“Con 4 ó 5 años, mi hermano el Papa dijo: ‘Voy a ser cardenal’”
23 de abril de 2009.-Georg Ratzinger nació en 1924 en Pleiskirchen cerca del santuario de Altötting. En 1946 ingresó en el seminario de Múnich-Freising con Joseph y juntos fueron ordenados sacerdotes en 1951. En 1964, siendo ya un reconocido músico y compositor, comenzó a dirigir la orquesta de la catedral de Ratisbona y su coro infantil, Los Gorriones, con el que realizó giras por todo el mundo. En 1967 fue nombrado monseñor, en 1976 prelado de honor de Su Santidad y en 1994 protonotario apostólico. Hoy vive en Pentling, donde el actual Papa residió de 1969 a 1977, cuando trabajaba como profesor de Teología Dogmática en la Universidad de Ratisbona. De carácter afable y risueño, hace tiempo dejó de atender a la prensa para hablar de su hermano menor. A sus 85 años, entre otros temas, repasa algunos recuerdos de su vida familiar en exclusiva para ALBA.
(Iván de Vargas - Sara Gallardo / Alba) -Por la biografía de Benedicto XVI, conocemos cómo vivieron los años de la infancia en su familia. Cuéntenoslo desde su propia perspectiva o quizás pueda recordar alguna anécdota familiar.
-Mi hermana lo podría contar mejor. Hemos sido tres hermanos; María, la mayor, que murió repentinamente en 1991, después voy yo y el último fue Joseph, que nació en Marktl am Inn, porque mi padre era jefe de Policía y en esa época le tocó trabajar allí. Mi padre era severo, mi madre bondadosa, y vivíamos sin ningún lujo, ahorrando. Sin embargo, teníamos una vida de familia muy armónica y entrañable.
-¿Cómo era su hermano de niño? ¿Qué cosas le gustaban?
-Él era un niño alegre, que estaba muy a gusto dentro de la familia, era sumamente despierto, comprendía todo rápidamente, era muy inteligente. Le gustaba mucho la Naturaleza -crecimos en un ambiente así-, los animales, las flores…
-Usted y su hermano fueron ordenados sacerdotes juntos…
-Yo me marché antes a la guerra, por lo que interrumpí más tiempo mis estudios, de manera que cuando terminó todo, estábamos los dos en la misma situación, en el segundo curso, cuando debiéramos haber llegado al sexto por entonces. Debido a la situación, nos eximieron de ello, aunque por supuesto tuvimos que recuperar algunos cursos. De este modo coincidimos en nuestra ordenación sacerdotal.
-Yo me marché antes a la guerra, por lo que interrumpí más tiempo mis estudios, de manera que cuando terminó todo, estábamos los dos en la misma situación, en el segundo curso, cuando debiéramos haber llegado al sexto por entonces. Debido a la situación, nos eximieron de ello, aunque por supuesto tuvimos que recuperar algunos cursos. De este modo coincidimos en nuestra ordenación sacerdotal.
-De joven, ¿Joseph apuntaba ya maneras de Papa? ¿Han hablado alguna vez de que pudiera llegar al Pontificado, o se le notaba en algo? ¿Han bromeado sobre eso?
-Eso nunca fue tema de conversación. Lo que sí recuerdo es que cuando tenía ocho años…; no, era más joven, tenía cuatro o cinco, decía: “Voy a ser cardenal” (risas). Esto fue porque vino de visita al pueblo el entonces cardenal Faulhaber para las confirmaciones. La personalidad del cardenal era tan imponente, su presencia tan impactante, que seguramente él se quedó muy impresionado y por eso se le pasó esa idea por la cabeza.
-Al entregarle la ciudadanía honoraria de Castelgandolfo, el Santo Padre ha dicho de usted que no sólo ha sido “un compañero”, sino también un “guía experto”, y “un punto de referencia”.
-Eso es porque soy tres años mayor que él, y como es lógico he vivido antes que él lo que viviría más tarde, en la escuela, etc. Él me ha visto precederle en ese sentido.
-Eso nunca fue tema de conversación. Lo que sí recuerdo es que cuando tenía ocho años…; no, era más joven, tenía cuatro o cinco, decía: “Voy a ser cardenal” (risas). Esto fue porque vino de visita al pueblo el entonces cardenal Faulhaber para las confirmaciones. La personalidad del cardenal era tan imponente, su presencia tan impactante, que seguramente él se quedó muy impresionado y por eso se le pasó esa idea por la cabeza.
