven Mao quería bailar para Dios; una bomba le quitó la pierna, el obispo Kike Figaredo le devolvió la fe

Una historia real y emotiva en el vídeo del Domund 2013
27 de septiembre de 2013.- (OMP /Religión en Libertad/ Camino Católico)  Con motivo del Domund -Domingo mundial de las misiones-, que tiene lugar el 20 de octubre, Obras Misionales Pontificias (www.omp.es) ha lanzado un emocionante vídeo de 15 minutos con la historia real de Mao, una niña que quería ser bailarina. "Señor, te había regalado mi vida. Había decidido bailar para ti. ¿Por qué me has hecho esto? Tú me has robado la pierna", se rebela la muchacha llorando. 

miércoles, 13 de julio de 2011

Danilo Tonin, el camionero de Dios, abandonó todo en 1998 y respondiendo a la llamada del Señor se hizo misionero laico entre los pobres de Benin

* "Mi decisión maduró en el curso de varios años. Comenzó en Lourdes en 1996 durante uno de los viajes que hacía pasando por Lourdes. Fue para mí un llamado de Dios a dedicarme a los pobres y una conversión a vivir el Evangelio más profundamente...Mi «sí» a Dios maduró en el tiempo, con la meditación, el estudio y, sobre todo, la oración "

* " Mi acción en Benín consiste en amar cada día y en modo concreto a la gente pobre, también a través de la asistencia sanitaria. El objetivo es el de proporcionar una ayuda que les permita, con poco dinero, recibir las visitas médicas, los diagnósticos y, sobre todo, las operaciones sanitarias"

13 de julio de 2011.- Danilo Tonin es un exempresario. En 1998 abandona todo y se convierte en misionero entre los pobres de Benin. Organiza hospitales itinerantes montados en camiones, escuelas agrarias para los campesinos y cursos de formación para los médicos.Y espera la visita del Papa en noviembre.

Camionero para los pobres en nombre del papa Ratzinger. Danilo Tonin, 67 años, exempresario de Padua y, después de la vocación nacida en Lourdes en 1996, misionero laico en Benín, espera en noviembre «como un rayo de luz en medio de tanta miseria» la visita de Benedicto XVI a la «Clinique médica móvil» que lleva el nombre de la primera beata focolarina, Chiara Luce Badano. Leer más...

sábado, 31 de julio de 2010

Centenario del nacimiento de la Beata Teresa de Calcuta: «Dios lo ha hecho todo»


* La fundadora de las Misioneras de la Caridad asegura en la autobiografía publicada que "a los dieciocho años decidí definitivamente dejar mi familia y hacerme misionera. Desde entonces, ya no volvió a asaltarme la menor duda. Era la voluntad de Dios. Era Él quien me había elegido"
31 de julio de 2010.-
El 26 de agosto se cumplen cien años del nacimiento en Skopje, actual capital de Macedonia, de Agnes Bojaxhiu, la Madre Teresa de Calcuta, que no sólo dio un convincente testimonio de fe con sus obras, sino también con su palabra, reflejo del amor que ardía en su alma. Varias iniciativas editoriales conmemoran la efeméride. En San Pablo, José Luis González-Balado y Janet Nora Playfoot publican Madre Teresa, con subtítulo Dios lo ha hecho todo. Yo no he hecho nada. Se trata de una recopilación de escritos de la religiosa que componen una atractiva autobiografía, en la que, por ejemplo, la Madre Teresa relata así su vocación: / Leer más...

Sor Meena, religiosa violada, “testigo de Luz para la Iglesia india”

* Su tío, monseñor John Barwa, obispo de Rourkela, afirma de ella : “Es el símbolo de nuestra lucha”


* “Crece y se refuerza diariamente, nutrida por la adoración eucarística, por la misa y el rosario. Ciertamente, hay raros momentos en los que cede a un sentimiento de opresión, cansancio y dolor; pero gracias a la oración de toda la Iglesia tribal, se hace fuerte y supera estas crisis”.

