lunes, 5 de octubre de 2015
Mª Brunilda de la Santísima Trinidad tenía un novio no creyente que la alejaba de Dios, pero el Señor insistía en su llamada y ahora es monja
«Decidí ponerlo todo en manos de Dios sabiendo que Él actuaría. Y así fue. Fue Él quien quitó ese falso amor que obstaculizaba nuestra unión y después de un dolor que purificó mi alma, volvió la paz a mi vida por la amistad con Dios. Entonces me di cuenta de que toda mi vida debía ordenarla cara a Dios, incluyendo las amistades que encontré en la parroquia»
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