«El arma poderosa contra el diablo, ante todo, es la lectura y la meditación de la Palabra de Dios… Y luego está el Rosario, el encomendarse a la Virgen, a quien el demonio odia especialmente. Y la confesión frecuente: reconocernos pecadores humildemente, confesar nuestros pecados y pedir a Dios la fuerza para no pecar más. La participación en la Santa Misa los días festivos. Y también la lucha contra nuestros vicios, contra lo que el pecado original ha dejado en nosotros, para que triunfe el hombre nuevo en Cristo»
domingo, 20 de julio de 2014
P. Francesco Bamonte, presidente de los Exorcistas: «No basta saber que los demonios existen, sino que es preciso conocer cómo actúan para no caer en sus trampas»
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