Lo dicen los oncólogos: el uso del diagnóstico preimplantacional supone riesgos para la mujer y el bebé puede sufrir alteraciones genéticas o desarrollar otros tumores
28 de abril de 2009.- Los padres que quieran recurrir al Diagnóstico Genético Preimplantacional (DGP) para gestar hijos libres de cáncer deben saber que los bebés nacidos por fecundación in vitro “presentan el doble de riesgo de sufrir alteraciones genéticas y no genéticas en el primer año de vida que los concebidos de forma natural”. Lo asegura el profesor de Genética de la Universidad Pompeu Fabra y coordinador de la Unidad Molecular y Genética del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona, Luis Pérez Jurado.
(Forum Libertas) Además, el tratamiento “implica administrar una terapia de estimulación hormonal. Si la portadora de la mutación (BRCA, asociada al cáncer) es la mujer, no sabemos qué consecuencias podría tener sobre su propio riesgo de enfermar”, añade Joan Brunet, coordinador del grupo de Cáncer hereditario de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
Los oncólogos piden prudencia
Según información del diario El Mundo, estos dos expertos oncólogos advierten de que hay que realizar un uso “prudente e individualizado” del DGP para intentar librar a los bebés de cáncer, siempre haciendo un riguroso estudio genético y sin descartar la posibilidad de otras alternativas.
También hacen una clara distinción entre el caso de algunos raros síndromes tumorales hereditarios, que implican un 100% de riesgo de transmisión a la descendencia y los casos como el del cáncer de mama.
Joan Brunet señala que los tumores asociados a mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2 representan cerca del 5% de todos los de mama, que son alrededor de 16.000 al año en España. Al mismo tiempo, la presencia de esta alteración genética, transmisible a los hijos, se asocia a un riesgo de entre el 30% y el 70% de desarrollar un proceso canceroso.
Asimismo, la severidad de este peligro es variable y mientras en algunas ocasiones se muestra de forma clara, en otras la incidencia de la mutación es menos agresiva.“Que la madre o la tía de una mujer afectada de tumor de mama lo sufrieran también no significa necesariamente que la enfermedad vaya a ser hereditaria”, destaca el coordinador de la SEOM.
Es por eso que los expertos aconsejan “obtener un diagnóstico correcto” y que los portadores de la mutación BRCA “discutan la cuestión reproductiva” para valorar otras medidas preventivas y terapéuticas.
Desarrollar otros tumores
“Este paso previo debería ser imprescindible porque se pueden generar falsas expectativas. Hay que evitar tomar decisiones precipitadas”, advierte Brunet. También insiste en que “hay que explicar muy bien cuáles son las posibilidades reales de lograr un embarazo”, así como de que evitar la transmisión de las mutaciones en los genes BRCA no garantiza que el bebé no desarrolle otro tipo de tumores, incluyendo uno de mama.
En ese sentido, el pasado mes de marzo, el presidente de la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida, Augusto Silva, calificó de “casi un milagro” el diagnóstico genético preimplantatorio y que se viene realizando a pesar de la destrucción sistemática de embriones que comporta dicha práctica. La prueba, según fuentes del Ministerio de Sanidad, es que de entre los nueve casos aprobados por la comisión, el último ha sido el único en tener éxito desde que en 2006 se hizo efectiva la ley que regula el diagnóstico genético preimplantatorio (DGP).
El caso hace referencia a Andrés, un niño que padecía la enfermedad de beta-talasemia mayor (anemia grave congénita) y que ha sanado gracias a la sangre del cordón umbilical donada por su hermano Javier.
En declaraciones que publicó La Vanguardia, Silva señaló que la técnica del DPG es algo “muy, muy complejo” como lo demuestran las ocho de las nueve familias que no pudieron curar a sus hijos a través de esta técnica en España. Por lo que se desprende que la mayoría de los casos fracasan y se destruyen embriones sin necesidad.
Según apuntó la cabecera catalana deberían extraerse como mínimo diez embriones, de los cuales seguramente sólo cinco estén sanos –no porten la enfermedad hereditaria- y sólo uno sea compatible con el hermano. La técnica, sujeta posteriormente a nuevos condicionantes difícilmente superables, demuestra el despilfarro de embriones y por lo tanto de vidas humanas en gestación que se eliminan.
El primer caso que se realizó utilizando esta técnica de seleccionar un hijo para curar a otro fue en Estados Unidos el año 2000.
“Eso no es curar”
Por otra parte, el secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Juan Antonio Martínez Camino, denunció el pasado viernes, 24 de abril, que la selección embrionaria no deja de ser una “técnica eugenésica”.
“Esa técnica elimina a los enfermos y deja vivir a los sanos y eso no es curar”, dijo Martínez Camino, quien añadió que “por su amor a los enfermos, la Iglesia no puede estar de acuerdo con esas técnicas que eliminan a los enfermos”.
“No son técnicas curativas, sino eugenésicas; ésa es la realidad y lo demás es propaganda; no se curará a nadie, porque ya está sano; se deja nacer a los sanos y se elimina a los enfermos”, insistió.
Martínez Camino añadió que la Iglesia “desea que se curen las enfermedades concretas de cada persona y de que se alivien sus dolores concretos, pero precisamente por eso es necesario ver qué implica esa técnica de selección embrionaria”.
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