* La monja centenaria que sirvió en casa de Antoni Gaudí asegura que se vislumbraba su santidad «con sus actos y su trabajo. Nunca se quejaba de nadie. Si le ayudaban le parecía bien, pero si no, él mismo hacía todo lo que hiciera falta. Aunque evidentemente tenía que mandar, se comportaba como un trabajador más»
* «Allí donde iba llevaba a Jesús, con su forma de ser y con sus obras»
* «Se quitaba el sombrero delante de San Antonio y rezaba. Yo miraba desde la ventana para que no me viera»
6 de noviembre de 2010.- La hermana Montserrat Rius conoció a Antoni Gaudí en 1924. Tenía 14 años. Hoy tiene 100 años. «El primer día me dio respeto, con aquella barba tan poblada que llevaba». Acaba de cumplir el siglo y es la última testigo viva que conoció personalmente al arquitecto modernista. En el pequeño libro de una veintena de páginas 'Recordando a Gaudí' (Editorial Claret), explica sus experiencias junto al arquitecto, para quien trabajó realizando las labores domésticas en la torre del parque Güell y en el mismo taller de la Sagrada Familia. Desde la cama del convento donde permanece postrada por su delicada salud, sueña estos días con que su modesta publicación llegue a manos de Benedicto XVI durante su visita a Barcelona. Leer más...
sábado, 6 de noviembre de 2010
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