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domingo, 26 de enero de 2025

Papa Francisco en homilía, 26-1-2025: «La Palabra de Dios debe causar estupor, siempre nos sorprende, entra en el corazón y nos renueva»

* «Cuando nosotros leemos las Escrituras, cuando oramos con ellas y las estudiamos, no recibimos sólo informaciones sobre Dios, sino que acogemos el Espíritu que nos recuerda todo lo que Jesús ha dicho y ha hecho (cf. Jn 14,26). De ese modo, nuestro corazón, inflamado por la fe, aguarda en la esperanza la llegada del Reino de Dios.Hermanos, hermanas, necesitamos estar más acostumbrados a leer las Escrituras. Me gusta recomendar que cada uno tenga un pequeño Evangelio, un pequeño Nuevo Testamento de bolsillo, y lo lleve en el bolso, siempre consigo, para sacarlo durante el día y leerlo. Un pasaje, dos pasajes … Y así, durante el día, tenemos contacto con el Señor»

     

Vídeo de la transmisión en directo de Vatican News, traducido al español, con la homilía del Papa 

* «Respondamos con entusiasmo al gozoso anuncio de Cristo. El Señor, en efecto, no nos ha hablado como a oyentes mudos, sino como a testigos, llamándonos a evangelizar en todo tiempo y en todo lugar. Comprometámonos todos a llevar la buena noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos, a dar la vista a los ciegos y a proclamar un año de gracia del Señor. Entonces sí, hermanas y hermanos, transformaremos el mundo conforme a la voluntad de Dios, que lo ha creado y redimido por amor» 

26 de enero de 2025.- (Camino Católico) Este 26 de enero, el Santo Padre ha presidido en la Basílica de San Pedro, la Santa Misa en el Domingo de la Palabra de Dios, en el cual ha instituido a 40 nuevos lectores de diferentes partes del mundo y con la cual se ha concluido el Jubileo del Mundo de la Comunicación. En su homilía el Pontífice ha subrayado que “cuando a nosotros se nos proclama el Evangelio, la Palabra de Dios debe causar estupor, siempre nos sorprende, entra en el corazón y nos renueva”. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la homilía del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente: 

DOMINGO DE LA PALABRA DE DIOS

JUBILEO DEL MUNDO DE LA COMUNICACIÓN

SANTA MISA

 HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO

Basílica de San Pedro

III Domingo del Tiempo Ordinario, 26 de enero de 2025


El Evangelio que hemos escuchado nos anuncia el cumplimiento de una profecía colmada del Espíritu Santo. Y quien la cumple es Aquel que viene «con el poder del Espíritu» (Lc 4,14): es Jesús, el Salvador.

La Palabra de Dios está viva; camina con nosotros a través de los siglos y actúa en la historia por el poder del Espíritu Santo. El Señor, en efecto, permanece siempre fiel a su promesa, que mantiene por amor a los hombres. Precisamente así lo dice Jesús en la sinagoga de Nazaret: «Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír» (Lc 4,21).

Hermanas y hermanos, ¡qué feliz coincidencia! En el Domingo de la Palabra de Dios, aún en los inicios del Jubileo, se proclama esta página del Evangelio de Lucas, en la que Jesús se revela como el Mesías «consagrado por la unción» (v. 18) y enviado a «proclamar un año de gracia del Señor» (v. 19). Jesús es la Palabra viviente, en la que todas las Escrituras encuentran pleno cumplimiento. Y nosotros, en el hoy de la santa Liturgia, somos sus contemporáneos. También nosotros, llenos de estupor, abramos el corazón y la mente para escucharlo, pues «cuando se lee en la Iglesia la Sagrada Escritura, es Él quien habla» (Conc. Vat. II, Const. Sacrosanctum Concilium, 7). He dicho una palabra: estupor. Cuando a nosotros se nos proclama el Evangelio, las palabras de Dios, no se trata sólo de escuchar, de enterder; no. Esas palabras deben llegar al corazón y causar lo que he mencionado: “estupor”. La Palabra de Dios siempre nos sorprende, siempre nos renueva, entra en el corazón y nos renueva siempre.


Y con esta actitud de fe gozosa estamos invitados a acoger la antigua profecía como proveniente del Corazón de Cristo, deteniéndonos en las cinco acciones que caracterizan la misión del Mesías: una misión única y universal; única, porque Él, sólo Él, la puede realizar; universal, porque quiere incluir a todos.

