“Yo era de familia de izquierdas, un ambiente alejado de la fe y me sentía muy perdido a los 17 años, cuando un chaval me invitó a una oración… Con ese chico y otros más conocí la fe. Ese grupo me escuchó y me dio ánimos en los momentos duros y me acompañó durante 4 años con paciencia. Esa comunidad me salvó la vida… y con el tiempo, trabajando con jóvenes, entendí que eso era lo que tenía que hacer yo también”
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