“El Israel judío no quiere a los cristianos en Tierra Santa, especialmente en Jerusalén. Yo como sacerdote, tengo denegada la entrada en Jerusalén. No tenemos libertad religiosa en nuestra patria a causa de la ocupación… Necesitamos un permiso especial y es muy complicado conseguirlo… Mantenemos la esperanza, porque esta tierra es realmente hermosa. El esplendor de Cristo todavía brilla sobre ella. Nuestro espíritu se ve fortalecido cuando vemos a todos esos valientes peregrinos, que aman la tierra de Jesús, que aman a Jesús, que vienen a visitar sus raíces de fe en esta tierra. Eso nos da mucha fortaleza”
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