En primer lugar, Él es enviado «a llevar la buena noticia a los pobres» (v. 18). Este es el “evangelio”, la buena noticia que Jesús proclama: ¡el Reino de Dios está cerca! Y cuando Dios reina, el hombre está salvado. El Señor viene a visitar a su pueblo, haciéndose cargo del humilde y del pobre. Este Evangelio es palabra de compasión, que nos llama a la caridad, a condonar las deudas del prójimo y a un generoso compromiso social. No olvidemos que el Señor es cercano, misericordioso y compasivo. Cercanía, misericordia y compasión son el estilo de Dios. Él es así: misericordioso, cercano, compasivo.

La segunda acción de Cristo es «anunciar la liberación a los cautivos» (v. 18). Hermanos, hermanas, el mal tiene los días contados, porque el futuro es de Dios. Con la fuerza del Espíritu, Jesús nos redime de toda culpa y libera nuestro corazón, lo libera de de toda cadena interior, llevando el perdón del Padre al mundo. Este Evangelio es palabra de misericordia, que nos llama a ser testigos apasionados de paz, solidaridad y reconciliación.

La tercera acción, con la que Jesús cumple la profecía, es dar «la vista a los ciegos» (v. 18). El Mesías nos abre los ojos del corazón, a menudo deslumbrado por la fascinación del poder y de la vanidad; enfermedades del alma que impiden reconocer la presencia de Dios y que hacen invisibles a los débiles y a los que sufren. Este Evangelio es palabra de luz, que nos llama a la verdad, al testimonio de la fe y a la coherencia de la vida. 


La cuarta acción es «dar la libertad a los oprimidos» (v. 18). Ninguna esclavitud resiste a la acción del Mesías, que nos hace hermanos en su nombre. Las prisiones de la persecución y de la muerte son abiertas de par en par por el poder compasivo de Dios; porque este Evangelio es palabra de libertad, que nos llama a la conversión del corazón, a la honestidad del pensamiento y a la perseverancia en la prueba.

Por último, la quinta acción: Jesús es enviado a «proclamar un año de gracia del Señor» (v. 19). Se trata de un tiempo nuevo, que no desgasta la vida, sino que la regenera. Es un Jubileo, como el que hemos comenzado, preparándonos con esperanza al encuentro definitivo con el Redentor. El Evangelio es palabra de alegría, que nos llama a la acogida, a la comunión y a caminar, como peregrinos, hacia el Reino de Dios.

Por medio de estas cinco acciones, Jesús ya cumplió la profecía de Isaías. Realizando nuestra liberación, nos anuncia que Dios se acerca a nuestra pobreza, nos redime del mal, ilumina nuestros ojos, quiebra el yugo de la opresión y nos hace entrar en el júbilo de un tiempo y de una historia en los que Él se hace presente, para caminar con nosotros y conducirnos a la vida eterna. La salvación que Él nos da todavía no está realizada plenamente, lo sabemos; y sin embargo guerras, injusticias, dolor y muerte no tendrán la última palabra. El Evangelio, en efecto, es palabra viva y segura, que nunca defrauda. El Evangelio no defrauda jamás.


Hermanos y hermanas, en el domingo dedicado de manera especial a la Palabra de Dios, agradecemos al Padre por habernos dado su Verbo, hecho hombre para la salvación del mundo. Este es el acontecimiento del que hablan todas las Escrituras, que tienen como verdaderos autores a los hombres y al Espíritu Santo (cf. Conc. Vat. II, Const. dogm. Dei Verbum, 11). Toda la Biblia hace memoria de Cristo y de su obra y el Espíritu la actualiza en nuestra vida y en la historia. Cuando nosotros leemos las Escrituras, cuando oramos con ellas y las estudiamos, no recibimos sólo informaciones sobre Dios, sino que acogemos el Espíritu que nos recuerda todo lo que Jesús ha dicho y ha hecho (cf. Jn 14,26). De ese modo, nuestro corazón, inflamado por la fe, aguarda en la esperanza la llegada del Reino de Dios.Hermanos, hermanas, necesitamos estar más acostumbrados a leer las Escrituras. Me gusta recomendar que cada uno tenga un pequeño Evangelio, un pequeño Nuevo Testamento de bolsillo, y lo lleve en el bolso, siempre consigo, para sacarlo durante el día y leerlo. Un pasaje, dos pasajes … Y así, durante el día, tenemos contacto con el Señor. Un Evangelio pequeñito es suficiente.