31 de julio de 2010.-
Sor Meena, la religiosa golpeada y violada durante la sangrienta persecución anticristiana que estalló en Orissa en el verano de 2008, “es el símbolo de nuestra lucha, el testigo de la Luz y de la Verdad”, afirma su tío, monseñor John Barwa. Monseñor John Barwa, obispo de Rourkela y tío de la víctima, la ha acompañado y sostenido en los días del proceso contra los extremistas hindúes que la violaron, e hizo estas declaraciones a AsiaNews.

Sor Meena Barwa, de la orden religiosa de las Servidoras, desarrollaba su misión en el centro pastoral Divyajyoti en K Nuagaon, en el distrito de Kandhamal, junto a un sacerdote, el padre Thomas Chellan. La religiosa nació en el distrito de Sambalpur e hizo los votos perpetuos el pasado abril. El 25 de agosto de 2008, junto al sacerdote con el que trabajaba en el centro, fue agarrada, golpeada, desnudada y obligada a pasearse por la aldea. En un cierto momento, los fundamentalistas querían incluso quemarla viva junto al sacerdote. En cambio, la violaron. Sólo al final, en la noche, mientras seguían siendo injuriados y maltratados, fueron liberados por la policía. Leer más...

viernes, 17 de julio de 2009

Testimonios de misioneros en zonas de conflicto, en la 62 Semana Española de Misionología
«Sólo me protege Dios»

17 de julio de 2009.-Educando a niños con discapacidad, ocupándose de los adolescentes solitarios, soportando bombas y ataques contra sus templos, defendiendo a los indígenas frente a la narcoguerrilla, evangelizando explícita e implícitamente..., así viven los misioneros católicos repartidos por los cinco continentes, con una única intención: «Hacer presentes el reino de Dios entre los que no tienen nada». Muchos de ellos se han dado cita en la 62 Semana Española de Misionología, que se celebró en Burgos la pasada semana, bajo el lema La misión en situaciones de conflicto. Estos son algunos de sus testimonios.

«O estás aquí por Jesucristo, o te vas»
(José Antonio Méndez / Alfa y Omega) Coches bomba, templos saqueados, sacerdotes perseguidos... Ésta es la rutina que viven los católicos de Pakistán, y a la que se enfrenta día a día la hermana Pilar Vila, religiosa de Jesús María y misionera en el país asiático desde hace 11 años. «Llegué antes del 11-S y me enamoré del país y de sus dificultades. Es uno de los países más peligrosos del mundo, y nunca sabes qué puede pasar. Antes, los atentados eran en el Norte, pero ahora se dan por todos los sitios». De hecho, ir con hábito es un desafío para la seguridad: «Aquí la gente te ve de blanco y ya eres americano y, por tanto, su enemigo. En Pakistán se vive el Islam con radicalidad y la Iglesia molesta mucho. No entienden qué hacemos allí si somos cristianos». ¿Y qué hace allí la hermana Pilar? Pues de todo: atiende a prostitutas de los suburbios, busca y recoge a niños con deficiencias y dirige un colegio con más de 2.000 alumnos, algunos de educación especial. «Nuestra presencia habla de Dios, pero no podemos evangelizar explícitamente porque está prohibido -si la hermana dijese que lo hace, no podría volver a Pakistán-. Aunque si, entre 170 millones de musulmanes, nos atacan al millón y medio de católicos, es que el mensaje llega». Y concluye: «Aquí no es posible dialogar, porque no quieren hablar. Ya me gustaría que trataran a los católicos como en España a los musulmanes... Los misioneros tenemos que pagar al Gobierno para que nos dejen trabajar. Y nos da igual, porque nos paga Dios. ¿Peligros? Todos y ninguno. A mí sólo me protege Dios... ¡Y los niños! Los misioneros no somos mejores ni peores que otros. Sólo trabajamos por amor a Dios y al otro. O estás aquí por Jesucristo, o te vas. ¡Pero es que hay tanto por hacer por Él!»

