“Fui y llevé la droga conmigo… Pero no fue fácil. Le dije a Dios: "Si existes, hazme una señal". En un determinado momento hubo una Adoración del Santísimo y me puse a chillar y a pedir perdón. No tenía ni idea de porqué lo hacía. Entonces cogí el hachís que llevaba encima, lo tiré y desde entonces no he vuelto a fumar. Cuando volví, mis amigos no me reconocían. Sentía un fuego dentro de mí. Iba a misa y rezaba con las hermanas”
jueves, 29 de octubre de 2015
Rodrigue vendía drogas y se metía en peleas de pandillas; un día muy violento entró en una iglesia y rezó y hoy ayuda a otros jóvenes
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