Respondamos con entusiasmo al gozoso anuncio de Cristo. El Señor, en efecto, no nos ha hablado como a oyentes mudos, sino como a testigos, llamándonos a evangelizar en todo tiempo y en todo lugar. Hoy han venido aquí cuarenta hermanos y hermanas de diversas partes del mundo para recibir el ministerio del lectorado. Gracias. Se lo agradecemos y rezamos por ellos. Rezamos por todos ustedes. Comprometámonos todos a llevar la buena noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos, a dar la vista a los ciegos y a proclamar un año de gracia del Señor. Entonces sí, hermanas y hermanos, transformaremos el mundo conforme a la voluntad de Dios, que lo ha creado y redimido por amor. Muchas gracias.

Francisco



Fotos: Vatican Media, 26-1-2025

Papa Francisco en el Ángelus, 26-1-2025: «Estamos llamados a reconocer en Jesús al Hijo de Dios, nuestro Salvador, portador de un anuncio de salvación que nadie más puede darnos»

* «Probemos a preguntarnos: ¿advertimos la autoridad única con la que habla Jesús de Nazaret? Y yo, ¿me siento necesitado de esta salvación? ¿Siento que, de algún modo, yo también soy pobre, prisionero, ciego, oprimido? ¡Entonces, solo entonces, el “año de gracia” será también para mí!»   

   

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «Renuevo el llamamiento a las partes en guerra en Sudán para que cesen las hostilidades y acepten sentarse a una mesa de negociación. Exhorto a la comunidad internacional a que haga todo lo posible para hacer llegar las ayudas humanitarias necesarias a los desplazados, y para ayudar a los beligerantes a encontrar pronto caminos hacia la paz. Veo con preocupación la situación en Colombia, especialmente en la región de Catatumbo, donde los enfrentamientos entre grupos armados han provocado numerosas víctimas civiles y más de 30.000 desplazados. Les expreso mi cercanía y rezo por ello» 

26 de enero de 2025.- (Camino Católico) “Las palabras de Jesús nos interpelan; también nosotros estamos llamados a reconocer en Él al Hijo de Dios, a nuestro Salvador. ¿Reconocemos que Él es portador de un anuncio de salvación que nadie más puede darnos?” ha dicho el Papa Francisco antes de rezar el Ángelus en la plaza de San Pedro, ante miles de fieles y peregrinos.

Al final del Ángelus, el Santo Padre pide, en vísperas del Día de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto, que el Holocausto de millones de judíos nunca sea olvidado. Recuerda luego a los enfermos de lepra, en la Jornada mundial dedicada a ellos que se celebra este domingo. También, el saludo a los participantes en el Jubileo de la Comunicación: “Sean narradores de esperanza”. Por último, un niño de Acción Católica, de las parroquias y de las escuelas católicas de Roma, se asomó a la ventana junto al Santo Padre para hacer un llamamiento a la paz y que se “silencien las armas”. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

PAPA FRANCISCO

ÁNGELUS

Plaza de San Pedro
Domingo, 26 de enero de 2025

Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!:

El evangelista Lucas nos presenta este domingo a Jesús en la sinagoga de Nazaret, el pueblo donde creció. Jesús lee el pasaje del profeta Isaías que anuncia la misión evangelizadora y liberadora del Mesías, y luego, en medio del silencio general, dice: «Hoy se ha cumplido esta Escritura» (cfr. Lc 4,21).

Imaginemos la sorpresa y el desconcierto de los conciudadanos de Jesús, que lo conocían como el hijo del carpintero José y que nunca hubieran pensado que Él pudiera presentarse como el Mesías. Hubo desconcierto. Y, sin embargo, sucede precisamente esto: Jesús proclama que, con su presencia, ha llegado «el año de gracia del Señor» (v. 19). Es un feliz anuncio para todos, especialmente para los pobres, los prisioneros, los ciegos, los oprimidos; así dice el Evangelio (cfr. v. 18).

Aquel día, en Nazaret, Jesús puso a sus interlocutores ante una elección sobre su identidad y su misión. En la sinagoga, nadie pudo dejar de preguntarse: ¿Él es solamente el hijo del carpintero que se atribuye un papel que no le corresponde, o es verdaderamente el Mesías, enviado para salvar al pueblo del pecado?

El evangelista nos dice que los nazarenos no consiguieron reconocer en Jesús al consagrado del Señor. Creían conocerlo demasiado bien, y eso, en lugar de facilitar la apertura de sus mentes y de sus corazones, los bloqueó, como un velo que oscurece la luz.  

