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martes, 16 de diciembre de 2025

Misterios Dolorosos del Santo Rosario, desde el Santuario de Lourdes, 16-12-2025

16 de diciembre de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Dolorosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, martes, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero.

Palabra de Vida 16/12/2025: «Vino Juan y los pecadores le creyeron» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 16 de diciembre de 2025, martes de la 3ª semana de Adviento, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Mateo 21, 28-32:

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:

«¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: «Hijo, ve hoy a trabajar en la viña.» Él le contestó: «No quiero.» Pero después se arrepintió y fue.

Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: «Voy, señor». Pero no fue.

¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?»

Contestaron:

«El primero».

Jesús les dijo:

«En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis».

Adoración Eucarística con el P. José Aurelio Martín en la Basílica de la Concepción de Madrid, 16-12-2025

16 de diciembre de 2025.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. José Aurelio Martín Jiménez, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Que nuestra alegría sea humilde, silenciosa, para que, cuando el Señor llegue, nos encuentre despiertos, confiados y disponibles / Por P. Carlos García Malo

 


lunes, 15 de diciembre de 2025

Homilía del P. Carmelo Donoso y lecturas de la Misa de hoy, lunes de la 3ª semana de Adviento, 15-12-2025

15 de diciembre de 2025.- (Camino Católico) Homilía del P. Carmelo Donoso y lecturas de la Santa Misa de hoy, lunes de la 3ª semana de Adviento, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Santa Misa de hoy, lunes de la 3ª semana de Adviento, 15-12-2025

15 de diciembre de 2025.- (Camino Católico) Celebración de la Santa Misa de hoy, lunes de la 3ª semana de Adviento, presidida por el P. Carmelo Donoso, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.

Misterios Gozosos del Santo Rosario, desde el Santuario de Lourdes, 15-12-2025

15 de diciembre de 2025.- (Camino Católico).- Rezo de los Misterios Gozosos del Santo Rosario, correspondientes a hoy, lunes, desde la Gruta de Massabielle, en el Santuario de Lourdes, en el que se intercede por el mundo entero. 

Palabra de Vida 15/12/2025: «El bautismo de Juan ¿de dónde venía?» / Por P. Jesús Higueras

Camino Católico.- Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 15 de diciembre de 2025, lunes de la 3ª semana de Adviento, presentado por el padre Jesús Higueras en el que comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Mateo 21, 23-27:

En aquel tiempo, Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle:

«¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?».

Jesús les replicó:

«Os voy a hacer yo también una pregunta; si me la contestáis, os diré yo también con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?».

Ellos se pusieron a deliberar:

«Si decimos “del cielo”, nos dirá: “¿Por qué no le habéis creído?”. Si le decimos “de los hombres”, tememos a la gente; porque todos tienen a Juan por profeta».

Y respondieron a Jesús:

«No sabemos».

Él, por su parte, les dijo:

«Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».

Adoración Eucarística con el P. José Aurelio Martín en la Basílica de la Concepción de Madrid, 15-12-2025

15 de diciembre de 2025.- (Camino Católico) Adoración al Santísimo Sacramento con el P. José Aurelio Martín Jiménez, emitida por 13 TV desde la Basílica de la Concepción de Madrid.


La preparación para la Navidad consiste en perseverar en el bien, en la paciencia y en la confianza, dejando que la luz de Cristo ilumine incluso lo pequeño y lo oculto / Por P. Carlos García Malo

 


domingo, 14 de diciembre de 2025

Papa León XIV en homilía, 14-12-2025: «¡Que nadie se pierda; Que todos se salven! Es lo que quiere nuestro Dios, es su Reino; Al acercarse la Navidad, lo queremos abrazar perseverantes y llenos de confianza»

* «El Jubileo es una llamada a la conversión y, precisamente por eso, es motivo de esperanza y alegría. Por eso es importante contemplar ante todo a Jesús, a su humanidad, a su Reino, en el que ‘los ciegos ven y los paralíticos caminan; [...] y la Buena Noticia es anunciada a los pobres’ (Mt 11,5), recordando que, si bien a veces estos milagros se producen gracias a intervenciones extraordinarias de Dios, con mayor frecuencia se nos confían a nosotros, a nuestra compasión, a nuestra atención, a la sabiduría y a la responsabilidad de nuestras comunidades e instituciones»

Vídeo de la transmisión en directo de Vatican News, traducido al español, con la homilía del Papa León XIV 