-Al entregarle la ciudadanía honoraria de Castelgandolfo, el Santo Padre ha dicho de usted que no sólo ha sido “un compañero”, sino también un “guía experto”, y “un punto de referencia”.
-Eso es porque soy tres años mayor que él, y como es lógico he vivido antes que él lo que viviría más tarde, en la escuela, etc. Él me ha visto precederle en ese sentido.
-Siendo Pontífice, ¿le ha pedido consejo alguna vez?
-No, eso nunca lo ha hecho.
-¿Qué momentos recuerda con mayor cariño en su relación con él?
-Un momento entrañable fue cuando terminó la guerra. Cuando él volvió a casa en 1945, la familia no tenía todavía ninguna noticia mía. Hasta un mes después no pude llegar a reunirme con todos. Fue muy grande la alegría cuando por fin nos vimos de nuevo todos juntos.
-No, eso nunca lo ha hecho.
-¿Qué momentos recuerda con mayor cariño en su relación con él?
-Un momento entrañable fue cuando terminó la guerra. Cuando él volvió a casa en 1945, la familia no tenía todavía ninguna noticia mía. Hasta un mes después no pude llegar a reunirme con todos. Fue muy grande la alegría cuando por fin nos vimos de nuevo todos juntos.
-¿Puedo preguntarle qué siente al ser el hermano del Papa? y ¿cómo es ahora su relación con él?
-Nuestra relación no ha cambiado en nada, es natural y de mucha confianza. Nos da mucha alegría cuando nos vemos, nos llamamos por teléfono de vez en cuando para contarnos qué hay de nuevo.
-Nuestra relación no ha cambiado en nada, es natural y de mucha confianza. Nos da mucha alegría cuando nos vemos, nos llamamos por teléfono de vez en cuando para contarnos qué hay de nuevo.
-¿Le han confundido alguna vez con el Santo Padre?
-Antes sí. Alguna vez me decían: “Acabo de verle”. Ahora ya no me pasa.
-Su hermano, en cuanto Papa, tiene sobre sus hombros un grave peso. ¿Qué podemos hacer para aligerar su carga?
-Vivir según el principio de la fe. Es preciso no dejarse influir por los medios de comunicación, examinar lo que dicen, con cabeza y siendo prudentes, porque los que trabajan en ellos muchas veces no tienen nada que ver con la fe, por eso hace falta espíritu crítico frente a ellos. El Papa es la Cabeza de la Iglesia, el Vicario de Cristo. Es necesario por tanto vivir la fe, vivir de ella, y dejarse corregir por la fe.
-Antes sí. Alguna vez me decían: “Acabo de verle”. Ahora ya no me pasa.
-Su hermano, en cuanto Papa, tiene sobre sus hombros un grave peso. ¿Qué podemos hacer para aligerar su carga?
-Vivir según el principio de la fe. Es preciso no dejarse influir por los medios de comunicación, examinar lo que dicen, con cabeza y siendo prudentes, porque los que trabajan en ellos muchas veces no tienen nada que ver con la fe, por eso hace falta espíritu crítico frente a ellos. El Papa es la Cabeza de la Iglesia, el Vicario de Cristo. Es necesario por tanto vivir la fe, vivir de ella, y dejarse corregir por la fe.
-Estos días se cumplen dos efemérides importantes: el cumpleaños de Joseph Ratzinger y el cuarto aniversario de su elección al Pontificado como Benedicto XVI. ¿Qué le desea en estos momentos?
-Salud, que no tenga impedimentos físicos para llevar a cabo su tarea, su servicio a la Iglesia, y que éste sea fecundo.
-¿Cómo le gusta celebrar los grandes acontecimientos a su hermano?
-Él tiene ahora un deber de servicio a la Iglesia. Es Vicario de Cristo y representante de la Iglesia, eso es lo primero, la alegría personal no es lo importante en esta tarea.
-Nosotros intentaremos hacer crecer el amor al Papa a través de nuestro trabajo periodístico.
-Eso está muy bien, es muy bueno que lo hagan. España es ejemplar en muchas cosas.
-Salud, que no tenga impedimentos físicos para llevar a cabo su tarea, su servicio a la Iglesia, y que éste sea fecundo.
-¿Cómo le gusta celebrar los grandes acontecimientos a su hermano?
-Él tiene ahora un deber de servicio a la Iglesia. Es Vicario de Cristo y representante de la Iglesia, eso es lo primero, la alegría personal no es lo importante en esta tarea.
-Nosotros intentaremos hacer crecer el amor al Papa a través de nuestro trabajo periodístico.
-Eso está muy bien, es muy bueno que lo hagan. España es ejemplar en muchas cosas.
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