Dios frente al Ipod
«En Japón hay una gran pobreza de ilusión por la vida, de metas, de esperanza, y eso desemboca en conflictos familiares y de relación con los demás. Los jóvenes están quemados, son muy poco afectivos, tienen la necesidad de ser tratados con cariño y, por eso, donde más y mejor lo pueden encontrar es en Dios, que se manifiesta en Jesucristo. La lucha de nuestra evangelización es contra la competitividad, las tecnologías que absorben y la soledad». Así resume su experiencia la misionera Rosario Garrido, consagrada de las Servidoras del Evangelio de la Misericordia de Dios, que vive desde hace 17 años en Japón, dedicada a los jóvenes y a los adolescentes. «Éste es un país de contrastes: todo lo que tiene de bueno en el respeto y en la disciplina, lo tiene de malo en la indiferencia. Las repercusiones sociales son terribles: un número elevadísimo de suicidios, aislamiento, una sexualidad desordenada... A través de la evangelización y del acompañamiento descubren a un Dios-misericordia, que llena el corazón de alegría y da sentido a la vida. Aquí hay un gran miedo al fracaso, al ridículo, y se suplen las necesidades y los problemas familiares con el Ipod, los videojuegos, los chats... Nosotros proponemos a Dios», asegura. Y lo hace aprovechándose de la cultura nipona: «Aprovechamos la floración, que aquí es muy importante, para explicar la Pascua, la Resurrección, la unidad de la Iglesia... Es apasionante ver que Cristo habla todos los idiomas para llegar a todas las personas».

«La Iglesia molesta porque denuncia»
El Vicariato de Yurimaguas, en Perú, abarca unos 70.000 metros cuadrados de selva amazónica, en la frontera con Ecuador. El único medio de transporte es la barca, y la forma más fácil de hacer fortuna es el contrabando. De hecho, la narcoguerrilla campa a sus anchas desde hace años y buena parte de la Administración es corrupta. Tres religiosos, tres sacerdotes, seis religiosas y 22 carmelitas descalzas (en su Carmelo) velan por la atención pastoral de la zona. Uno de ellos es el hermano Jesús Ángel García, religioso corazonista, que lleva 22 años en Perú, formando a profesores, catequistas y animadores nativos. «Nuestra labor es prepararlos para que sean capaces de actuar frente a la narcoguerrilla», dice. Y se la juega, por amor a Cristo y a los demás: «El Evangelio nos impulsa a denunciar las injusticias, y eso acarrea amenazas, insultos... La Iglesia molesta porque denuncia a los narcos y a la Administración corrupta. Estamos en su punto de mira; y también en el de las ONG evangelistas, que son muy beligerantes y dan dinero a la gente para alejarlos de la Iglesia». El hermano Jesús Ángel, de hecho, es persona non grata por ayudar a los maestros, y otros religiosos están amenazados de muerte. «Estamos junto a la gente, y anunciamos a Dios hasta que lo descubren a su lado. Hacemos presentes los valores del Reino entre los que no tienen nada», dice.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Ha sobrevivido a los guerrilleros de Sierra Leona
El agustino Garayoa: un secuestro, diez malarias, tres tifoideas...y ginecólogo autodidacta
17 de diciembre de 2008.-José Luis Garayoa nació en Falces (Navarra) hace 56 años. Con 9 años entró en el seminario menor de los agustinos recoletos, y con 24 años ya era misionero en la Sierra Madre Occidental de Chihuahua, México. Tres años después llegó a la Ciudad de los Niños de Costa Rica, llena de huérfanos de la guerra de Nicaragua, niños de la calle, hijos del alcoholismo y la prostitución. Durante 10 años trabajó en aquel centro que aportaba formación profesional (mecánica, ebanistería). "Es difícil conseguir que un muchacho ame una sociedad que le ha tirado a la calle", recuerda.
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sábado, 24 de mayo de 2008

El obispo español de Bangassou, Centroáfrica, cuenta la experiencia terrible de una aldea atacada

Hoy día, 69 personas no han vuelto y son esclavizadas en los campamentos



Juan José Aguirre Muñoz, a la derecha, nació en Córdoba y lleva 22 años en África como misionero perteneciente a la Congregación de los Misioneros Combonianos.

OMPRESS-CENTROÁFRICA (22-05-08) A continuación reproducimos una carta del obispo español de Bangassou, en Centroáfrica, Mons. Juan José Aguirre, que ha hecho pública una misionera comboniana.