* «Queridos hermanos, la tarea que el Señor les confía —a todos ustedes, reclusos y responsables del mundo penitenciario— no es fácil. Los problemas que hay que afrontar son muchos. Pensemos en el hacinamiento, en el compromiso aún insuficiente para garantizar programas educativos estables de recuperación y oportunidades de trabajo. Y no olvidemos, a nivel más personal, el peso del pasado, las heridas que hay que curar en el cuerpo y en el corazón, las desilusiones, la infinita paciencia que se necesita, consigo mismo y con los demás, cuando se emprenden caminos de conversión, y la tentación de rendirse o de no perdonar más» 

14 de diciembre de 2025.- (Camino Católico)  “¡Que nadie se pierda! ¡Que todos se salven! Esto es lo que quiere nuestro Dios, este es su Reino, este es el objetivo de su acción en el mundo. Al acercarse la Navidad, queremos abrazar también nosotros, aún con más fuerza, su sueño, perseverantes en nuestro compromiso (cf. St 5,8) y llenos de confianza”, ha subrayado el Papa León XIV en su homilía al presidir la Santa Misa en la Basílica de San Pedro con motivo del Jubileo del mundo penitenciario, concluyendo con éste los grandes eventos del Año Santo. 5.500 fieles han estado presentes en la basílica papal y 2.500, que en la plaza lo han visto por las pantallas.

León XIV ha reconocido las dificultades de la vida en prisión y el desafío que representa mantener la fe y la perseverancia frente a las adversidades: “Es verdad, la cárcel es un entorno difícil y hasta las mejores intenciones pueden encontrar muchos obstáculos. Precisamente por eso, no hay que cansarse, desanimarse o retroceder, sino seguir adelante con tenacidad, valentía y espíritu de colaboración”.



Pero, al mismo tiempo, recuerda que la justicia auténtica busca la reparación y la reconciliación más que el castigo exclusivo: “Son muchos los que aún no comprenden que hay que levantarse de toda caída, que ningún ser humano coincide con lo que ha hecho y que la justicia es siempre un proceso de reparación y reconciliación”. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la homilía del Papa, cuyo texto íntegro es el siguiente:



JUBILEO DE LOS PRESOS

SANTA MISA


HOMILÍA DEL SANTO PADRE LEÓN XIV


Basílica de San Pedro

III Domingo de Adviento, 14 de diciembre de 2025


Queridos hermanos y hermanas, celebramos hoy el Jubileo de la esperanza para el mundo carcelario, para los presos y para todos aquellos que se ocupan de la realidad penitenciaria. Con una elección llena de significado, lo hacemos en el tercer domingo de Adviento, que la liturgia define como “¡Gaudete!”, por las palabras con las que comienza la antífona de entrada de la Santa Misa (cf. Flp 4,4). En el año litúrgico, este es el domingo “de la alegría”, que nos recuerda la dimensión luminosa de la espera: la confianza en que algo bello, y gozoso sucederá.

A este respecto, el 26 de diciembre del año pasado, el Papa Francisco, al abrir la Puerta Santa en la iglesia del Padre nuestro, en el centro de detención de Rebibbia, lanzó una invitación a todos: «Dos cosas les digo —afirmó—. Primero: la cuerda en la mano, con el ancla de la esperanza. Segundo: abrir de par en par las puertas del corazón». Refiriéndose a la imagen de un ancla lanzada hacia la eternidad, más allá de cualquier barrera de espacio y tiempo (cf. Hb 6,17-20), nos invitaba a mantener viva la fe en la vida que nos espera y a creer siempre en la posibilidad de un futuro mejor. Al mismo tiempo, sin embargo, nos exhortaba a ser, con corazón generoso, agentes de justicia y caridad en los ambientes en los que vivimos.

A medida que se acerca la conclusión del Año Jubilar, debemos reconocer que, a pesar del compromiso de muchos, también en el mundo penitenciario queda aún mucho por hacer en este sentido, y las palabras del profeta Isaías que hemos escuchado —«Volverán los rescatados por el Señor; y entrarán en Sion con gritos de júbilo» (Is 35,10)— nos recuerdan que Dios es quien redime, quien libera, y este mensaje resuena como una misión importante y exigente para todos nosotros. Es verdad, la cárcel es un entorno difícil y hasta las mejores intenciones pueden encontrar muchos obstáculos. Precisamente por eso, no hay que cansarse, desanimarse o retroceder, sino seguir adelante con tenacidad, valentía y espíritu de colaboración. De hecho, son muchos los que aún no comprenden que hay que levantarse de toda caída, que ningún ser humano coincide con lo que ha hecho y que la justicia es siempre un proceso de reparación y reconciliación.

