«Dos sacerdotes amigos míos habían sido asesinados: Carlos Mújica y Mauricio Silva. Seguramente Bergoglio no estaba del todo de acuerdo con mi trabajo de organización de la gente. Tal vez los muchos informes de la Policía le habían hecho dudar de mí, pero se comportó con nobleza, no me impuso nunca una ''doctrina'' alternativa y me ayudó a huir de una muerte segura. Le estaré siempre agradecido»
miércoles, 4 de diciembre de 2013
Padre José Luis Caravias, jesuita: «Si hoy estoy vivo, si he podido continuar promoviendo el Evangelio entre los pobres se lo debo a Bergoglio»
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