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viernes, 24 de abril de 2009

Entrevista a Edward Green, agnóstico, profesor en Harvard y experto en sida
Únicas evidencias científicas para frenar el VIH: fidelidad y abstinencia
Cuando el Papa Benedicto XVI, en su reciente viaje a África, afirmó que la distribución de preservativos como modo de frenar el avance de la epidemia del sida, no sólo no ayudaría a este propósito, sino que, además, sería contraproducente, levantó una polvareda de críticas en todo el mundo, incluso por parte de muchos católicos, que aún hoy se hace sentir. Sin embargo, algunos expertos levantaron la voz para hacer ver que el Papa «podría tener razón»

Éstas fueron las palabras, por ejemplo, de uno de los expertos sobre sida más conocidos en el mundo, Edward Green, director del Departamento de Estudios de Población y Desarrollo de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos. Edward Green se declara agnóstico, pero afirma, después de 35 años de estudios, que las únicas evidencias científicamente demostradas en la prevención del sida son la abstinencia y la fidelidad. Así lo explica en esta esclarecedora entrevista, en exclusiva.

(A. Llamas Palacios / Alfa y Omega) ¿Cree que existen muchos mitos en Occidente acerca del sida en África?
Sí, y trataré sobre ello en mi nuevo libro: Sida e ideología. Estos mitos podrían resumirse en:
«El sida todavía sigue extendiéndose, o al menos incrementándose, en África;/ No puede haber una prevención efectiva del Sida sin disponibilidad de tratamientos antirretrovirales;/ No puede haber una prevención efectiva del sida a menos que la gente se haga la prueba y sepa si es portador del virus;/ Los preservativos previenen el sida;/ El sida se propaga por tener relaciones sexuales sin protección;/ Al menos utilizar condones es mejor que no utilizarlos. Promocionar y publicitar los preservativos no puede hacer daño;/ La mayor parte de los adolescentes africanos ya mantienen relaciones sexuales;/ La mayor parte de los africanos tienen múltiples parejas sexuales, muchas más que los occidentales;/ Promover la abstinencia no es realista, porque los hombres africanos no pueden ser fieles;/ Los africanos son las personas más promiscuas del mundo;/ El matrimonio es peligroso porque los maridos infectan a las esposas con el virus del sida;/ La pobreza es el cauce por el que se expande la epidemia del sida;/ El desequilibrio sexual conduce a la epidemia del sida;/ La falta de educación conduce a la epidemia del sida;/ La guerra civil y, en general, todas las luchas civiles, favorecen la epidemia del sida;/ Las mujeres africanas no pueden hacer nada;/ Utilizar el miedo en los mensajes para motivar el cambio de conducta es contraproducente;/ La ayuda de los programas de intercambios de jeringuillas ayudan a disminuir las tasas de infección...» Y así seguiría sin cesar.

Usted ha hablado sobre evidencia en los resultados de la lucha contra el sida: la fidelidad y la abstinencia sexual antes del matrimonio. El caso de Uganda es un ejemplo de ello. ¿Por qué esta evidencia es aparentemente silenciada?
Porque el sida es una industria multibillonaria. Es muy duro cambiar la dirección de las cosas cuando ha habido una inversión masiva en reducción de riesgos (preservativos, medicamentos, pruebas, intercambio de jeringuillas) en forma de billones de dólares, donde se juntan, además, el desarrollo de programas y de burocracias relacionados con organizaciones de planificación familiar (yo estoy a favor de la planificación familiar, pero reconozco que el sida y la planificación familiar son cosas distintas), reputaciones, egos y carreras profesionales, y una fortísima ideología de la liberación sexual. Yo comparto esta ideología, como americano que ha crecido en los años 60, pero éste no es el sistema que conduce a la prevención del sida en África, donde alrededor del 20% de la población está infectada por el virus VIH.

¿Qué tipo de intereses económicos hay detrás de la campaña de preservativos como único modo de prevenir el sida en África?
Precisamente el interés personal de aquella gente que se beneficia de la industria del sida que mueve billones de dólares al año. Ellos prefieren no apoyar las intervenciones que cambiarían la conducta de la gente, donde no tomarían parte los productos o servicios que ellos promueven. De esta manera, continuamos haciendo las mismas cosas, esperando resultados distintos. Y todo esto se complica por el hecho de que algunas intervenciones para la reducción del riesgo de contagio, como la promoción de preservativos, han funcionado en países como Tailandia o Camboya. No es tanto el hecho de que las compañías farmacéuticas sean el problema, al menos en lo que a los preservativos se refiere. Los condones no dan tanto dinero. Sin embargo, las compañías farmacéuticas son el soporte para hacer billones de dólares en medicamentos para tratamientos. La última idea para la prevención en América, que ha aparecido la semana pasada en el Washington Post, es procurar dosis diarias de antirretrovirales a gente que simplemente está en riesgo de llegar a ser infectados por el VIH.

¿Cree que es posible cambiar la conducta sexual en la sociedad?
Sé que es posible. El Gobierno ugandés invirtió 23 céntimos de dólar por persona y por año al final de los años 80. En dos años, aproximadamente, se percibió un cambio de conducta masivo, y el sida se redujo en 2/3 aproximadamente. El mensaje principal era ser fiel a la pareja.

Muchas organizaciones católicas y no católicas hacen grandes esfuerzos para atender a pacientes enfermos de sida por todo el mundo. Pero usted añade que estos esfuerzos se hacen también en el ámbito de la prevención. ¿De qué tipo de prevención habla?
Este tipo de organizaciones llevan a cabo campañas de promoción de la fidelidad y la abstinencia. Lo cierto es que científicamente se ha comprobado que estas intervenciones son las que mejor funcionan en la lucha contra el sida en África.
A. Llamas Palacios

El Papa puede tener razón
Edward Green es agnóstico, y sus afirmaciones en algunos campos así lo dejan ver. Sin embargo, el pasado 29 de marzo, en el Washington Post, se podía leer un artículo suyo titulado El Papa puede tener razón, que dio la vuelta al mundo, aunque sólo en aquella parte del mundo dispuesta a escuchar algo políticamente incorrecto. Según el profesor de Harvard, han sido muy numerosos los estudios que han confirmado ya que los preservativos no funcionaban en la prevención del sida en África, aunque sí lo hayan hecho en otros países como Camboya o Tailandia (ya que la transmisión en estos casos tenía que ver con la prostitución). «En teoría -dice el profesor-, los condones deberían funcionar siempre. O al menos debería ser mejor usarlos que no usarlos, pero esto, en África, no es así. Una razón -afirma- es la de la compensación del riesgo, es decir, la gente se siente segura usando condones y adopta conductas más arriesgadas sexualmente. Otro factor es que las personas raras veces utilizan preservativos con sus parejas estables, porque eso podría significar falta de confianza». El autor habla de lo habitual que es encontrar en África a personas que tienen varias relaciones al mismo tiempo, y finalmente afirma que lo único que hasta ahora ha funcionado en África son las estrategias que rompen esa costumbre de simultanear relaciones sexuales con varias parejas, es decir, apoyar la fidelidad y la monogamia.

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