Hermanos y hermanas, este acontecimiento, con las debidas analogías, nos sucede también hoy a nosotros. La presencia y las palabras de Jesús nos interpelan; también nosotros estamos llamados a reconocer en Él al Hijo de Dios, a nuestro Salvador. Pero puede sucedernos, como sucedió entonces a sus compaisanos, que creamos que ya lo conocemos, que ya sabemos todo de Él: hemos crecido con Él en la escuela, en la parroquia, en el catecismo, en un país de cultura católica… Y, de este modo, también para nosotros es una Persona cercana, es más, “demasiado” cercana.

Pero probemos a preguntarnos: ¿advertimos la autoridad única con la que habla Jesús de Nazaret? ¿Reconocemos que Él es portador de un anuncio de salvación que nadie más puede darnos? Y yo, ¿me siento necesitado de esta salvación? ¿Siento que, de algún modo, yo también soy pobre, prisionero, ciego, oprimido? ¡Entonces, solo entonces, el “año de gracia” será también para mí!

Dirijámonos con confianza a María, Madre de Dios y Madre nuestra, para que nos ayude a reconocer a Jesús.

Oración del Ángelus:                         


Angelus Dómini nuntiávit Mariæ.

Et concépit de Spíritu Sancto.

Ave Maria…


Ecce ancílla Dómini.

Fiat mihi secúndum verbum tuum.

Ave Maria…


Et Verbum caro factum est.

Et habitávit in nobis.

Ave Maria…


Ora pro nobis, sancta Dei génetrix.

Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.


Orémus.

Grátiam tuam, quǽsumus, Dómine,

méntibus nostris infunde;

ut qui, Ángelo nuntiánte, Christi Fílii tui incarnatiónem cognóvimus, per passiónem eius et crucem, ad resurrectiónis glóriam perducámur. Per eúndem Christum Dóminum nostrum.


Amen.


Gloria Patri… (ter)

Requiem aeternam…


Benedictio Apostolica seu Papalis


Dominus vobiscum.Et cum spiritu tuo.

Sit nomen Benedicat vos omnipotens Deus,

Pa ter, et Fi lius, et Spiritus Sanctus.


Amen.



Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:


Queridos hermanos y hermanas:


El conflicto actual en Sudán, iniciado en abril de 2023, está provocando la crisis humanitaria más grave del mundo, con consecuencias dramáticas también en Sudán del Sur. Deseo manifestar mi cercanía a las poblaciones de ambos países, y las invito a la fraternidad, a la solidaridad, a evitar cualquier tipo de violencia y a no dejarse instrumentalizar. Renuevo el llamamiento a las partes en guerra en Sudán para que cesen las hostilidades y acepten sentarse a una mesa de negociación. Exhorto a la comunidad internacional a que haga todo lo posible para hacer llegar las ayudas humanitarias necesarias a los desplazados, y para ayudar a los beligerantes a encontrar pronto caminos hacia la paz.


Veo con preocupación la situación en Colombia, especialmente en la región de Catatumbo, donde los enfrentamientos entre grupos armados han provocado numerosas víctimas civiles y más de 30.000 desplazados. Les expreso mi cercanía y rezo por ellos.


Hoy se celebra la Jornada mundial de los Enfermos de Lepra. Animo a todos los que operan en favor de los afectados por esta enfermedad a proseguir en su compromiso, y a que ayuden a quienes sanan a reincorporarse a la sociedad. ¡Que no sean marginados!


Mañana se celebra la Jornada Internacional de Conmemoración en memoria de las víctimas del Holocausto: han pasado ochenta años desde la liberación del campo de concentración de Auschwitz. El horror del exterminio de millones de personas hebreas y de otras fes que tuvo lugar en aquellos años no se puede olvidar ni negar. Recuerdo a la poetisa húngara Edith Bruck, que vive en Roma. Ella sufrió todo esto. Hoy, si lo desean, pueden escucharla en el programa “Che tempo che fa” [Qué tiempo hace]. Es una gran mujer. Recordemos también a los muchos cristianos, entre ellos numerosos mártires. Renuevo mi llamamiento para que todos colaboren a debelar la lacra del antisemitismo y cualquier forma de discriminación y de persecución religiosa. Construyamos juntos un mundo más fraternal, más justo, educando a los jóvenes a tener un corazón abierto a todos, en la lógica de la fraternidad, del perdón y de la paz.