Queridos amigos:
Acabo de volver del este de la diócesis, de un viaje de 21 días y, en la última misión, llamada Obo, a 120 kilómetros de la frontera con el Sudán, os cuento lo que allí vi. Durante esos días, en la radio escuchaba noticias de unos pescadores españoles de un atunero que habían sido apresados por piratas en el Golfo de Adén. Oía cómo se había puesto en marcha todo un engranaje político militar para negociar con los secuestradores, unos abogados desde Londres que llevaban las negociaciones, la angustia de las familias por los 6 días en que los atuneros estuvieron retenidos, aunque estaban bien, comían y dormían bien y estaban a la espera de que se pagara un rescate y se los liberara. Así fue. Se pagó mucho dinero, un barco de guerra condujo al atunero a buen puerto y los asombrados pescadores volvieron a España en avión a gastos pagados.

Oyendo todo esto, llegué a Obo y me encontré un pueblo bañado en lágrimas y en la angustia, desde hacia ya un mes y medio. En efecto, desde la noche del 6 al 7 de marzo en la que unos 150 hombres armados, del ejército rebelde ugandés de Joseph Kony, entraron en Obo y saquearon dos barrios enteros buscando tres cosas: alimentos para comer, semillas para sembrar y porteadores para que les llevaran lo robado hasta su campamento a unas 3 semanas de camino. Eso hicieron esa noche sin dar un solo tiro, robando casa por casa, vaciando los graneros y llevándose a 69 personas, desde niñas de 12 años, hasta mujeres casadas, jóvenes y menos jóvenes, una mujer embarazada, etc.

Estos rebeldes pertenecen al RLS (Ejército de liberación del Señor), que arrasó Uganda durante 15 años matando a 300.000 personas (entre otras a 7 misioneros combonianos). Luego se refugiaron en Sudán y posteriormente crearon su campamento en la selva tropical del norte del Congo en donde están ahora diseminados en varios campos. Uno de los campos, el más próximo de Centroáfrica, fue quien atacó Obo, viendo que nadie guarda la frontera con el Sudán y que Obo es un pueblo casi sin gendarmería. Presa fácil si se entra sin hacer ruido.

E
stos criminales pasaron a 300 metros de la casa de las hermanas Franciscanas, pero tuvieron miedo de los perros y del ruido que pudieran hacer si ladraban o si había que disparar para hacerlos callar. Así que pasaron de largo y se fueron a otras casas donde robaron, se llevaron niños y mayores, violaron a algunas mujeres y dejaron Obo, antes de irse, sumido en la consternación. A 500 metros de la casa de las religiosas, entraron en una casita donde había un matrimonio joven, sacaron al marido a empellones y tres guerrilleros violaron a la mujer por turnos en su propia cama. Hoy día, 69 personas no han vuelto y son esclavizadas en los campamentos para la cocina, los campos, la ropa, instrucción y adoctrinamiento militar y, las chicas y mujeres, para esclavas sexuales.

He hablado con las autoridades locales y todos creen que estos criminales pueden volver cuando quieran. Ahora que empieza la época de las lluvias no es probable, pero más tarde, en noviembre, cuando deje de llover, si Obo no se protege con refuerzos de gendarmería, es muy probable que vuelvan.

Los sacerdotes de Obo siguen allí y no se piensan ir. Han demostrado coraje y paciencia. Pero son hombres! En un cierto momento di la orden para que las hermanas fueran acompañadas a otra misión para protegerlas. La cocinera de los padres, Jeanine, me contaba que se llevaron a su hija de 12 años, apenas una niña, la obligaron a cargar 30 kilos en la cabeza y se la llevaron dejando a la abuela con la que vivía sumida en la amargura. Con los ojos empañados de lágrimas, Jeanine me preguntaba donde está el Congo, a donde se llevaron a su niña, y se preguntaba si esos criminales la habrían ya violado o no. ¡69 personas es mucha gente!