Sin embargo, cuando se conservan, incluso en condiciones difíciles, la belleza de los sentimientos, la sensibilidad, la atención a las necesidades de los demás, el respeto, la capacidad de misericordia y perdón, entonces, del duro terreno del sufrimiento y el pecado brotan flores maravillosas e incluso entre los muros de las prisiones maduran gestos, proyectos y encuentros extraordinarios en su humanidad. Se trata de un trabajo sobre los propios sentimientos y pensamientos, necesario para las personas privadas de libertad, pero antes aún para quienes tienen la gran responsabilidad de representar ante ellos y para ellos la justicia. El Jubileo es una llamada a la conversión y, precisamente por eso, es motivo de esperanza y alegría.

Por eso es importante contemplar ante todo a Jesús, a su humanidad, a su Reino, en el que «los ciegos ven y los paralíticos caminan; [...] y la Buena Noticia es anunciada a los pobres» (Mt 11,5), recordando que, si bien a veces estos milagros se producen gracias a intervenciones extraordinarias de Dios, con mayor frecuencia se nos confían a nosotros, a nuestra compasión, a nuestra atención, a la sabiduría y a la responsabilidad de nuestras comunidades e instituciones.

Y esto nos lleva a otra dimensión de la profecía que hemos escuchado: el compromiso de promover en todos los ámbitos —y hoy subrayamos especialmente en las cárceles— una civilización fundada en nuevos criterios y, en última instancia, en la caridad, como decía san Pablo VI al cerrar el Año Jubilar de 1975: “Esta —la caridad— querría ser, especialmente en el plano de la vida pública, […] el principio de la nueva hora de gracia y de buena voluntad que el calendario de la historia abre ante nosotros: ¡la civilización del amor!” (cf. Catequesis, 31 diciembre 1975).

Con este propósito, el Papa Francisco deseaba, en particular, que durante el Año Santo se concedieran también «formas de amnistía o de condonación de la pena orientadas a ayudar a las personas para que recuperen la confianza en sí mismas y en la sociedad» (Bula Spes non confundit, 10) y a todos ofrecerles oportunidades reales de reinserción (cf. ibíd.). Confío en que en muchos países se dé cumplimiento a su deseo. El Jubileo, como sabemos, en su origen bíblico era precisamente un año de gracia en el que, de muchas maneras, a todos se les ofrecía la posibilidad de empezar de nuevo (cf. Lv 25,8-10).

El Evangelio que hemos escuchado también nos habla de esto. Juan el Bautista, mientras predicaba y bautizaba, invitaba al pueblo a convertirse y a cruzar de nuevo, simbólicamente, el río, como en tiempos de Josué (cf. Jos 3,17), para tomar posesión de la nueva “tierra prometida”, es decir, de un corazón reconciliado con Dios y con los hermanos. Y es elocuente, en este sentido, su figura de profeta: era recto, austero, franco hasta el punto de ser encarcelado por la valentía de sus palabras —no era «una caña agitada por el viento» (Mt 11,7)―; y, sin embargo, al mismo tiempo era rico en misericordia y comprensión hacia quienes, sinceramente arrepentidos, se esforzaban por cambiar (cf. Lc 3,10-14).

San Agustín, al respecto, en su famoso comentario al episodio evangélico de la adúltera perdonada (cf. Jn 8,1-11), concluye diciendo: «marchándose uno tras otro […], quedaron solos la mísera y la misericordia. Y el Señor le dice: […] vete y en adelante no peques más» (Sermón 302, 14).

Queridos hermanos, la tarea que el Señor les confía —a todos ustedes, reclusos y responsables del mundo penitenciario— no es fácil. Los problemas que hay que afrontar son muchos. Pensemos en el hacinamiento, en el compromiso aún insuficiente para garantizar programas educativos estables de recuperación y oportunidades de trabajo. Y no olvidemos, a nivel más personal, el peso del pasado, las heridas que hay que curar en el cuerpo y en el corazón, las desilusiones, la infinita paciencia que se necesita, consigo mismo y con los demás, cuando se emprenden caminos de conversión, y la tentación de rendirse o de no perdonar más. Sin embargo, el Señor, más allá de todo, sigue repitiéndonos que sólo hay una cosa importante: que nadie se pierda (cf. Jn 6,39) y «que todos se salven» (1 Tm 2,4).

¡Que nadie se pierda! ¡Que todos se salven! Esto es lo que quiere nuestro Dios, este es su Reino, este es el objetivo de su acción en el mundo. Al acercarse la Navidad, queremos abrazar también nosotros, aún con más fuerza, su sueño, perseverantes en nuestro compromiso (cf. St 5,8) y llenos de confianza. Porque sabemos que, incluso ante los desafíos más grandes, no estamos solos: el Señor está cerca (cf. Flp 4,5), camina con nosotros y, con Él a nuestro lado, siempre sucederá algo maravilloso y alborozador.

PAPA LEÓN XIV









Fotos: Vatican Media, 14-12-2025