Y los saludo a todos ustedes, provenientes de Italia y de muchas partes del mundo; saludo especialmente a los periodistas y a los operadores de la comunicación que han vivido en estos días su Jubileo: los exhorto a ser siempre narradores de esperanza.


Saludo a los polacos, especialmente a los de Zabno; a los alumnos del Instituto Zurbarán de Badajoz (España), a los fieles de Siquirres (Costa Rica), al grupo de chicas quinceañeras de Panamá.


Saludo a los peregrinos de la Unidad Pastoral de Busto Garolfo y Olcella, de la archidiócesis de Milán.


Y los acojo con alegría a ustedes, chicos y chicas de la Acción Católica, de las parroquias y de las escuelas católicas de Roma. Han venido al término de la “Caravana de la Paz”, durante la que han reflexionado sobre la presencia de Jesús en sus vidas, testimoniando a sus coetáneos la belleza de la acogida y de la fraternidad. Y ahora, escuchemos a estos muchachos, que quieren decirnos algunas cosas… ¡Adelante! ¡Fuerte!

 



[lectura del mensaje]


Ahora él [el chico que lee] ha dicho una palabra muy hermosa [el muchacho la relee: “Así lograrían hacer callar las armas”]. ¡El chico es bueno! Saluden de mi parte a todos los chicos y chicas.


Deseo a todos un feliz domingo. Y, por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta la vista!



Francisco


Fotos: Vatican Media, 26-1-2025

Santa Misa, presidida por el Papa Francisco, de hoy, Domingo de la Palabra de Dios, 26-1-2025

Foto: Vatican Media, 26-1-2025

26 de enero de 2025.- (Camino Católico)  Este 26 de enero, el Santo Padre ha presidido en la Basílica de San Pedro, la Santa Misa en el Domingo de la Palabra de Dios, en el cual ha instituido a 40 nuevos lectores de diferentes partes del mundo y con la cual se ha concluido el Jubileo del Mundo de la Comunicación. El Pontífice ha afirmado en su homilía que “la Palabra de Dios está viva; camina con nosotros a través de los siglos y actúa en la historia por el poder del Espíritu Santo”. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha toda la celebración.

Homilía de Mons. Francisco César García Magán, obispo auxiliar de Toledo, y lecturas de la Misa de hoy, III Domingo de Tiempo Ordinario, 26-1-2025

26 de enero de 2025.-  (Camino Católico) Homilía de  Mons. Francisco César García Magán, obispo auxiliar de Toledo, y lecturas de la Misa de hoy, III Domingo de Tiempo Ordinario, emitida por 13 TV desde la Catedral de Toledo.

Santa Misa de hoy, III domingo de Tiempo Ordinario, en la catedral de Toledo, 26-1-2025

26 de enero de 2025.-  (Camino Católico)  Celebración de la Santa Misa de hoy, III Domingo de Tiempo Ordinario, presidida por Mons. Francisco César García Magán, obispo auxiliar de Toledo, emitida por 13 TV desde la Catedral de Toledo.

Misterios Gloriosos del Santo Rosario desde el Santuario de Lourdes, 26-1-2025

26 de enero de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gloriosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy domingo, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdesen el que se intercede por el mundo entero.

Palabra de Vida 26/1/2025: «Hoy se ha cumplido esta Escritura» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 26 de enero de 2025, domingo de la 3ª semana de Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Lucas 1, 1-4; 4, 14-21:

Ilustre Teófilo:

Puesto que muchos han emprendido la tarea de componer un relato de los hechos que se han cumplido entre nosotros, como nos los transmitieron los que fueron desde el principio testigos oculares y servidores de la palabra, también yo después he resuelto escribírtelos por su orden, después de investigarlo todo diligentemente desde el principio, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.

En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo alababan.

Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:

«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; para proclamar el año de gracia del Señor».

Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que le ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él.

Y él comenzó a decirles:

«Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».

Homilía del evangelio del domingo: La fundamental verdad histórica de los Evangelios es lo que experimentamos cada vez que somos alcanzados por una palabra de Cristo / Por Cardenal Ranieroessa, OFM Cap.

* «Los Evangelios no son libros históricos en el sentido moderno de un relato lo más despegado y neutral posible de los hechos ocurridos. Pero son históricos en el sentido de que lo que nos transmiten refleja en la sustancia lo sucedido»

¿Son los evangelios relatos históricos? 