No tienen la suerte de ser españoles, ni tener un gobierno que los defienda, ni abogados que lleven las negociaciones, ni alguien que ponga el dinero del rescate ni una sola radio que hable de ellos. Son los pobres, los olvidados, los que no cuentan para nada en la decisiones del mundo, los sin voz, los parias. Para nosotros son personas llenas de dignidad pero despojadas de sus derechos fundamentales, con la única diferencia de ser un atunero español o un campesino centroafricano. "Así es la vida", decía el Embajador portugués hablando con el Cardenal en la última secuencia de la película " La Misión ". El Cardenal se vuelve hacía la ventana y, en el espejo se mira y se dice: "No, excelencia. Así la hemos hecho". La cámara se acerca aún más a su rostro y finalmente dice: "Así la he hecho".

Unidos en la fe en Nuestro Señor,
Juan José Aguirre, Obispo de Bangassou.


jueves, 7 de febrero de 2008

El zapatero en el fin del mundo / Autora: Hna. Lelia Inés Bulacio

El mes pasado viajamos a Malí. Sin duda, es imposible determinar qué lugar preciso de la tierra constituye "el fin del mundo", pero sí estoy segura de que el sitio hacia el que nos encaminábamos las cuatro hermanas, guiadas por un lugareño, era uno de esos lugares. Hacía tiempo que habíamos dejado nuestro vehículo bajo un árbol de la planicie maliana y bajábamos la quebrada hasta su base a pie, entre piedras, en busca de un pequeño poblado de cultura dogon.

A una de las hermanas se le despegó la suela de las zapatillas, hasta que le fue imposible seguir y también volver atrás. Intentamos atarlas pero no resultó y llegamos a la conclusión de que "había que tirarlas".

Pero aquí, en el "fin del mundo" todo tiene solución, la que nace del corazón y de la imaginación de quien vive con lo indispensable. El guía se desprendió con naturalidad de sus sandalias y propuso continuar descalzo mientras la Hermana se calzaba con las suyas. Y así se hizo, mezclándose el desconcierto, la gratitud, la sorpresa y el honor de permitirnos meternos en sus zapatos. Según el guía, al llegar a la aldea un zapatero arreglaría la zapatilla. Confieso que nos mostramos algo incrédulas ya que teníamos la impresión de alejarnos cada vez más de lo que para nosotras era el centro de la seguridad y el desarrollo. Llegamos a la aldea, que se nos antojó maravillosa. Era un vergel al pie de una muralla de piedra en el más total aislamiento. Había casas y graneros, una escuelita de piedra, un pozo y rodeándolo todo, una huerta con tomates, lechugas y berenjenas que ni el más caro de nuestros supermercados podría vender.

El enfermero que nos dio la bienvenida se desprendió de sus chancletas y se las pasó a nuestro guía para que pudiera montar las laderas del pueblito y mostrárnoslo. También llamó a un viejo que llegó con una bolsa de cuero, que nos fue presentado como el "zapatero del pueblo". Sin decir nada, tomó las zapatillas, las miró y desapareció no sabemos donde. Otra vez la incredulidad asomó en nosotras como una tentación que fuimos capaces de resistir, bien porque no nos quedaba otra, bien porque ya conocemos África y su increíble capacidad de hacer funcionar lo infuncionable y de recuperar lo irrecuperable hasta hacerlo durar más allá de todas las expectativas de cualquier fabricante.

Al regreso del paseo se personó el zapatero con las zapatillas arregladas. Se las había ingeniado para coserlas y, muy discretamente, las estudiamos incrédulas abandonándonos a la evidencia de que durarían no sólo para el regreso, sino mucho más tiempo.

En nuestra cultura occidental todo se ha vuelto desechable. Sin embargo aquí, esas zapatillas que estábamos resueltas a tirar y a cambiar, y que seguramente costarían lo que una familia africana gasta en comida durante un mes, volvían a ser útiles. Ellas nos permitieron recuperar el verdadero valor de las cosas, de los oficios perdidos, de la capacidad de vivir fuera del consumo indiscriminado, nos permitieron volver a creer en la capacidad de la gente para salir adelante juntos, compartiendo y no gastando.

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Fuente: Mundo Negro

Calma relativa en el Chad