Domingo III del tiempo ordinario – C

Nehemías 8, 2-4a.5-6.8-10  /  Salmo 18  /  1Corintios 12, 12-30  /  San Lucas 1, 1-4;4,14-21


Cardenal Raniero Cantalamessa, OFM Cap. / Camino Católico.- Antes de empezar el relato de la vida de Jesús, el evangelista Lucas explica los criterios que le han guiado. Asegura que refiere hechos transmitidos por testigos oculares, verificados por él mismo con «comprobaciones exactas» para que quien lee pueda darse cuenta de la solidez de las enseñanzas contenidas en el Evangelio. Esto nos ofrece la ocasión de ocuparnos del problema de la historicidad de los Evangelios.

Hasta hace algún siglo, no se mostraba entre la gente el sentido crítico. Se tomaba por históricamente ocurrido todo lo que era referido. En los últimos dos o tres siglos nació el sentido histórico por el cual, antes de creer en un hecho del pasado, se somete a un atento examen crítico para comprobar su veracidad. Esta exigencia ha sido aplicada también a los Evangelios.

Resumamos las diversas etapas que la vida y la enseñanza de Jesús atravesaron antes de llegar a nosotros.

Primera fase: vida terrena de Jesús. Jesús no escribió nada, pero en su predicación utilizó algunos recursos comunes a las culturas antiguas, los cuales facilitaban mucho retener un texto de memoria: frases breves, paralelismos y antítesis, repeticiones rítmicas, imágenes, parábolas... Pensemos en frases del Evangelio como: «Los últimos serán los primeros y los primeros los últimos», «Ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición...; estrecha la entrada y angosto el camino que lleva a la Vida» (Mt 7,1314). Frases como éstas, una vez escuchadas, hasta la gente de hoy difícilmente las olvida. El hecho, por lo tanto, de que Jesús no haya escrito Él mismo los Evangelios no significa que las palabras en ellos referidas no sean suyas. Al no poder imprimir las palabras en papel, los hombres de la antigüedad las fijaban en la mente.

Segunda fase: predicación oral de los apóstoles. Después de la resurrección, los apóstoles comenzaron inmediatamente a anunciar a todos la vida y las palabras de Cristo, teniendo en cuenta las necesidades y las circunstancias de los diversos oyentes. Su objetivo no era el de hacer historia, sino llevar a la gente a la fe. Con la comprensión más clara que ahora tenemos de esto, ellos fueron capaces de transmitir a los demás lo que Jesús había dicho y hecho, adaptándolo a las necesidades de aquellos a quienes se dirigían.

Tercera fase: los Evangelios escritos. Una treintena de años después de la muerte de Jesús, algunos autores comenzaron a poner por escrito esta predicación que les había llegado por vía oral. Nacieron así los cuatro Evangelios que conocemos. De las muchas cosas llegadas hasta ellos, los evangelistas eligieron algunas, resumieron otras y explicaron finalmente otras, para adaptarlas a las necesidades del momento de las comunidades para las que escribían. La necesidad de adaptar las palabras de Jesús a las exigencias nuevas y distintas influyó en el orden con el que se relatan los hechos en los cuatro Evangelios, en la diversa colocación e importancia que revisten, pero no alteró la verdad fundamental de ellos.

Que los evangelistas tuvieran, en la medida de lo posible en aquel tiempo, una preocupación histórica y no sólo edificante, lo demuestra la precisión con la que sitúan el acontecimiento de Cristo en el espacio y el tiempo. Poco más adelante, Lucas nos proporciona todas las coordenadas políticas y geográficas del inicio del ministerio público de Jesús (Lc 3,1-2).

En conclusión, los Evangelios no son libros históricos en el sentido moderno de un relato lo más despegado y neutral posible de los hechos ocurridos. Pero son históricos en el sentido de que lo que nos transmiten refleja en la sustancia lo sucedido.

Pero el argumento más convincente a favor de la fundamental verdad histórica de los Evangelios es lo que experimentamos dentro de nosotros cada vez que somos alcanzados en profundidad por una palabra de Cristo. ¿Qué otra palabra, antigua o nueva, jamás ha tenido el mismo poder?

Cardenal Raniero Cantalamessa, OFM Cap.

Evangelio

Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra, he decidido yo también, después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden, ilustre Teófilo, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.

Jesús volvió a Galilea por la fuerza del Espíritu, y su fama se extendió por toda la región. Él iba enseñando en sus sinagogas, alabado por todos. Vino a Nazaret, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el sábado, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: 

«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor». 

Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en Él. Comenzó, pues, a decirles: 

«Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy».

San Lucas 1, 1-4;4,14-21